3 métodos:Usar medicamentos con prescripciónUsar otros métodosBuscar asistencia médica

Si has tenido coágulos sanguíneos, derrame cerebral, ritmo cardiaco anormal o infarto, probablemente tendrás que tomar un anticoagulante que te prescriba el doctor. Diluir la sangre de forma constante ayuda a evitar que dichas condiciones se repitan. Con la ayuda de los medicamentos, los cambios en el estilo de vida y la ayuda del doctor, podrás diluir tu sangre y mantenerte más saludable.

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Método 1 de 3: Usar medicamentos con prescripción

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    Toma medicamentos a base de cumarina. Si has sufrido de cualquier condición o afección que requiera un diluyente sanguíneo, seguro el doctor te prescribirá anticoagulantes, los cuales son medicamentos que se centran en los factores de coagulación. El doctor podría prescribirte un medicamento a base de cumarina, como coumadin o warfarina. Estos reducen la formación de los factores de la coagulación dependientes de la vitamina K en la sangre. Generalmente se toman por vía oral una vez al día, a la misma hora cada día, con o sin comida.
    • Los efectos secundarios generales incluyen: gases, dolor abdominal y cierta caída del cabello.[1]
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    Reconoce los efectos secundarios de la warfarina. Si sigues la terapia con warfarina, es necesario que te supervisen muy de cerca porque se sabe que ella produce hemorragia interna. Necesitarás análisis de sangre semanales y ajustarán tus dosis basándose en los resultados.
    • La warfarina también tiene muchas interacciones farmacológicas y es importante informarle al doctor sobre cada suplemento, vitamina o medicamento que estés tomando. También es importante mantener una dieta consistente mientras tomas la warfarina, puesto que el aumento de los niveles de vitamina K puede afectar la terapia con warfarina y producir coágulos.
    • Si tomas warfarina, evita los alimentos ricos en vitamina K como el brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas, el repollo, la col rizada, la espinaca, los frijoles verdes, el té verde, el hígado y algunos quesos. Asegúrate de no comerlos un día y tampoco el siguiente. La consistencia es la clave. Habla con tu profesional de la salud sobre la dieta que debes llevar cuando tomas warfarina.[2]
  3. Imagen titulada Thin Blood Step 6
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    Prueba otros anticoagulantes. Tu doctor podría prescribirte distintos anticoagulantes orales que se están volviendo cada vez más populares. La ventaja con dichos medicamentos es que no necesitas supervisión semanal y la ingesta de vitamina K no afecta su eficacia. Sin embargo, algunos doctores prefieren no usarlos precisamente porque son difíciles de supervisar y si ocurre una hemorragia, a diferencia de la warfarina, no hay posibilidad de revertir la vitamina K.
    • Tu doctor podría prescribirte Pradaxa. Normalmente se toma por vía oral, con o sin comida, dos veces al día. Los efectos secundarios incluyen: dolor estomacal, náuseas y acidez estomacal. Los efectos secundarios graves incluyen: hemorragia.[3]
    • También podrían prescribirte Xarelto. Dependiendo de tu situación en particular, es posible que te indiquen tomarlo una o dos veces al día por vía oral, con las comidas. Los efectos secundarios incluyen: espasmo muscular. Los efectos secundarios graves incluyen: hemorragia.[4]
    • Otro anticoagulante que pueden sugerirte es Eliquis. Generalmente se toma dos veces al día por vía oral, con o sin comida. Los efectos secundarios graves incluyen: hemorragia.[5]
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Método 2 de 3: Usar otros métodos

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    Toma aspirina para bebés. Si has tenido un infarto o derrame cerebral o tienes ciertos factores de riesgo, tu doctor podría recomendarte una tableta diaria de aspirina de 81 mg. La aspirina diluye la sangre evitando que las células sanguíneas se peguen entre sí, lo cual disminuye el riesgo de coágulos.[6] Sin embargo, ten en cuenta que la aspirina conlleva mayores riesgos de hemorragias como el derrame cerebral hemorrágico y la hemorragia gastrointestinal.
    • Si has tenido úlceras estomacales, hemorragia gastrointestinal o eres alérgico a la aspirina, comunícaselo al doctor. Si tomas fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) programados regularmente, como el ibuprofeno, también podría aumentar el riesgo de hemorragia. Infórmale al doctor antes de empezar un régimen de aspirina.
    • La aspirina puede interactuar con otros medicamentos como heparina, ibuprofeno, Plavix, corticosteroides y antidepresivos, además de suplementos herbales como ginkgo, kava y uña de gato.[7]
    • Infórmale al doctor sobre todas las vitaminas, suplementos y medicamentos que tomes actualmente.
  2. Imagen titulada Thin Blood Step 5
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    Incorpora más ejercicio a tu rutina. El ejercicio es muy importante para reducir el riesgo de infarto o derrame cerebral. Aunque no puedes revertir el daño que ya está hecho, puedes evitar mayores complicaciones si incluyes el ejercicio junto con los medicamentos.[8] Es recomendable ejercitarse 150 minutos a la semana, lo cual generalmente se divide en 30 minutos diarios de actividad aeróbica moderada, como caminar enérgicamente.[9]
    • Trata de evitar el ejercicio que podría provocarte lesiones graves, complicaciones o hemorragia interna. Pregúntale a tu doctor qué actividades son más adecuadas para ti, según tus antecedentes personales y los medicamentos que tomas.
  3. Imagen titulada Thin Blood Step 1
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    Cambia tu dieta. La dieta también ayuda a evitar mayores problemas cardiacos. Además, puede actuar junto con los medicamentos para mantener la sangre más diluida y más saludable. Controla el tamaño de la porción que comes en cada comida. Para eso, usa platos más pequeños y lleva un registro de la cantidad de alimentos que ingieres en cada comida. Una porción de carne equivale a 57 a 85 g (2 a 3 onzas), lo cual es tamaño de una baraja de cartas. Come más frutas y verduras, ya que están llenas de vitaminas, nutrientes y antioxidantes. Trata de comer granos enteros en vez de harina blanca. Incluye grasas buenas, como las nueces y el pescado graso como el atún o el salmón. Los productos lácteos descremados y la carne blanca de pollo también constituyen una excelente adición para las comidas.
    • Además, debes comer alimentos bajos en grasas saturadas. Las grasas saturadas deben constituir menos del 7 % de las calorías totales de los alimentos que ingieres. También debes evitar las grasas, las cuales deben ser menos del 1 % de las calorías totales de los alimentos.
    • Evita los alimentos grasosos, salados o aceitosos, la comida rápida y la comida congelada y envasada. Incluso las comidas congeladas que aseguran ser saludables contienen mucha sal. También evita las tartas, los gofres congelados y los muffins.[10]
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    Bebe más agua. Se han realizado estudios que sugieren que el agua es uno de los mejores anticoagulantes que puedes usar. La deshidratación espesa más la sangre, lo cual hace que los grumos se conviertan en coágulos. Bebe más agua diariamente para ayudar a mantener tu sangre diluida y mantenerte más saludable en general.
    • Algunos doctores sugieren que debes tomar 1,8 litros (64 onzas) de agua al día. Otros usan la fórmula de que por cada 500 g (1 libra) que peses, necesitas tomar 15 ml (1/2 onza) de agua. Por ejemplo, si pesas 70 kg (140 libras), debes beber 2 litros (70 onzas) de agua al día.[11]
    • No te hidrates en exceso. Asegúrate de beber abundante agua, pero si te sientes muy lleno, no te fuerces a beber agua.
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Método 3 de 3: Buscar asistencia médica

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    Consulta con tu doctor. Las condiciones como coágulos sanguíneos, embolias pulmonares, infartos, fibrilación atrial y derrames cerebrales son graves y potencialmente mortales. Si no los tratas de forma adecuada, corres el riesgo de que se repitan. Dichas condiciones requieren exámenes regulares y atención médica. Bajo la atención de tu doctor, te recomendarán medicamentos para diluir la sangre y una dieta para ayudar a mantener la sangre diluida de forma constante.
    • Aunque ciertos alimentos pueden ayudar a espesar o diluir la sangre, no intentes usar los alimentos o la dieta para diluir la sangre.
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    No intentes tratarte por tu cuenta. Si corres un alto riesgo o has tenido problemas cardiacos o derrame cerebral, no intentes diluir tu sangre por tu cuenta. Solo la dieta y otros remedios caseros no evitarán los coágulos o los infartos. La dieta y el ejercicio solo evitan las enfermedades cardiacas en etapas tempranas. Una vez que tengas una enfermedad cardiaca o hayas tenido un episodio donde tu sangre necesite ser diluida, la dieta y el ejercicio no serán suficientes para prevenir un derrame cerebral o infarto.
    • Siempre sigue los consejos de tu doctor respecto a la dieta y los medicamentos.
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    Busca signos de hemorragia. Si actualmente tomas un anticoagulante, llama a tu doctor o recibe asistencia médica de inmediato si desarrollas cualquier signo o síntoma de cantidades significativas de hemorragia. También pueden ser síntomas de hemorragia interna u otro tipo de hemorragia oculta.
    • Busca atención médica de inmediato si tienes una hemorragia inesperada o persistente. Estos casos incluyen: hemorragias nasales recurrentes, sangrado inusual de las encías y sangrado menstrual o vaginal más abundante de lo normal.
    • Si te lesionas o experimentas una hemorragia severa e incontrolable, busca atención de emergencia de inmediato.
    • Debes buscar asistencia médica inmediata si presentas signos de hemorragia interna, como orina de color rojo, rosado o marrón; heces de color rojo claro, con manchas rojas o heces negras y alquitranadas; toser sangre o coágulos sanguíneos; vomitar sangre o vómito granulado similar al café molido; dolores de cabeza; o sentirse mareado o débil.[12][13]
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Advertencias

  • Siempre sigue las indicaciones del doctor para cualquier forma de medicamentos prescritos, restricciones alimenticias o intervención médica.
  • No tomes suplementos herbales sin la aprobación del doctor. En la actualidad, no existen suplementos herbales que puedan diluir la sangre con eficacia. Si tomas suplementos para otras condiciones, siempre debes informárselo a tu doctor. Los suplementos pueden interferir con los medicamentos anticoagulantes y provocar problemas graves.

Acerca del artículo

Categorías: Salud cardiovascular y presión arterial