3 métodos:Sentando las bases de tu historiaEscribiendo tu propia narraciónPuliendo tu historia

Una narración es la oportunidad de recrear una experiencia, ya sea tuya o de alguien a quien conozcas. Es muy parecido a contar un cuento, sólo que en papel. No se trata de contar una historia porque sí; hay que darle al lector la sensación de que él es parte de la historia, que al final hay una lección por aprender. Una buena narración es creativa, conmovedora, rica en detalles, y aquí te diremos cómo escribirla.

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Método 1 de 3: Sentando las bases de tu historia

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    Elige tu momento. No se trata de una biografía o la historia completa de tu vida. Tu narración debe surgir a partir de un suceso o acontecimiento que haya cambiado tu vida o tu persona de manera determinante. Eso no significa que el acontecimiento en sí deba ser gigantesco, por el contrario, en ocasiones eventos más simples y pequeños pueden llevar a momentos más conmovedores, pero sí sus consecuencias. Todo puede servir a la hora de escribir una historia: un recuerdo de tu niñez, algún triunfo o fracaso, una hazaña o una traición. Si tu historia es buena, escribirla será fácil e interesante, y las probabilidades indican que también será divertido leerla.
    • Asegúrate que tu historia tenga un propósito. Al igual que en los artículos científicos, tu historia debe tener una "tesis". Ten en mente que si tu historia carece un punto que mostrar, no habrá razón para que alguien la lea. Al final debe haber algo que el lector se lleve a casa, una lección o una parábola, algo que haga impacto en tus lectores.
    • Haz un guión con los momentos básicos de tu narración. Dado que la experiencia a contar se encuentra (más que nada) en tu memoria, hay muchos detalles o fragmentos de información que tendrás que analizar y hasta desechar para organizar tu historia. Elaborar un guión te permitirá construir poco a poco los pilares sobre los cuales se sostiene tu historia, ayudándote a organizar tu memoria de manera cronológica.
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    Sé sugestivo, no agobies al lector con detalles excesivos. Permite que sea la imaginación del lector la que complete ciertos detalles. ¿Te ha pasado que te enamoras de un libro, y cuando vas al cine a ver la película no te parece tan buena? Parte de esto ocurre porque hay ciertas imágenes y partes de la historia que uno enriquece con su propia imaginación. Deja que el lector le de rienda suelta a su creatividad.
    • La diferencia entre sugerir y agobiar está delimitada por una línea muy delgada, con la cual incluso los mejores escritores suelen batallar. Tienes que tratar de no contarle cada detalle al lector (cada respiración, cada mínimo cambio de color) sino que también tienes que proporcionar detalles vívidos (los eventos deben enriquecerse, después de todo). Enfoca tu atención en aquello que en su momento a ti te haya resultado significativo y que haya captado tu atención. Evita exagerar los detalles buscando la elocuencia poética, probablemente hayas olvidado esas cosas por una buena razón.
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    Sé consciente de tu ritmo narrativo. Esto no significa que debas mantener una misma velocidad a lo largo de toda la historia sin desviarte, sino saber en qué momento acelerar y desacelerar las acciones dentro de ella. De nuevo, se trata de un arte que solo la práctica te permitirá dominar. La ventaja es que al tratarse de una historia o experiencia que, en esencia, te pertenece, sabrás identificar claramente cuando dejar de lado los detalles y enfocarte a lo que sucede en cada escena.
    • Visualiza los episodios de tu historia cual si fueran las perlas de un collar. Cada perla debe ser redonda y el collar debe unirlas. Las emociones del lector se involucran en cada episodio, pero es el escritor quien le indica al lector el camino a seguir y esa es la función de las transiciones.
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    Piensa en tu narrador. Aquí es cuando el escribir una narración se torna interesante. Recuerda que el narrador no es necesariamente el escritor, ya que tú puedes ser parte de la historia aún sin narrarla. Esto le da a tu narrador la habilidad de mantenerse al margen de ciertos factores (cruciales o no) y dar la impresión de estar mal informado respecto a lo que sucede, para al final resultar el malo de la historia.
    • Cuando el narrador cuenta la historia en primera persona, pero ciertos detalles en la historia llevan al lector a pensar que el narrador no es de fiar, el resultado es la ironía. La ironía es un recurso narrativo en el que tanto el lector como el autor tienen cierta actitud juiciosa hacia la figura del narrador, o cuando el lector conoce incluso la historia más a fondo que el mismo narrador.
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Método 2 de 3: Escribiendo tu propia narración

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    Empieza a escribir. Empieza desde cero. No es una carrera, no puedes empezar desde el final. Pon manos a la obra. Evita las descripciones largas y tediosas especialmente al comienzo de tu historia. Más que impresionarlos con tu manejo de la palabra escrita, debes involucrar a tus lectores en la acción desde el primer momento.
    • Una técnica a considerar es la de presentar el evento o experiencia crucial desde el inicio, pero sin explicar su significado o trascendencia dentro de la historia hasta el final. Con suerte, tus lectores estarán ávidos de conocer la resolución de la trama.
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    Mantente organizado. En una narración es fácil sumergirte en tus pensamientos e ir hacia atrás para corroborar ciertas circunstancias, o ir hacia adelante hasta el final, dejando interrogantes sin resolver, dado que eres tú quien estuvo ahí. Tu guión te será útil en esto.
    • Tú eres el dueño de la narración, por lo tanto tienes el control absoluto para guiar la historia a la conclusión que desees. De cualquier modo, asegúrate de estar consciente que hay una audiencia siguiéndote paso a paso, no los hagas confundirse o perderse. Establece claramente una introducción y un desenlace para tu narración.
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    Utiliza tus sentidos. Úsalos todos. Aquí es donde los detalles se tornan vívidos y efectivos. Si tienes problemas describiendo a una persona, un giro en la historia o un objeto, recurre a tus cinco sentidos. ¿De qué te acuerdas que te haya impresionado?
    • Para echar a andar tu mente, quizá te sea útil dibujar una especie de tabla para ayudar a tu mente. Asigna una columna para cada uno de los sentidos: olores, sonidos, visiones, sabores, sensaciones. Sólo porque normalmente una sensación se le atribuya a un sentidos ( o a un par), no quiere decir que no puedas ir más allá. Por ejemplo, uno puede ver, escuchar y sentir la lluvia, pero la oración "La lluvia en Virginia huele distinto a una llovizna en California." logra evocar más sensaciones. ¿Cuál sería el sabor del filtro solar? ¿Cómo ves tu taza de café matutina? ¿Cómo se sintió el clima de ese día?
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    Emplea un lenguaje claro y consistente. Al igual que en un ensayo descriptivo, los ensayos narrativos resultan ser efectivos cuando el vocabulario ha sido elegido cuidadosa y meticulosamente. Usa las palabras precisas para evocar en el lector las sensaciones y emociones deseadas. Ten en mente a tu audiencia. Un grupo de estudiantes de primaria percibirá las cosas de manera muy distinta comparado con un grupo de empresarios.
    • En caso de que el narrador en tu historia no seas tú, sé especialmente cuidadoso en no plasmar en la figura del narrador alguno de tus gestos o ademanes particulares. Si empleas a una tercera persona con una personalidad o punto de vista determinado, haz una lista con sus cualidades y atributos, incluyendo su manera de "hablar". ¿Es mordaz? ¿Informal? ¿Grosera? ¿Pedante? Una vez que establezcas estas características, podrás moldear tu manera de escribir a la personalidad de tu narrador.
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Método 3 de 3: Puliendo tu historia

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    Toma un descanso. Tomar un descanso es crucial para refrescar tu mente y renovar tus ideas. Después todo el tiempo que llevas escribiendo, tu cerebro se fatiga e ignora los errores y fallas más básicos (o la falta de ellos) dentro y fuera de tu trabajo. Levántate, camina un poco, mira algo en la televisión y regresa. Te darás cuenta de cosas y detalles que dejaste de lado.
    • Al volver, busca errores; sí, pero también busca clarificar la forma en la que tu escritura debe ayudar a los lectores a imaginar la escena que propones, de manera atinada y efectiva.
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    Haz que alguien más lea tu trabajo. Dos mentes siempre son mejor que una. Invita a un amigo o pariente, que no haya sido parte de la historia, a leer tu trabajo. Necesitas una opinión imparcial, que no tenga conocimiento previo de la historia. De esta manera, tu trabajo será la única guía que usarán.
    • Si posee habilidades de redacción, pídele que revise la ortografía, la puntuación y la gramática de tu trabajo. Pregúntale también si la trama de tu historia deja algunas interrogantes sin respuesta, si el ritmo de la narración les parece adecuado y si entienden el punto central de tu historia.
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    Revisa y reescribe. Es muy probable que haya ciertas partes de tu narración que requieran más o menos detalles que otras. Habla sobre este asunto con tus amigos o parientes, la verdad es que ellos son lo más cercano a tu verdadera audiencia.
    • Identifica y piensa en eliminar toda aquella información que pudiera distraer al lector del enfoque central de tu historia. Muchas veces lo que a ti te suena correcto y claro, puede ser confuso para quien lo lea. Además, debes pensar si el orden en qué has presentado los eventos dentro de tu narración es el más efectivo. ¿Funcionaría narrada a la inversa, es decir del final al principio? ¿Funcionaría en pequeños fragmentos?
    • Es necesario establecer un título para tu trabajo. Haz esto una vez que tu narración esté terminada. Un título que en principio te parecía perfecto, puede no serlo cuando hayas terminado de escribir tu historia. Revisa tu documento una vez más en busca de errores ortográficos y gramaticales. ¡Si todo está en orden, entrega o envía tu trabajo!
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Consejos

  • El tamaño de tu narración es asunto completamente tuyo. Pero si se trata de una tarea, sigue las instrucciones de tu maestro.
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Advertencias

  • No te esfuerces por que tenga todas las páginas que puedas escribir. Hasta una buena historia puede volverse tediosa cuando es demasiado larga o repetitiva. Escribe solo aquello que haga que tu historia sea significativa.

Acerca del artículo

Categorías: Escritura