Cómo mantener la boca cerrada

3 métodos:Manteniéndose en silencio en el trabajo Guardar más silencio en casa Reduciendo las conversaciones en Internet

El deseo de hablar y expresarse libremente puede evitar que las personas cierren la boca y escuchen a los demás. Una vez, Mark Twain dijo, “Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido, que abrirla y disipar la duda”. Aprende a juzgar una situación adecuadamente y a decir lo que piensas en el trabajo, en casa y en Internet, pero cuando lo hagas que sea solo para decir algo valioso para los demás.

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Método 1 de 3: Manteniéndose en silencio en el trabajo

1
Piensa en cualquier cosa que dices en el trabajo como una oportunidad para decir algo que dé un valor agregado a las cosas. De lo contrario, si lo que piensas no será algo valioso para la persona que te escuchará, no lo deberías decir. Hay valor en el silencio porque te permite observar la acción de otras personas.

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2
Analiza las conversaciones más frías que has tenido. Si una persona no ha dicho tres oraciones completas en los últimos tres minutos, entonces hablaste demasiado. Cuando te des cuenta de que has roto la regla de los tres minutos, haz una pregunta abierta y escucha. ^[1]
3
Piensa en el silencio como una habilidad de trabajo a desarrollar, como gestión de habilidades o competencia en Excel. Ten como objetivo evitar los chismes, las conversaciones que distraen durante las reuniones y hablar de asuntos personales en el trabajo, así tu jefe pensará que tienes una ética de trabajo respetable. ^[2]
4
Desarrolla el poder a través del silencio. Cada vez que te quedes en silencio en vez de decir lo que piensas inmediatamente, serás más influyente la próxima vez que hables. Las reuniones son el mejor momento para practicarlo y para ver si puedes construir el respeto de tus compañeros evitando hablar cosas sin importancia.
5
Usa el silencio para negociar. Si no respondes ni asientes con la cabeza después de que alguien sugiera algo, tu silencio hará que la otra persona se sienta incómoda. Si se siente lo suficientemente incómoda para sugerir una alternativa, puedes tomar la delantera. ^[3]
- Obtendrás información valiosa escuchando lo que los demás piensan en vez de estar respondiendo todo el tiempo.
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Método 2 de 3: Guardar más silencio en casa

1
Deja que todos hablen por dos minutos antes de interrumpirlos. Si una persona parece molesta, necesita por lo menos dos minutos para descargar su rabia. Deja que termine, luego di, “Lo siento, eso suena mal” para mostrar que entiendes su frustración.
2
Deja de hablar si tienes ganas de decir, “Odiaría decir que te lo dije” o “No quiero molestarte”. Cualquier frase que empieza de esa forma y continúa con la palabra “pero”, probablemente molestará a la persona en vez de hacerla sentir mejor.
3
Espera 15 segundos después de preguntar algo. Si tratas de empezar una buena conversación en la cena, haz preguntas abiertas y luego da lugar a que te respondan. El deseo de lanzarte rápidamente a hablar puede evitar que las personas piensen en la pregunta y se expresen.
4
No digas nada en vez de decir cosas negativas. Trata de repetir el adagio “Si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada” la próxima vez que quieras quejarte de una persona o discutir con alguien. Instantáneamente te convertirás en una persona más positiva. ^[4]
5
Escribe lo que piensas. Deja de hablar y empieza a hacer un diario. Si tus conversaciones con tu compañero o hijos han sido frustrantes últimamente, puedes trabajar en tus pensamientos primero sobre un papel y luego decirlos.
6
Haz algo que calme tu mente todos los días. Mucho parloteo en tu mente puede llevarte hablar demasiado. Trata de meditar, hacer yoga, leer o ver fotos de arte por lo menos 10 minutos todos los días para enfocarte en tus pensamientos.

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Método 3 de 3: Reduciendo las conversaciones en Internet

1
Considera escribir de la misma forma que hablas. También debes seguir la regla del “valor agregado” para no escribir solo por escribir. Cada vez que envíes un texto, correo o actualices un estado innecesariamente, gastarás tu tiempo y el de otros.
2
No uses el “Responder a todos”. No querrás desarrollar la reputación de una persona de trabajo o de un grupo de amigos que llena la bandeja de entrada de otros con correos innecesarios. Si quieres responder un correo, llama a la persona o responde solo a la persona con la que necesitas hablar.
- Esta regla también aplica a los textos. Si eres parte de un grupo, solo responde al grupo cuando las personas esperen tu respuesta.
3
Evita dejar opiniones políticas y religiosas en Facebook y en comentarios en línea. Nunca tendrás una discusión que incite a pensar con tus amigos en Internet, porque es un medio que no muestra matices ni emociones. Deja esas discusiones cuando estés cara a cara con alguien.
4
Piensa “Esto es permanente” antes de publicar un comentario o actualizar tu estado en cualquier red social. Una vez que lo publiques en la web, quedará una copia que permanecerá siempre en el archivo de otra persona. Pregúntate si quieres que tus hijos o amigos usen esa opinión como referencia cuando pasen los años. ^[5]
5
Contesta el teléfono. Cierra tu boca virtual y llama a alguien cada vez que quieras publicar información virtual. Si piensas que el tema no es lo suficientemente interesante como para distraer o pasar el tiempo, entonces no vale la pena publicarlo.
6
Entiende las consecuencias legales de publicar en Internet. Empleados, esposos, niños e inclusive la policía pueden ver tu publicación. Además, se puede usar en las cortes de justicia en muchos lugares.

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