Cómo pedir un divorcio

Pide el divorcio en persona. No dejes un mensaje de voz, envíes una carta o un mensaje de texto diciendo “Adiós” ni les pidas a tus padres que lo hagan. Pedir el divorcio es una decisión adulta que requiere que te comportes como adulto. Siéntate con tu cónyuge y háblale cara a cara.

Sé cordial en todo momento. Es posible que el tono de la conversación inicial establezca el tono de todas las negociaciones y procedimientos de divorcio posteriores. Puedes sentirte satisfecho por un momento si gritas y apuntas con el dedo, pero si te mantienes calmado y racional protegerás mejor tus intereses a largo plazo.

• No eches la culpa. No acuses ni ataques. No se trata de quién hace más puntos ni de comparar listas de errores. No es productivo y las victorias son efímeras. En su lugar, sé respetuoso y sincero.

Decide el tiempo y el lugar. La meta es hacer que la conversación con tu cónyuge sea lo más fluida posible. ¿Preferiría tu cónyuge una discusión privada en casa? Si temes un arrebato o un ataque de rabia violento, ¿te sentirías más seguro pidiendo el divorcio en un lugar público? ¿Hay algún proyecto importante en el trabajo de tu cónyuge que lo esté estresando? ¿Hay algún momento en que los niños estén en la escuela, con amigos o con otros familiares en el que tú y tu cónyuge tengan privacidad? Quizás ya sepas cuáles son el tiempo y el entorno más apropiado para la conversación. Confía en tu intuición.

Sé honesto. Es posible que tu cónyuge quiera hablar de las razones por las que quieres divorciarte. En lugar de recitar una lista de eventos dolorosos, quizás sea mejor mantener un raciocinio sobrio. Por ejemplo, di “Ya no me atraes amorosamente”. Sin embargo, no mientas. Si puedes responder una pregunta, hazlo. Si no puedes, por ser demasiado complicada emocionalmente o porque no conoces la respuesta, explica por qué no. No obstante, ten en mente que no es el mejor momento para hablar de otro alguien a quien hayas conocido. Involucrar una aventura en la conversación la llevará por las ramas y será difícil regresar al tema de la relación entre tú y tu cónyuge.

Conócete a ti mismo. Tu cónyuge quizás prometa tener un mejor comportamiento, te pida que vayan a consejería de pareja o busque cambiar tu posición. Si no has considerado alternativas al divorcio previamente, pregúntate si estás dispuesto a probarlas. Inicia la conversación con tu cónyuge sabiendo cómo te sientes y si estás dispuesto a posponer la petición dependiendo de su reacción.

Conoce tus bienes. Es muy buena idea iniciar la conversación con tu cónyuge conociendo las finanzas familiares. ¿Cuáles son sus ahorros? ¿Tienes seguro de salud gracias al trabajo de tu cónyuge? ¿Tienes un seguro de vida que nombre a tu cónyuge como el beneficiario? ¿Cómo pagan la escuela y el cuidado de los niños? ¿A nombre de quién está la casa? ¿Quién figura en el contrato de renta, los recibos de servicios básicos y otros servicios del hogar?

• No es necesario que canceles los servicios ni que transfieras los títulos de los bienes para quitárselos a tu cónyuge antes de pedirle el divorcio, pero debes iniciar la conversación conociendo los bienes familiares.

Prepárate para las consecuencias. A pesar del consejo previo, si anticipas que tu cónyuge va a reaccionar mal, quizás sea buena idea cancelar las tarjetas de crédito compartidas y solicitar tus propias tarjetas. Además, es buena idea mover los ahorros en común a una cuenta separada. Evita tocar o gastar esos ahorros hasta que el proceso de divorcio termine si es posible.

• Muchos bienes no son tan fáciles de proteger. Por ejemplo, quizás la familia tenga acciones o bonos cuya venta o transferencia impliquen una sanción o una pérdida. En estos casos, asegúrate de discutir con tu cónyuge sobre la mejor manera de proceder.
• Incluso si anticipas una respuesta más serena de tu cónyuge, hay un número de temas para los que debes tener un plan aproximado. ¿Qué pasa con los niños? ¿Quién se queda con la casa? ¿Deben vender el carro? Recuerda que tú ya sabías que pedirías el divorcio, pero que quizás esto conmocione a tu cónyuge. Por lo tanto, es recomendable tener algunos pensamientos y planes básicos para actuar según el resultado.

Habla con un terapeuta. Si crees que será de ayuda, habla con un terapista. Durante la conversación (si no es antes), deja que tu cónyuge sepa que estás viendo a un terapista. Quizás sea buena idea recomendarle encontrar a alguien con quien hablar también. Sin embargo, debes ser sincero con tu cónyuge sobre si ves al terapista con el objetivo de retomar la relación en algún punto o no.