3 partes:Cambiar tus pensamientosDesarrollar la consecuenciaMantener la consecuencia

La consecuencia es uno de esos atributos vagos que todos desean pero que, en realidad, pocas personas logran obtener. ¡No te preocupes! En la medida que establezcas objetivos y límites específicos, descubrirás que tienes más posibilidades de ser verdaderamente consecuente. Revisa el paso 1 para empezar.

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Parte 1 de 3: Cambiar tus pensamientos

  1. Imagen titulada Be Consistent Step 1
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    Sé realista. La consecuencia es un rasgo fantástico y definitivamente debes esforzarte en cultivarlo. Sin embargo, recuerda que es un rasgo que podría tomar algún tiempo en desarrollarse. No serás perfectamente consecuente de inmediato. ¡Eso está bien! Cuando cometas un error, sé gentil contigo mismo.
    • No hagas un plan general para “ser más consecuente”. Intentar ser más consecuente, en general, simplemente resultaría abrumador. Piensa cuáles son las áreas específicas de tu vida que requieren más consecuencia. ¿Necesitas ser más consecuente con tus hábitos de ejercicio? ¿Respecto a tus necesidades laborales? ¿En tus relaciones románticas?
    • No vas a ser consecuente el 100 % del tiempo. Debes estar dispuesto a cometer errores y deslices ocasionales en tus hábitos de consecuencia.
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    Desarrolla tu fuerza de voluntad. Si no mejoras tu fuerza de voluntad, no podrás ser consecuente. La consecuencia necesita de la fuerza de voluntad para consumarse porque, por ejemplo, a causa de la consecuencia te inclinarás a ir al gimnasio todos los días, aun cuando no tengas ganas. Sin embargo, necesitarás fuerza de voluntad para hacerlo.[1]
    • Ten trucos para aumentar tu fuerza de voluntad. Es realmente difícil simplemente forzarse a hacer ciertas cosas y no siempre es la mejor manera de conseguir algo. Por ejemplo, si tratas de ser consecuente con el concepto de comer sano, asegúrate de tener a la mano opciones saludables para cuando tengas hambre en lugar de simplemente elegir una opción poco saludable.[2]
    • Evita situaciones en las que, para ser consecuente, te verás obligado a ejercer cantidades considerables de fuerza de voluntad. Para usar una vez más el ejemplo de la alimentación sana, es mejor que no vayas a comprar comestibles después de día largo y difícil en el trabajo. Es probable que elijas las opción más rápida y fácil (rara vez la más saludable) en lugar de ser consecuente con tu dieta.
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    Asegúrate de que tus acciones concuerden con tus palabras. Ser consecuente significa que no dirás una cosa cuando en realidad harás otra. No puedes tener una conducta inconsecuente y, al mismo tiempo, pretender ser consecuente en otros aspectos de tu vida.
    • Por ejemplo, si tratas de ser más consecuente en tu relación de pareja y ofreces hacer el mejor esfuerzo para cumplir con tu parte de los quehaceres domésticos, ser consecuente significa que realmente cumplirás con hacer tu parte de los quehaceres domésticos.
    • Procura no afirmar algo que no puedas respaldar con tus acciones. No hay porqué avergonzarse de admitir que aún no sabes cómo hacer algo. Por ejemplo, si en el trabajo te encargan una cosa que no has hecho antes, o que no sabes cómo hacer, no finjas que tienes todo bajo control. En vez de ello, pide un poco de ayuda y demuestra tu voluntad de aprender aquello que todavía no conoces.
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    Elimina los pensamientos negativos. Los pensamientos negativos son la ruina de la consecuencia y de la fuerza de voluntad. Si piensas negativamente, es probable que no puedas actuar con consecuencia.
    • Presta atención a los patrones de pensamiento negativo que pudieran ser un obstáculo en el futuro. Hay pensamientos específicos que tienden a controlar la vida como: “no puedo hacerlo” o “soy estúpido (flojo, etc. etc.)”.
    • Cuando reconozcan estos patrones negativos de pensamiento, ignóralos o, en su lugar, escoge pensamientos positivos o neutrales. Si, por ejemplo, te descubres pensando: “no puedo hacerlo”, ignora esa idea y piensa: “voy a practicar, aunque al principio no sea muy bueno”.
    • Descubre en qué áreas debes trabajar para convertirte en alguien con mayores posibilidades de ser consecuente. Todos tenemos áreas en las que podríamos mejorar con un poco de esfuerzo. Quizás tu consecuencia para los asuntos de trabajo es excelente; sin embargo, en casa, constantemente te olvidas de hacer lo necesario.
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Parte 2 de 3: Desarrollar la consecuencia

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    Establece objetivos específicos. La consecuencia general es excelente; sin embargo, ser consecuente será mucho más sencillo y tus posibilidades de éxito serán mayores si estableces objetivos específicos. Estos objetivos te ayudarán a actuar consecuentemente y te darán una razón para esforzarte. Puedes establecer objetivos diversos en áreas distintas de tu vida.
    • Piensa en cómo quisieras usar la consecuencia al servicio de tus objetivos específicos. Por ejemplo, si tu objetivo específico es perder peso tendrás que esforzarte en ser consecuente y hacer ejercicio, seguir una dieta (comer alimentos saludables), etc.
    • Otro ejemplo: si lo que quieres es publicar un libro, tendrás que ser consecuente y escribir todos los días, dedicar tiempo a la edición, descubrir el mundo de las publicaciones y enviar tu manuscrito.
    • Es probable que la lista de objetivos se vea así: ahorrar dinero para el retiro, llegar a tiempo al trabajo, recordar ayudar a tu pareja en casa, completar todas las lecturas para la clase. Ser consecuente significará entonces: reservar un parte de tu sueldo todos los meses, programar tu despertador más temprano, cuidar al bebé para que tu pareja tenga algunas noches libres y encontrar tiempo para completar las lecturas para la clase.
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    Cambia poco a poco. Si intentas hacer todo a la vez, lo único que conseguirás será agobiarte. Esto hará que te sea mucho más difícil ser consecuente. Haz cambios graduales en lugar de lanzarte de cabeza al primer intento.[3]
    • Si puedes hacer algo durante tres semanas, esta acción se convertirá en parte de tu rutina. Elige una cosa en la cual puedas trabajar durante un mes para ser consecuente. Cuando ese mes termine, agrega otra cosa con la cual ser consecuente.
    • Por ejemplo: si en tu meta en la oficina es hacer un mejor trabajo de equipo, elige algunas cuantas cosas que te ayuden a alcanzar ese objetivo. Durante un mes procura involucrarte con otras personas en proyectos de grupo o encuentra maneras de incorporar tus ideas a las de ellos. Una vez que consigas manejar esto, añade otro cambio en tu rutina.
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    Fija límites específicos. Los límites hacen que sea más fácil ser consecuente porque delimitan un área de trabajo, en lugar de un vago “voy a ser consecuente”. Fijar límites significa establecer restricciones sobre exactamente cómo y cuándo vas a hacer ciertas cosas.
    • Por ejemplo: en lugar de solo decir: “voy a ser consecuente respecto a valorar a mi pareja”, podrías decir: "voy a agradecerle a mi pareja cuando haga cosas como lavar los platos o preparar la cena o ayudar en casa”.
    • Otro ejemplo podría ser establecer indicadores de calidad para tu trabajo. Esto significa determinar ciertos estándares fijos o pedirle a tu jefe que describa cuál cree que sería la mejor forma de hacer tu trabajo y tratar de trabajar de manera consecuente con esos estándares.
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    Hazte responsable. Para ser consecuente tienes que asegurarte de reconocer cuándo no has cumplido los estándares y objetivos establecidos, o cuándo no has actuado consecuentemente con tus metas.[4]
    • En un calendario anota diariamente cuando tengas éxito o no en el cumplimiento de tus objetivos de consecuencia. Si fallaste, explica por qué no los cumpliste. Esto te ayudará a hacerte responsable cuando no sigas tus metas y tus límites; además, te servirá como un indicador de progreso.
    • Cuéntale a personas de confianza sobre tus objetivos y sobre tus intentos de ser consecuente en varios aspectos de tu vida. Pídeles que te avisen cuando vean que no estás siendo consecuente.
    • No te tortures cuando no lo consigas. Nadie es perfecto y nadie es perfectamente consecuente. Tú tampoco lo serás. Lo que importa es que sigas trabajando en tus metas y hacia la consecuencia.
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Parte 3 de 3: Mantener la consecuencia

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    Usa la visualización crítica. Aunque pueda parecer una tontería, la visualización realmente te puede ayudar mucho, si la usas apropiadamente. Usa una visualización realista que considere los obstáculos y contratiempos que podrías enfrentar.[5][6]
    • Soñar despierto también podría ser útil, siempre y cuando limites el tiempo que dedicas para ello. Dale un tiempo a tu mente para que vague libremente cada noche antes de irte a la cama. Esto podría ayudarte a procesar y a evaluar algunas situaciones, y a mantener la consecuencia y las metas porque vas a encontrar formas maneras de superar los obstáculos potenciales que podrían impedir que adquieras esta habilidad.
    • La meditación podría ayudarte a controlar tu mente y necesitarás controlar tu mente (y sus urgencias) si quieres ser consecuente. Todos los días medita por lo menos durante 15 minutos. Siéntate en algún lugar tranquilo y respira profundamente. A medida que respires, concéntrate en tu respiración. Si sientes que tu mente empieza a divagar, concéntrate nuevamente en tu respiración.
  2. Imagen titulada Be Consistent Step 10
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    Prepárate para el fracaso. Todos fallamos. No importa que tan dedicado, inteligente o preparado seas, no siempre tendrás éxito. Tienes que estar dispuesto a lidiar con esa posibilidad y descubrir qué hacer si no tienes éxito. ¿Cómo vas a lidiar con el fracaso?[7]
    • En muchas ocasiones la razón por la cual las personas no consiguen mantener su fuerza de voluntad y consecuencia es porque no se prepararon para el fracaso. Los fracasos individuales no significan mucho en tu éxito global (por ejemplo, si una agencia literaria te rechaza, eso solo tendrá un impacto marginal en tus posibilidades generales de que ser publicado).
    • Prepárate para los obstáculos y para los fracasos. Si un agente literario rechaza tu manuscrito, averigua a dónde más podrías enviarlo o revísalo para ver qué podrías mejorar.
    • Recuerda, la consecuencia no es sinónimo de perfección. Por ejemplo, es cierto que un buen escritor debe tratar de escribir todos los días; sin embargo, a veces la vida se interpone. Algunas veces, posiblemente, estarás enfermo; otras veces simplemente no escribirás. Si empiezas a culparte por no escribir tendrás menos posibilidades de ser consecuente.
  3. Imagen titulada Be Consistent Step 11
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    Aumenta tu motivación. Si no estás motivado, no harás los cambios en tu vida que te permitirían ser consecuente. Caerás nuevamente en viejos, y no tan buenos, patrones de conducta en lugar de apegarte a los patrones nuevos que tratas de crear.[8]
    • No digas “no estoy motivado” ni “no me siento motivado hoy”. Cuantos más días te saltes cuando estás intentando crear patrones nuevos de pensamiento para ti mismo, tus posibilidades de éxito disminuirán. En lugar de ello di “voy a procurar estar motivado, aun cuando no tenga ganas”. Si tienes un día difícil y, por ejemplo, no tienes ganas de escribir, escribe cualquier cosa o haz menos de lo que normalmente haces. Si escribes durante una hora, redúcelo a la mitad y escribe solo media hora o escribe un párrafo en lugar de una página.
    • No trates de hacer demasiadas cosas al mismo tiempo. Esto ya lo mencionamos antes pero vale la pena repetirlo. Dedícate a uno o dos objetivos diferentes a la vez. Si tratas de acabar tu manuscrito, de mejorar tu coherencia en el trabajo y de ponerte en forma, te vas a agotar rápidamente. En lugar de ello, trabaja para mejorar tu disciplina en el trabajo y en la escritura antes de incluir los ejercicios.
    • Recuerda porqué la consecuencia es importante para ti. ¿Qué es lo que estás buscando con la consecuencia? ¿Qué pasaría si dejaras de ser consecuente? Ten estas cosas en mente cuando estés tratando de consecuente y cumplir tus metas.
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Consejos

  • Recuerda que no ayuda mucho ser consecuente “en general”. Tienes que tratar de ser consecuente en aspectos específicos como "quiero ser consecuente en mis actitudes hacia los demás” o “quiero ser consecuente acerca de mis hábitos alimenticios”.
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Advertencias

  • No te martirices si no logras ser consecuente todo el tiempo. Recuerda que nadie es perfecto; sin embargo, con práctica, puedes volverte más consecuente en tus acciones.

Acerca del artículo

Categorías: Personalidades y rasgos de adolescentes