Cómo ser perseverante

Si alguna vez te has hecho miembro de un gimnasio el 1do de enero y asistido religiosamente hasta el 4 de febrero, sabrás que la perseverancia, por más que sea un reto, es necesaria para lograr tus metas. Ya sea que estés tratando de adquirir un nuevo hábito, abandonar uno viejo, o terminar un proyecto grande, una cosa es establecer una meta, y otra bastante diferente es darle seguimiento. Esta sección explica cómo puedes ayudarte a apegarte a ella.

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   Establece una meta. Sé específico acerca de los resultados que quieres lograr. Sé específico sobre tu línea de tiempo por la cual quieres ir obteniendo tus resultados. Además de establecer una meta, asegúrate de que sea algo que puedas lograr razonablemente.

   • Anota tu meta en alguna parte donde la puedas ver con frecuencia. Este puede ser un diario, notas adhesivas, un poster en la pared, etc.
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   Quiebra tu meta en pequeñas partes. Es más sencillo abarcar y cumplir cada una de las partes más pequeñas, y te darán un sentimiento de logro más pronto.

   • Divide tu meta por tiempo. Lleva a cabo una tarea en periodos de 15 minutos o de una hora. Si estás tratando de cambiar tus hábitos, ve primero por un día, luego por el siguiente.
     
   • Divide la tarea en pedazos. Ordena cierto número de archivos primero, o limpia tantos metros cuadrados.
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   Haz un poco de lo que tienes que hacer. Cinco minutos, tres veces a la semana es mejor que nada, y puede no parecer tan difícil. Luego, comienza a aumentar.
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   Descubre lo que te motiva. ¿Disfrutas la satisfacción de un trabajo bien hecho? Ve si puedes mejorar después de varios intentos. ¿Te gusta recibir atención y halagos de otros? Presume tu trabajo cuando hayas terminado, o muéstralo conforme lo vayas haciendo.
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   Pon un recordatorio en algún lugar importante. ¿Estás tratando de ahorrar dinero para comprar una casa? Coloca una fotografía de la casa de tus sueños en el espejo de tu baño – o en la parte frontal de tu tarjeta de crédito.
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   Hazlo un hábito. Hazlo todos los días de ser posible. Una táctica que puede funcionar es conectarlo a un hábito que ya tengas. Por ejemplo, si ya te lavas los dientes todas las noches antes de ir a dormir, ése puede ser un buen momento para lavar tu cara también. Riega tus plantas cuando metas el correo o pasees a tu perro. Incluso puedes arrancar algunas malas hierbas mientras esperas que el agua corra.
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   Hazlo divertido. Pon música en el radio o en tu reproductor o escucha un audio libro si se trata de una tarea repetitiva, como pintar un cuarto. Rétate a terminar cierta cantidad de trabajo o a terminar en un periodo específico. Si alguien está trabajando contigo, jueguen carreras. Incluso pueden hacer una pequeña apuesta de darse un masaje o invitarse la cena a manera de reto y para que tengan algo que demostrar.
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   Hazlo público. Pídele a un amigo que te acompañe, o simplemente que revise tu progreso. Será más difícil que holgazanees si sabes que alguien te va a preguntar. Incluso existen sitios web donde puedes "hacer un contrato contigo mismo" en línea para que todos lo veas y si fracasas en alcanzar tu meta, le deberás dinero a la caridad que escojas como parte del trato.
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   Lleva un registro. Anota tu progreso en un diario o calendario. Simplemente puedes marcar cada día en el que hiciste (o no hiciste) algo, o puedes escribir algo que puedas medir: qué tan lejos llegaste, qué tan rápido, cuántos artículos terminaste o cuánto gastaste.
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    Toma descansos. Mientras puede sentirse honorable el esforzarse y no descansar, ésta no es una opción sensible. Tu cuerpo y tú necesitan periodos de descanso para reorganizare y recuperar energía. In particular, tu subconsciente continúa resolviendo problemas durante un descanso, así que es importante darte este espacio. El descanso es vital para perseverar.
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    Date una recompensa por perseverar. Las recompensas harán que sea más probable que sigas siendo persistente con tus metas porque muchas metas grandes pueden tomar meses o incluso años. Entre más tiempo te tome alcanzar tu meta, mayor es el riesgo que corres de perder tu motivación. Para evitar esto, darte pequeñas recompensas con frecuencia puede mantenerte energizado y enfocado. Haz una lista de premios que te quieres dar después de ciertos logros, tales como una pequeña recompensa por un día duro de trabajo y una más grande por un mes de trabajo duro para alcanzar tu objetivo.

    • Planea pequeñas recompensas. Agregar una calcomanía a tu colección, una estrella a tu calendario o una pluma a tu gorra por cada sección de la tarea que completes. Ve al cine o al teatro con tus amigos.
      
    • Planea grandes recompensas. Las recompensas que involucren más dinero o planeación se pueden incluir de manera menos frecuente pero como inyecciones vitales de inspiración. Por ejemplo, planea actualizar tu instrumento musical cuando logres alcanzar cierto nivel de habilidad; si estás aprendiendo un idioma, planea un viaje a algún lugar para practicarlo.
      
    • Haz que tus recompensas sean relevantes y se ajusten a tu meta. Si estás comenzando un jardín, adquiere una nueva planta para cada sección del tierra que prepares. De igual forma, si comienzas un programa de ejercicios, "no" te recompenses con comida. Prueba con un baño tibio mejor.
      
    • Solo permítete recibir una recompensa cuando le des al objetivo. Las recompensas pierden su poder si te empiezas a consentir sin haber adquirido un avance en dirección a tu meta.
      
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    Ponte en marcha. Incluso si no crees que puedas hacer mucho al principio, pronto te darás cuenta de lo que requiere trabajo y qué preguntas debes hacer. Puede que te des cuenta de que tu meta era más sencilla de alcanzar de lo que pensabas. Además, nunca podrás terminar si nunca comienzas.
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Con frecuencia se utiliza el fracaso como una excusa o motivo para no perseguir una meta o para rendirse fácilmente. Aun así, el fracaso es fuente de ímpetu cuando se analiza de manera constructiva y no es algo a lo que debamos tenerle miedo.

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   Acepta el hecho de que el fracaso ocurre. La gente más exitosa en la vida ha fallado. La diferencia entre ellos y las personas que viven con miedo al fracaso es que la gente exitosa afronta el fracaso, aprende de éste y lo utiliza para estimular su próximo intento. Persisten porque saben que el fracaso es simplemente parte del éxito. Aprender a percibir el fracaso como una parte natural del camino al éxito es la clave para prosperar. Pregúntate:

   • ¿Cuál es mi actitud hacia el fracaso? ¿Lo estoy evitando al nunca perseverar ante nada? ¿Tengo miedo de fracasar?
     
   • ¿Estoy utilizando el miedo al fracaso para evitar ser persistente con mis metas y acciones? ¿Se refleja esto en mis éxitos?
     
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   Evita rendirte ante la primera señal de dificultad. Es muy común que el fracaso cuando se intenta perseverar se convierte en autosugestión de que no intentarlo fue la mejor opción, lo cual luego se convierte en una evidencia falsa de lo inútil que es intentar. Todo lo que valga la pena hacer o lograr vendrá con ciertas dificultades y trabas. Tómalo como un hecho y ve los retos como algo que pondrá a prueba tu coraje y que te formará como una mejor persona, volviéndote más fuerte, más astuto y más compasivo. Si al principio no tienes éxito, inténtalo otra y otra vez. Si no obtienes el trabajo de tus sueños o el Publisher para tu novela al primer, segundo o tercer intentos, trata más y más veces. Muchas personas piensan que los primeros rechazos quieren decir que nunca va a ocurrir. Esta es una suposición auto limitante y sin fundamentos; suponiendo que sepas que tu estrategia o meta es correcta, el fracaso se da simplemente porque no haces los intentos suficientes. Recuerda que existen muchas personas y oportunidades en el mundo––¡no puedes esperar que todo te salga a la primera!
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   Examina las razones que puedan estar llevándote al fracaso. Esto es en caso de que el paso anterior no parezca estar funcionando; una vez que hayas intentado persistir fuertemente con tu estrategia original pero sigas recibiendo rechazos o golpeando baches con frecuencia, puede que debas alterar tu estrategia. Como Rita Mae Brown alguna vez dijo: "La demencia es hacer lo mismo una y otra vez, pero esperar resultados diferentes". Tal vez lo que escribes en tu blog no es tan emocionante como podría ser y los lectores no se están acumulando como esperabas; tal vez tu curriculum no te está presentando de la mejor manera y no estás teniendo entrevistas; tal vez tu técnica en las entrevistas requiera de una pulida con la ayuda de un experto en entrevistas porque no te están dando los trabajos; o tal vez el área de mercadotecnia de tu negocio requiera una estrategia más innovadora porque ese gran producto o servicio que ofreces no se está dando a notar.

   • Détente y evalúa lo que estás haciendo para alcanzar tu meta; con frecuencia no es la meta la culpable sino la metodología o los detalles que no han sido aclarados o confeccionados adecuadamente para lograr alcanzar la meta.
     
   • Nunca tengas miedo a las críticas constructivas sobre cómo hacer mejor las cosas – tu propio y más honesto análisis y aquel que viene de gente en la que confías e incluso de tus competidores puede proporcionarte mucha información acerca de cómo mejorar tu estrategia para alcanzar tu meta. Escucha cuidadosamente y aprende de las cosas que la crítica constructiva te dice.
     
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   Aprende a rendirte con gracia. Existe una frase popular que dice "nunca te des por vencido". Lo que esto realmente significa es "nunca te des por vencido fácilmente"; quiere decir que des todo lo que tienes una y otra vez y luego evalúes la estrategia o incluso la meta. La frase "nunca te des por vencido" no quiere decir que seas un terco tonto. Si los hechos te dicen que dejes ir aquella meta o deseo que sea probado a si misma ser insostenible o poco realista a pesar de tus esfuerzos, entonces considera redireccionar tus esfuerzos. Mantente elegante ante la derrota, ya que has aprendido lo que no funciona y no aquello por lo que no vale la pena persistir y ahora puedes probar nuevas cosas para lograr tus metas.
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   Visualiza el resultado final en tu mente. Cuando el camino se ponga difícil y solo estás pensando en abandonarlo, restaura tu sentido de propósito recordando tu visión. Visualiza el resultado final que quieres alcanzar, contigo en esta imagen. Asegúrate de que sea una visión emocionante, algo que te inspire y te levante. Revuélcate en la visión emocionante en lugar de en la imagen de una perdición deprimente. Tú te mereces el resultado de esta visión, así que continúa recordándotelo conforme pones todos tus esfuerzos para lograrlo.
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La perseverancia juega un papel importante en tus interacciones personales. Cada vez que quieres hacer una petición o una negación, el arte de la persistencia puede ayudarte a imponer tus necesidades y a aclarar aquello que harás o no harás por otras personas, además de ayudarte a no rendirte cuando buscas persuadir a alguien si su aceptación es de vital importancia para tu petición.

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   Sé persistente en lo que dices para que otras personas realmente entiendan lo que quieres decir y sepan que en verdad estás siendo serio al respecto. La perseverancia también puede verse como una técnica de reafirmación, una que busca asegurar que has sido comprendido apropiadamente por otra persona y una que aclara el hecho de que tú no cedes a menos de que ésa sea tu elección. Si eres el tipo de persona que muy apenas susurra lo que quieren o no quieren de parte de otra persona o te ves atrapado y lead off fácilmente en otras direcciones cuando tratas de explicar lo que quieres o no quieres de las demás personas, entonces te ayudará bastante el aprender a ser persistente al interactuar con la gente.

   • La perseverancia al hacer peticiones y negaciones permite a las personas saber lo que quieres, claramente y sin ningún adorno.
   • La perseverancia te permite defenderte cuando la gente trata de abordar, disuadir o redireccionar tus deseos para que se acomoden a sus propias preferencias. Ya sea que tengas éxito o no al conseguir la respuesta que buscas no importa; es la manera en la que lo afrontaste lo que los demás recordarán.
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   Aprende la técnica del "disco rayado". Ésta es una técnica muy común que se utiliza en entrenamientos de reafirmación personal, que te ayuda a apegarte a tu mensaje inicial y a mantenerlo cuando la persona con la que hablas trata de desviarte. Básicamente, esta técnica consiste en hacer un enunciado claro y continuo sobre tu sentimiento, intención o decisión sin molestarte, ponerte a la defensiva o irritarte, sin importar cuántas veces tengas que repetir lo que dices.

   • Aprende a establecer una petición o negación clara y razonable repetidamente. Hazlo con determinación desde un principio (quiero esto o no quiero esto).
     
   • Procede a reconocer cualquier intento de la otra parte para cuestionarte, para desviarte o para hacerte sentir culpable. Todos estos son intentos de quebrar tu perseverancia.
     
   • Evita enojarte o ser malicioso. Solo se trata de dejar en claro tus preferencias de manera repetida. De ahí "disco rayado".
     
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   Evita el sentimiento de que te has "echado para atrás" adoptando un "acuerdo mutuo trabajable ". En ocasiones menos comunes, puede llegar a funcionar un acuerdo pero solo si no te hace sentir que has cedido o que te han utilizado. En este caso, acepta la necesidad de un compromiso como parte de tu estrategia asertiva, escucha cuidadosamente lo que la otra persona está pidiendo y formula preguntas basadas en lo que ha dicho para averiguar qué tanto está dispuesta a ceder. En tu caso, solo ofrece lo que puedas sin sentirte resentido o utilizado.

   • Un ejemplo de un acuerdo mutuo trabajable: Pedro le ha preguntado a Alma si puede utilizar su carro esta noche. Alma ya le había dicho que desde que él lo chocó, ella ya no se siente cómoda prestándoselo. Pedro se altera y dice que promete cuidarlo bien e incluso ponerle gasolina antes de regresarlo. Alma puede ver esto como una especie de soborno pero también está preocupada porque Pedro no tendrá acceso al transporte público después de medianoche y por lo mismo puede meterse en problemas tratando de llegar a casa. Ella estaría contenta de recogerlo porque andará en la calle con sus amigos por la misma zona esa noche. Alma puede preguntarle a Pedro si se siente cómodo con el hecho de que ella lo recoja, bajo el acuerdo de que no le volverá a prestar el carro pero debido a que andará en esa área después de medianoche, puede recogerlo para llevarlo a casa. Pedro sonríe, dice que sí y ambos quedan satisfechos. En esta situación, Alma puede aclarar que esta es una excepción y que Pedro tendrá que buscar otras opciones para futuras situaciones.
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   Enfócate siempre en replantear tus peticiones o negaciones. Esto significa que solo debes responder a preguntas que sean relevantes y no te dejes manipular al contestar preguntas que poco o nada tienen que ver con el asunto y que están siendo utilizadas por la otra persona para distraerte de lo que has pedido o rechazado. Cuando hagas tu petición o negación, cuida lo siguiente:

   • Siempre establece contacto visual. Esto demuestra que vas en serio. Esto es importante tanto al pedirle a tus hijos que se vayan a la cama como al pedirle un aumento a tu jefe.
     
   • Evita comenzar con una disculpa a menos de que sea absolutamente necesario. Las disculpas son con frecuencia formas de mostrarte modesto y le da mucha ventaja al recipiente al darse cuenta de que tal vez puedas ser convencido de abandonar tu petición o negación por culpa, duda o miedo.
     
   • Siempre sé específico. Establece con claridad aquello que quieres exactamente que se haga/ocurra/cambie etc. o que es lo que te niegas a hacer/prestar/dar etc.
     
   • Mantente tranquilo, educado y positivo. No te enojes, te pongas difícil o volátil. No te amargues. Particularmente, nunca amenaces o exageres.
     
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   Sé razonable cuando trates de ser perseverante. Tanto en el caso de una petición como en el de una negación, un acuerdo puede ser apropiado. En el caso de una petición, la otra persona tiene el derecho a negarse. A final de cuentas, la perseverancia se trata de saber que has hecho lo mejor que puedes, has defendido tu posición y no has sido ignorado o molestado. Incluso cuando no obtienes lo que quieres, has sido persistente de una manera que merece respeto y mantiene tu dignidad intacta.
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