3 partes:Pensar de manera místicaConstruir un fundamento místicoProfundizar más

Ser un místico es un proceso permanente de aprendizaje y de profunda contemplación. El paso número uno es identificar la práctica espiritual o la tradición que se adapte a ti y empezar a responder las preguntas que te interesan. Pero, luego empezará el trabajo verdadero. Si deseas lograr una conexión personal con el mundo espiritual como un pensador místico, puedes aprender a establecer el fundamento para la contemplación, la oración y la meditación, así como la manera de profundizar la práctica en una comprensión seria. ¿Estás listo para el reto?

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Parte 1 de 3: Pensar de manera mística

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    Siente la presencia de la mano guía. Ya sea que pienses en ti mismo como una persona profundamente espiritual o no, alguien místico es aquel que busca encontrar el orden en el caos y reunir la evidencia de ese orden. Si eres el tipo de persona que ve cada extraña coincidencia, cada metáfora elegante o cada arco iris deslumbrante como un signo de algo más grandioso, puedes empezar a sentir la presencia de una mano guía en la cual puedes poner tu confianza.[1]
    • Los místicos religiosos ponen su confianza en un poder más alto, un ser poderoso que crea y controla el mundo y a las personas en él. Algunas veces, como en el caso del budismo Zen, los místicos religiosos también pondrán su confianza en una práctica. Ese ascetismo y meditación son la manera más auténtica de entender el mundo.
    • Los místicos no son siempre religiosos, aunque lo son a menudo. La escritura de los físicos cuánticos y los psicólogos junguianos con frecuencia rayan en lo místico (mientras más profunda sea la escritura). Sea cual fuere el sistema, el ser o la práctica que has encontrado para depositar tu confianza, colócala ahí.
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    Busca la interconexión de las cosas alrededor de ti. Trata de encontrar el orden y el balance en el mundo, en lugar de enfatizar en las diferencias y las disparidades. Busca las cosas que tienes en común con tus enemigos.[2]
    • Independientemente de tu tendencia espiritual o religiosa, es bueno leer y estudiar una amplia variedad de escritos místicos, de disciplinas diversas y de dogmas. El escritor cristiano, Thomas Merton, pasó una considerable cantidad de tiempo estudiando el budismo Zen.
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    Enfatiza en la experiencia. ¿Qué es un místico? ¿Qué es lo que diferencia a un cristiano místico de un cristiano regular o a un budista místico de un budista regular? A través de las prácticas, las disciplinas y las culturas, los místicos tienen una cosa en común: una profunda conexión personal y espiritual con su sistema de creencias. Para el místico, una experiencia personal de espiritualidad es siempre más poderosa y más importante que un manual o un rumor. Para el místico no es suficiente ir a una iglesia.
    • Evita las trampas materialistas y ostentosas de algunas religiones. No necesitas un jardín de piedras costoso, un estanque koi y una almohadilla de meditación para ser un místico budista. No necesitas un crucifijo del siglo 13 para ser un cristiano.
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    Debes estar presente. Los místicos deben centrarse y estar totalmente presentes en todo momento. Un místico no se distrae con dispositivos electrónicos, el estrés o los horarios complejos del día. En lugar de eso, el místico se debe enfocar completamente en hacer una sola cosa. Cuando almuerzas, solo almuerza. Enfócate enteramente en nutrir tu cuerpo, no te apresures, disfruta lo que comes. Cuando leas el periódico, solo enfócate en aprender, en leer las palabras y en entender los conceptos. Entrégate totalmente a cada tarea.
    • Esto puede ser sorpresivamente difícil y no se dará de inmediato. Los zumbidos de los mensajes de texto y el ruido constante del siglo 21 pueden complicar el tomar las cosas con calma y enfocar. Trata de simplificar tu vida todo lo que puedas. Empieza por algo pequeño. Haz a un lado tu teléfono, excepto cuando lo necesites realmente para hacer una llamada o enviar un mensaje.
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    Cuestiona todo. Los místicos quieren conexiones personales con el mundo espiritual y el ser, no escuchar rumores. La sabiduría y los tópicos recibidos se hicieron para que los místicos los cuestionen. Si quieres desarrollar tus conexiones místicas con el mundo (las que puedes ver y las que no), empieza a hacer las grandes preguntas[3] Cualquiera que sean tus tendencias religiosas o espirituales, aprende a abrazar las grandes preguntas:
    • ¿Por qué estamos aquí?
    • ¿Qué significa vivir una buena vida?
    • ¿Quién soy?
    • ¿Qué sucede cuando morimos? ¿Qué significa la muerte para mí?
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    Confía en tu intuición. No solo es importante hacer las grandes preguntas, sino confiar que tu instinto te conducirá a las respuestas que buscas. Confía en ti mismo. Desarrolla la intuición y la autoconfianza. Elimina las dudas y confía en que tendrás la fe para descubrir lo que buscas.[4]
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Parte 2 de 3: Construir un fundamento místico

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    Lee las escrituras de los místicos de tu tradición. Estudiar los escritos místicos y sus volúmenes es una manera esencial de aprender acerca de la vida de los autores. Cada tradición tendrá una variedad amplia de místicos y de dogmas diferentes y es importante tener una noción del alcance de los distintos escritos. Todo empieza a parecer interconectado y se vuelve más semejante que distinto:
    • Los hombres no son islas de Thomas Merton
    • Las confesiones de San Agustín de San Agustín
    • La nube de lo desconocido (anónimo)
    • Revelaciones del amor divino de Juliana de Norwich
    • Introducción al budismo Zen de Daisetsu Teitaro Suzuki
    • Los cuentos de Nasrudin de la tradición sufí
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    Identifica los puntos centrales de tu práctica. La práctica mística es una combinación de meditación autoimpuesta, la contemplación y las pautas específicas de tu religión u otra práctica. Cada vida religiosa será diferente, porque cada persona religiosa es diferente. Decidir qué es lo más importante para ti y para tu práctica es algo que solo una persona puede hacer: tú.[5]
    • Para algunos cristianos místicos, vivir la vida como Cristo la vivió es el aspecto más importante de la práctica. Para otros, difundir el evangelio es esencial. Ambas maneras de pensar pueden conducir al misticismo y a apreciaciones profundas del mundo espiritual.
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    Haz de la práctica espiritual tu prioridad principal. Los místicos no trabajan a medio tiempo. Sea cual fuere tu conexión profunda con la religión y las grandes preguntas, debe ser tu prioridad más grande en la vida. No tu trabajo, tu familia o tus pasatiempos. Tu conexión con el cosmos tiene que ser tu mayor compromiso.[6]
    • Para muchas personas, ser místico representa una vida solitaria. Por alguna razón, la mayoría de los místicos son monjes. Si quieres ser un místico, tendrás que pensarlo antes de salir un sábado por la noche y divertirte. ¿Estás listo para el reto de comprometerte?
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    Abraza el misterio. Parte de la meditación Zen gira en torno a dejar ir las grandes preocupaciones y abrazar el vacío. Para los místicos, ese vacío debe ser una morada. Confiar en tus instintos y profundizar en las grandes preguntas conduce a más preguntas que respuestas. Puede ser frustrante o liberador descubrir que podrías nunca saber qué pasará después de que mueras o si realmente es "correcta" tu manera de interpretar el mundo.
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Parte 3 de 3: Profundizar más

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    Desarrolla un sistema de creencias profundo que incluya la oración y la contemplación. Cualquiera que sea la religión o la creencia que abrazas o incluso en el caso de que no tengas nada que ver con ninguna religión organizada, debes hacer tiempo en tu agenda para la contemplación profunda y el entrenamiento meditativo. Ora, medita y contempla constantemente.
    • Para empezar a orar, enfócate menos en tipos de preguntas cuya respuesta sea sí o no y enfócate más en los sentimientos. ¿Cómo se siente ponerte en contacto con el poder más alto en el que crees? ¿Cómo afecta a tu alma hablar con tu dios?
    • Para algunos monjes, el tiempo debe dividirse en partes iguales entre la lectura de los grandes textos, meditar y experimentar el mundo. Como regla general, no pases más tiempo orando que estudiando los textos religiosos y viceversa.
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    Desarrolla la conciencia por medio de la meditación. No hay una meta específica o un resultado de la práctica meditativa. Tú no sales del otro lado de la meditación sentada sintiendo como si hubieras aprendido algo necesariamente o como si hubieras resuelto los grandes problemas que buscas. En lugar de eso, enfoca en calmarte a ti mismo y aumentar tu conciencia, luego trasládalo al mundo.[7]
    • Para empezar a meditar, aprende a aquietar tus pensamientos y a observarlos flotar en tu mente sin identificarlos activamente. Solo siéntate, concéntrate en tu respiración y fija tu mirada en el vacío.
    • Trata de mantener tu meditación mental todo lo que puedas durante el día. Nota las pequeñas cosas. Cálmate.
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    Deja las creencias innecesarias. Un dicho popular Zen compara al Zen con un bote. Lo usas cuando necesitas cruzar el río, pero no lo llevas contigo. Aprende a dejar tu Zen en la orilla cuando no sea necesario. La religión, las prácticas meditativas y los otros aspectos de tu experiencia mística deben servir para tu comprensión del mundo, no para cargar con ellos.
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    Rodéate de gente mística. Es importante pasar tiempo con creyentes de ideas afines que tomen con seriedad sus prácticas místicas. Aprende observando y teniendo conversaciones complicadas con personas de tu iglesia, organización u otros grupos religiosos. Intercambia ideas e interpretaciones con ellos. Aprende todo los que puedas.
    • En algunas tradiciones, encontrar a un maestro, a un mentor o a un gurú es una parte esencial de la práctica de tu misticismo individual y de crecer como un pensador místico. Si estás listo para comprometerte a una práctica seria, considera encontrar a un maestro personal.
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Acerca del artículo

Categorías: Filosofía y religión