Es natural que cuando te gusta alguien quieras estar cerca de él. Desafortunadamente, que nos guste alguien puede hacer que nos sintamos acomplejados por algo pequeño y ponernos nerviosos con facilidad sobre las cosas mínimas, como los abrazos. Sin embargo, los abrazos son buenos y no deben ser una fuente de ansiedad.

Método 1
Método 1 de 3:
Dar un abrazo de saludo

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    Sonríe y míralo a los ojos en primer lugar. Un abrazo no debe surgir de la nada. Dale señales físicas de amabilidad y coquetería para hacerle saber que te importa y que quieres estar cerca de él.
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    Coloca tus brazos alrededor de su cuerpo. El lugar en que pongas tus brazos depende de ti, así como también depende de su altura, de la tuya y de cada una de sus preferencias respecto a los abrazos. Si sientes que es apropiado, es posible que quieras poner en marcha algunas caricias casuales.[1]
    • Si tus brazos están alrededor de su cuello, pasa tus dedos suavemente a través de sus cabellos en la base del mismo.
    • Si tus brazos están alrededor de su torso, acaricia su espalda con ligereza.
    • Una buena forma de decirle “hola” a un chico es abrazándolo por la espalda. Este tipo de abrazo dice “eres mío”, así que debes reservarlo para alguien a quien le tengas confianza. Si lo abrazas de esta forma, desliza tus manos sobre sus brazos y, al alcanzar sus hombros, sujétalos con firmeza, presionándote contra su cuerpo. Apoya tu rostro sobre su espalda u hombro, y estréchalo entre tus brazos con suavidad ya que se trata de un abrazo, no de lucha libre.
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    Haz que el abrazo dure por un momento. La cantidad de tiempo que pasen en los brazos del otro es una parte importante sobre la diferencia entre los abrazos amistosos y los románticos. Tómate un tiempo para disfrutar la sensación de tener su cuerpo contra el tuyo. Inhala profundamente y exhala con un ligero suspiro.[2]
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    Apriétalo un poco y libéralo. Haz contacto visual y sonríe de nuevo mientras te separas de él. Si quieres demostrar mucho afecto en ese momento, entrelaza tus dedos con los suyos a medida en que te separes de él y dale una mirada coqueta mientras haces que sus brazos balanceen por momento antes de soltar su mano. [3]
    • Una forma común de marcar el final de un abrazo es frotar o dar unas palmadas rápidas sobre la espalda del otro.

Método 2
Método 2 de 3:
Dar un abrazo íntimo

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    Haz contacto visual en primer lugar. Si ambos están teniendo un momento íntimo, comunicarán lo que sienten a través de sus ojos. Sonríele y acércate más a él.
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    Acércalo a ti. Si están tomados de las manos, puedes jalarlo hacia ti de esa forma. También puedes colocar una mano en su cadera o tirar suavemente de su camisa.
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    Espera. Deja que la anticipación cree el momento mientras tu cuerpo esté tocando ligeramente el suyo. Mira su rostro para saber qué siente.[4] Toma su mano o coloca una sobre su cintura.
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    Coloca tus brazos firmemente alrededor de su cuerpo. Toma aire y relájate en sus brazos. Inclina tu rostro sobre su pecho u hombro, o desliza una de tus manos para tomar la ajena. Mantente en esta posición por un momento, disfrutando su cercanía. Siente su respiración. Escucha los latidos de su corazón. Relájate. No sientas presión por hablar ya que tu cuerpo lo hará por ti.[5]
    • Depende de ti si decides, o no, acariciar su espalda con tus manos. Es agradable, pero si quieres consolar a alguien y hacer que se sienta seguro, algunas veces es mejor un abrazo.
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    Inhala profundamente y exhala cuando sientas que puedes romper el abrazo. Apriétalo suavemente antes de separarte de él. Sujeta su mano mientras lo haces para también apretarla con ligereza antes de soltarlo por completo. Míralo a los ojos y dedícale tu sonrisa más afectuosa y confiada.

Método 3
Método 3 de 3:
Dar un abrazo apasionado

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    Crea el ambiente en primer lugar. Un abrazo no puede surgir de la nada. Coquetea con él en un principio. Hazle saber que te interesa.
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    Míralo a los ojos y atráelo hacia ti. Puedes hacerlo al tomar una de sus manos, colocar un brazo alrededor de su cintura o tirar de la parte delantera de su camisa. Junta sus caderas, pasa tu mano sobre su espalda y dedícale una sonrisa sexi.
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    Presiónate contra su cuerpo. Coloca tus brazos alrededor de su cuerpo y acércalo aun más hacia ti. Date cuenta de la sensación física que el estar ambos demasiado cerca provoca. Olfatéalo. Siente sus brazos alrededor de tu cuerpo. Disfruta el momento.
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    Demuéstrale que disfrutas estar cerca de él. Pasa una mano a través de sus cabellos o sobre su espalda. Emite un sonido suave de satisfacción. Si disfrutas el abrazo, debe ser capaz de sentirlo.[6]
    • Acariciar su espalda de forma rápida no es sensual. Mueve tus manos suavemente mientras exploras su cuerpo.
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    Haz lo que se sienta bien. Tal vez un abrazo es toda la pasión para la que alguien como tú esté preparado en ese momento, o tal vez no. A menudo, los abrazos apasionados llevan hacia algo más, pero no siempre tiene que ser así.
    • Si quieres convertir el abrazo en un beso, inclínate haca atrás manteniendo juntas sus caderas, míralo a los ojos y bésalo.[7]
    • Si quieres terminar el abrazo, apriétalo suavemente antes de echarte hacia atrás. Sujeta su mano mientras lo haces y apriétala con ligereza antes de soltarla. Míralo a los ojos y dedícale una sonrisa pícara mientras te separas de él.

Consejos

  • Dar un abrazo puede ser un proceso más intimidante si existe una enorme diferencia de altura, pero no debes pensar demasiado en ello. Si tú y el chico al que estás abrazando tienen una altura similar, apoya tu cabeza sobre su hombro. Si él es mucho más alto que tú, apoya tu cabeza sobre su pecho. Si él es más bajo que tú, haz que tu cabeza esté cerca a la suya; apóyala en cualquier lugar que incremente el contacto entre sus cuerpo ya que es bueno, pero asegúrate de evitar que se sienta pequeño. Por ejemplo, no recuestes tu mentón sobre la parte superior de su cabeza.

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