Si has vuelto a olvidar la llave dentro de casa y deseas entrar sin ella, tal vez puedas utilizar tu tarjeta de crédito para hacerlo. Sin embargo, debes tener en cuenta que esta técnica únicamente funciona en puertas con cierre de pomo simple y pestillo de muelle o con borde inclinado. Para abrir la puerta, introduce entre esta y el marco una tarjeta, moviéndola de lado a lado. Si este método no funciona, pasa a una solución alternativa.

Método 1
Método 1 de 2:
Emplear la técnica básica

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    Introduce la tarjeta en la ranura vertical que hay entre la puerta y el marco. Introduce la tarjeta en el hueco que hay entre el pomo de la puerta y el marco, y deslízala hacia abajo junto al pestillo. Empújala hacia dentro todo lo posible, formando un ángulo de noventa grados con la puerta.[1]

    Consejo: para localizar el marco de la puerta con más facilidad, empuja la puerta hacia atrás todo lo posible con la otra mano.

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    Inclina la tarjeta hacia el pomo. Inclina el borde de la tarjeta de crédito mirando hacia ti en la dirección del pomo, hasta que casi lo toque. Así, podrás introducir mejor la tarjeta de crédito en el hueco que hay entre la puerta y el marco.[2]
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    Dobla la tarjeta en la dirección opuesta. Al doblar la tarjeta en la otra dirección, conseguirás que se deslice por debajo del borde inclinado, forzándola a penetrar en la puerta. Abre rápidamente la puerta y fuerza el pestillo por el otro lado.[3]
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    Apóyate en la puerta y mueve la tarjeta hacia detrás y hacia delante para abrirla. Si la puerta no se abre fácilmente, prueba a apoyarte contra esta mientras doblas la tarjeta hacia detrás y hacia delante unas cuantas veces. De esta forma, aplicarás más presión sobre el pestillo, que debería acabar cediendo.[4]

Método 2
Método 2 de 2:
Encontrar soluciones alternativas

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    Busca ventanas abiertas. Echa un vistazo a todas las ventanas que estén en la planta baja de tu casa e intenta abrirlas. Si encuentras alguna que se pueda abrir, saca el mosquitero y ábrela todo lo posible. Después, salta por la ventana para entrar en la casa.[5]
    • Saltar por la ventana puede ser peligroso. Prueba este método solo si confías plenamente en tu habilidad para entrar por la ventana de forma segura.

    Consejo: si tienes una puerta trasera o lateral, comprueba estas opciones también. Es posible que algún habitante de la casa se haya olvidado de cerrarla.

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    Llama a tus compañeros de piso. Si vives con amigos u otras personas de confianza, llámalos o escríbeles para comprobar si están cerca. Si es así, pregúntale a uno de ellos si le importaría acercarse a casa para abrirte la puerta. Aunque esto puede suponerte una espera de unos cuantos minutos en las escaleras de la entrada, evitarás posibles daños a la vivienda o tener que pagar servicios profesionales caros.[6]
    • Considera también la posibilidad de acudir a una cafetería cercana para pasar el rato, si vives en un lugar donde sea posible.
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    Llama al casero. Si el casero vive en la misma casa, esta opción es estupenda. Llámalo para ver si está en casa, y pregúntale amablemente si le importaría abrirte. Aun en el caso de que no viva contigo, es posible que trabaje cerca y sea suficientemente considerado como para acercarse y echarte una mano.[7]
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    Contrata a un cerrajero como último recurso. Si no tienes compañeros de piso y el casero no puede ayudar, tal vez sea hora de llamar a un cerrajero. Contrátalo para que acuda a tu casa y cambie la cerradura, de forma que puedas entrar. Aunque esta opción es una solución efectiva para el problema, puede resultar muy cara, así que lo mejor es dejarla como último recurso.[8]

    Nota: Ten en cuenta que el casero podría cobrarte por cambiar la cerradura o dañar la puerta.

Consejos

  • Para no tener que lidiar con este problema de nuevo, haz unas cuantas copias de tu llave y lleva siempre una de repuesto o escóndela cerca de casa.
  • Algunas puertas requieren muy poco esfuerzo, mientras que otras se pueden abrir solo con introducir una tarjeta de crédito entre el marco y el pestillo a la altura del picaporte, sin necesidad de inclinarla o doblarla.

Advertencias

  • Prepárate para demostrar que tienes derecho a abrir la puerta si no quieres verte encerrado tras una de esas puertas que no se pueden abrir con una tarjeta de crédito.

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Categorías: Puertas y ventanas