Al tocar el saxofón, ya sea en un pequeño conjunto, una banda completa o incluso por tu cuenta, la afinación es muy importante. La buena afinación te brinda un sonido claro y hermoso y es esencial que todos los saxofonistas sepan afinar y ajustar sus instrumentos. Con los saxofones, esta habilidad es aún más importante ya que la afinación depende mucho de la forma única del saxofón, así como también de tu propia complexión.

Método 1
Método 1 de 2:
Afinar en las notas de concierto

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    Configura el afinador a la nota la. Si tienes un espacio designado de ensayo o no te importa llevar contigo una pieza adicional de equipo, compra un afinador digital autónomo. De otro modo, descarga una aplicación de afinación a tu smartphone. Una vez que estés listo para probar tu saxofón, selecciona la nota la de concierto para empezar a afinar. Si el afinador o aplicación no tiene una configuración predeterminada para notas específicas, afina a una frecuencia de 440 hercios (Hz) en la nota la de concierto.[1]
    • Si es posible, compra o descarga un afinador específico para saxofones. La mayoría de los demás afinadores están diseñados para piano o guitarra. Debido a que estos instrumentos están en una clave diferente que los saxofones, un afinador estándar podría leer incorrectamente las notas de tu saxofón. Por ejemplo, una nota la tocada en un saxofón alto o barítono podría leerse como do en el afinador, mientras que la misma nota tocada en un saxofón tenor o soprano podría leerse como sol.
    • Algunas aplicaciones de afinación para saxofones son Cleartune (iPad) y Easy Saxophone (Android).
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    Toca la nota la. Observa la aguja en el afinador. Apunta a que se quede exactamente en el medio del monitor por tanto tiempo como sostengas la nota. Si la aguja se mueve hacia la izquierda o la derecha para indicar que la nota está demasiado aguda o desafinada, ajusta la boquilla en concordancia, aproximadamente un milímetro a la vez, e inténtalo de nuevo. Repítelo según sea necesario.
    • Si la nota es demasiado agua, saca un poco la boquilla a lo largo del corcho en el cuello.
    • Si la nota está demasiado desafinada, empuja la boquilla más hacia adentro a lo largo del corcho del cuello.
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    Toca fa sostenido. Una vez que la nota la esté afinada, prueba fa sostenido. Estas dos notas son las más fáciles de afinar en el saxofón. Empieza con este par simple antes de pasar a los que podrían necesitar más ajustes. Usa la misma técnica de ajustar la boquilla para corregir los sonidos agudos o desafinados.
    • Un afinador para piano o guitarra podría leer la nota fa sostenido como la nota la si tocas un saxofón alto o barítono, mientras que fa sostenido en un tenor o soprano podría leerse como mi.
    • Fa sostenido = 370 hercios (Hz).[2]
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    Pasa a otras notas. Una vez que domines las notas la y fa sostenido, continúa el proceso con otras notas. Modifica la embocadura (la forma como coloques la boca en la boquilla) para hacer que las notas suenen más agudas o graves.[3]
    • Repasa las notas otra vez una vez que las hayas afinado adecuadamente. Cierra los ojos y escucha cada una al tocar. Desarrolla tu oído de forma que dependas menos del afinador.
    • Los diseños de las boquillas varían en gran medida, así que, incluso si dominas la embocadura en una boquilla, esas mismas técnicas podrían no funcionar para otra.[4] Experimenta con la forma como coloques los labios, la barbilla y la postura hasta que te decidas por una combinación que funcione.
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    Toca escalas. Empieza por la nota más grave de la escala. Sube por la escala hasta la nota más aguda y luego toca de regreso a la más grave. Debes modificar la embocadura lo menos posible a la vez que continúas ajustando las notas correctas. Presta atención a las notas que constantemente suenen mal sin importar lo que hagas, lo cual podría indicar un problema con el saxofón.[5]
    • Si el saxofón no te da problemas, repite las escalas con los ojos cerrados para desarrollar aún más tu oído ya que depender del afinador al tocar escalas, notas largas y arreglos te perjudicará a la larga.[6]
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Método 2
Método 2 de 2:
Resolver los problemas con el saxofón

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    Usa la boquilla adecuada. Las boquillas varían en cuanto al diseño. Asegúrate de que tu saxofón sea compatible con la boquilla ya que los saxofones antiguos podrían no funcionar tan bien con boquillas más modernas. Revisa el bafle, el tamaño de la cámara y el ancho de la punta, todos los cuales podrían afectar el sonido.[7] Los bafles en particular hacen una gran diferencia en el sonido,[8] así que prueba varios tipos para encontrar el adecuado para ti.
    • Los bafles rectos se conocen por su sonido constante. Son ideales para los saxofones más antiguos y también para los sopranos.
    • Los bafles rollover, los cuales son más populares entre los saxofonistas de jazz, añaden un ligero estallido con efectos de gruñidos y una sugerencia de brillo al principio de una nota a la vez que mantienen un sonido fuerte y constante.
    • Los bafles step son quizás los más fáciles de usar. Su capacidad para proyectar el sonido hace que sean populares entre los saxofonistas de R&B y rock, quienes tienen que abrirse paso a través de una gran cantidad de ruido externo para sobresalir de entre sus compañeros de banda y hacerse escuchar.
    • A los bafles cóncavos les falta proyección y son difíciles de escuchar a menos que estés muy cerca. Debido a esto, casi no se usan excepto para producir efectos muy específicos.
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    Sé coherente. Elige un tipo de caña con el que tocar: dura o suave. Si eres principiante, considera usar una caña suave. Aunque tienden a producir sonidos desafinados al principio, te será más fácil manipular el sonido entre desafinado y agudo de lo que sería con una caña dura. Independientemente de la caña que utilices, cíñete a ella ya que cambiar de un tipo a otro creará cambios drásticos en el sonido.[9]
    • En la misma línea, si tiendes a usar mucho vibrato al tocar, asegúrate de añadir vibrato al afinar el saxofón.
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    Revisa la temperatura. Mientras más frío esté un saxofón, el sonido será más desafinado. Si tu saxofón ha estado guardado en un área fría, muévelo a un lugar cálido para que pueda alcanzar la temperatura ambiente antes de empezar a afinarlo. Si no tienes tiempo para que se caliente por su cuenta, usa tu calor corporal y sopla aire caliente a través del saxofón.
    • Asegúrate de que todo el saxofón esté a la misma temperatura. La parte superior puede sentirse cálida con el tiempo gracias al calor corporal de tus manos y tus dedos mientras que la base se mantiene fría. Si la temperatura de la parte superior y la inferior no es la misma, toca notas largas para circular el aire caliente por todo el instrumento.
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    Revisa la edad del saxofón. Si tu saxofón no toca las notas correctas independientemente de los ajustes que le hagas a la boquilla o a la embocadura, averigua cuántos años tiene si aún no lo sabes. Los saxofones más graves se consideran estándar hoy en día pero, antes de que esto se estableciera, los fabricantes también hacían saxofones agudos. Desafortunadamente, no hay nada que puedas hacer para afinar estos últimos de forma precisa a otros instrumentos más modernos.[10]
    • Si no puedes averiguar por tu cuenta si tu saxofón es agudo o grave, llévalo a una tienda de música. Un técnico debería poder distinguirlo además de reparar el saxofón si resulta ser un modelo estándar grave que simplemente no funciona bien.
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    Adáptate a tu saxofón. Los saxofones son conocidos por ser muy temperamentales en términos de la afinación ya que la más ligera imperfección o desviación en el diseño puede modificar su sonido. Relájate. Esfuérzate menos por alcanzar la perfección y más por alcanzar un nivel competente con cada saxofón individual. Si una o más notas suenan increíblemente desafinadas, llévalo a que lo reparen para asegurarte de que todo esté en donde debería. De otro modo, modifica tu técnica para producir las notas correctas (o lo más cercano a ellas) en lugar de exigir testarudamente que tu saxofón funcione de la forma como quieras.[11]
    • Ten por seguro que no serás el único que no pueda hacer que su saxofón produzca notas perfectas. Es bien sabido que varias leyendas del jazz tuvieron el mismo problema.
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Advertencias

  • Aunque el término "afinación" se usa ampliamente, en realidad no es el apropiado, ya que un saxofón nunca podría describirse como "afinado". Lo que realmente haces se llama "entonación".[12]
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