Ahorrar dinero de joven puede darte muchos beneficios. Puedes usar ese dinero para pagar tu instituto o universidad, comprar algo especial, puedes ahorrarlo hasta ser un adulto y usarlo para pagar un seguro o efectuar el pago inicial de un auto o tu primera casa. Sin embargo, ahorrar no es fácil. Debes resistir la tentación de gastarlo y también debes hacerte responsable por tus acciones, lo cual no es tarea fácil.

Parte 1
Parte 1 de 4:
Planifícate y ahorra

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    Piensa en lo que quieres hacer con el dinero. Una razón por la que muchas personas no alcanzan sus metas económicas o no pueden ahorrar dinero es que no saben qué quieren hacer con él. ¿Quieres ahorrar para pagar la universidad, comprarte tu propia laptop o un auto? ¡Decidir qué quieres hacer con tu dinero es el primer paso para poder ahorrarlo![1]
    • Si tienes dificultades para determinar qué quieres hacer, consúltalo con las personas que te conocen mejor: tus padres y tus amigos cercanos. Pensar con otras personas que te conocen muy bien te puede ayudar a librarte de tus propios pensamientos y despertar nuevamente tus sueños y metas.[2]
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    Elige una meta de ahorro. Cuando ya sepas qué quieres hacer con tus ahorros, puedes determinar cuánto ahorrarás cada semana o cada mes, dependiendo de cuándo recibas tu mesada, tu sueldo o cualquier otra fuente de ingreso.
    • Una buena regla general es ahorrar $1 por cada $3 que recibas. Ahorrar un tercio de tu ingreso podría parecer mucho, pero es la única forma de ahorrar una cantidad considerable. Ahorrar un tercio o el 30 % de todo dinero que recibas es una de las mejores estrategias de ahorro que existen. Una vez que empieces a hacerlo, ¡se volverá un hábito![3]
    • También considera cuánto dinero quieres tener y en qué momento. Esto te ayudará a determinar cuánto tienes que ahorrar cada semana o cada mes. Si quieres tener $100 en un año y recibes una mesada semanal de $5, guardar $2 cada semana te ayudará a alcanzar esa meta.
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    Abre una cuenta bancaria. Conseguir una cuenta bancaria es un paso importante para volverse más maduro y responsable. Además, tener una cuenta bancaria puede fomentar buenos hábitos de ahorro.[4]
    • Si tienes menos de 18 años, es probable que tus padres tengan que figurar en la cuenta. Una cuenta conjunta es una forma en la que muchos bancos ofrecen cuentas para menores. Tanto los nombres de tus padres como el tuyo figurarán en la cuenta por fines legales y de obligaciones económicas. Esto puede parecer una desventaja, pero también puede dificultar gastar tu dinero cuando quieras hacerlo, ya que tus padres podrán descubrir con facilidad en qué lo gastaste.[5]
    • Busca bancos que cuenten con los cargos y los requisitos de saldo mínimos. Muchos bancos cuentan con una opción para “ahorradores jóvenes”, que cobran una cuota mínima mensual por mantenimiento.[6]
    • Ten en cuenta que en algunos países, los bancos pueden ofrecer solamente cuentas de custodia. Estas cuentas son instrumentos de inversión que restringen el acceso de los menores a la cuenta y sus fondos (por lo general hasta que cumplan 18 o 21 años de edad, dependiendo del país). Si esta es la única opción con la que cuentas en tu banco, trata de buscar otro banco que ofrezca una cuenta de ahorros estándar o espera a ser un poco mayor.[7]
    • Si por algún motivo no quieres abrir una cuenta bancaria, pon tu dinero en un recipiente con candado y dale la llave a tus padres o solo pídeles que guarden el dinero por ti.
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    Ahorra todo dinero extra. Si obtienes dinero extra por festividades o tu cumpleaños, siempre ahorra como mínimo la mitad. Algunas familias incluso les regalan a los hijos de sus familiares bonos de ahorro para la universidad o dinero guardado para que lo ahorren a largo plazo. Deposita ese dinero en el banco, no en tu alcancía.
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    ¡Ahorra el cambio! Pon todo lo que te sobre del dinero del almuerzo o lo que tengas en un frasco de vidrio o una alcancía y úsalo de vez en cuando. ¡Te sorprenderá saber cuánto puedes ahorrar sin siquiera esforzarte mucho![8]
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    Negocia con tus padres. Pregúntales a tus padres si pueden darte un dinero “equivalente” a tus ahorros para motivarte a desarrollar buenos hábitos de ahorro. Digamos que ahorras $40 al mes y lo depositas en una cuenta de ahorros. Puedes preguntarles a tus padres si podrían darte un dinero equivalente a tus ahorros y agregar otros $40. Esto te dará un mayor incentivo para ahorrar. Tus padres pueden o no estar de acuerdo con esta idea, pero podrían estar más dispuestos a hacerlo si vas a ahorrar para algo que consideren importante, como tu educación.[9]

Parte 2
Parte 2 de 4:
Reduce tus gastos

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    Lleva contigo la menor cantidad posible de dinero. No lleves mucho efectivo en tu billetera y trata de no llevar siempre tu tarjeta de débito. De esta forma, no tendrás la necesidad de gastar dinero en artículos innecesarios ni tomarás decisiones impulsivas cuando estés en una tienda.[10]
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    Ahorra antes de gastar. Siempre que recibas dinero (ya sea un regalo, una mesada o un sueldo), toma de inmediato la cantidad que quieras ahorrar y guárdala. Esto garantizará que no gastes el dinero que quieres ahorrar. La mejor parte es que una vez que hayas guardado tus ahorros, ¡podrás gastar el resto! Después de todo, es importante disfrutar de la vida y vivir un poco.[11]
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    Gasta tu dinero en cosas importantes. Puedes gastar tu dinero en un elemento: tu futuro. Debes sentirte bien cuando gastes dinero si se trata de una inversión para tu futuro y, en especial, tu capacidad futura para generar ingresos. Por ejemplo, ahorra para pagar la educación si piensas ingresar a una universidad. Si planeas ser cantante, gasta tu dinero en clases de canto. Gasta tu dinero en ropa adecuada si consigues un trabajo de oficina. Es perfectamente aceptable gastar dinero para destacarte y a su vez ganar más dinero con el tiempo.[12]
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    Dale un valor al dinero. Comprende cuál es el valor del dinero y qué vale la pena. Recuerda que la mayor parte del tiempo (exceptuando los regalos), uno obtiene dinero por algo que hace. Básicamente, cuando trabajas estás intercambiando tu tiempo por dinero. Debes decidir si lo que quieres es igual de valioso que el tiempo que necesitaste para ganar el dinero con el que lo comprarás.
    • Por ejemplo, si ganas $10 por hora en un trabajo de medio tiempo y quieres comprarte un videojuego que cuesta $50, tendrás que trabajar 5 horas completas (y un poco más si tienes que pagar impuestos) para generar el dinero suficiente para comprar el juego. ¿Consideras que vale la pena? Además, ¿puedes comprar ese juego y equilibrar las otras necesidades que debes saciar con ese dinero, como ahorrar 1/3 o pagar la gasolina de tu auto? Cada vez que gastes dinero, esto representa una compensación. Debes pensar cuidadosamente sobre lo que valoras y debes tomar decisiones según corresponda.[13]
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    Mantente enfocado en lo que quieres. Mantente enfocado en el premio y exactamente en lo que planeas hacer con tu dinero ahorrado.
    • Dibuja o imprime una imagen de lo que quieres y pégala en tu alcancía o tu frasco de ahorros, o incluso sobre tu tarjeta de débito. Esto te mantendrá inspirado.

Parte 3
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Haz dinero extra

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    Ofréceles algún servicio a tus vecinos o amigos de la comunidad. Es claro que uno de los aspectos clave de ahorrar es contar con el dinero que quieres ahorrar. ¡Una forma de ahorrar más es ganar más![14]
    • En verano, inicia un negocio en el que te ofrezcas a cortar césped y en invierno uno en el que retires la nieve. Incluso puedes barrer las hojas por tus vecinos durante el otoño. Cobra montos diferentes dependiendo de la cantidad de trabajo que debes realizar y del tamaño del jardín. Puedes promocionar tus servicios haciendo volantes y pegándolos en los postes, y pidiéndoles a tus vecinos que los coloquen en sus puertas.[15]
    • Ofréceles a tus amigos o vecinos servicios de cuidado de mascotas. Las mascotas necesitan mucho cuidado y la mayoría de los dueños preferirían encargarle sus mascotas a un niño o adolescentes responsable, en lugar de enviarlas a una perrera.[16]
    • Cuida la casa de tus vecinos cuando estén lejos de vacaciones. Cuida sus mascotas, riega sus plantas y recoge su correspondencia. Esta es una forma grandiosa de ser un buen vecino y también ganar un poco de dinero extra.[17]
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    Vende cosas. Realiza una venta de pasteles en tu vecindario o abre un puesto de limonada durante el verano. Lleva tus videojuegos usados a una tienda de juegos local o lleva tu ropa usada en buenas condiciones a una tienda de segunda mano. Si tienes experiencia comprando y vendiendo cosas en Internet, considera la posibilidad de vender estampillas antiguas, aparatos electrónicos u objetos coleccionables a través de páginas de Internet como MercadoLibre, OLX o incluso Facebook. Organiza ventas de garaje un par de veces al año.[18]
    • Existen muchas formas grandiosas de ganar un poco de dinero extra ofreciendo un producto en venta o intercambiando tus cosas viejas por dinero. ¡Sé creativo para alcanzar tus metas de ahorro!
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    Consigue un empleo de medio tiempo. Tener que trabajar para conseguir dinero te enseñará cuál es su valor. Si eres muy joven y la ley aún no te permite tener un empleo, podrías buscar el antiguo trabajo clásico para niños: ¡repartir periódicos en tu localidad! Si bien puede parecer algo anticuado, repartir periódicos no solo te dará un poco de dinero extra, también cuenta con otras ventajas: pasarás mucho tiempo fuera de casa y podrás escuchar música mientras “trabajas”.[19]

Parte 4
Parte 4 de 4:
Mantén un control de tu dinero

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    Mantén un control de tus ingresos. Desarrollar un presupuesto y adherirte a él solo es posible si sabes con cuánto dinero cuentas. Determina y mantén un control de la cantidad de dinero que recibes de diferentes fuentes (p. ej.: mesadas, regalos, pagos, dinero por cuidar a un niño, etc.).
    • Si tienes una cuenta bancaria, mantener un control del dinero que tienes es muy fácil. Por lo general, se puede acceder a los estados bancarios por Internet o puedes acudir a una sucursal del banco para consultarlos. Imprimirlo y guardarlo en un archivador es una práctica útil que te permite desarrollar un sistema de organización relacionado con la administración de tu vida. Esto será muy útil en el futuro, cuando tengas que calcular tus impuestos o mantener un control de tu hipoteca.
    • También hay aplicaciones para teléfonos inteligentes que hacen que sea fácil depositar dinero de inmediato en tu cuenta. Ahora muchos bancos permiten a los clientes tomar fotografías de los cheques con su teléfono inteligente y transferir el dinero a sus cuentas bancarias.[20]
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    Mantén un registro de tus gastos. Guarda los recibos o mantén un cuadro que indique todas las compras que realizaste, incluso la comida. Pon la fecha, el artículo que compraste y la cantidad que gastaste. De esta forma, sabrás en qué gastaste tu dinero.
    • También hay aplicaciones diseñadas para controlar las finanzas personales (como Wally) que puedes descargar en tu teléfono inteligente y usar para registrar tus gastos. Wally te permite incluso tomar fotos de recibos que luego son calculados en la aplicación. Esta es una forma grandiosa de aprender sobre tus hábitos de consumo.[21]
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    Toma nota de todo lo que sea inusual. Mantén un control de todo lo que no concuerde con tus hábitos comunes de ahorro y consumo. Por ejemplo, quizá hiciste una compra considerable, como una computadora o un iPod, quizá pagaste la cuota inicial de un auto o realizaste el primer pago para la matrícula de la universidad. Mantener un control de las ocasiones en las que haces algo inusual (incluso si lo planeaste o era necesario) te ayudará a saber con exactitud cuál es tu situación económica, lo cual es importante, en especial en aquellos momentos en los que tu saldo es menor al que normalmente tienes.
    • Mantener tu registro en orden y estar bien informado también te ayudará a detectar cualquier error o problema que haya en tu situación económica. Quizá notaste que siempre te faltan $5 cada semana (¡primero habla con tus molestos hermanos!) o que cada semana gastas demasiado en comida rápida cuando vas al centro comercial. Cuando sepas qué es lo que ocurre, podrás evaluar nuevamente y determinar cómo volver a adoptar tus metas de ahorro.

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