A los gatos nuevos les toma un tiempo acostumbrarse a su entorno y pasarán mucho tiempo escondidos mientras eso pasa. Deja que el gato se sienta cómodo con su nuevo hogar a su tiempo, lo que puede tomar de dos semanas a dos meses. Ayúdalo a acostumbrarse a tu presencia sentándote cerca de su escondite y hablándole. Si necesitas que salga a cierta hora, para llevarlo al veterinario, intenta convencerlo con golosinas, juguetes o rociando feromonas felinas para relajarlo. Cuando lleves un gato nuevo a casa, mantenlo en una habitación para ayudarle a acostumbrarse más rápido. Asegúrate de que su espacio sea a prueba de gatos para evitar que quede atrapado en espacios peligrosos.

Método 1
Método 1 de 3:
Construir una relación de confianza

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    Dale tiempo al gato para que se acostumbre a su nuevo hogar. La mejor manera de hacer que el gato se sienta lo suficientemente cómodo para salir de su escondite, es darle tiempo para adaptarse a su nuevo entorno. A la mayoría de los gatos les toma un par de semanas adaptarse, pero podrían ser un mes o dos. Durante este tiempo, intenta no forzar al gato a salir de su escondite.[1]
    • No lo persigas ni lo levantes en brazos, especialmente durante los primeros días.
    • Ten paciencia. Si el gato no muestra interés cuando uses estas técnicas, dale su espacio e intenta de nuevo más tarde.
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    Siéntate cerca de su escondite para hablarle. Mientras el gato se adapta a su nuevo hogar, debe acostumbrarse a tu presencia. Si se oculta, siéntate cerca de su escondite y háblale de manera suave. Esto ayudará a que se acostumbre a tu olor y sonidos.[2]
    • Prueba sentarte con él en intervalos de unos 20 minutos varias veces al día.
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    Toca su nariz con la punta del dedo. Si sale de su escondite, ofrécele la mano con la punta del dedo extendida. Déjalo acercarse a ti y olerte por su cuenta. Cuando lo haga, toca suavemente con el dedo su nariz para saludar.[3]
    • Los gatos se saludan untos a otros tocándose las narices y tú puedes simular este comportamiento usando la punta del dedo.
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    Ofrécele golosinas. Siéntate tranquilamente cerca del escondite del gato y ofrécele regalos, como una pieza delgada de pollo o golosinas. Si sale a tomar el regalo, prémialo con otro.
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    Evita el contacto visual y los ruidos fuertes. El gato estará un poco estresado durante el periodo de adaptación. Cuando hables con él, asegúrate de hacerlo suavemente y evita hacer mucho ruido a su alrededor. Intenta no hacer contacto visual directo porque el gato lo interpretará como una confrontación.
    • Reducir el estrés del gato lo ayudará a sentirse lo suficientemente cómodo para salir de su escondite.

Método 2
Método 2 de 3:
Hacer que el gato salga de prisa

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    Tómate tu tiempo para hacer que el gato se meta en la transportadora. Seguro necesitarás un mínimo de 20 o 30 minutos para sacar al gato de su escondite y meterlo en la transportadora. De ser posible, planifícalo para evitar una pelea y forzarlo a hacerlo.[4]
    • Intenta mantener la transportadora en su espacio todo el tiempo y coloca su comida dentro de esta para que el gato la asocie con cosas positivas.
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    Ofrécele golosinas y juguetes. Si debes hacer una cita con el veterinario o sacar al gato de su escondite de prisa, intenta convencerlo con golosinas para mascotas o un pedazo de atún enlatado. También puedes usar un juguete para perseguir, como una pluma en un cordón, para ayudarlo a olvidar su miedo o timidez.
    • Continúa jugando con él durante 10 o 15 minutos. Si tienes que meterlo en una transportadora, prueba colocando golosinas dentro y no lo obligues a menos que sea absolutamente necesario.
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    Rocía feromonas felinas. Existen productos que contienen feromonas sintéticas que ayudan al gato a relajarse. Rocía el producto alrededor de su escondite para alentarlo a salir. Esto lo relajará y provocará que quiera salir a investigar de dónde viene el olor.
    • No rocíes las feromonas justo frente al gato. Podría asustarlo y provocar que no quiera salir de su escondite.
    • Una vez que esté relajado, probablemente va a querer frotarse contra ti y que lo acaricies. Debes darle un poco de atención después de haber rociado las feromonas en lugar de tratar de apresurarlo a que se meta en la transportadora.

Método 3
Método 3 de 3:
Mantener seguro al gato mientras está escondido

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    Mantén al gato en una habitación al traerlo a casa por primera vez. Al gato le costará mucho acostumbrarse si lo dejas explorar toda la casa. En lugar de eso, mantenlo en una habitación pequeña o en una parte de la casa tranquila durante, al menos, las primeras dos semanas después de haberlo traído a casa.
    • La habitación debe tener una puerta que puedas cerrar y en donde nadie entre. Trata de mantener al gato alejado de otras personas o animales mientras se acostumbra a la casa.
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    Restringe el acceso a escondites peligrosos. Mantener al gato en una habitación reducirá las probabilidades de que quede atrapado en escondites peligrosos, pero aun así debes tomarte el tiempo para hacerla a prueba de gatos. Asegúrate de que los ductos de ventilación sean seguros, elige un lugar sin chimenea y asegúrate de que no pueda golpearse con muebles u objetos.[5]
    • Mantén los cajones cerrados, aleja al gato de aparatos como lavadoras o secadoras y cierra la puerta del clóset si no quieres que entre ahí.
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    Deja salir al gato de la habitación en la noche una vez que se haya acostumbrado. Una vez que el gato se sienta cómodo al salir a explorar la habitación, puedes comenzar a mostrarle el resto de la casa. Ya que los gatos son nocturnos, comienza por dejar la puerta abierta en la noche. Si regresa a la habitación por la mañana, cierra la puerta para no agobiarlo.[6]
    • Si no encuentras al gato después de haberlo dejado salir a explorar la casa, coloca una lata de comida para gato o golosinas y dale tiempo para que salga de su escondite. Si tiene un juguete favorito que haga ruido, agita el juguete para llamar su atención.
    • Asegúrate de que todo sea a prueba de gatos antes de dejarlo explorar el resto de la casa. Cierra las puertas para limitar el área donde pueda explorar y esconderse. Coloca una rejilla de seguridad (o, si tienes apuro, un pedazo de madera contrachapada) en cualquier chimenea, asegúrate de que las puertas de la lavadora y secadora estén cerradas y revisa los ductos de ventilación.

Acerca de este wikiHow

Lauren Baker, DVM, PhD
Coescrito por:
Veterinaria
Este artículo fue coescrito por Lauren Baker, DVM, PhD. La Dra. Baker es veterinaria y candidata a un PhD en Ciencias Biomédicas Comparativas. La Dra. Baker recibió su título de médica veterinaria en la Universidad de Wisconsin en 2016, y continuó para recibir un PhD a través de su trabajo en Comparative Orthopaedic Research Laboratory. Este artículo ha sido visto 2543 veces.