A veces es necesario blanquear la ropa de cama si se mancha o es blanca y vieja y ha empezado a amarillearse. El blanqueado básico es muy sencillo, pero si eres sensible a los productos químicos blanqueadores, también puedes utilizar algunos métodos naturales para ayudar a mantener la ropa de cama blanca. Si le das tiempo para remojarse, tratas las manchas, la lavas de forma adecuada o utilizas métodos naturales de blanqueado como la luz solar y el bicarbonato, puedes blanquear la ropa de cama hasta devolverle su mejor blancura.

Método 1
Método 1 de 2:
Lavar la ropa de cama con lejía

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    Remoja la ropa de cama de inmediato. Para la ropa de cama con manchas, es mejor ponerla a remojar lo más rápido posible apenas notes la mancha. Tratar la mancha con rapidez ayudará a evitar que se fije y se vuelva más difícil de quitar más adelante. Coloca la ropa de cama en un balde o tina que esté limpia por completo y añade agua. Déjala remojar al menos 2 días, pero también puedes permitir que se remoje por más tiempo.
    • Con frecuencia se recomienda utilizar agua fría, puesto que el agua caliente puede hacer que las manchas se fijen, pero otros afirman que el agua caliente es la única forma de quitar las manchas. Para estar seguro, opta por un remojo en agua fría.
    • Es mejor agitar el agua de vez en cuando. También debes cambiarla según la gravedad de la mancha. Si el agua empieza a ponerse evidentemente sucia, cámbiala con agua fresca y sigue con el remojo.
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    Trata las manchas. Una vez que la ropa de cama se haya remojado por un tiempo, revisa si quedan manchas que necesiten más tratamiento. Utiliza un tratamiento moderno con enzimas como Spray 'n Wash o Shout. Estos quitamanchas modernos han vuelto obsoletos muchos métodos tradicionales. Rocía una cantidad generosa en las zonas específicas que necesitan tratamiento. Deja que el tratamiento quitamanchas penetre en la ropa antes de continuar.[1]
    • Es recomendable no utilizar nunca lejía con cloro en la ropa de cama, ni siquiera como tratamiento localizado, puesto que puede amarillear y deteriorar la tela.
    • En general, la ropa de cama suelta las manchas mejor que otras telas, así que es probable que no necesites hacer ningún otro tratamiento aparte del remojo.
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    Lava la ropa de cama. Si trabajas con ropa de cama vintage o delicada, lo que debes hacer casi siempre es lavarla a mano. Las lavadoras pueden ser abrasivas debido al movimiento violento rápido, sobre todo las que tienen un agitador central. Lava con agua tibia, un detergente suave básico y lejía con oxígeno en polvo. Sigue las instrucciones del producto, pero en general está muy concentrado y no debes necesitar mucho, solo una cuchara llena. Asegúrate de separar la ropa de cama blanca de la oscura o de color para evitar que los colores se destiñan o que la ropa se decolore.[2]
    • Un ejemplo de detergente suave sería un producto recomendado para utilizar en la ropa de bebé como Dreft o All Free and Clear.
    • La lejía con oxígeno suele hacerse con percarbonato de sodio, así que puedes buscarlo en los ingredientes cuando vayas de compras. El producto Oxi Clean es una lejía bastante estándar para utilizar.
    • Si lavas a mano, es muy recomendable utilizar guantes de goma para protegerte las manos de la reacción química de la lejía.
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    Enjuágala bien. La mayoría de los ciclos de lavado tienen un enjuague como parte de los mismos, pero es buena idea someter la ropa de cama a un ciclo de enjuague adicional. Cuando laves a mano, enjuaga la ropa varias veces con agua fresca cada vez.
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    Verifica si su condición ha mejorado. Después de todo esto, es posible que la mancha que estás combatiendo aún esté presente o que el color amarillento no haya disminuido. Si este es el caso, puede valer la pena tratar la mancha por segunda vez. Lava la ropa de cama por segunda vez.
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    Déjala secar al natural. Por lo general, se recomienda nunca secar la ropa de cama en la secadora. Es mejor que la tela tenga tiempo de secarse al natural. Colocar la ropa de cama tendida al exterior permitirá que se seque mejor, aunque esto no siempre es una opción. También puedes colgarla en un tendedero o colocarla sobre la barandilla del porche. Si haces esto último, debes cubrir la barandilla con otro trapo para mantener la ropa de cama limpia.[3]
    • Dependiendo de para qué sirve la ropa de cama y si la vas a utilizar de inmediato, este es un buen momento para plancharla mientras aún está húmeda.
    • Secar la ropa de cama en la secadora puede hacer que se desgaste rápido y se encoja.
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Método 2
Método 2 de 2:
Blanquear sin lejía

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    Deja que el sol haga el trabajo. Coloca la ropa de cama a la luz solar directa, que es una forma natural de blanquear las telas. Ha sido una práctica común durante siglos y sigue haciendo maravillas en la actualidad. Puedes dejar la ropa de cama bajo el sol por unas horas o hasta una semana dependiendo de qué tan bien esté blanqueándose la prenda. Revísala de vez en cuando para asegurarte de que no se dañe por una exposición prolongada.
    • La ropa de cama debe estar húmeda al momento de exponerla al sol, ya que así se blanqueará mejor. Puedes colgarla en un tendedero o, si es lo bastante grande, puedes colocarla en una mesa o colgarla de tu porche. Debes considerar colocar un trapo separado sobre cualquier madera u otras superficies que entren en contacto con la ropa de cama para mantenerla limpia.
    • Extiende la ropa de cama y dale vuelta de forma periódica para lograr el mejor blanqueado.
    • El tiempo que debes dejar la ropa de cama al exterior puede variar. Algunas personas consideran que dejarla al exterior por varios días o una semana produce los mejores resultados. Otras creen que demasiada exposición solar puede dañar la tela. Tu mejor opción es vigilar la prenda y asegurarte de que no parezca dañarse. También podrías evitarlo si sigues humedeciéndola todos los días si la dejas al exterior por un buen tiempo.
    • Si tienes manchas muy oscuras, rocía una mezcla de jugo de limón y agua en las manchas antes de poner la prenda bajo el sol. Esto potenciará el efecto del sol para reducir las manchas.
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    Utiliza alternativas sin lejía en la ropa. Dado que la lejía irrita la piel de muchas personas, es buena idea probar alternativas más naturales que puedas añadir de forma directa a tus cargas de ropa habituales. Algunos buenos remedios blanqueadores y quitamanchas son el jugo de limón, el vinagre, el bicarbonato y el peróxido de hidrógeno. Evidentemente, estos son métodos menos fuertes, así que pueden ser menos potentes que la lejía.[4]
    • Para hacer la prueba, añade de 1/4 a 1/2 taza de jugo de limón, 1/2 taza de bicarbonato o peróxido de hidrógeno (al 3 %) o de 1/2 a 1 taza de vinagre blanco destilado a tu detergente habitual.
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    Calienta y remoja la ropa de cama en la estufa con sal y bicarbonato. Esta es una buena opción sobre todo para las prendas pequeñas como las servilletas o los pañuelos. Coloca la ropa de cama en una olla grande con agua y añade 1/4 de taza de sal y 1/2 taza de bicarbonato, mezclando bien los ingredientes con el agua. Ponla a hervir en la estufa y luego apágala. Déjala en la estufa por 2 o 3 días.[5]
    • Puedes cambiar el agua un par de veces, pero no es necesario. También puedes recalentar el agua un par de veces para potenciar el efecto.
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Consejos

  • Este es un proceso que demanda mucho tiempo. Así que, si la ropa de cama es para algo especial y urgente, deja suficiente tiempo antes que sea necesaria.
  • Evita la lejía con cloro para la ropa de cama. No vale la pena el daño que puedes provocar.
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Acerca de este wikiHow

Elias Weston
Coescrito por:
Especialista en limpieza
Este artículo fue coescrito por Elias Weston. Elias Weston es especialista en limpieza y fundador de Seatown Cleaners en Seattle, Washington. Elias se especializa en ayudar a los clientes a encontrar servicios de limpieza con reserva instantánea y precios flexibles. Seatown Cleaners ofrece servicios de limpieza estándar, profunda y de entrada / salida utilizando productos ecológicos y técnicas de limpieza. Cada limpiador es examinado minuciosamente y cada limpieza está respaldada por una garantía de devolución del dinero del 100 %.
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