Una guerra espiritual es una batalla constante del bien contra el mal, Dios contra Satanás. Debido a que toma lugar en el ámbito espiritual y no en el físico, puede ser fácil de ignorar, pero el resultado de cada pelea puede tener consecuencias eternas. Para combatir una guerra espiritual, debes comprender la naturaleza de la batalla, las armas, las herramientas defensivas que tienes a tu disposición y los tipos de ataque que anticipas que enfrentarás.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Comprender la batalla

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    Enfócate en el ámbito espiritual. Como el término lo sugiere, la guerra espiritual ocurre principalmente en el ámbito espiritual. Puede poseer repercusiones en el ámbito físico, pero si no abordas el problema en su raíz espiritual, no podrás combatirla de manera efectiva.
    • En Efesios 6:12, el apóstol Pablo explica: “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra poderes, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.[1] Este versículo define la guerra espiritual como una guerra contra poderes que no son “de carne”, lo que significa poderes que no son físicos o tangibles en la naturaleza.
    • Debido a que los ámbitos espiritual y físico están conectados, las cosas que suceden en el ámbito físico puede tener consecuencias espirituales y viceversa. Por ejemplo, la obediencia a Dios en la vida terrenal fortalece tu espíritu. Asimismo, violar los mandamientos de Dios en la vida terrenal debilitará tu espíritu. Como dice en Santiago 4:7: “Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros”. Primero tienes que someterte a Dios para poder resistir al diablo.
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    Confía en el poder de Dios. Solo con el poder de Dios puedes esperar ganar contra el enemigo. Para confiar en Dios, tienes que aceptar la salvación que Cristo te ofrece. También debes entender que cada victoria le pertenece a Dios.
    • Cuando reprendas al diablo, debes hacerlo en el nombre de Jesús y con confianza en la autoridad de Dios sobre el mal. Incluso el arcángel Miguel dijo: “El Señor te reprenda”, cuando peleó contra el diablo por el cuerpo de Moisés (S. Judas 9). Si incluso los ángeles deben confiar en el nombre de Dios para reprender al diablo, no resulta sorprendente que los cristianos deban confiar en el nombre y poder de Cristo para hacerlo.[2]
    • También es importante comprender que el nombre el Cristo no funciona por sí solo. Es tu relación con Cristo, como cristiano, en la que debes apoyarte.
    • En Hechos 9:13-16 se describe la historia de los siete hijos de Esceva, quienes utilizaban el nombre de Jesús para ahuyentar a los espíritus malignos sin poseer una relación sólida con Cristo. Un día, un espíritu maligno se resistió y los dominó porque colocaron su fe en el aspecto equivocado del proceso. Simplemente utilizaban el nombre de Jesús, pero no lo conocían realmente.
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    Desecha cualquier pensamiento orgulloso. Tienes el poder para batallar dentro de la gran guerra espiritual, pero obtienes este poder a través de Cristo. Si comienzas a enorgullecerte de ese poder como si fuera tuyo, tienes que desechar ese orgullo antes de continuar. Es posible que Satanás utilice el pecado del orgullo contra ti en la guerra espiritual.[3]
    • Para poder someterte verdaderamente a Dios, necesitas ser humilde. Es imposible someterte verdaderamente al poderío y voluntad de otro si una parte de ti cree que tu propio poder puede ser igual. Si dos poderes son comparables o similares, entonces no consideras a ninguno como absoluto sobre el otro.
    • Debes confiar plenamente en el poder de Dios para combatir una guerra espiritual. Deja el orgullo que puedas tener por tu poder propio. Como dice en la Biblia: “No te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y el enderezará tus veredas”.
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    Demuestra obediencia y autocontrol. Para combatir una guerra espiritual tienes que mantenerte obediente a Dios en todas las cosas. A menudo, debes mostrar un gran autocontrol para lograr tal nivel de obediencia.
    • El apóstol Pablo instruye a los creyentes a “fortalecerse en el Señor” (Efesios 6:10). Es importante tomar en cuenta que el término es “en” y no “con”. No es suficiente confiar en que el poder de Dios ganará las batallas espirituales por ti. En lugar de eso, debes tener un compañerismo con Cristo, pelear al lado de Dios en las batallas que enfrentes.[4] Para hacerlo se necesitan obediencia y autocontrol.
    • Debes obedecer a Dios al seguir sus mandamientos, y resistir o deshacerte de cualquier fuerza que pueda influenciarte de hacer lo contrario.
    • Para el autocontrol es necesario que te deshagas de cualquier exceso. Necesitas equilibrarte espiritualmente al resistir la urgencia de satisfacerte en cosas que son malvadas o en cantidades excesivas que puedan causar el deterioro espiritual.
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    Mantente alerta. En 1 Pedro 5:8 dice: “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Ten presente que te pueden atacar cuando menos lo esperas. Debes permanecer atento al campo de batalla espiritual y también debes protegerte constantemente contra los ataques potenciales.[5]
    • Trata la batalla con seriedad. El enemigo siempre está listo para atacar, así que siempre debes estar listo para defenderte.
    • Cuando te despiertes cada mañana, tómate el tiempo de prepararte espiritualmente a través de una oración y meditación. Pídele a Dios que te apoye cada día. Una buena oración es: “Dios, yo no lo puedo hacer, pero tú sí”.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Colocarte toda la armadura de Dios

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    Determina qué es la “armadura de Dios”. La “armadura de Dios” se refiere a un conjunto de armaduras espirituales metafóricas que los cristianos deben utilizar en todo momento para protegerse contra Satanás.
    • Toda la armadura de Dios está descrita en Efesios, 6:10-18.
    • El pasaje indica: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11). Básicamente, significa que al armarte con la protección y las armas que tu fe en Cristo te ofrece, podrás ser fuerte y resistirte a los ataques malignos de una naturaleza espiritual.
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    Utiliza el cinturón de la verdad. Efesios 6:14, dice: “Estad firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad”.
    • Lo opuesto de la verdad es una mentira y a menudo se le llama a Satanás el “padre de las mentiras”. Armarte con el “cinturón de la verdad” significa protegerte de los males del engaño al aferrarte a la verdad. En la Biblia, Jesús refutó las tentaciones de Satanás en la naturaleza con las verdades de las Sagradas Escrituras. Tú también lo puedes hacer, cita a las Sagradas Escrituras para refutar las mentiras de Satanás.[6]
    • Para aferrarte a la verdad, debes buscarla en todas las cosas y decir la verdad a todas las personas, incluso a ti mismo. No te dejes engañar con nada.
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    Colócate la coraza de justicia. La segunda parte de Efesios 6:14 hace referencia a la “coraza de justicia”.
    • La "justicia" se refiere a la justicia absoluta de Cristo, no a la justicia falible y desanimada de la humanidad.
    • A través de tu fe, debes confiar en la justicia de Cristo para que proteja tu corazón contra los ataques espirituales, al igual que una coraza física lo protegería en una batalla física. Si Satanás intenta decirte que no eres justo, cita a Romanos 3:22: “Dios nos hace justos mediante la fe en Jesucristo y eso vale para todos los que creen”.
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    Colócate las sandalias del Evangelio de la paz. Efesios 6:15 instruye a los creyentes lo siguiente: “Y calzaos los pies con el apresto del evangelio de la paz”.
    • El “evangelio de la paz” se refiere al evangelio o a las buenas nuevas de la salvación.
    • Preparar los pies con el evangelio de la paz sugiere que necesitarás llevar este evangelio cuando entres al territorio enemigo. Al dar un paso con este evangelio, tu alma está protegida en cada paso. La Santas Escrituras dicen: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Esto incluye la protección espiritual en contra de Satanás.
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    Toma el escudo de la fe. En Efesios 6:16 también se instruye que, sobre todo, debes tomar “el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.
    • La fe es algo absolutamente imprescindible cuando combates una guerra espiritual. Como un escudo, la fe te puede proteger en contra de lo que por el contrario serían ataques lacerantes del enemigo. Cuando Satanás intente decirte mentiras sobre Dios, recuerda mantener tu fe en que Dios es bueno y que tiene buenos planes para ti, etc.
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    Vístete con el casco de la salvación. Como dice en Efesios 6:17: “Y tomad el casco de la salvación”.
    • La salvación de la que se habla en este pasaje se refiere a la salvación espiritual que Cristo ofrece a través de su muerte y resurrección.
    • Un casco de salvación se puede interpretar como el conocimiento de la salvación espiritual. Al igual que un casco físico protege al cerebro, el casco de la salvación protege la mente contra los ataques espirituales y afirmaciones falsas que podrían poner a tu mente en contra de Dios.
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    Empuña la espada del Espíritu. La segunda mitad de Efesios 6:17 instruye tomar “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.
    • La espada del Espíritu está descrita directamente en el pasaje como la palabra de Dios o la Biblia.
    • Para empuñar la espada del Espíritu, necesitas comprender la Biblia. Tu conocimiento de las escrituras puede utilizarse luego como una refutación a los ataques espirituales. En Hebreos 4:12, dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.
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    Reza en el Espíritu. Los versículos que hablan sobre toda la armadura de Dios terminan con Efesios 6:18, que afirma: “Orando en todo momento con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y suplica por todos los santos”.
    • Al escoger estas palabras para terminar el pasaje sobre la armadura de Dios, el apóstol Pablo enfatiza la importancia de confiar en Dios para la fuerza espiritual a través de la práctica de la oración continua e inmutable. La Biblia nos dice que “oremos sin cesar”. La oración continua en cada situación de tu vida para la protección y el apoyo de Dios.
    • La armadura de Dios es un conjunto de herramientas y protección que Dios otorga a sus creyentes, pero es el poder de Dios en lo que el creyente debe confiar finalmente.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Pelear contra las armas del enemigo

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    Prepárate tanto para una guerra ofensiva como defensiva. La guerra ofensiva requiere que demuelas de manera activa las fortalezas del enemigo que se han construido anteriormente en tu mente. La guerra defensiva requiere que te protejas contra ataques futuros.[7]
    • La fortaleza del enemigo es una mentira que ya se ha construido dentro de tu mente. Gana fuerza por medio del engaño y la acusación, y es posible que te dificulte resistir el poder de la tentación o ver a través de las mentiras de Satanás.
    • Estas fortalezas tienden a volverse más fuertes o claras cuando estás solo, así que necesitas trabajar de manera activa en derrumbarlas con la ayuda de las armas espirituales que Dios te ha dado. A medida que decrecen estas fortalezas, también se volverá más fácil protegerte contra ataques futuros.
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    Pelea contra el engaño. El enemigo utiliza el engaño para hacerte creer que algo no es cierto para que te equivoques y caigas en el pecado.
    • Un ejemplo notorio de esto es cuando Satanás engañó a Eva para que crea que no le pasaría nada si comía la fruta prohibida en el Edén.
    • En referencia a la armadura de Dios, debes confiar de manera activa en el cinturón de la verdad y en la espada del Espíritu cuando combatas contra el engaño. El cinturón de la verdad es tu defensa contra el engaño, mientras que la espada del Espíritu te permite pelear contra el mismo.
    • En términos más simples, para pelear contra el engaño tienes que comprender la verdad. Para comprender la verdad, tienes que comprender a profundidad las Sagradas Escrituras.
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    Combate la tentación. Cuando el enemigo utiliza la tentación, intenta hacer que algo malvado se vea bueno e interesante para intentar atraerte hacia el mismo.
    • Por lo general la tentación viene después del engaño. Por ejemplo, se tentó a Eva para que coma la fruta prohibida luego de engañarla y hacerle pensar que sería aceptable hacerlo. Algo malvado solo puede parecerte deseable una vez que te han engañado para que pienses que es bueno de alguna manera.
    • Para lidiar con la tentación tienes que resistir al mal mientras te acercas más a Dios. Ambos elementos son necesarios y, naturalmente, ambos van de la mano cuando los pones en práctica.
    • Acércate a Dios a través de la oración, el estudio de la Biblia, la obediencia y devoción. A medida que te acercas a Dios, te alejarás del mal y la tentación tendrá menos poder sobre ti.
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    Lidia con las acusaciones. El enemigo acusará al creyente con culpas y pecados pasados para intentar agobiarlo con vergüenza y desesperación. La Biblia hace referencia a Satanás como “el acusador de nuestros hermanos”, así que incluso intentará acusarte contigo mismo. Acuérdate siempre del versículo: “No hay condenación para los que están en Cristo Jesús”.
    • Con respecto a la armadura de Dios, una de tus mejores defensas en contra la acusación es el escudo de la fe. Cuando el enemigo lanza un ataque en contra tuya y utiliza tus equivocaciones pasadas como munición, debes protegerte completamente contra el ataque por medio de confiar en tu fe en Cristo.
    • También puedes utilizar la coraza de la justicia de Cristo para proteger tu corazón y el casco de la salvación para proteger tu mente contra dichos ataques.

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Categorías: Religión