Contarle a tu pareja que tienes herpes genital es una conversación complicada. Sin embargo, es esencial que conversen sobre esta ITS, así tendrán relaciones sexuales seguras y conservarán la confianza en su relación. El herpes genital es un virus que surge debido al virus del herpes simple tipo 2 (HSV-2) o al del tipo 1 (HSV-1), el virus que produce el herpes bucal.[1] No obstante, podrás controlar el herpes y seguir teniendo relaciones con tu pareja si adoptas las precauciones adecuadas.

Parte 1
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Estar preparado para la conversación

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    Infórmate lo más que puedas sobre el herpes genital. Es esencial que te informes sobre el herpes genital, si aún no lo has hecho. Esto te permitirá estar preparado para resolver las inquietudes que puedan tener tu pareja y tú en relación con el herpes.
    • El herpes genital es una infección frecuente que suele transmitirse mediante el contacto sexual o el contacto directo con una ampolla o herida infectada. Este también puede surgir debido al HSV-1, el cual genera ampollas en tus labios y tu rostro mediante el contacto oral o genital.[2]
    • La persona con la que hayas tenido contacto sexual puede transmitir el virus incluso sin presentar síntomas, y por lo general, este no se detecta ni se diagnostica. Es más, aproximadamente el 80 % de los norteamericanos tienen el HSV-1 y lo contrajeron en la infancia, al recibir el beso de un padre, amigo o familiar.
    • El herpes genital puede tratarse con eficacia y no pone en peligro tu vida. Toda persona que sea sexualmente activa corre el riesgo de contraer el herpes genital, sin importar su sexo, raza o clase social.[3]
    • Por lo general, la infección del HSV-2 ocurre al tener sexo vaginal o anal. El HSV-1 suele transmitirse mediante el sexo oral (el contacto de la boca con los genitales).
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    Averigua cuáles son las opciones de tratamiento disponibles. También es esencial contar con esta información, así tu pareja y tú estarán más tranquilos. Por lo general, el herpes puede tratarse con medicamentos antivirales. La terapia farmacológica no representa una cura; sin embargo, puede hacer que sea más sencillo vivir con herpes.[4]
    • Tratamiento inicial: si el doctor te diagnostica herpes y presentas síntomas como heridas e hinchazón, te recetará un tratamiento breve (de 7 a 10 días) con antivirales, así tratará los síntomas o evitará que se agraven.
    • Tratamiento intermitente: es probable que el doctor te recete un medicamento antiviral que deberás tener disponible, por si surge otro brote. Tan pronto como identifiques las heridas o los demás síntomas de un brote, podrás consumir las píldoras de 2 a 5 días. Las heridas se curarán y desaparecerán por sí solas; sin embargo, el proceso se acelerará si consumes los medicamentos.
    • Tratamiento supresor: puedes pedirle al doctor que te recete un medicamento antiviral que puedas consumir a diario si experimentas brotes con frecuencia. La terapia supresora debe emplearse en todo aquel que experimente más de 6 brotes al año, así disminuirá la cantidad de brotes en un 70 a 80 %. Muchas personas que consumen antivirales a diario no experimentan brotes.
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    Conoce la información real sobre el contagio del herpes. El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual; sin embargo, no lo contraerás de forma automática si duermes con alguien que lo tenga. La mayor parte de las personas con herpes lo transmiten en muy pocas ocasiones.[5]
    • Es más, existen muchas parejas sexualmente activas en las que uno de ellos sufre de herpes, pero el otro no.[6] Una medida muy importante para evitar la propagación del virus consiste en saber si lo tienes y contárselo a tus parejas sexuales.
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Contárselo a tu pareja

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    Tengan esta conversación en un lugar calmado y privado. Invita a tu pareja a cenar en tu casa o den un largo paseo en el parque. Debes elegir un ambiente en el que ambos se sientan lo suficientemente seguros y cómodos como para conversar con seriedad, ya que tendrán una conversación íntima y personal.[7]
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    Antes de tener relaciones sexuales con tu pareja, conversa con ella. No se lo cuentes justo antes de ir a la cama o intimar. Si han estado saliendo por un buen tiempo y se encuentran en la etapa en la que ambos desean tener relaciones sexuales, es esencial que primero le cuentes que tienes herpes. Esto permite tener relaciones sexuales seguras; además, hará que tu relación se mantenga receptiva y sincera.[8]
    • Sin importar si te encuentras en una relación casual, tu pareja merece conocer la verdad antes de que tengan relaciones. Si no cuentas con la comodidad suficiente como para contarle a tu pareja que tienes una ITS, quizás no estés listo para tener relaciones con ella.
    • Si tu pareja y tú ya han tenido relaciones, no vuelvan a hacerlo hasta que le hayas contado que tienes herpes. Podrías tener mucho miedo de contarle a tu pareja que tienes herpes. Por lo general, el rechazo al herpes por considerarlo desagradable o asqueroso causa miedo en la persona con herpes y en aquella a la que se le revelará la enfermedad. Por otro lado, el herpes también puede ser de utilidad para poner a prueba la relación. Si tu pareja no está dispuesta a colaborar contigo y buscar formas de afrontar tu enfermedad, quizás no debas estar con ella, ni por los próximos años ni por una sola noche.[9]
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    Empieza con una frase apropiada para iniciar una conversación. Inicia la conversación de una manera amistosa, diciendo algo como:
    • “Me encanta estar contigo y me alegra mucho que gocemos de una mayor intimidad. Hay algo que quiero decirte, ¿podemos conversar en este momento?”.
    • “Cuando dos personas se llevan tan bien como nosotros, creo que ambos deben ser sinceros el uno con el otro, por eso quisiera contarte sobre una condición que padezco”.
    • “Sé que puedo confiar en ti y ser sincero contigo. Quisiera contarte algo”.
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    No emplees un lenguaje negativo ni la palabra “enfermedad”. Haz que la conversación sea sencilla y positiva.
    • Por ejemplo: “Hace dos años, descubrí que tenía herpes. Afortunadamente, puede tratarse y controlarse. ¿Podemos conversar sobre lo que esto implica para ambos?”.[10]
    • Emplea el término “infección de transmisión sexual” o IST, en lugar de “enfermedad de transmisión sexual” o ETS. Ambos tienen el mismo significado; sin embargo, la palabra “enfermedad” hace parecer que presentas síntomas o brotes a cada momento. Por otro lado, la palabra “infección” da la sensación de que puede controlarse.
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    Mantente calmado y brinda la información real. Ten en cuenta que tu pareja esperará que tomes el control de la conversación. Mantente calmado y brinda la información relacionada con el herpes, no luzcas avergonzado o traumatizado por tu condición.[11]
    • Afírmale a tu pareja que el herpes es un virus bastante frecuente que se encuentra en el cuerpo de la mayoría de las personas. En la mayoría de los casos de herpes genital, los síntomas no aparecen, ocurren con poca frecuencia o se confunden con algo diferente. Aproximadamente el 80 al 90 % de personas con herpes ni siquiera están conscientes de que lo padecen. Tan solo eres una persona que está al tanto de su condición.
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    Explícale cómo es tu tratamiento actual (si te sometes a uno) y que tienes sexo seguro de manera activa. Dile a tu pareja cuáles son los medicamentos que consumes para tratar los síntomas y evitar que el herpes vuelva a aparecer.[12]
    • Coméntale en qué forma pueden tener sexo seguro para mantener la enfermedad bajo control. Debes usar condón siempre que tengas relaciones, ya que este disminuye el riesgo de contraer herpes en un 50 %. Asimismo, no debes tener relaciones sexuales si tienes herpes bucal, así evitarás propagar el virus.
    • Explícale a tu pareja la probabilidad de que los síntomas relacionados con el herpes genital (como las ampollas y la irritación) vuelvan a aparecer de vez en cuando. Esto ocurre debido a que el virus del herpes permanecerá siempre en tu cuerpo una vez que lo contraigas. Por lo general, este permanece inactivo. Todas las personas son diferentes, el herpes no volverá a aparecer en algunos individuos, mientras que otros experimentarán varios brotes al año.[13]
    • Algunos acontecimientos o situaciones pueden hacer que el herpes vuelva a aparecer. Si cuentas con algunos desencadenantes, cuéntaselo a tu pareja. Entre estos se encuentran el estrés en el trabajo o en la casa, la fatiga, el insomnio y la menstruación (si eres mujer).
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    Responde a todas las inquietudes que tu pareja tenga en relación con el herpes. Debes estar dispuesto a responder cualquier pregunta que tenga tu pareja. Si te pregunta por tu tratamiento, descríbeselo detalladamente junto con el método que empleas actualmente para tener sexo seguro.[14]
    • También puedes indicarle a tu pareja que se informe sobre el herpes ella misma. Si averigua un poco en Internet por su cuenta para comprender mejor el virus, esto podría serle de utilidad para asimilar la información.
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    Bríndale un tiempo a tu pareja para que pueda asimilar la información. Debes ser flexible y receptivo, sin importar la manera en la que tu pareja reaccione (de forma positiva o negativa). Ten en cuenta que probablemente te haya tomado tiempo adaptarte a tu condición; por ello, dale algo de espacio a tu pareja para que asimile la conversación.[15]
    • Sin importar lo que digas o la manera en la que lo digas, es probable que algunas parejas reaccionen de forma negativa. Esta reacción no es tu culpa y no eres responsable de ella. Quizás tu pareja no pueda aceptar tu condición; si es así, intenta aceptar su reacción y considéralo como una señal de que esta persona podría no ser la indicada para ti.
    • Por lo general, las parejas reaccionan de manera adecuada y muestran su aprecio por la sinceridad brindada. A muchas parejas les va bien y tienen una vida sexual activa, sin importar si uno de ellos tiene herpes.
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    Toma precauciones antes de tener relaciones sexuales con tu pareja. Es muy poco probable que infectes con herpes a tu pareja si ambos acuerdan adoptar algunas precauciones. El hecho de tener herpes genital no implica que debas dejar de tener relaciones sexuales.[16]
    • Debes usar condón siempre que tengas relaciones sexuales. Por lo general, las parejas deciden evitar el contacto genital directo durante un brote activo de herpes, ya que las probabilidades de transmitir el virus son más elevadas en ese periodo.
    • Las heridas abiertas ubicadas en las nalgas, los muslos o la boca posan el mismo riesgo de contagio que las del área genital. Cuando tu pareja y tú tengan relaciones sexuales, deben evitar el contacto directo con las heridas de sus cuerpos.
    • Si tu pareja o tú tienen ampollas en alguna parte de sus cuerpos, no deben tener sexo oral.
    • El herpes genital no puede contraerse al compartir tazas, toallas, el agua de la bañera o el asiento del inodoro. Lo único que debes evitar es el contacto directo con la piel de las partes del cuerpo de tu pareja que tengan heridas, incluso durante un brote de herpes. Puedes abrazar y besar a tu pareja, y dormir en la misma cama que ella.
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Categorías: Sexualidad
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