Puede parecer intimidante iniciar y mantener un fuego fuerte, especialmente cuando el carbón está involucrado. No obstante, con algo de equipo básico y conocimiento sobre carbón, ¡cualquiera puede hacer una barbacoa como un profesional!

Método 1
Método 1 de 3:
Usar un encendedor de chimenea

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    Usa un encendedor de chimenea para obtener un fuego uniforme y fuerte con el mínimo esfuerzo. Los encendedores de chimenea son la forma más fácil de conseguir un buen fuego de carbón, y tampoco necesitarás ningún fluido encendedor. Pon papel en el fondo, llena el resto de la chimenea con carbón y enciende el papel. El calor está contenido en la chimenea, permitiendo que todo el carbón se encienda rápidamente antes de que lo arrojes a la parrilla para usarlo para cocinar.
    • Los encendedores de chimenea suelen costar de entre $15 a $30, dependiendo del tamaño, y se pueden encontrar en línea o en ferreterías.
    • La mayoría de los chefs de barbacoa y cocineros profesionales recomiendan sumamente la compra de un encendedor de chimenea, pues el líquido encendedor puede influir en el sabor del humo y es más difícil de usar cuando se enciende un fuego de calor uniforme.[1]
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    Coloca dos o cuatro trozos de papel de periódico ligeramente arrugado en la parte inferior del encendedor. Solo necesitas hacer una bola de papel holgadamente, ya que si está demasiado apretada puede impedir que la llama reciba suficiente oxígeno. El papel actuará como un cerillo rápido y grande para el carbón, iniciando el fuego.
    • Si la chimenea no tiene un fondo sólido, coloca el papel en la rejilla para carbón de la parrilla y baja la chimenea, colocandola por encima de esta rejilla.
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    Llena la parte superior de la chimenea con briquetas de carbón o astillas de madera. Llena toda la chimenea con tu carbón favorito, o una mezcla de ambos. Usa suficiente carbón para toda la parrilla, pues la chimenea asegurará que todo se encienda de manera uniforme. Para una parrilla normal de 56 cm (22 pulgadas) esto significa aproximadamente 40 briquetas, pero simplemente llenar la chimenea hasta el tope debería ser una estimación bastante cercana.[2]
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    Enciende el papel desde la parte inferior, en dos o tres lugares. Usa cerillos largos o un encendedor de parrilla para proteger tus manos. El papel se quemará rápidamente, pero las llamas concentradas y el aire caliente encenderán el carbón del fondo, que luego encenderá el resto de la chimenea.[3]
    • Coloca la chimenea en la rejilla para carbón de la parrilla, o en una superficie resistente al calor a medida que esta calienta. Se calentará mucho y puede causar un incendio si se deja sin supervisión.
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    Arroja los carbones a la parrilla; las piezas de la parte superior están cubiertas de ceniza gris o blanca. A medida que la temperatura sube en la chimenea, los carbones de la parte superior se prenderán y empezarán a cubrirse de ceniza blanca o gris. Por lo general, toma de 10 a 15 minutos para que se calienten lo suficiente. Entonces estarás listo para comenzar a asar.[4] Coloca el carbón en el centro de la parrilla si piensas mantener toda la superficie de la parrilla caliente, o en la mitad de la parrilla si quieres áreas separadas para una cocción directa e indirecta.
    • Si planeas hacer asar por más de media hora, entonces agrega varios puñados de carbón en este momento, para que se prendan cuando los otros empiecen a extinguirse.[5]
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    Asegúrate de que las rejillas de ventilación estén abiertas, para conseguir un fuego más voluminoso. Cuando abiertas, las rejillas de ventilación envían más aire y oxígeno al fuego, ayudándolo a crecer rápidamente. Mantén la tapa abierta mientras colocas los carbones y sella lo que sea que desees asar, luego ciérrala para ahumar la carne o cocinarla más lentamente.
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Método 2
Método 2 de 3:
Usar un líquido encendedor

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    Abre las rejillas de ventilación del fondo de la parrilla y retira la rejilla de cocción. Deshazte de la rejilla de cocción, retira la parte superior y abre las rejillas de ventilación inferiores de la parrilla. Querrás que llegue la mayor cantidad de aire posible al carbón para poder encender un fuego uniforme y fuerte.
    • Limpia cualquier ceniza ahora, pues esta sofocará el fuego y evitará que el carbón se encienda de manera uniforme.[6]
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    Forma una "pirámide" de briquetas de carbón, con la punta en el centro de la parrilla. Dirige la apertura de la bolsa hacia el centro de la parrilla cuando descargues las briquetas, de modo que formes una pirámide de forma natural. Luego usa tus manos, o un par de pinzas de mango largo, para apilar cualquier otro pedazo de carbón a lo largo de los lados de la pirámide. Para encender la parrilla, comienza con aproximadamente la mitad del número de briquetas que se indican a continuación. Una vez esté caliente, añade carbón, de cinco a siete piezas a la vez, para que la parrilla se fortalezca al máximo.
    • Para una parrilla pequeña y portátil, necesitarás de 25 a 30 briquetas, o pedazos de carbón, cuando empieces a cocinar.
    • Para una parrilla de tamaño medio a promedio, necesitarás aproximadamente 40 briquetas.
    • Para una parrilla grande o industrial, necesitarás una bolsa de carbón o más para cocinar.[7]
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    Echa un pequeño chorro de líquido encendedor en el centro de la pirámide. No es conveniente empapar el carbón en el líquido, pues éste tarda en quemarse y produce un humo espeso y poco apetitoso. Simplemente rocía el fluido alrededor del centro de la pirámide por no más tiempo que el de un conteo de "dos mississippi", tratando de colocar el fluido en el centro.
    • También puedes comenzar tu pirámide, empapar las briquetas interiores con líquido, y luego apilar la "parte superior" de la pirámide por encima de las briquetas empapadas de líquido encendedor, para asegurarte de que toda la pila se caliente.
    • Un error que cometen muchos cocineros de barbacoa es usar demasiado líquido encendedor, lo cual le da un matiz parecido al del petróleo al sabor de la comida. No necesitas mucho líquido, solo lo suficiente para conseguir que unos pocos trozos de carbón humeen. Estos trozos ayudarán a que el resto de la pila se prenda.
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    Deja que las briquetas con el líquido encendedor se absorba durante 2 o 3 minutos. No enciendas la parrilla inmediatamente. Esperar permite que el líquido del encendedor se absorba en la capa superior del carbón, ayudando a que se queme de manera uniforme.
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    Aplica una segunda capa delgada de fluido encendedor. Rocía ligeramente la pirámide con unas cuantas ráfagas de líquido encendedor en varios lugares, dejando que se absorba solo durante unos segundos. Esto es lo que se "prenderá", así que no querrás ahogar el carbón en el líquido o te arriesgarás a un estallido peligroso. Solo necesitas unas pequeñas zonas de fluido para encender el fuego.
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    Enciende el fuego de forma segura con un cerillo largo o un encendedor eléctrico. Aunque el líquido encendedor no está hecho para estallar, debe tratarse con respeto. Enciende la pila en dos o tres lugares donde hayas puesto el líquido encendedor, con el objetivo de conseguir que el centro de la pila se encienda donde sea posible. El fuego probablemente comenzará grande, con grandes llamas saltando alrededor de los carbones, pero esto es solo el líquido encendedor que se está quemando.
    • Una vez las llamas se apaguen, el centro de la pila debe estar humeando y desarrollando una coloración blanca o gris. Esto significa que el fuego se ha prendido.
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    Extiende las briquetas una vez estén cubiertas, en su mayor parte, por ceniza gris o blanca. Una vez que apenas veas algo de negro, el fuego está listo para cocinar. El carbón interior de la pirámide debe ser de un color rojo incandescente. Extiende los carbones en el patrón que desees, agregando más si planeas asar durante mucho tiempo. Como regla general, debes agregar un puñado o dos de carbón cada 30 minutos, si piensas seguir asando.
    • Necesitarás una o dos capas de carbón en toda el área de cocción, no parches de carbón o carbón solitario y expuesto. El carbón mantiene el calor al permanecer agrupado, tanto como el hielo en un paquete permanece frío más tiempo que los cubos separados.
    • Si has añadido carbón, espera de 5 a 6 minutos para que prendan. Como la temperatura del resto de los carbones ya está lo suficientemente caliente, no debería tardar mucho.
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    Sella las briquetas no utilizadas para usarlas la próxima vez. Usa un clip para sellar la parte superior de la bolsa, si tienes restos ahí. Los aditivos en el carbón se evaporarán, haciendo más difícil que se enciendan la próxima vez con o sin líquido encendedor.[8]
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Método 3
Método 3 de 3:
Generar y mantener un fuego fuerte

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    Empaqueta los carbones juntos para un calor fuerte y directo. A medida que cocines, usa las pinzas para mantener los carbones juntos, pues las briquetas solitarias perderán rápidamente el calor y harán poco para mantener el fuego. No querrás que estén tan bien empacados que no les pueda llegar el aire, pero tampoco querrás que estén separados como si fueran muchas islas pequeñas.[9] Hay dos estilos de colocación del carbón, dependiendo de cómo planees cocinar:
    • Parrilla uniforme: Recubre toda la superficie inferior de la parrilla con dos capas de carbón. Esto permite que toda la parrilla alcance una temperatura uniforme y consistente. Si estás cocinando alimentos rápidamente y no necesitas calor indirecto (para cortes de carne grandes y de cocción lenta), éste es el camino a seguir.
    • Parrilla de dos zonas: Arrastra todos los carbones en una pila uniforme a la mitad de la parrilla, dejando la otra mitad desnuda. Esto te permite cocinar los alimentos rápidamente, directamente sobre los carbones, pero también te permite cocinar cortes más lentos a fuego indirecto en el lado opuesto de la parrilla. También puedes mantener los alimentos ya cocinados calientes, en el lado vacío de la parrilla, o ahumarlos en la parte superior de la parrilla.[10]
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    Añade carbón regularmente para mantener la parrilla caliente. No esperes a que se te acaben las briquetas para añadir más. En lugar de ello, añade de cinco a diez pedazos de carbón cuando te quede aproximadamente la mitad de los carbones, por lo general cada 30 minutos. Antes de volver a cocinar, espera de 5 a 10 minutos mientras el nuevo carbón se enciende y comienza a obtener una capa blanca o gris por fuera.[11]
    • Si sientes que necesitas más carbón, añádelo. Más carbón significa una parrilla más caliente. Añade lentamente, poniendo cinco o seis a la vez, hasta que la parrilla alcance el calor que deseas.
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    Mantén las rejillas de ventilación superior e inferior abiertas para conseguir la temperatura más caliente. Cuanto más aire llegue al fuego, más caliente cocinará, por lo que abrir las rejillas de ventilación es la clave para un fuego de carbón caliente y fuerte. Cuanto más oxígeno des a las llamas, más caliente estará la parrilla. Si necesitas controlar la temperatura, cierra parcialmente una o ambas rejillas de ventilación. Cerrar ambos a la vez puede sofocar el fuego y extinguirlo.[12]
    • Cerrar la rejilla de ventilación superior también es útil para el ahumado, pues disminuye la temperatura del fuego y atrapa el humo en la parrilla, alrededor de la comida.
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    Vacía la ceniza con frecuencia. Hay una pequeña palanca que te permite abrir y cerrar las rejillas de ventilación inferiores de la parrilla, y esta misma palanca puede usarse para retirar las cenizas a través de las rejillas. La ceniza ocupa el espacio para el aire y asfixiará el carbón a medida que se acumule.
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    Añade carbón vegetal para añadir sabor y mayor calor. La madera se quema a mayor temperatura que las briquetas, lo que lleva a un sabor más ahumado y un mayor grado de quemado. No obstante, también se quema más rápido que las briquetas, lo que lleva a muchos cocineros a usar una combinación de las dos. Esto te permite mantener el fuego ardiendo por más tiempo, pero aún así obtener un fuego caliente y ahumado que va a chamuscar los bistecs, o cortes más grandes o carne.[13]
    • Prueba el carbón de caria o de manzano para obtener el mejor y más clásico sabor de barbacoa, y un fuego fuerte.
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Consejos

  • Practica mantener el fuego encendido tanto tiempo como puedas, agregando carbón vegetal regularmente. Observa cómo cambia la temperatura cuando añades nuevo carbón o cierras parcialmente las rejillas de ventilación.
  • Invierte en un termómetro de parrilla para vigilar más de cerca el fuego.
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Advertencias

  • Nunca rocíes líquido encendedor sobre carbones encendidos. Esto puede resultar en lesiones graves. Siguiendo los pasos anteriores, evitarás la necesidad de volver a encender o complementar el fuego.
  • Nunca uses gasolina para encender el fuego. El líquido encendedor está diseñado para un fuego lento y controlado.
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Categorías: Comida y diversión
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