Encender un fuego con pedernal y acero no es fácil, en especial si la yesca está húmeda o no tienes mucha. La tela carbonizada facilita mucho la tarea. Hacerla toma 10 minutos de trabajo, menos de una hora de espera, y puedes usar materiales que probablemente tengas.

Método 1
Método 1 de 2:
Crear tela carbonizada

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    Encuentra una lata vacía de metal. Muchas personas usan latas de mentas para el aliento, pero cualquier recipiente metálico limpio servirá. Limpia la parte interior.
    • Para hacer más tela carbonizada, usa una lata de pintura o avena. Asegúrate de que sea 100 % de metal, sin partes de plástico o goma.
    • En el caso de una lata sin tapa, envuelve bien la parte superior con papel de aluminio.[1]
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    Haz un agujero en la tapa. Haz un agujero en la parte superior con un punzón o un clavo y un martillo. El agujero debe ser lo suficientemente grande como para que pase la punta de un bolígrafo, pero no el bolígrafo entero. Los gases y el aire caliente se escaparán a través de este agujero, evitando que la lata explote.[2]
    • Si el agujero es muy grande, el aire podría entrar en la lata y prender fuego la tela carbonizada, quemándola hasta las cenizas, en vez de crear la tela carbonizada.
    • Si la lata tiene una tapa abatible, un poco de aire podrá pasar a través de la bisagra.[3] Esto no representa una situación desastrosa, pero podrías obtener mejores resultados si agrandas uno de los agujeros de las bisagras, en vez de hacer un agujero nuevo.
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    Escoge una tela natural. Una camiseta vieja y limpia de algodón 100 % o un bluyín son buenas opciones. El paño blanco es la mejor opción, dado que es fácil saber si se carboniza y no existen riesgos de que el tinte interfiera. Los paños teñidos suelen servir, pero jamás uses un paño que contenga material sintético. Estas son algunas sugerencias más:
    • telas holgadas tejidas (fáciles de encender): camiseta de algodón, estopilla, bolas de algodón enrolladas, lino, yute, cáñamo
    • telas pesadas (larga duración de encendido): mezclilla, cinto de tejido de algodón, lienzo natural, paño suave de algodón, cuerda de cáñamo
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    Corta la tela en pedazos. La tela se achicará durante la carbonización, así que dos cuadrados de 5 cm (2 pulgadas) proporcionarán un pedazo pequeño pero manejable de tela carbonizada.[4] No es necesario medir exactamente o lograr bordes uniformes. Simplemente mira de cerca el tamaño y corta la tela con una tijera.
    • Todos los pedazos deben ser lo suficientemente pequeños como para caber planos dentro de la lata. Los pedazos enrollados no se carbonizarán de manera uniforme.[5]
    • Los pedazos más grandes se quemarán por más tiempo, lo cual puede ser una ventaja si la yesca está húmeda. Por supuesto, tendrás menos usos con una pila de pedazos más grandes.
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    Llena el recipiente. Coloca los cuadrados de tela en el recipiente, manteniéndolos planos tanto como puedas. Puedes dejar un espacio en la lata o llenarla casi por completo, siempre y cuando no apisones la tela.
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    Coloca una fuente de calor ventilada. La tela carbonizada tendrá un olor desagradable y posiblemente un humo tóxico. Instala una fuente de calor al aire libre sobre una superficie no inflamable. Si lo haces en un lugar cerrado, asegúrate de que el área esté bien ventilada y sea a prueba de incendios. Estas son algunas opciones que quizás tengas disponible en un lugar de acampe o una situación de supervivencia:
    • Estufa de campar encendida con la llama más baja.
    • Lecho de brasas calientes de una fogata (o un asador).
    • Cera de vela. Puedes hacer una con un frasco, la grasa restante de la cocción y una mecha.[6]
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    Espera hasta que deje de liberar humo. Parte del paño dentro de la lata se transformará en gas y cenizas, dejando un carbón listo para encender. El humo y fuego (gas de combustión) que salen por el agujero es una buena señal. Simplemente deja la lata hasta que se extingan.
    • Esto puede tomar entre 5 y 50 minutos, pero generalmente toma 15. Las latas más grandes y las temperaturas más bajas pueden ralentizar el proceso.
    • Mantén la lata en sentido vertical para que el agujero quede arriba o en el lado superior.
    • Las latas más grandes a menudo tienen dificultades para calentar todo el paño. Usa pinzas o un atizador para voltear o enrollar el paño en las brasas para asegurarte de que no se deba quemar más gas.
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    Permite que la lata se enfríe. Quita la lata del fuego o las brasas. Colócala en una superficie incombustible. Espera hasta que esté lo suficientemente fría al tacto.
    • También puedes colocar un clavo u otra herramienta en el agujero para evitar que el oxígeno fresco ingrese en la lata mientras se enfría. La tela carbonizada adentro estará caliente, y podría prenderse fuego repentinamente si ingresa mucho oxígeno en la lata.
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    Revisa la tela. El producto final será un carbón vegetal negro con patrones de fibra aún visibles. Debes poder tomarlo y moverlo sin que se desarme.[7] Pela los pedazos y guárdalos en una bolsa incombustible para emergencias o para mayor comodidad cuando acampes.
    • Si el paño no está totalmente negro, vuelve a colocarlo en la lata y caliéntalo. Asegúrate de que no salga humo de la lata antes de quitarlo.
    • Si el paño se desmorona y hace polvo cuando lo tocas, significa que lo has dejado mucho tiempo en el fuego. Prueba de nuevo con una tela nueva.

Método 2
Método 2 de 2:
Usar la tela carbonizada

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    Reúne leña, astillas y yesca. La tela carbonizada no se quemará lo suficiente como para encender un tronco por sí sola. Como con cualquier fogata, necesitarás yesca (césped seco, virurtas de corteza, periódico), astillas (ramitas y ramas) y, por supuesto, troncos. La tela carbonizada facilita el inicio de la cadena y el encendido de la yesca.
    • La tela carbonizada es más útil durante el clima húmedo, cuando la yesca es más difícil de encender.
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    Enciende una fogata. Encuentra una hoguera o un área grande de tierra sin vegetación. Evita las áreas con ramas que cuelgan. Apila la yesca, coloca la leña arriba, y permite que haya espacio para el oxígeno. Estos son algunos métodos bastante sencillos:[8]
    • Si quieres hacer una fogata para cocinar, haz una yesca vertical estilo tipi, y haz un tipi más grande de leña alrededor.
    • Si quieres hacer una fogata duradera, coloca la yesca entrecruzada. Luego, entrecruza la leña sobre la yesca.
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    Coloca el paño en la yesca. Coloca un cuadrado de tela carbonizada arriba de una pila de yesca. Prepárate para tomar la yesca y ponerla debajo de las astillas una vez encendida.
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    Enciende la tela carbonizada. Puedes encender la tela con pedernal y acero, o con otro dispositivo portátil de encendido (como un mechero que no tiene líquido). Tan pronto como la chispa encienda y forme un parche rojo brillante, podrás seguir. Existen dos formas comunes de encender una chispa:[9]
    • Sujeta el pedernal directamente sobre el paño, inclinado hacia abajo. Pasa el acero hacia abajo por el pedernal para que se haga una chispa en el paño.
    • También puedes sujetar el paño contra un borde afilado del pedernal. Pasa el acero por el borde.
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    Propaga la llama. Sopla la tela carbonizada brillante para que el calor se propague. Toma la pila de yesca y presiona suavemente los costados y sobre la tela hasta que comience a quemarse.[10]
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    Coloca yesca debajo de las astillas. Tan pronto como la yesca comience a prenderse fuego, colócala junto a la tela carbonizada debajo de las astillas. El fuego ahora se propagará a las astillas y a la leña.

Consejos

  • Puedes encender la tela carbonizada con un mechero o fósforo si lo deseas, pero estas herramientas suelen encender la yesca directamente. Es posible que tengas que hacerlo si la yesca está húmeda.

Advertencias

  • Jamás uses telas sintéticas como poliéster, dado que liberan gases tóxicos y crean un revoltijo pegajoso.
  • Asegúrate de que la lata esté fría antes de abrirla. Si la abres demasiado pronto, además de quemarte la mano, podrías encender la tela carbonizada con el ingreso súbito de oxígeno.

Cosas que necesitarás

  • Lata o bote de metal (con tapa o papel de aluminio).
  • Tela 100 % natural, preferentemente blanca y bien lavada. Lee las instrucciones para más consejos.
  • Fuente de calor (estufa de acampar, brasas calientes o fuego).
  • Martillo y clavos o punzón.

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