De acuerdo con el Kennel Club Americano (organización que emite sus propia reglas sobre la crianza y las razas de perros), los labradores retriever son la raza más popular y uno de los mejores perros de familia.[1] Son amigables, extrovertidos y activos. Asegúrate de que reciban la atención adecuada y el cuidado que necesitan. Ya sea que tengas uno o planees conseguir uno, necesitas saber cómo cuidar mejor a un labrador retriever.

Método 1
Método 1 de 2:
Atender sus necesidades básicas

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    Aliméntalo de forma adecuada. El labrador retriever tiene un gran apetito. Le encanta comer, así que podría llevar a todos lados su bol de comida, pedir comida o comer cosas poco convencionales. Esto es normal. La cantidad exacta de comida que debes darle a tu labrador depende del alimento que le ofrezcas y de la cantidad de calorías que este contenga. Sigue las instrucciones de alimentación del paquete y aumenta o disminuye la cantidad dependiendo de si el perro baja o sube de peso con la ración indicada.[2]
    • Si tu perro es más activo que la mayoría de los perros, debes aumentar su ingesta de alimentos como corresponde. Por ejemplo, si cada mañana tú y tu amigo peludo salen a trotar 8 km (5 millas), debes considerar darle más comida que lo usual.
    • Obviamente, no querrás que tu labrador se vuelva obeso. Si ya no puedes sentir con facilidad sus costillas, lo más probable es que lo estés alimentando en exceso. Al mismo tiempo, sus costillas no deben ser visibles desde lejos.[3]
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    Proporciónale mucha agua fresca y limpia. Tu labrador tendrá mucha sed después de ejercitarse y necesitará saciarla. Beberá más o menos agua dependiendo de lo activo que haya estado y del calor que haga al exterior. No limites su consumo de agua. A diferencia de la comida, tu perro se regulará por sí solo. La deshidratación puede ser fatal, así que no corras riesgos.
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    Saca a pasear a tu perro. El labrador necesita mucho ejercicio con el fin de mantenerse saludable. Sácalo a pasear hasta tres veces al día y si es posible, llévalo a dar caminatas largas de 3 km (2 millas) o más.[4] Si tienes un patio trasero, asegúrate de que sea lo suficientemente grande para que tu perro corra alrededor. Los patios traseros pequeños no son adecuados para los perros grandes como los labradores.
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    Proporciónale un refugio cómodo. Sin importar que tu perro viva dentro o fuera de tu casa, asegúrate de que tenga un espacio que pueda considerar como propio. Incluye una cama para perros grande y durable. Tu labrador rascará constantemente con su pata la cama para ponerse cómodo. Las camas económicas se rasgarán con facilidad y pueden causar un gran desorden.[5]
    • Darle a tu labrador su propia cama también te ayudará a entrenarlo para que se mantenga lejos de la tuya, si estás dispuesto a hacerlo.[6]
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    Acicala a tu perro regularmente. El labrador es una raza de pelo corto que viene en los colores marrón, negro y dorado. Para la mayor parte del año, tu labrador requerirá poco mantenimiento. Durante el verano, debes cepillarlo con regularidad (lo mejor es semanalmente) para quitar el pelo suelto de su pelaje. Cepillarlo también eliminará la suciedad y distribuirá los aceites naturales por todo el pelaje.[7]
    • No lo bañes con mucha frecuencia. Los aceites naturales del pelaje de tu labrador incluso pueden ahuyentar a las pulgas y garrapatas.[8] Baña a tu labrador 3 o 4 veces al año o cada vez que su hedor se vuelva muy fuerte.[9]
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    Corta las uñas de tu labrador. Debes hacerlo cada 2 a 3 meses. Si lo sacas a pasear con frecuencia, el pavimento duro limará naturalmente sus uñas. Puedes cortarlas en casa o llevarlo a un veterinario para que él lo haga. En general, puedes entrenar a tu labrador a sentarse quieto para que le corten las uñas. Solo ofrécele un premio después de cortárselas con éxito. Al final, tu perro esperará ese momento con agrado.[10]
    • Asegúrate de usar un cortaúñas adecuado para perros. Los cortaúñas para humanos no son efectivos. Sujeta bien la pata de tu perro y luego corta rápidamente sus uñas. No cortes muy cerca de la base de la uña. Hacerlo puede ser muy doloroso y provocarle sangrado. Asegúrate de que la uña no se curve hacia la pata del perro o esté muy afilada como para causar un daño accidental.[11]
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    Limpia las orejas caídas de tu labrador retriever. Las orejas de tu labrador pueden convertirse en criaderos de bacterias si no las limpias regular y adecuadamente. Revisa sus orejas con regularidad para ver si hay secreciones malolientes o excesivas y acude al veterinario si notas que algo anda mal. Si quieres limpiar sus orejas, usa un producto específicamente diseñado para dicho propósito.
    • No uses un hisopo para limpiar el interior de la oreja de tu perro. Un tirón repentino podría dañar seriamente el canal auditivo del perro.[12]
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    Cuida los dientes de tu labrador. Mientras más activo sea tu labrador, tendrá más probabilidades de sufrir de problemas dentales. Debes estar atento a los siguientes problemas: enfermedad de las encías, dientes flojos, dientes agrietados, fracturados o rotos, abscesos de la raíz y acumulación de sarro. Lleva a tu perro al veterinario para una limpieza dental 1 o 2 veces al año. Las visitas de rutina a tu veterinario también pueden ayudar a combatir el mal aliento. Ya que te encuentras en el lado receptor de tantos besos babosos, probablemente este problema ya se ha cruzado por tu mente y por lo tanto, es una razón más para hacer que limpien los dientes de tu labrador.[13]
    • Los veterinarios sugieren que cepilles los dientes de tu perro diariamente o al menos varias veces por semana. Compra un cepillo de dientes especial y una pasta de dientes en tu tienda o supermercado de mascotas local o en tu veterinaria. Puedes encontrar varios tipos de pasta de dientes, muchos de los cuales vienen en ricos sabores (por ejemplo, hígado, pollo y mantequilla de maní) que tu perro disfrutará.
    • Introduce el cepillo cuidadosamente en la boca de tu perro. Levanta sus labios con tus dedos para exponer sus dientes. Cepilla en círculos y avanza de diente a diente. Sus dientes posteriores serán los más difíciles de alcanzar, así que resérvalos para el final. Asegúrate de cepillar ambos lados de cada diente. Luego dale un premio.[14]
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    Proporciónale cuidado veterinario de rutina. Todo perro necesita ciertas vacunas esenciales con regularidad. Es una buena idea llevar a tu perro al veterinario al menos dos veces al año para que le hagan exámenes de rutina con el fin de supervisar su salud y establecer una buena relación con el personal veterinario. Si tu perro se lastima o no actúa como de costumbre, siempre es una buena idea visitar al veterinario para que lo examinen y le brinden atención médica si es necesario. Tu veterinario también prescribirá medicamentos (tópicos y suplementarios) necesarios para ayudar a repeler a los parásitos como las pulgas y las garrapatas.[15]
    • A medida que tu perro envejece, podrías ver problemas de salud como displasia de cadera, epilepsia o convulsiones. Tu labrador retriever también podría experimentar problemas oculares.[16] Si tu perro presenta cualquiera de dichas condiciones, contáctate de inmediato con tu veterinario y habla sobre posibles tratamientos o medicamentos. Un perro mayor con estas afecciones debe ir al veterinario cada dos meses o lo que recomiende el veterinario.[17]
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Método 2
Método 2 de 2:
Darle el tipo de atención adecuada

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    Muéstrale mucho afecto a tu labrador. Es un perro muy cariñoso por naturaleza. Si hay algo que los labradores retriever aman más que la comida es pasar tiempo contigo jugando, acurrucándose o simplemente siguiéndote alrededor.
    • No descuides a tu labrador si quiere jugar o acurrucarse junto a tus pies mientras miras televisión. Tu labrador retriever no ha perdido su instinto de manada. Lo más probable es que te vea como el líder o uno de los líderes de su manada. Así que si lo descuidas, lo afectarás emocionalmente.
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    Socializa a tu labrador retriever. Todos los perros son territoriales. Tu labrador no es la excepción. Es natural que le ladren a todo, pero si los preparas de forma adecuada, no son tan feroces. Asegúrate de pasar algo de tiempo en casa y en público para entrenar a tu labrador.[18]
    • Si tienes varios perros, necesitarás introducir poco a poco a tu nuevo labrador retriever a la manada. Colócalos en una habitación o en un espacio al exterior dividido por una cerca. Deja que los perros se huelan entre sí. Estos aprenden mucho a través de los olores, así que dales 30 minutos o más para que asimilen a su nuevo compañero. Luego, deja que se acerquen más, pero mantenlos con la correa. Hazlo varias veces, limitando su exposición al otro animal a incrementos de media hora. Solo cuando tengas la confianza de que no se atacarán entre sí debes dejar que deambulen libremente. Haz que jueguen juntos al exterior. Deja que se hagan amigos.[19]
    • Las mismas reglas se aplican a las personas. Si tu labrador retriever va a acostumbrarse a estar cerca de muchas personas, necesita que lo introduzcas en dichos ambientes de una forma segura. Mantenlo con su correa. Haz que las personas o extraños a su alrededor acaricien a tu perro y sean amables con él. Diles que le tiendan la mano a tu perro. A los perros les encanta oler las manos de las personas para evaluar su olor. Hazlo con frecuencia. Al final, aprenderá que puede confiar en las personas.[20]
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    Enséñale a tus hijos cómo jugar con tu labrador. Por lo general, tu labrador retriever jugará bien con los niños. Sin embargo, si tienes niños pequeños, tendrás que vigilar atentamente lo que hacen con el perro todo el tiempo. Asegúrate de que el niño no hiera o amenace a tu perro de ninguna manera o esto podría resultar en un altercado físico. Tu perro no es violento. No odia a tu hijo. Es posible que solo se sienta amenazado. Haz todo lo posible por limitar esta amenaza. Debes estar presente cuando tu hijo juegue con tu labrador.[21]
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    Proporciónale muchos juguetes. Normalmente, el juguete favorito del labrador es la pelota de tenis. Esto probablemente se debe al "retriever" (recuperador de objetos, en inglés) que lleva dentro. Dado que el labrador fue criado para ir a buscar presas, tiene sentido que disfrute jugando con algo que se supone que debe recuperar. Puedes encontrar miles de juguetes en cualquier supermercado de mascotas. Los juguetes para perros son una forma excelente de jugar y quemar el exceso de energía sin que tu perro tenga que salir al exterior y correr alrededor.[22]
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    Enséñale a tu labrador órdenes básicas como “sentado”, “quieto” y “ven”. También enséñale cómo caminar con la correa. Los labradores retriever son una raza inteligente y con frecuencia son fáciles de entrenar, sobre todo cuando son jóvenes. Un perro entrenado es más confiado y con un mejor comportamiento. Además, un perro que escucha órdenes es más seguro en caso de que se suelte de su correa.[23]
    • Al momento de entrenar a tu labrador retriever, asegúrate de reforzar la conducta positiva en vez de castigar la negativa. Nunca lo golpees. Debes desarrollar una relación de confianza con tu perro, no crear un animal neurótico y asustado. Los perros que atacan a la gente o a los niños sin hacer caso, a menudo son el resultado de ambientes crueles. No dejes que tu labrador retriever sea uno de ellos.[24]
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Cosas que necesitarás

  • Juguetes
  • Comida adecuada para su edad
  • Una correa
  • Un buen veterinario
  • Boles de comida y de agua
  • Agua
  • Un patio trasero cercado
  • Una cama para perros

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Categorías: Perros
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