Los bulldogs ingleses son conocidos por su estatura baja, contextura fornida, piel arrugada y rostro “hundido”. Son perros agradables y divertidos, y son excelentes mascotas. Un bulldog inglés cachorro necesita el cuidado habitual de cualquier cachorro. Sin embargo, debido a algunos de sus atributos únicos, también requiere ciertos cuidados especiales. Simplemente asegúrate de entender las necesidades especiales de tu cachorro y este será un compañero leal por los próximos años.

Método 1
Método 1 de 5:
Alimentar a tu cachorro

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    Cambia la marca de alimento de manera gradual. Consigue un pequeño suministro del alimento que tu perro consumía antes de que lo llevaras a casa. De esa manera, su sistema no experimentará un choque causado por el alimento completamente nuevo. Si quieres cambiar la marca de alimento, hazlo lentamente. Mezcla la mitad del alimento antiguo y la mitad del nuevo durante una semana. Luego, mezcla ¼ de uno y ¾ del otro durante una semana más. Finalmente, dale solo el alimento nuevo.
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    Alimenta a tu cachorro en un horario regular. Deberás alimentarlo tres veces al día en un horario regular durante los primeros 4 meses luego de su llegada a casa. Cuando cumpla 6 meses, puedes empezar a alimentarlo solo dos veces al día y desde los 12 meses en adelante, puedes alimentarlo solo una vez al día.
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    Alimenta a tu bulldog inglés cachorro con una dieta bien balanceada y de buena calidad. Por lo general, el alimento que se consigue fácilmente en tiendas está bien para tu cachorro. Examina los primeros 5 ingredientes de la etiqueta del alimento para perros; el primero o los primeros dos deben ser carnes (no derivados cárnicos, los cuales no tienen nada de malo, pero es mejor que se encuentren más abajo en la lista), seguidas de vegetales y luego cereales.
    • De vez en cuando, los bulldogs ingleses pueden mostrar señales de intolerancia a uno o más ingredientes de un tipo de alimento (diarrea, vómito o problemas de la piel). Si tu cachorro o perro muestra estas señales, tendrás que trabajar en conjunto con el veterinario para determinar la causa y, luego, asegurarte de que tu perro siga una dieta estricta por el resto de su vida para minimizar los síntomas.
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    Evita darle alimento para personas a tu perro, sobre todo aquellos que sean peligrosos para su sistema. Ten en cuenta que existen ciertos alimentos para personas que pueden hacer que un perro se enferme o, incluso, matarlo.[1] Algunos de estos son:
    • Palta o aguacate
    • Alcohol
    • Chocolate
    • Uvas y pasas
    • Cebollines, cebollas y ajos
    • Nueces
    • Masas con levadura
    • Cualquier alimento que contenga el edulcorante xilitol, el cual se encuentra especialmente en la goma de mascar sin azúcar
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    Vigila el peso de tu mascota. Los bulldogs ingleses pueden subir de peso con facilidad, así que tendrás que vigilar que tu cachorro no tenga sobrepeso. Si empieza a subir mucho de peso, consulta con el veterinario para saber cuál es la mejor manera, y la más segura, de mantener su peso equilibrado.
    • Recuerda que los premios agregan calorías a la dieta, así que debes dárselos en pequeñas cantidades y con poca frecuencia. Resérvalos para las sesiones de entrenamiento de tu cachorro.
    • Revisa el índice de condición corporal (BCS) para determinar si tiene sobrepeso (o si se encuentra por debajo del peso apropiado) todos los meses. Un perro con un peso normal tiene el abdomen ligeramente “hundido” (visto desde un lado) y sus costillas pueden sentirse con facilidad pero no verse. Un perro con sobrepeso no tiene el abdomen hundido, ya que la grasa se acumula allí y en la caja torácica. Un perro cuyo peso está por debajo de lo normal tendrá un abdomen demasiado hundido y sus costillas podrán sentirse y verse con facilidad.
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    Proporciónale agua fresca en todo momento. Debes hacerlo siempre, pero es particularmente importante si el clima es cálido o húmedo. Asimismo, recuerda lavar los tazones de comida y agua con jabón y agua un par de veces por semana, ya que los bulldogs pueden babear bastante.
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Método 2
Método 2 de 5:
Cuidar la salud de tu cachorro

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    Ten en cuenta la dentición del cachorro cuando lo lleves a casa. Asegúrate de proporcionarle muchos juguetes para mascar para ayudarle durante este periodo de transición. Se recomienda conseguir huesos de carnaza, los cuales puedes encontrar en muchas tiendas de mascotas. No compres “orejas de cerdo”, “cuero crudo” barato o los premios para mascar de marca “Greenies”, ya que pueden causar diarrea grave e hinchazón y constituyen un peligro de asfixia.
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    Vigila la salud de tu cachorro. Por ejemplo, si cambias su alimento, mantente atento a una posible diarrea. Si llegara a suceder, debes dejar de alimentarlo por 12 horas. En caso de que la diarrea continúe por más de 24 horas, comunícate con el veterinario de inmediato para evitar la deshidratación. Los cachorros pueden deshidratarse muy rápido, así que, si tu mascota tiene diarrea, debes tomarlo muy en serio.
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    Dale un tratamiento preventivo contra pestes locales a tu mascota. Los perros pueden adquirir algunos huéspedes indeseados: garrapatas, pulgas, ácaros y lombrices intestinales. Si no recibe un tratamiento regular contra estas desagradables pestes, tu perro podría ser el portador perfecto. El veterinario es la mejor fuente de información sobre los bichos que causan molestias a los perros de la localidad, así como la manera de prevenir las pestes.
    • El gusano del corazón es una enfermedad que afecta a muchos perros y es propagada por los mosquitos en gran parte de Estados Unidos.[2] Se debe realizar un examen de sangre anual para asegurarse de que el perro no esté infectado por este desagradable parásito. Luego, se receta una pastilla o inyección mensual que dura hasta 6 meses y que sirve para matar cualquier organismo presente en el torrente sanguíneo. Existe un tratamiento para esta enfermedad, pero es costoso, afecta físicamente al perro y tarda meses en hacer efecto.
    • Otra vacuna que debes considerar, sobre todo si vives en un área endémica, es la vacuna contra la enfermedad de Lyme. Esta es bastante importante para los perros que pasan mucho tiempo al aire libre, los que viven en granjas, o los que cazan, ya que tienen un riesgo más alto de contraer esta enfermedad transmitida por las garrapatas. Además de causar dolor en las articulaciones, hinchazón y fiebre, en el caso de los perros también puede provocar una enfermedad de riñones letal.
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    Lleva a tu cachorro a la veterinaria para que le hagan chequeos frecuentes. Por lo general, el dueño de la madre lleva a los cachorros a su primera visita al veterinario a las 6 semanas de vida. El veterinario los examina para asegurarse de que ninguno tenga una hernia o problemas del corazón, de los pulmones, de la vista o del oído. Normalmente, en esta visita se les desparasita y se les coloca su primera vacuna (contra el distémper o moquillo). Dichas vacunas se vuelven a colocar en las semanas 9 y 12. A partir de ese punto, se pueden colocar anualmente o en las fechas que determines junto con el veterinario.[3]
    • Durante la visita de la semana 12, se le colocará una vacuna contra la rabia, aunque esto podría variar según las leyes de la localidad. Esta vacuna es obligatoria en muchas comunidades. En ocasiones, pueden existir sanciones graves si tu perro no tiene la vacuna contra la rabia, sobre todo si muerde a otra persona o mascota.
    • Conforme va creciendo, tendrás que llevarlo a la veterinaria para que lo examinen con mayor frecuencia. Realizar dos visitas por año será suficiente para descubrir cualquier problema médico antes de que se complique. Los perros más ancianos suelen sufrir de artritis y problemas cardiacos, al igual que en el caso de los seres humanos. Existen varios tratamientos efectivos y seguros que pueden ayudar a tu perro a vivir sus años dorados casi sin dolor y de manera placentera.
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    Esteriliza a tu cachorro a una edad apropiada. Es importante esterilizar (a una hembra) o castrar (a un macho) a tu cachorro. Además de los diversos beneficios de salud para el perro (menos probabilidades de desarrollar ciertos tumores e infecciones), también existe un gran beneficio para la sociedad: una menor cantidad de perros indeseados (que no tienen hogar). Asimismo, se recomienda implantar un microchip por si tu perro se pierde en algún momento.
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    Examina las orejas de tu bulldog inglés cada semana. Normalmente, la parte interna de la oreja es blanca o de color oscuro, según el color de su pelaje, así que revisa si hay alguna parte de un color que no corresponde. Asimismo, las orejas del cachorro no deben tener mal olor ni secreciones por dentro o por fuera. Tampoco deben tener suciedad, tierra o parásitos, como garrapatas o ácaros. Ten en cuenta que ninguna de las siguientes conductas es normal:[4]
    • Rascarse o golpearse la oreja.
    • Sacudir la cabeza excesivamente.
    • Tener secreciones en las orejas, ya sea como líquido, cera o de color marrón.
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    Limpia las orejas de tu cachorro con frecuencia. Puedes hacerlo utilizando un producto diseñado específicamente para limpiar las orejas de un perro, con agua oxigenada o peróxido de hidrógeno (para limpiar fluidos adicionales) o con una solución con una parte de vinagre blanco y una parte de alcohol desinfectante.[5] Moja una bola de algodón con el líquido y frótalo suavemente en el oído del perro. Si tienes alguna duda, o si sospechas que tu perro tiene una infección en el oído, llévalo a que el veterinario examine su tímpano con un otoscopio.
    • Nunca introduzcas un hisopo u objeto similar en su canal auditivo. El canal auditivo de un perro tiene una curva pronunciada al llegar a la cabeza. Por ello, no podrás verlo por completo y no es recomendable que intentes colocar nada ahí.
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    Cepilla los dientes de tu bulldog inglés cachorro a diario.[6] Al hacerlo todos los días (o al menos 2 a 3 veces por semana), quitarás las bacterias y la placa que se acumula diariamente en sus dientes. Asimismo, te proporcionará una gran oportunidad para examinar la boca de tu perro y revisar si tiene algún diente flojo o dañado, llagas, tumores o alguna otra cosa inusual y podrás comunicárselo al veterinario en una etapa temprana, antes de que se vuelva un problema mayor.
    • Nunca le cepilles los dientes a tu perro con una pasta dental para humanos. Utiliza únicamente las que están hechas para perros. El fluoruro de la pasta dental para humanos es venenosa para los perros y puede causarles graves problemas de salud.
    • Coloca un poco de pasta dental para cachorros en tu dedo y permite que la lama. Al día siguiente, colócala en tu dedo y frótala por la parte exterior de sus encías. Luego, intenta colocar un poco de pasta en un cepillo dental para perros, permite que el cachorro la lama y empieza a cepillar los bordes externos de los dientes y encías. Solo las partes externas (las que se encuentran contra las mejillas) necesitan cepillado, por lo que no debe tomarte más de 30 segundos cepillar los dientes de tu cachorro.
    • Incluso si cepillas sus dientes regularmente, tu perro podría necesitar una limpieza dental de vez en cuando. La placa y las bacterias pueden acumularse debajo de la línea de las encías, lo que causa problemas ahí o en las raíces de los dientes. Al igual que en el caso de los humanos, se recomienda que un dentista de perros le realice un examen bucal una vez al año.
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Método 3
Método 3 de 5:
Asear a tu cachorro

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    Asea a tu cachorro regularmente. Debido a los pliegues en su piel, sobre todo los que se encuentran en su rosto y alrededor de los labios, es necesario examinar cuidadosamente a los bulldogs ingleses en busca de cualquier señal de infección todos los días. Los hongos normales del cuerpo se desarrollan y fortalecen en estas grietas oscuras, cálidas y húmedas. Por ello, es necesario lavarlas y secarlas con cuidado al menos cada dos días, o con mayor frecuencia si el perro tiende a desarrollar infecciones.
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    Cepilla a tu cachorro regularmente. El bulldog inglés muda su corto pelaje, por lo que es recomendable cepillarlo una vez a la semana con un cepillo de cerdas suaves. Mientras lo aseas, mantente alerta a cualquier pulga, garrapata o ácaro, así como a cualquier bulto, protuberancia o quiste en la piel. Si encontraras cualquiera de estas cosas, al igual que alguna costra, enrojecimiento o comezón en la piel, debes comunicárselo al veterinario.
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    Revisa las patas de tu cachorro regularmente. Es buena idea revisar las uñas y patas de tu mascota mientras lo cepillas. Es posible que debas recortar sus uñas. Si nunca antes lo has hecho, pídele al veterinario que te demuestre cómo hacerlo. El procedimiento debe hacerse correctamente, de modo que no cortes la raíz, que es donde se encuentran los vasos sanguíneos y nervios.
    • Si a un perro se le ha cortado esa raíz alguna vez, será difícil cortarle las uñas, ya que tendrá miedo de sentir dolor y sangrar.
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Método 4
Método 4 de 5:
Entrenar a tu cachorro

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    Dale a tu cachorro una instrucción directa. Por naturaleza, los cachorros siguen al líder de la manada y tú debes ser ese líder.[7] Como tal, debes enseñarle al cachorro cómo comportarse y encajar en su nuevo entorno. No son bebés genios ni pueden leer mentes. Necesitan paciencia y repetición, así como mucho refuerzo positivo. Si encuentras algún problema que no puedas manejar, comunícate con un profesional que se especialice en conducta canina.
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    Entrena a tu cachorro con los siguientes comandos. Para empezar, es buena idea enseñarle a sentarse, a quedarse quieto y a acercarse cuando lo llamas. Además, es importante que aprenda a comportarse dentro de la casa desde pequeño.[8] Estos tipos de entrenamiento son más exitosos cuando se emplea el refuerzo positivo para motivar al cachorro. En lugar de castigarlo cuando hace algo malo, debes lograr que hacer algo bueno sea una experiencia placentera. Dale un premio (ya sea un bocadillo o una felicitación y cariño) cuando siga tus indicaciones y, de esa manera, el cachorro querrá hacer lo que le dices.
    • Enseñarle a tu cachorro a caminar junto a ti mientras lo paseas con una correa es importante. No solo es una buena forma de que aprenda a orientarse, sino también de que pueda ejercitarse y socializar en el mundo. Solo asegúrate de no pasear demasiado a tu cachorro, ya que puede cansarse rápido. No lo pasees hasta que quede exhausto.
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    Empieza a hacer que tu cachorro socialice desde pequeño. Socializar es muy importante para asegurarte de que se lleve bien con otros perros, animales y humanos. Los cachorros de menos de 14 o 16 semanas están más dispuestos a socializar. Luego de esta edad, se vuelven más cautelosos ante situaciones, humanos y otros animales desconocidos.
    • Haz que tu cachorro se familiarice con los viajes en auto y los paseos por el vecindario. Además, debes hacer que se acostumbre a personas de todas las edades, tamaños, colores y géneros (de manera segura y amistosa). Asimismo, asegúrate de presentarlo de forma segura a otros perros y gatos amigables.
    • Una gran forma de presentarle otras personas y perros a un cachorro es durante las clases de obediencia o socialización que se llevan a cabo en tiendas de mascotas grandes, clínicas veterinarias o mediante cursos abiertos a la comunidad.
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    Dale mucha atención y amor a tu cachorro. Debes crear un lazo de amor y confianza con tu cachorro. Si bien es importante que el cachorro siga tus indicaciones, también lo es que sienta tu amor y cuidado. Pasa tiempo de calidad con tu nuevo cachorro todos los días, y asegúrate de que gran parte de este incluya juegos y abrazos. No todo tiene que ser entrenamiento rígido.
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Método 5
Método 5 de 5:
Encargarse de las necesidades especiales de un bulldog inglés cachorro

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    Mantén el entorno de tu bulldog inglés cachorro a una temperatura moderada. Los perros de esta raza son sensibles a la temperatura. Pueden sufrir de insolación fácilmente, pero también son sensibles al frío.
    • Asegúrate de mantenerlo fresco durante los meses de verano. Una temperatura de 32,2 °C (90 °F) o mayor puede ser muy peligrosa. Si sacas a pasear a tu cachorro en un día muy caliente, asegúrate de mojar su pelaje y de proporcionarle toda el agua que necesite beber.
    • Limita su tiempo al aire libre durante días de calor extremo.
    • Los bulldogs cachorros pueden resfriarse con facilidad. Asegúrate de mantenerlo en un ambiente cálido durante los meses más fríos para evitar que se resfríe. Durante el invierno, es posible que debas utilizar un suéter o sudadera y botas para perros a fin de mantener al cachorro caliente mientras esté al aire libre. No debes mantenerlo a una temperatura de 15,5 °C (60 °F) o menos por demasiado tiempo.
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    Observa el pelaje de tu cachorro y busca señales de alergia. Al igual que otras razas populares, los bulldogs tienen una predisposición genética a desarrollar dermatitis atópica, una enfermedad de la piel que causa irritación de la misma.[9] Existen estudios que indican que del 30 % de los perros que sufren de alergias, el 85 % sufre de alergia al polen, a los ácaros y a las esporas de moho. Conversa con el veterinario sobre las posibles soluciones en caso de que la piel de tu cachorro se enrojezca e irrite.
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    Vigila la respiración de tu cachorro. Debido a que su hocico (nariz) es corto, los bulldogs tienden a tener problemas respiratorios. El clima cálido o húmedo, demasiado ejercicio vigoroso y cualquier enfermedad que afecte a la nariz, la garganta o los pulmones hacen que sea difícil para tu perro obtener suficiente oxígeno. Por ello, se recomienda que lo lleves a un lugar con aire acondicionado durante días con clima cálido o húmedo y que no se ejercite al aire libre durante días con climas extremos.
    • Si tu bulldog empieza a jadear, es momento de terminar el ejercicio y darle un descanso.
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Consejos

  • Utiliza pañitos sin olor para mantener limpio a tu perro. Limpia su estómago y los dobleces de la nariz todos los días. Limpia el espacio entre los dobleces alrededor de su boca luego de cada comida.
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Advertencias

  • Evita el calor excesivo, el frío excesivo y los juguetes de látex blando o que se puedan romper, ya que constituye un peligro de asfixia.
  • Los bulldogs no pueden nadar y, si una fuente de agua es más profunda que el largo de sus piernas, pueden ahogarse. Mantenlos alejados del agua o colócales un chaleco salvavidas para perros y vigílalo con mucho cuidado.
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Acerca de este wikiHow

Brian Bourquin, DVM
Coescrito por:
Veterinario
Este artículo fue coescrito por Brian Bourquin, DVM. Brian Bourquin, mejor conocido como "Dr. B” para sus clientes, es veterinario y propietario de Boston Veterinary Clinic, una clínica veterinaria y de salud para mascotas con tres sedes: South End/Bay Village, Seaport y Brookline, Massachusetts. Boston Veterinary Clinic se especializa en atención veterinaria primaria, incluyendo atención preventiva y de bienestar; atención médica y de emergencia; cirugía de tejidos blandos; y odontología. La clínica también brinda servicios especializados en conducta, nutrición y terapias alternativas para el manejo del dolor mediante acupuntura y tratamientos terapéuticos con láser. Boston Veterinary Clinic es un hospital acreditado por la AAHA (American Animal Hospital Association), y es la primera y única clínica certificada como Fear Free (reducción de sentimientos de estrés en las mascotas) de Boston. Brian tiene más de 19 años de experiencia veterinaria y obtuvo su doctorado en Medicina Veterinaria en la Universidad de Cornell. Este artículo ha sido visto 153 889 veces.
Categorías: Cachorros
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