Si quieres tener las mejores posibilidades de salvar a un cachorro desvaído, debes comunicarte con tu veterinario apenas notes señales de algún problema, como el llanto excesivo o la dificultad para lactar. Las opciones más eficaces son asegurarte de que los cachorros lacten, mantener su temperatura corporal y brindarles atención de emergencia. Si sigues estos pasos, puedes fomentar que la camada esté saludable, pero debes hacer tu mejor esfuerzo por comprender que no todos los cachorros sobreviven al proceso de parto y, en el caso desafortunado de que pierdas a un cachorro desvaído, debes tratar de reconocer que hiciste lo mejor que pudiste.

Método 1
Método 1 de 3:
Consultar con un veterinario

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    Monitorea muy de cerca a la camada. Presta atención a las anormalidades, como los cachorros que carezcan de instinto de lactancia, los llantos excesivos y las deformidades físicas, como el pecho aplanado o partes del cuerpo que falten. Si sospechas que hay algo que no ande bien, debes buscar atención de emergencia lo más pronto posible y estar preparado para informarle al veterinario sobre tus observaciones.[1]
    • Pesa inicialmente a cada uno de los cachorros después de su nacimiento. Después, debes seguir pesándolos un par de veces al día. En el espacio de 24 horas, es posible que un cachorro pierda menos del 10 % de su peso, pero, después del primer día, su peso debe incrementar de manera constante.
    • Toma la temperatura tanto de los cachorros como de la madre por lo menos un par de veces al día. En los cachorros, la temperatura rectal normal oscila entre los 35 y los 37 °C (95 a 99 °F) durante la primera semana de vida y entre los 36 y los 38 °C (97 a 100 °F) durante la segunda y tercera semana de vida. En los perros adultos y los cachorros de más de 4 semanas, la temperatura oscila entre los 38 y los 39 °C (100 a 102 °F).[2]
    • Debes estar preparado para describirle al veterinario la dieta de la madre. Las perras preñadas y lactantes deben llevar una dieta especial. Esta debe incluir una comida de buena calidad que contenga 29 % de proteína, 17 % de grasa y menos de 5 % de fibra.[3]
    • Monitorea de cerca la lactancia y ten cuidado de que inicie en el espacio de máximo 12 horas después del parto. Esto se debe a que, durante este periodo, la madre producirá calostro, el cual es una leche materna rica en nutrientes y que puede fomentar la buena salud en los cachorros. Debes observar si es que la madre ignora a los cachorros o si es indiferente a amamantarlos o atenderlos.
    • Debes estar preparado para describir cualquier interacción que haya habido entre la madre preñada y otros animales en las semanas anteriores al parto, ya que esto será útil para que el veterinario pueda diagnosticar si hay alguna enfermedad transmisible que podría haber afectado a los cachorros (por ejemplo, las infecciones bacterianas o virales). Asimismo, es posible que la madre les transmita parásitos intestinales a los cachorros.[4]
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    Comunícate con tu veterinario si hay algún cachorro que se separe de la camada o que llore en exceso. Los cachorros recién nacidos no deben hacer mucho más que lactar y dormir y, si es que lloran, no deberían hacerlo mucho. Deben juntarse con los demás cachorros y no separarse del grupo. En caso de que un cachorro no siga estos comportamientos regulares, debes llamar de inmediato al veterinario.[5]
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    Prepara la caja de parto para transportarla. Lo más probable es que el veterinario te pida que traigas a la madre y a toda la camada para examinarlas. Transporta a la madre y a los cachorros utilizando la caja de parto.
    • Es recomendable que instales una caja de parto en lugar de tan solo designar una zona de parto en donde la perra pueda dar a luz a la camada. Esto te permitirá transportar con mayor facilidad a la madre y a la camada si es que necesitan atención de emergencia.
    • Puedes utilizar una caja de cartón poco profunda que contenga una repisa o una zona aparte en donde los cachorros puedan estar mientras la madre duerme (de forma que evites que esta se dé vuelta sobre ellos al dormir).
    • Antes de que la madre dé a luz a los cachorros, forra la caja con varias hojas de papel periódico y almohadillas para cachorros. Después del parto, cambia a un forro más delgado, como una sábana vieja.[6]
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    Examina a la madre para ver si está desnutrida o padece alguna infección. El veterinario examinará la sangre de la madre para ver si tiene un nivel bajo de hierro y de proteínas y te hará preguntas sobre su dieta. Asimismo, revisará para ver si encuentra defectos congénitos y hará pruebas para detectar infecciones virales y bacterianas, como la E. coli y la parvovirosis.[7]
    • Mediante estos pasos, el veterinario podrá determinar si es necesario administrar antibióticos.

Método 2
Método 2 de 3:
Separar al cachorro de la camada

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    Separa al cachorro desvaído de la camada. En caso de que alguno de los cachorros parezca estar desvaído o llore en exceso, debes separarlo de la camada y pedir ayuda tu veterinario. Según los síntomas de los cuales informes al veterinario, este te indicará que lleves al cachorro desvaído para recibir atención de emergencia o bien te aconsejará que pruebes con métodos alternativos para alimentarlo.[8]
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    Coloca al cachorro desvaído en una caja aparte. Una vez que hayas separado a los cachorros desvaídos de la camada, debes colocarlos en una caja de parto aparte cuyo suelo esté forrado con una alfombrilla de baño o con papel periódico.
    • Si el cachorro produce secreciones o si te preocupa que se ensucie, opta por el papel periódico, ya que te será fácil reemplazar rápidamente el papel sucio por uno limpio.
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    Mantén caliente al cachorro desvaído. Calienta la caja aparte con una almohadilla térmica. Ten cuidado de revisar con frecuencia tanto la almohadilla como la caja con el dorso de la mano de forma que te asegures de que no estén calientes al tacto. La temperatura de un cachorro recién nacido debe mantenerse a entre 34 y 37 °C (95 a 99 °F).
    • Coloca la almohadilla térmica debajo del forro del fondo de la caja. También puedes colocarla debajo de la caja si es que vas a usar una de madera de forma que la madera pueda transmitir el calor. Sin embargo, debes tener cuidado de que la almohadilla no cubra toda el área, ya que debes permitir que los cachorros se alejen de la almohadilla en caso de que sientan demasiado calor.

Método 3
Método 3 de 3:
Brindar atención de emergencia

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    Revisa para ver si los cachorros están deshidratados. Tira hacia atrás con suavidad de la piel entre los hombros de los cachorros. Debería regresar a su lugar con rapidez. Si esto no ocurre de inmediato, es probable que el cachorro esté deshidratado.[9]
    • Bajo la recomendación de tu veterinario, puedes frotar un poco de jarabe de maíz contra las encías de los cachorros con un cuentagotas limpio y luego usarlo para darles agua. Asimismo, puedes emplear un reemplazo para la leche para cachorros.
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    Calienta a los cachorros de manera gradual en caso de que estén demasiado fríos como para lactar. Si un cachorro está frío, no podrá lactar ni digerir la comida. Sin embargo, podría ser peligroso calentarlo demasiado rápido, por lo que la mejor forma de calentar con cuidado y gradualmente a un cachorro que esté frío es sujetarlo contra una zona grande de tu piel. Esto te permitirá transferirle tu calor corporal sin que el cachorro se sobrecaliente.[10]
    • Si un cachorro está demasiado frío, no podrá lactar ni digerir la comida y esto hará que se torne desvaído. Un cachorro de menos de una semana de vida que esté demasiado caliente aún no podrá jadear para así bajar su temperatura corporal.
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    Dale al cachorro una solución de azúcar o miel. En caso de que alguno de los cachorros esté deshidratado o de que no hayas visto que lacte, puedes comunicarte con tu veterinario y consultarle si deberías darle miel, jarabe de maíz o una solución de agua y azúcar. Si obtienes la aprobación de tu veterinario, colócate guantes quirúrgicos y administra una gota del jarabe sobre las encías del cachorro cada cierta cantidad de horas. No debes alimentarlo con otras cosas sin que lo apruebe el veterinario.[11]
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    Alimenta al cachorro con calostro. Durante alrededor de los primeros dos días después del parto, la madre producirá una leche especial conocida como calostro. Si los cachorros se alimentan de ella en el espacio de 12 horas después de su nacimiento, ingerirán los anticuerpos que necesitan del torrente sanguíneo de la madre. En caso de que no lacten de inmediato, quedarán expuestos a infecciones, así como también a la deshidratación y la desnutrición.[12]
    • En caso de que no tengas a la mano calostro suplementario, puedes tratar de extraerlo del pezón de la madre a un cuentagotas y alimentar de manera manual a un cachorro que no haya lactado. Asimismo, el veterinario puede intentar realizar este proceso, podría tener un suministro de calostro a la mano o bien podría darle a un cachorro desvaído plasma de la sangre de un perro saludable.
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    Inyéctale fluidos subcutáneos. Bajo la recomendación de tu veterinario, puedes inyectar una solución láctica de Ringer de manera subcutánea (es decir, debajo de la piel) mediante una jeringa esterilizada de extracción. Ten cuidado de que la solución esté caliente. Nunca debes inyectar una solución fría. Asimismo, trata de no tocar la punta de la jeringa o de contaminarla de otro modo.[13]
    • Pídele a tu veterinario que te recomiende una cantidad que sea apropiada para el cachorro.

Acerca de este wikiHow

Melissa Nelson, DVM, PhD
Coescrito por:
Doctora en Medicina Veterinaria
Este artículo fue coescrito por Melissa Nelson, DVM, PhD. La Dra. Nelson es una veterinaria que se especializa en Medicina de Animales de Compañía y Animales Grandes en Minnesota, donde tiene más de 18 años de experiencia como veterinaria en una clínica rural. Recibió su título de médica veterinaria en la Universidad de Minnesota en 1998. Este artículo ha sido visto 41 978 veces.
Categorías: Cachorros