En caso de que hayas amamantado a tu bebé hasta los 2 años, ¡felicitaciones! Es mucho trabajo y, aunque es probable que estés deseosa de estar cerca del final, es normal que tengas emociones mixtas en cuanto a la transición a dejar de amamantar. Sin embargo, puedes hacer cambios graduales y enfocarte en tu relación con tu hijo para ayudar a facilitar el proceso.

Método 1
Método 1 de 4:
Destetar a tu hijo gradualmente

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    Empieza a destetarlo en un momento en el que las cosas estén tranquilas. Evita empezar el destete cuando tu hijo no se sienta bien o cuando tu familia esté atravesando una transición de cualquier tipo. Tantos cambios al mismo tiempo podrían parecer abrumadores y aterradores para un niño pequeño, y es posible que se resista más al destete en general.[1]
    • Por ejemplo, es probable que lo mejor sea esperar unas semanas en caso de que recientemente hayas regresado a trabajar, te hayas mudado a una casa nueva, hayas tenido otro bebé o acabes de cambiar a tu hijo de guardería o no haya estado sintiéndose bien.
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    Explícale a tu hijo lo que ocurre. Aunque tu hijo de 2 años aún no hable mucho, de todos modos, puede comprender gran parte de lo que digas. Háblale en un lenguaje simple a fin de prepararlo para la idea del destete y dale bastante consuelo en cuanto a que de todos modos harás tiempo para acurrucarte y pasar tiempo con él.[2]
    • Por ejemplo, podrías decir algo como "La leche de mami se va a ir" o "Estás creciendo y ya no necesitas que te amamante".
    • Después de esto, podrías decir algo como "Pero, cuando no tengamos que detenernos para amamantar, tendremos más tiempo para jugar juegos y cantar canciones. ¿Cuál es el juego que más te gusta jugar conmigo?".
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    Introduce nuevos límites para amamantar. Al inicio del destete, debes explicarle a tu hijo que, de ahí en adelante, habrá un nuevo horario para amamantar. Explícale los cambios que hagas en torno a amamantar y luego cíñete a las nuevas reglas. Sin embargo, no es necesario que hagas que sea gran cosa. Haz el intento de decirlo de una forma casual para que sea más probable que tu hijo acepte los cambios.[3]
    • Por ejemplo, podrías decir "¡Estoy muy orgullosa de lo mucho que estás creciendo! Ya que eres un niño tan grande, cambiaremos a usar solo un vaso para niños cuando salgamos de casa".
    • Como otra opción, podrías decir algo como "De ahora en adelante, solo te amamantaré en la mecedora de tu habitación".
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    Acorta cada sesión de lactancia unos minutos cada vez. Presta atención a la cantidad de tiempo que suelas amamantar a tu hijo. Luego, vigila el reloj y haz el intento de reducir 1 o 2 minutos cada sesión. Espera unos días y luego redúcela 1 o 2 minutos más.[4]
    • Esto será más fácil para tu cuerpo, ya que reducirás tu suministro de leche de manera gradual.
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    Reduce la cantidad de sesiones de lactancia una por una. Considera todas las veces que amamantes a tu hijo durante el día. Luego, elige un horario de lactancia a la vez para eliminarlo. Busca algo que hacer para ocupar a tu hijo cuando normalmente lo amamantarías y espera alrededor de una semana para que se adapte al cambio. Luego, elimina otra sesión diaria de lactancia a la vez hasta haber destetado por completo a tu hijo.[5]
    • Por ejemplo, en caso de que suelas amamantar a tu hijo a primera hora de la mañana, después de almorzar, a las últimas horas de la tarde y antes de dormir, podrías omitir la sesión después de almorzar.
    • Un cese lento y gradual es mejor tanto para ti como para tu hijo. Si cesas todas las sesiones de lactancia de manera abrupta, esto puede molestar a tu hijo e incluso puede hacer que tengas una mayor susceptibilidad a desarrollar obstrucción en el conducto del seno, inflamación o mastitis, la infección dolorosa del seno.[6]
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Sarah Siebold, IBCLC, MA

    Sarah Siebold, IBCLC, MA

    Consultora internacional de lactancia certificado por el colegio oficial
    Sarah Siebold es una consultora internacional de lactancia certificada y consejera certificada de educadores de lactancia con sede en Los Ángeles, California. Dirige su propia práctica de consultoría de lactancia llamada IMMA, donde se especializa en apoyo emocional, atención clínica y prácticas de lactancia basadas en evidencia. Su trabajo editorial sobre la nueva maternidad y la lactancia materna ha aparecido en VoyageLA, The Tot y Hello My Tribe. Completó su entrenamiento clínico en lactancia tanto en consultorios privados como en pacientes ambulatorios a través de la Universidad de California, San Diego. También recibió su maestría en Literatura Inglesa y Estadounidense en la Universidad de Nueva York.
    Sarah Siebold, IBCLC, MA
    Sarah Siebold, IBCLC, MA
    Consultora internacional de lactancia certificado por el colegio oficial

    Nuestro experto está de acuerdo: al destetar a tu hijo, empieza por eliminar una sesión a la que tu hijo no tenga tanto apego emocional (por ejemplo, una a la mitad del día). Deja que tu hijo se adapte a ello por alrededor de 3 días y luego elige otra sesión para eliminar. Por lo general, las sesiones alrededor de la hora de la siesta y la hora de dormir son las más difíciles de eliminar, ya que hay una asociación fuerte entre el sueño y la lactancia para obtener consuelo. Por ende, déjalas para el final.

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    Deja que tu hijo te pida que lo amamantes en lugar de ofrecérselo. En ocasiones, la manera más fácil de destetar a tu hijo es dejar que sea él quien mande. Haz el intento de simplemente dejar de ofrecerle el pecho a tu hijo. En caso de que te pida que lo amamantes en uno de sus horarios regulares, deja que lo haga, pero trata de ceñirte a tu horario regular y deja que sea idea de él.[7]
    • Tu hijo es quien mejor sabe, así que presta atención a la forma como afronte los cambios. Por ejemplo, en caso de que parezca más dependiente o ansioso de lo normal o de que empiece a tener más rabietas o a retroceder en cosas como el control de esfínteres o dormir durante toda la noche, quizás debas volver a incorporar una sesión por una o dos semanas.
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    Dale atención y afecto adicionales a tu hijo durante el destete. Reconoce que el proceso de destete afectará también a tu hijo. Es posible que tenga arrebatos de ira o que esté particularmente dependiente o ansioso. Debes tratar de tener paciencia y darle tanto consuelo como puedas de forma que pueda navegar el cambio con confianza.[8]
    • Por ejemplo, podrías crear un nuevo ritual para la hora de dormir en el que canten una canción, lean un libro y se acurruquen juntos todas las noches.
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    Celebren el día en que dejes de amamantarlo para siempre. Cuando hayas reducido la lactancia lo suficiente como para que el final esté a la vista, haz el intento de establecer un día especial como el final de la lactancia. Ese día, organiza una pequeña celebración con una delicia especial (por ejemplo, cupcakes o helado). Esto puede ser de ayuda para que tu hijo considere el destete como algo especial y positivo y no como un evento negativo.[9]
    • Prueba a decir algo como "Bueno, Ana, elijamos un día de la próxima semana para dejar de amamantarte. ¡Haremos una fiesta ese día! ¿Qué te parece el jueves?". Incluso puedes encerrar en un círculo el día en el calendario de forma que haya algo que anticipar.
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Método 2
Método 2 de 4:
Evitar los detonantes

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    Distrae a tu hijo cuando omitas una sesión de lactancia. En caso de que tu hijo quiera que lo amamantes, pero sea una sesión que ya hayas eliminado, haz tu mejor esfuerzo por mantenerlo ocupado durante ese tiempo. Por fortuna, es fácil distraer a los niños de 2 años, así que quizás únicamente sea necesario salir a caminar o dar un paseo en auto.[10]
    • Asimismo, podrías cantar una canción que le encante a tu hijo, jugar un juego absurdo o llamar a un miembro de la familia para conversar. Sé creativa y haz lo que sea necesario para cambiar su enfoque.
    • Es probable que tu hijo asocie el acurrucarse con amamantar, por lo que lo mejor es hacer algo que haga que se ponga de pie y esté en movimiento.
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    Haz el intento de no cambiarte de ropa frente a tu hijo. Mientras estés destetando a tu hijo, lo mejor es no dejar que vea tus senos desnudos, ya que es probable que sea un detonante para que quiera que lo amamantes. Haz el intento de no desvestirte frente a tu hijo y no te bañes ni te duches con él durante el proceso de destete.[11]
    • En caso de que tú y tu familia suelan sentirse cómodos con cambiarse unos frente a otros, no es necesario que este cambio sea para siempre. Tan solo tómate un descanso mientras lo destetas.
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    Sujeta a tu hijo en otra posición. En caso de que por lo general te sientes sosteniendo a tu hijo contra tu cuerpo al amamantar, haz tu mejor esfuerzo por evitar esta posición durante el destete. Esto hará que tu hijo no espere que lo amamantes naturalmente, lo cual podría serte de ayuda para evitar una rabieta.[12]
    • Podrías sentarte en cambio con tu hijo sobre tus rodillas, podrías hacer que se siente junto a ti o podrías tratar de ponerte de pie más a menudo.
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    Cambia tu horario para evitar tu rutina regular de lactancia. En caso de que hayas hecho algo regularmente mientras amamantabas (por ejemplo, sentarte en una silla determinada o entrar una habitación determinada), haz el intento de evitarlo lo más posible. Si cambias tu horario y evitas las cosas que normalmente serían detonantes para que tu hijo quiera que lo amamantes, quizás puedas ayudar a evitar por más tiempo que piense en amamantar.[13]
    • Por ejemplo, en caso de que suelas amamantar a tu hijo justo después del almuerzo, podrías planificar una visita al supermercado o el parque durante ese tiempo.[14]
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    Ayuda a tu hijo a quedarse dormido cuando estés reduciendo las sesiones de lactancia a la hora de dormir. Dejar de amamantar a tu hijo por las noches puede ser lo más difícil debido a que los niños suelen usar estas sesiones como una forma de quedarse dormidos. En caso de que parezca tener dificultades para quedarse dormido, haz el intento de dar un paseo tranquilo en auto alrededor de la hora de dormir o darle un vaso de leche tibia y cantarle su canción favorita.[15]
    • Ten paciencia. Es posible que a tu hijo le tome unos días acostumbrarse a una rutina nueva en caso de que esté acostumbrado a amamantar para quedarse dormido. Sin embargo, le agarrará el truco, y tú también lo harás.
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Método 3
Método 3 de 4:
Ofrecer reemplazos

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    Cambia el pecho por un biberón en caso de que tu hijo sea más pequeño. Si quieres que tu hijo de 2 años siga bebiendo leche materna o si prefieres cambiar a la leche de vaca, haz el intento de ofrecerle un biberón cuando normalmente lo amamantarías. Por supuesto que debes tener en cuenta que de todos modos deberás destetar a tu hijo del biberón llegado el momento. Sin embargo, en caso de que tengas dificultades para destetarlo del pecho, esto podría ser de ayuda para facilitar la transición.[16]
    • En ocasiones, los bebés que han sido amamantados rechazan el biberón. Sin embargo, si le das uno cuando esté jugando o en su cochecito, es posible que esté más abierto a aceptarlo.
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    Dale a tu hijo una bebida sabrosa en un vaso para niños. Reemplaza una sesión de lactancia con un vaso de leche, jugo de fruta sin azúcar añadida o incluso un batido saludable de frutas. En caso de que tu hijo tenga suficiente interés en lo que haya en su vaso, es posible que casi no se dé cuenta de que no lo amamantaste.[17]
    • Por ejemplo, podrías preparar un batido licuando un plátano, unas cuantas fresas y un chorro de leche hasta que quede uniforme. Tan solo ten cuidado de que esté lo suficiente aguado como para pasar por el pitorro del vasito. De no ser así, añade más leche para ajustar la consistencia.
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    Ofrécele bocadillos saludables a tu hijo. Los bocadillos deliciosos constituyen una distracción para tu hijo, y es posible que olvide con facilidad su deseo de que lo amamantes en ese momento si ve que sacas su bocadillo favorito del aparador. Asimismo, si le das a tu hijo bocadillos saludables, esto ayuda a reemplazar algunos de los nutrientes que ya no obtenga de la leche materna.[18]
    • Por ejemplo, podrías ofrecerle a tu hijo fruta fresca, yogur o pan integral tostado con mantequilla de maní.
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Método 4
Método 4 de 4:
Lidiar con los cambios físicos y emocionales

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    Extrae entre 30 y 60 ml (1 a 2 onzas fluidas) de leche en caso de que tengas los senos hinchados. En tanto destetas a tu hijo, tu cuerpo no dejará de producir leche materna, lo cual en ocasiones puede ser incómodo, sobre todo cuando tus senos se llenen. Puedes ayudar a aliviar la incomodidad usando las manos o un extractor de leche para liberar una pequeña cantidad de leche de tus senos.[19]
    • Evita extraerte demasiada leche, ya que esto tan solo hará que tu cuerpo piense que debe producir más leche.
    • Haz el intento de masajearte los senos en la ducha en caso de que estén muy sensibles o llenos.
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    Aplícate compresas frías en los senos en caso de que estén adoloridos. Si es que tienes los senos hinchados y dolorosos y no te ayuda extraerte leche, trata de hacer tu propia compresa fría. Sumerge un paño en agua helada y luego colócatela sobre el seno. Haz lo mismo con el otro y deja el paño en su lugar por alrededor de entre 10 y 15 minutos.[20]
    • Puedes repetirlo alrededor de cada hora, según sea necesario.
    • Como otra alternativa, haz el intento de colocarte unas cuantas hojas de col en los senos. Las hojas de col ayudan con el proceso de cese de leche y a aliviar el dolor.[21]
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    Ten paciencia contigo misma en caso de que estés sensible o molesta. Al dejar de amamantar, es posible que las hormonas en tu cuerpo cambien. En ocasiones, estos cambios hormonales pueden tener un efecto sobre tus ánimos y, por ende, debes estar preparada para una montaña rusa emocional a medida que tu cuerpo se adapta al cambio.[22]
    • Aparte de los cambios hormonales, es posible que también experimentes emociones mixtas en cuanto a ponerle fin al vínculo especial de la lactancia con tu hijo. Esto es completamente normal. Tan solo recuerda que estás desarrollando una relación nueva con tu hijo mayor y que te seguirá queriendo igualmente.
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    No te sientas culpable por destetar a tu hijo. Es posible que, cuando tu hijo te ruegue que lo amamantes, luches con sentimientos de aflicción, frustración o incluso egoísmo. Sin embargo, ten en cuenta que tu hijo se adaptará pronto al nuevo horario de alimentación, y felicítate por haber podido seguir amamantándolo hasta los 2 años.
    • En caso de que te abrumen los sentimientos de culpa, tristeza, ansiedad o depresión, podría ser una depresión a raíz de los cambios hormonales en tu cuerpo. Conversa con tu doctor acerca de lo que sientas.[23]
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Advertencias

  • En caso de que la depresión se vuelva seria durante el destete, debes conversar con un profesional. Podría ser un resultado de los cambios hormonales.[24]
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Acerca de este wikiHow

Sarah Siebold, IBCLC, MA
Coescrito por:
Consultora internacional de lactancia certificado por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Sarah Siebold, IBCLC, MA. Sarah Siebold es una consultora internacional de lactancia certificada y consejera certificada de educadores de lactancia con sede en Los Ángeles, California. Dirige su propia práctica de consultoría de lactancia llamada IMMA, donde se especializa en apoyo emocional, atención clínica y prácticas de lactancia basadas en evidencia. Su trabajo editorial sobre la nueva maternidad y la lactancia materna ha aparecido en VoyageLA, The Tot y Hello My Tribe. Completó su entrenamiento clínico en lactancia tanto en consultorios privados como en pacientes ambulatorios a través de la Universidad de California, San Diego. También recibió su maestría en Literatura Inglesa y Estadounidense en la Universidad de Nueva York. Este artículo ha sido visto 210 859 veces.
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