Al igual que muchas personas en el mundo, quizá siempre has querido echarle el misterioso mal de ojo a alguien. Tal vez has intentado hacerlo sin éxito o te dé demasiado miedo intentarlo por la posibilidad de quedar en ridículo si fallas. Aunque no lo creas, echarle el mal de ojo a alguien no es tan difícil si conoces la técnica apropiada.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Echar el mal de ojo

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    Ten en cuenta las consecuencias y prepárate para una confrontación. El propósito del mal de ojo es que sea evidente. Debe hacer que el objetivo se sienta incómodo o culpable. Desafortunadamente, también puede ocasionar confrontaciones. Posiblemente tu objetivo trate de preguntarte lo que suceda. No obstante, si estás muy enojado con esa persona, probablemente lo último que quieras hacer es hablar con ella. Además, es posible que tu objetivo incluso tome el mal de ojo como un desafío y trate de comenzar una pelea contigo.
    • Si quieres evitar una conversación no deseada, ten una ruta de escape. No eches el mal de ojo cuando estés en una fila larga o en clase. En lugar de eso, hazlo justo cuando salgas de la fila o del salón de clases. De ese modo, evitarás que la otra persona te acorrale.
    • Ten algún tipo de respuesta en mente en caso de que la persona trate de conversar contigo. Responderle con un simple “nada” evitará que la persona siga hablándote, aunque también la dejará preguntándose sobre lo que pudo haber hecho para molestarte.
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    Ten un objetivo y un motivo en mente. Echar el mal de ojo tiende a ser una cuestión personal. Es un ejercicio tanto mental como físico. No funciona bien en personas al azar que no hayan hecho nada para molestarte. Debido a eso, debes tener a alguien (un objetivo) en mente. De lo contrario, busca a alguien que te haya hecho daño de algún modo. Los celos son una de las razones más comunes para echar el mal de ojo.[1]
    • Quizá tu objetivo sea alguien que no conozcas, pero que haya hecho algo que te haya molestado, como ordenar el último cupcake, tararear una canción ruidosamente y a propósito, o negarse a calmar a su hijo hiperactivo y gritón.
    • Tu objetivo debe ser alguien que conozcas por mucho tiempo y quizás detestes todo sobre su apariencia y personalidad. Puede ser un hermano o incluso el estudiante favorito del profesor que nunca hace nada malo.
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    Escoge el momento adecuado. Eso dependerá de quién sea tu objetivo. Debido a que el objetivo de echar el mal de ojo es que sea evidente, debes esperar hasta que el blanco haga algo que te irrite. Por ejemplo:
    • Si tu objetivo es alguien a quien no conoces, espera hasta que haga algo que te moleste, como pagar por el cupcake que querías con tantas ganas.
    • Si tu objetivo es alguien a quien conoces, puedes echarle el mal de ojo cuando haga cualquier cosa. Puede ser tan simple como un estornudo o una sacudida de pelo femenina.
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    Piensa con insistencia en las ofensas, tanto pasadas como presentes, para construir tu energía. Echar el mal de ojo no solo implica mirar de cierta manera. Tu objetivo debe ser capaz de “sentir” cómo la cólera y el odio salen de ti. Es muy probable que ya pienses en la ofensa (como su forma molestosa de tararear). Si ya conoces a la persona y quieres hacerle saber cuánto la odias, quizá debas pensar insistentemente sobre ofensas previas para que construyas esa energía. Estas son algunas formas de construir esa energía:
    • Piensa en todas las cosas molestas que la persona haya hecho en el pasado. Piensa en cuán injusto es que se salga con la suya al violar el código de vestimenta mientras que te reprenden porque tu camisa no está dentro del pantalón cuando te inclinas para tomar algo de tu mochila.
    • Si tienes problemas para encontrar las ofensas pasadas, piensa en cosas que te molesten o enojen, como la discriminación, la política, el abuso, etc.
    • Enfócate en algo que haya sucedido y te haya hecho sentir muy molesto. Cuanto más reciente sea el evento, más fuerte será el sentimiento.
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    Mantén la energía y los pensamientos. Una vez que hayas acumulado varios pensamientos negativos, mantenlos. Continúa haciéndolo hasta que hayas terminado de echar el mal de ojo.
    • Si tienes problemas para mantener la energía, imagina que algo malo le sucede a tu blanco, como dejar caer el cupcake (con el lado glaseado hacia abajo) en el piso sucio.
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    Mantén un rostro relajado y una expresión tranquila. La ira en estado de calma es más intimidante que cuando sale de control. No gruñas, enseñes los dientes o arquees las cejas de forma malvada. De lo contrario, no lucirás muy intimidante y le quitarás intensidad a tu mirada.
    • Lo máximo que puedes hacer es entrecerrar los ojos o agrandarlos. Puedes formar una línea recta con la boca como si probaras algo amargo.
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    Mira a tu objetivo hasta que se dé cuenta y haga contacto visual contigo. Es probable que eso no suceda de inmediato, así que no te rindas. Continúa mirando a esa persona y no dejes que tu mirada se pierda. Con el tiempo, “sentirá” tu mirada y volteará a verte.
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    Mantén el contacto visual durante unos cuantos segundos y mira hacia otro lado. Cuanto más tiempo conozcas a esta persona, más prolongada deberá ser tu mirada. Por ejemplo, si se trata de un extraño que ordenó el último cupcake que querías, será suficiente con que lo mires de medio segundo a un segundo completo. Si es alguien a quien conoces, como el estudiante favorito del profesor, será suficiente con que lo mires uno o dos segundos.
    • Ten en cuenta que, cuanto mayor tiempo lo mires, más probable será que la persona a la que le eches el mal de ojo hable contigo.
    • Cuando apartes la mirada, deja que tu rostro se relaje y vuelva a su expresión habitual.
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    Vuelve a hacer lo que hayas estado haciendo anteriormente. Actúa como si nada hubiera sucedido. Eso hará que el mal de ojo resalte de tu rutina habitual y haga que la persona se dé cuenta de que hizo algo incorrecto. Hacerlo también puede servir para evitar que la otra persona se te acerque y te enfrente.
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Perfeccionar la técnica

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    Continúa con los pensamientos negativos una vez que comiencen. De ese modo, tu mirada será mucho más intensa.
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    Evita mirar directamente hacia la persona al principio si estás dentro de su campo visual. Si te encuentras en la línea de visión de la persona, sitúate de manera que ella solo pueda ver la parte lateral de tu rostro. De ese modo, podrás girar tu cabeza y mirarla lentamente de la forma más intimidante.
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    Entrecierra los ojos o agrándalos. Este cambio repentino de tu mirada normal alertará a tu objetivo de que algo está mal. Este es el primer paso para hacer que se sienta incómodo.
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    Mantén tus labios en forma de línea recta. No muestres los dientes ni gruñas. De lo contrario, no lucirás intimidante. Lo último que querrás es lucir como un villano de las caricaturas. Lucirás más cómico que intimidante.
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    Baja el mentón un poco. De ese modo, mirarás al objetivo por debajo de las cejas. De ese modo, tu rostro luzca más angular y amenazador.
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    Gira la cabeza lentamente para mirar a tu objetivo. Si lo haces cuando esa persona ya mira hacia ti, lucirás más ominoso.
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    Trata de hacer contacto visual y mantenlo durante unos cuantos segundos. Piensa en ello como si “vieras” a través de la persona. Trata de no pestañear, ya que hacerlo podría alterar la intensidad de tu mirada.
    • Si deseas, puedes levantar una ceja ligeramente para darle un toque más sarcástico.
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    Retírate como si nada hubiese pasado. Una vez que la persona note tu mirada maligna, rompe el contacto visual y retírate. Si no puedes marcharte del lugar, mira hacia otro lado y vuelve a hacer lo que hayas estado haciendo anteriormente.
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Consejos

  • Asegúrate de echarle el mal de ojo en el momento exacto en el que sepas que hayas captado su atención.
  • Para darle un giro al mal de ojo, puedes usar maquillaje oscuro para completar el look.
  • Practica frente al espejo o con un amigo.
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Advertencias

  • Echar el mal de ojo puede dar como resultado una confrontación o conversación desagradable. Quizá debas tener en cuenta este aspecto si no quieres conversar con la persona a la que le eches el mal de ojo.
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Categorías: Ciencias ocultas
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