Aunque es posible que hayas tenido un gran éxito con los gases sonoros cuando eras niño, en el mundo de los adultos no te ayudarán a hacer amigos y no les agradarás a muchas personas. Sin embargo, aguantar el gas puede causar problemas de salud, como inflamación, indigestión y acidez,[1] y la expulsión de gases es un fenómeno natural y necesario que se hace todos los días. No debes sentir vergüenza por tener que sacar un gas, pero puedes minimizar el sonido y el olor, ajustando tu dieta y tus hábitos cotidianos para reducir su frecuencia.

Método 1
Método 1 de 3:
Minimizar el sonido y el olor del gas

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    Deja salir el gas lentamente. En lugar de dejarlo salir rápidamente, lo cual probablemente causará un ruido sonoro fuerte, tómate el tiempo para soltarlo lentamente. Para hacerlo, aprieta los músculos abdominales e inhala y exhala muy profundamente al dejar salir el gas. Al sacarlo lentamente, se reducirá el ruido que se provoca cuando sale del trasero.[2]
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    Tose fuertemente o haz un ruido fuerte. Puedes distraer la atención al toser o estornudar con fuerza al dejar salir el gas. Esto puede ayudarte a encubrir el ruido.
    • También puedes hacer un ruido fuerte mientras pretendes hablar por el celular o enciendes la música en la sala antes de soltar el gas. Esto podría amortiguar el ruido que surge inevitablemente con los gases.
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    Camina mientras sueltas el gas. Otra opción es hacerlo mientras estás en movimiento para que el sonido y el olor no se detengan a tu alrededor. Hacerlo te permitirá estar ausente cuando alguien sienta el olor o lo escuche y no tendrás que asumir ninguna culpa cuando se descubra el olor.[3]
    • Trata de caminar hacia una habitación o un área vacía para que puedas terminar de sacar el gas cuando no haya nadie cerca. De esa forma, no tendrás que sentirte avergonzado por dejar salir un gas incómodo.
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    Sal de la habitación o del área. Antes de sacar el gas, levántate y trata de desalojar el área para no estar entre una multitud o cerca de mucha gente. De esa forma, puedes ir a otra habitación o área y liberar el gas a tu gusto.[4]
    • Si estás en un tren lleno de gente, por ejemplo, trata de llegar a un vagón vacío antes de dejar salir el gas. Si estás en una oficina llena, dirígete a una sala de reuniones vacía o a un área común y sácalo allí para que nadie pueda sentirse ofendido por el sonido o el olor.
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    Rocía un desodorante ambiental. Puedes disimular el olor de los gases rociando un desodorante ambiental en el área o usando el perfume de una crema para manos para evitar el olor. Frótate la crema perfumada en las manos después de liberar el gas para que el perfume disimule cualquier mal olor que pueda quedarse en el aire.[5]

Método 2
Método 2 de 3:
Ajustar la dieta para reducir los gases

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    Remoja los frijoles antes de comértelos para evitar la flatulencia. Es evidente que comer frijoles puede causar gases. Puedes reducir la capacidad de los frijoles para producir gases, remojando los frijoles secos antes de cocinarlos. Comer frijoles secos en lugar de frijoles enlatados también puede reducir la inflamación y el gas asociados con los mismos.[6]
    • Usa agua fresca para hervir los frijoles secos, ya que al usar el agua del remojo, puede producirte más gas.
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    Come menos verduras y frutas que provoquen gases. Aunque las frutas y las verduras son esenciales para mantener una dieta y un estilo de vida saludable, algunas frutas y verduras pueden hacer que tengas más gas. Puedes reducir la necesidad de liberar un gas reduciendo el consumo de ciertas frutas y verduras que causen gases.[7]
    • Come menos manzanas, melocotones, bananas, peras, albaricoques y pasas. También debes evitar el jugo de ciruela pasa, ya que puede hacer que el tracto digestivo provoque más gas.
    • Come menos alcachofas, espárragos, brócoli, col, coles de Bruselas, coliflor, pimientos verdes, cebollas, rábanos, apio, zanahorias y pepinos.
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    Reduce el consumo de productos lácteos, como la leche y el queso. Muchos de los productos hechos a base de leche pueden causar gases e inflamación. Reduce el consumo de productos lácteos, como el queso, la leche y el helado.
    • También debes evitar los alimentos envasados que contengan lactosa, como el pan, el cereales y los aderezos para ensaladas.
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    Reduce el consumo de bebidas carbonatadas. Las bebidas carbonatadas contienen una gran cantidad de gas y esto puede provocar altos niveles de gas en el cuerpo. Bebe menos refrescos, agua con gas o bebidas carbonatadas de frutas y en lugar de eso, consume agua para mantenerte hidratado.[8]
    • Puedes reducir la cantidad de gas en las bebidas carbonatadas dejándolas al aire libre y abiertas por unas horas, hasta que se reduzca la carbonación.
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    Reduce el consumo de alcohol. El alcohol, como la cerveza y el vino, puede causar inflamación, indigestión y gas. La cerveza sobre todo libera dióxido de carbono al consumirla, lo que provoca una acumulación de este gas y posiblemente liberación de gases después.[9] [10]
    • Si te gusta beber alcohol, como la cerveza y el vino, bébelo lentamente y a tu ritmo. Al tomarte tu tiempo para beberlo, puedes tragar menos aire, lo que hará que se acumule menos gas en el cuerpo.

Método 3
Método 3 de 3:
Ajustar los hábitos diarios para reducir los gases

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    Mastica los alimentos lentamente cuando comas. Cuando comes demasiado rápido, tragas más aire con cada bocado, lo que hace que se acumule aire en el cuerpo y sientas después la necesidad de liberarlo. Reduce la velocidad y mastica cada bocado al menos dos o cuatro veces antes de tragarlo. Esto ayudará a que el cuerpo digiera de forma adecuada los alimentos y se reduzca la acumulación de gas.[11]
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    Evita masticar chicle y comer caramelos. Aunque es posible que mastiques un chicle después de comer o comer un caramelo duro después de una comida para refrescar el aliento, pueden hacer que sientas más gases después. Masticar chicle y comer caramelos aumentará la cantidad de aire que ingieres, provocando más aire en el cuerpo y la necesidad de liberarlo después.[12]
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    Reduce el consumo de tabaco. Fumar cigarrillos, cigarros y pipas puede aumentar la cantidad de aire que ingieres y provocará una acumulación de aire en el cuerpo. Reduce el número de cigarrillos o cigarros que fumas todos los días para reducir la necesidad de liberar gases.[13]

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