El concepto de causa y efecto parece evidente y natural para los adultos, pero para los niños, en especial los más pequeños, la idea puede ser un poco más difícil de comprender. Sin embargo, es importante enseñarles el principio de causa y efecto a una temprana edad, ya que será decisivo para sus estudios, más aún, para toda la vida. Los padres realizan un papel importante ayudando a los niños a comprender el concepto.

Método 1
Método 1 de 2:
Ayuda a bebés y a niños de 1 a 2 años a descubrir el principio de causa y efecto

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    Interactúa con tu hijo. Incluso los bebés más pequeños pueden empezar a entender el principio de causa y efecto. Por ejemplo, cuando lloran, alguien llega para alimentarlos, cambiarlos o consolarlos. Aprovecha al máximo esa manera natural de aprender, respondiéndole a tu bebé e interactuando con él de diversas maneras. Haz muecas para hacerlo reír y cárgalo si te extiende los brazos.
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    Ofrécele juguetes. Los bebés y los niños de 1 a 2 años aprenden jugando, así que ofrécele distintos juguetes adecuados para su edad. Tu bebé puede aprender que sacudir una sonaja producirá un sonido y tu hijo de 1 a 2 años puede aprender que presionar un botón puede encender un juguete o producir un sonido.
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    Refuerza el principio de causa y efecto mediante la conversación. Conforme tu hijo vaya creciendo y entendiendo cada vez más puedes reforzar su comprensión verbalmente. Por ejemplo, puedes decir “no comiste tu comida, por eso ya tienes hambre” o “no tuviste cuidado con ese globo, por eso se rompió”.
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    Hazle una demostración. Los niños de 1 a 2 años entienden mejor el principio de causa y efecto con una demostración práctica. Hinca un globo con un alfiler y observa lo que sucede o ve al fregadero de la cocina y llénalo de agua hasta que se rebalse. Pregúntale a tu pequeño qué fue lo que pasó y por qué. Haz lo mismo con otros objetos y procedimientos caseros.
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Método 2
Método 2 de 2:
Ayuda a preescolares y a niños mayores a conocer el principio de causa y efecto

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    Enséñale a tu hijo el vocabulario de causa y efecto. Explícale que la causa es un evento o acción que provoca que algo suceda y que el efecto o consecuencia es lo que ocurre como resultado de la causa.
    • Conforme tu hijo vaya creciendo, agrégale más vocabulario. Por ejemplo, palabras como “influencia”, “resultado” y “factor”, así como palabras que ayuden a estructurar una oración de causa y efecto, como “por lo tanto”, “por consiguiente”, “por eso”, etc.
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    Utiliza la palabra “porque”. Utilizar la palabra “porque” en las conversaciones refuerza la relación entre causa y efecto; muchos niños lo entienden más rápido de esta manera. Por ejemplo, “tus zapatos están sucios porque pisaste el lodo” o “hace frío en casa porque dejamos las ventanas abiertas”.
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    Explicale por qué las relaciones entre causa y efecto son importantes. Conforme tu hijo vaya creciendo, puedes remarcarle que el principio de causa y efecto es importante de diversas maneras. Hazle ver que se trata de descubrir las causas de las cosas malas para poder evitarlas y hacer un mundo mejor y las causas de las cosas buenas para ponerlas en práctica y obtener mejores resultados.
    • Una vez que tu hijo empiece a ir a la escuela es importante que recalques los usos académicos que se le da al principio de causa y efecto. Los científicos lo utilizan siempre (¿qué origina el calentamiento global?, ¿por qué murieron estas plantas?, ¿qué pasa si mezclamos vinagre con bicarbonato?), así como los historiadores (¿por qué se revelaron las colonias americanas?, ¿qué pasó después de que Cortés conquistó a los aztecas?).
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    Haz una cuenta T. La cuenta T es una tabla simple con dos columnas. En un lado puedes escribir las causas y en el otro lado, los efectos. Por ejemplo, en el lado izquierdo escribe “está lloviendo”. Haz que tu hijo piense en las posibles consecuencias, como por ejemplo, todo se embarra de lodo, las flores crecen, el recreo de la escuela es en un lugar cerrado o hay mucho tráfico, y escríbelas en el lado derecho.
    • También puedes utilizar una cuenta T para relaciones de causa y efecto individuales para enseñar el lenguaje. En este caso, escribirías “está lloviendo” como título, no en el lado izquierdo. Luego, al lado izquierdo escribirías “todo se embarra de lodo porque está lloviendo” y al lado derecho escribirías “está lloviendo, por eso todo se embarra de lodo”. Este método enseña las dos formas de exponer el principio de causa y efecto, utilizando “porque” y “por eso”; además, refuerza el concepto.
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    Diviértanse con juegos de causa y efecto. Un buen ejemplo es la cadena de causa y efecto. Elige una consecuencia (“los pantalones están sucios”). Luego, deja que tu hijo piense en una posible causa (por ejemplo, “me caí en el lodo”). Posteriormente, tú (u otro hijo) continúas diciendo la causa de esa consecuencia (“estaba lloviendo y resbaladizo”) y así sucesivamente, lo más que puedan. Esto le permitirá a tu hijo comprender mejor el principio de causa y efecto.
    • También puedes realizar un juego más simple dando un efecto imaginario (“el perro ladró muy fuerte”) y haciendo que tu hijo piense en la mayor cantidad de causas posibles. Por ejemplo: “el perro ladró muy fuerte porque vino el cartero”, “el perro ladró muy fuerte porque alguien le pisó la cola” o “el perro ladró muy fuerte porque vio a otro perro”.
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    Léele libros. Busca libros temáticos ilustrados, diseñados para señalar las causas y consecuencias. Léelos con tu hijo y habla con él sobre las situaciones descritas en los libros.
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    Crea una línea de tiempo. Si tratas con niños mayores, dibuja una línea de tiempo en un papel. Elige un acontecimiento histórico, como una guerra, y señala los hechos importantes en la línea de tiempo. Relaciona esos acontecimientos basándote en el principio de causa y efecto.
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    Enséñale el pensamiento analítico. Conforme tu hijo vaya creciendo, su comprensión del principio de causa y efecto irá mejorando y podrás empezar a demandarle un pensamiento más profundo y analítico. Pregúntale el porqué de una situación, cómo lo sabe o en qué se basa para decirlo. Hazle preguntas condicionales para que utilice su imaginación; por ejemplo, ¿qué hubiera pasado si accidentalmente utilizábamos azúcar en vez de sal en esta receta?”, “¿qué hubiera pasado si las colonias americanas no se rebelaban?”.
    • Explícale que la idea de correlación no significa causalidad. Si no se demuestra que una causa en particular ocasiona un evento en particular, entonces se puede tratar de un suceso fortuito más que de una relación causal.
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Consejos

  • Existen innumerables maneras de desarrollar la comprensión del principio de causa y efecto. Elige los métodos que le interesen a tu hijo.
  • Recuerda que el concepto de causa y efecto puede parecer simple y obvio, pero es muy importante. Con él lograrás que tu hijo presente más curiosidad por saber cómo funciona el mundo, lo que lo preparará para enfrentar los problemas más complicados.
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