Que los gatos pueden ser criaturas obstinadas no es ningún secreto, pero a pesar de lo que hayas escuchado, pueden ser entrenados. Si aprendes un poco sobre lo que los motiva y sobre su comportamiento, y luego implementas algunas técnicas sencillas de entrenamiento, en muy poco tiempo podrás enseñarle a tu gato o gatito a acercarse cuando lo llamas.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Preparar el entrenamiento de tu gato

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    Escoge un nombre que a tu gato le resulte fácil reconocer. Por lo general, los gatos responden mejor a los nombres cortos y de sonido agradable. Si bien tu corazón podría estar puesto en llamarlo "Bola Esponjosa de Pelo", sería aconsejable que lo reduzcas a "Bola" con el fin de entrenarlo.[1] Si insistes en el hecho de que el nombre "Sir William el Vicioso de Belvedere" no se puede acortar, podrías simplemente enseñarle a que se acerque cuando lo llames "gato" o "micho".
    • No le cambies el nombre a tu gato cuando se haya acostumbrado a él. Esto lo confundirá.
    • La introducción de sobrenombres nuevos también confundirá a tu gato. Ten presente que la constancia es la clave.
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    Comienza a entrenar a tu gato lo antes posible. Puedes iniciar el entrenamiento cuando todavía sea pequeño ya que, cuanto más joven sea el gato, más receptivo será a aprender su nombre. Un gato adulto también puede aprender trucos nuevos, por supuesto, pero tal vez no lo haga con tanta rapidez.
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    Escoge recompensas que tu gato aprecie. Recuerda que los halagos verbales no motivarán ni impresionarán a tu gato. En su lugar, ofrécele recompensas inmediatas y tangibles que disfrute. Un minino siempre apreciará un sabroso bocadillo, como un poquito de atún o queso, una cucharada de comida blanda o un bocadillo comercial para gatos. Tu gato también responderá a recompensas que no sean comestibles si se trata de algo que realmente disfrute, como un juego con una punta de luz láser o una buena caricia detrás de las orejas.[2]
    • El tipo de recompensa que funcione mejor dependerá del gato, así que prepárate para experimentar un poco.
    • Asegúrate de tener a mano bocadillos para gato suficientes para todo el proceso.
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    Aprende un poco sobre lo que motiva a los gatos en general. Los perros son fáciles de entrenar porque son criaturas sociales que quieren complacer a los humanos y que se sienten recompensados con un sencillo "¡Buen chico!" u otros halagos verbales. Por otro lado, a los gatos les preocupa menos lo que piensen de ellos y están más interesados en lo que vayan a hacer por ellos.[3] Los gatos responden bien a las recompensas y pueden aprender trucos nuevos con facilidad si se les tiene paciencia y se les ofrece algo que realmente quieran cuando lo hagan bien.
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Adiestrar a tu gato para que reconozca su nombre

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    Establece una asociación positiva con el nombre de tu gato. Solo usa su nombre cuando lo estés llamando o le hables suavemente. Nunca deberías usar el nombre del gato para reñirlo o regañarlo, para eso te bastará con un simple "¡No!" dicho con firmeza.[4]
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    Comienza a entrenar al gato activamente. La mejor manera de interesar a tu gato en el entrenamiento es alimentarlo un poco menos de lo habitual, así tendrá un poco de hambre y estará más ansioso por ganarse un bocadillo. Luego simplemente acércate a él, di su nombre y ofrécele un pequeño bocadillo. Repite esto dos o tres veces. Luego aléjate un poco del gato y repite el proceso, pero esta vez agrega la palabra "ven" o "aquí" al su nombre. Por ejemplo, "Ven Félix" o "Aquí, Flor", cualquiera de las dos frases funcionará, pero sé constante. Cuando el gato se acerque, acarícialo y ofrécele un premio. Luego aléjate un poco más y repite la rutina.[5]
    • Asegúrate de que el gato asocie su nombre a la recompensa agradable. Esto significa que dirás su nombre y que le darás la recompensa inmediatamente después.
    • Repite esta actividad, llamando al gato entre 10 y 20 veces por sesión una o dos veces al día, hasta que responda a su nombre siempre.
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    Aumenta la distancia a la que lo llamas durante el entrenamiento. Después de aproximadamente una semana, podrás comenzar a llamar a tu gato desde distancias mayores. Comienza por llamarlo desde otra habitación. A su tiempo, intenta llamarlo desde todas las habitaciones de tu casa. Una vez que responda prontamente cuando lo llames desde el interior de la casa, puedes probar llamarlo cuando esté afuera, siempre y cuando sea un gato de jardín.[6]
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    Involucra a toda la familia en el entrenamiento de tu gato. Si vives con otras personas, involúcralas en el proceso de enseñarle a tu gato a reconocer su nombre. Asegúrate de que todos usen la misma frase para llamarlo. Con el tiempo, podrías enseñarle a tu gato a ir de un lado al otro cuando dos personas se turnen para llamarlo y darle un bocadillo.
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    Si tu gato no responde a su nombre, busca ayuda. Si tu gato se niega a responder a su nombre, podría tener un problema de audición. Los gatos blancos, en particular, son mucho más propensos a ser sordos.[7] Tu veterinario puede revisar su audición a fin de que te asegures de cuál es el problema.
    • Ten presente que algunos gatos son más difíciles de entrenar que otros. Si la falta de respuesta o conducta general de tu gato te preocupa, consulta con un especialista en conducta animal a fin de que te ayude a identificar y rectificar el problema. Pregúntale a tu veterinario a quién te puede recomendar o busca a un profesional en línea.[8]
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Acerca de este wikiHow

Jessica Char
Coescrito por:
Consultora sobre comportamiento de perros y gatos
Este artículo fue coescrito por Jessica Char. Jessica Char es entrenadora de gatos y perros, consultora de comportamiento y fundadora de Feline Engineering y Canine Engineering. Se especializa en modificar los problemas de conducta desafiantes tales como miedo y agresión empleando protocolos de entrenamiento de refuerzo positivo. Jessica tiene certificaciones en entrenamiento sin temor, entrenamiento de perros profesional y entrenamiento de ansiedad por separación. También es miembro de la Asociación Internacional de Consultores en Comportamiento Animal. Obtuvo su licenciatura y maestría en ingeniería biomédica de la Universidad de Washington en St. Louis. Este artículo ha sido visto 36 824 veces.
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