Una narración relata una secuencia de hechos, ofrece a los lectores detalles claros y, generalmente, transmite un mensaje convincente. Si quieres contar una historia, plasmar tus ideas en un papel puede ser muy divertido y gratificante. Para pensar ideas, haz ejercicios de escritura libre, crea la estructura de la narración y practica escribir descripciones gráficas y detalladas. Programa un horario todos los días para escribir en un lugar libre de distracciones y lleva un cuaderno contigo para los momentos de inspiración. La edición es una parte muy importante del proceso, así que asegúrate de buscar críticas constructivas y hacer revisiones antes de terminar el trabajo.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Pensar ideas para tu narración

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    Haz una lista de temas importantes. Escribe algunos temas que te interesen lo suficiente como para desarrollar una historia. Piensa en las experiencias con las que te identificas o que han causado un gran impacto en ti, como situaciones de la infancia, objetivos alcanzados o errores que hayas cometido.[1]
    • La semilla de la narración no tiene por qué ser un acontecimiento demasiado importante en tu vida. Incluso las experiencias simples y a menudo pasadas por alto (como cocinar algo para un ser querido o un encuentro casual) pueden estar cargadas de significado.
    • Si no se te ocurre un acontecimiento específico del cual escribir, piensa en momentos pequeños, recuerdos o imágenes que sean importantes para ti.

    La curiosidad es la clave: las grandes preguntas dan lugar a historias interesantes, así que haz preguntas en vez de tomar tus experiencias al pie de la letra. Por ejemplo, averigua por qué el anciano que pasa caminando por tu casa por la mañana usa un bastón. Su historia podría inspirarte a escribir una narración completa.[2]

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    Escribe libremente durante al menos 15 minutos al día. Sin editar o controlarte, escribe todo lo que surja en tu mente por al menos 15 minutos. Configura un temporizador, siéntate en un lugar tranquilo y libre de distracciones, y comienza a escribir. Después de 15 minutos, lee lo que has escrito y subraya las partes que puedas seguir desarrollando para tu historia.[3]
    • No te preocupes si no puedes usar muchas partes del material. La escritura libre es un ejercicio, y probablemente no crees una historia increíble de inmediato. Al escribir libremente, quizás se te ocurran una o dos ideas incipientes que valga la pena explorar, así que no te desanimes.
    • Algunas personas afirman que es útil hablar con un amigo acerca de un tema o una idea. Si quieres desarrollar un pensamiento, intercambia ideas con un amigo creativo y confiable.[4]
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    Practica la escritura de descripciones con el mayor detalle posible. Observa el mundo que te rodea con todos tus sentidos. Explora un objeto cercano y descríbelo de la forma más vívida posible, incluyendo su color, forma, la forma en que la luz refleja en él, su textura y los sentimientos que invoca en ti.[5] Piensa cómo invocar una imagen vívida y clara en la mente de tus lectores.
    • Una descripción vívida puede ser “Estampados florales, intrincados y alegres pintados a mano en la cara del reloj del abuelo comenzaron a desvanecerse hace mucho tiempo. Las muescas y los raspones en su cuerpo de madera rojiza evidencian su antigüedad aún más. A pesar del desgaste y la rotura, uno solo podía admirar su junta precisamente ensamblada y la exquisita forma de su parte superior esculpida”.
    • Ten un cuaderno contigo (o usa una aplicación de notas en tu teléfono) y practica la escritura de descripciones vívidas durante el día. Para ampliar tu vocabulario, conecta palabras de un tesauro. Busca definiciones de los sinónimos y úsalos cuando practiques escribir descripciones en el futuro.
    • Los detalles vívidos son esenciales para redactar una narración, así que la práctica de la descripción es muy valiosa. También puedes enfocar tu narración en la descripción de una taza de café, el canto de un pájaro o un transeúnte.
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    Escoge una temática o un mensaje para tu narración. Una narración necesita un objetivo. Pregúntate qué lección quieres ofrecerles a tus lectores. Piensa en las cosas que has aprendido de la experiencia que ha inspirado tu trabajo de escritura. Sé honesto contigo mismo y con el lector, y permite que tus emociones guíen el mensaje de la narración.[6] Procura que el mensaje sea simple y claro. Construir una narración a partir de un mensaje único y global puede ayudarte a que sea más memorable e impactante.
    • Si quieres escribir acerca de tus propias experiencias, date permiso para ser vulnerable. Escribir acerca de las emociones personales puede ser intimidante, ya sean positivas o negativas, como así también escribir con sinceridad acerca de una experiencia importante. Permite que la vulnerabilidad alimente tu narración.
    • Por ejemplo, imagina que quieres escribir acerca de una ruptura. Escribir acerca de cómo tus acciones han contribuido a la ruptura no es fácil, por más que relates los hechos con personajes ficticios. Sin embargo, cavar profundo y ser honesto con respecto a tus errores te ayudará a ser más auténtico.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Redactar la narración

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    Reserva un tiempo para escribir todos los días. Ver una hoja en blanco puede parecer abrumador, pero tienes que empezar por algún lado. Ya has pensado ideas, has perfeccionado tu poder de descripción y has desarrollado un mensaje convincente e interesante. Ahora es momento de sentarte y escribir tu historia.[7]
    • Escoge un momento y un lugar libre de distracciones y trabaja en tu historia durante al menos 30 minutos por día. Es normal que al principio las palabras parezcan forzadas. A medida que escribas más, construirás una conexión entre tu mente y tus manos, y escribir en el teclado o en una hoja con un bolígrafo comenzará a sentirse automático.[8]
    • Ten en cuenta que los ejercicios de escritura libre son distintos a escribir tu historia. Aún puedes escribir libremente acerca de cualquier tema durante 15 minutos, pero reserva al menos 30 minutos para escribir tu historia con concentración.

    Consejo: conoce tus hábitos de trabajo. Descubre en qué momentos eres más productivo o creativo. Algunas personas prosperan cuando respetan una rutina de escritura estricta, mientras que otras tienen más éxito cuando se despiertan para escribir en medio de la noche.

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    Narra tu historia con una voz consistente. Ya sea que quieras redactar una narración de no ficción en primera persona o un trabajo de ficción en tercera persona, conserva el punto de vista y el vocabulario en toda la escritura. Desarrolla una idea clara de quién es tu narrador, por qué cuenta la historia y cuál es su interés. Por más que escribas una narración personal desde tu punto de vista, hazte estas preguntas.[9]
    • Ten en cuenta que no es necesario que el narrador sea correcto, sincero o moral. Un narrador inmoral o poco confiable puede ser una forma efectiva de atrapar al lector.
    • Por ejemplo, el narrador quizás haya cometido crímenes atroces en la historia, pero conquiste a los lectores con su encanto. El lector se identifica con el narrador, y cuando comprende la magnitud de los hechos de este último, examina su propia moralidad.
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    Muéstrale al lector detalles concretos en vez de resumir acontecimientos. En vez de hacer una lista de hechos, desarrolla el contexto y los personajes con detalles específicos e interesantes. Sitúa al lector en un lugar específico y ayúdalo a tener una idea clara del mundo de la narración.[10]
    • Sé descriptivo, pero no abrumes al lector con detalles. Describir minuciosamente cada paso que da el personaje o describir cada rincón de una sala hace que la lectura sea tediosa. Enfócate en los detalles clave y, siempre que sea posible, haz que sean relevantes a la historia.
    • Por ejemplo, imagina que un personaje en tu narración es indeciso, y su incapacidad de tomar decisiones lleva por último al punto cúlmine de la historia. Al presentar el personaje, puedes describir sus dificultades para decidir qué almorzar, y ese detalle presagiará los hechos siguientes de la historia.
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    Estructura la narración con un principio, parte media y final. Una estructura coherente que se construye hacia el punto cúlmine o gran momento es una característica distintiva de las narraciones. Cuando comiences a armar tu historia, haz un esquema de los hechos que describes. Si bien está bien usar técnicas como recuerdos recurrentes, los hechos concretos de la historia deben presentarse de forma organizada.[11]
    • La organización es clave, ya sea que quieras escribir una narración periodística o un trabajo de ficción. Si quieres escribir una narración personal para una solicitud u otro propósito profesional, es muy importante que la organización sea impecable.
    • Si escribes un trabajo creativo, tendrás más libertad para experimentar con la estructura. Por ejemplo, la trama puede centrarse en un personaje que tiene dificultades para reconstruir los hechos olvidados del pasado.
    • Por más que juegues con la cronología, la historia en sí necesita una trama coherente que se construya hacia un gran momento, revelación o punto cúlmine.
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    Construye la historia hacia el punto cúlmine o momento crucial. El punto cúlmine de una historia es el momento más intenso. Por lo general, una narración desarrolla un conflicto que alcanza el punto cúlmine y concluye al resolver dicho conflicto. Ten en cuenta el tema o el mensaje y guía la trama hacia el momento crucial de la narración.[12]
    • Ten en cuenta el ritmo. Si tu escritura no conserva el interés, el lector perderá la atención. Tómate un tiempo para proporcionar detalles clave y permite que la trama se desenvuelva, pero ve al grano, en vez de alargar la historia innecesariamente.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Revisar tu trabajo

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    Perfecciona el vocabulario para que sea lo más claro y conciso posible. Asegúrate de que tus elecciones en cuanto a las palabras sean específicas, concisas y claras. Busca oportunidades para cambiar palabras ambiguas por alternativas más sólidas y precisas. Toma tu diccionario o tesauro y encuentra reemplazos frescos para las frases verbosas.[13]
    • Por ejemplo, la oración “Su falta de sueño se convirtió en una parte normal de su rutina y, como un animal activo por la noche, descubrió que la oscuridad de la noche acentuó sus sentidos” es verbosa. “Su insomnio se tornó habitual. Como un animal nocturno, sus sentidos se agudizaron ante la ausencia de la luz” es una opción más fresca.

    Tómate un descanso: después de redactar la narración, déjala a un lado por uno o dos días. Revísala después de tomarte una pausa para poder verla con ojos distintos.[14]

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    Busca errores ortográficos y gramaticales. Revisa tu trabajo, corrige los errores tipográficos y presta especial atención a la gramática. A la hora de relatar los hechos, es fácil confundir los tiempos verbales. Subraya o resalta las palabras de acción, y asegúrate de que los tiempos verbales coincidan con la línea de tiempo de la narración.[15]
    • Por ejemplo, si has escrito la narración en tiempo pasado, ten cuidado con los lugares en que el narrador mencione algo en el presente.
    • Ten en cuenta que los personajes pueden pensar o hablar usando distintos tiempos verbales que el narrador. Por ejemplo, desde el punto de vista gramatical, es correcto escribir “Noelia saltó y giró alegremente mientras cantaba ‘¡Tomás ama a Sofía! ¡Se casará con ella! ¡Tomás y Sofía sentados en un árbol!’”.
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    Asegúrate de que las oraciones y los párrafos fluyan. Presta atención a las oraciones desorganizadas o entrecortadas y a las transiciones raras entre las secciones de la narración. Asegúrate de que una oración lleve lógicamente a la siguiente, y varía la estructura de las oraciones para lograr un sonido más agradable. Desde una perspectiva general, asegúrate de que los párrafos relaten los hechos de manera lógica.[16]
    • Por ejemplo, es posible que pierdas al lector si comienzas a detallar un contexto, divagas durante tres párrafos para hablar de los hechos en otro lugar, mencionas algo nuevo que no está relacionado con nada, y por último terminas de describir el contexto original.
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    Obtén críticas constructivas de tus compañeros y mentores. Permitir que otras personas lean tu trabajo puede ser intimidante, en especial si relatas experiencias personales. Sin embargo, es fundamental tener una perspectiva fresca de tu trabajo. Pídeles a tus amigos, familiares y profesores que lean tu trabajo y te ofrezcan comentarios.[17]
    • Si escribes acerca de una experiencia personal, pídele a alguien que no haya participado en el hecho que lea tu narración. De esta forma, te proporcionará una opinión imparcial sobre qué tan real le ha parecido la experiencia.
    • Si alguien te ofrece críticas duras de tu trabajo, no lo tomes a personal. En cambio, aprovecha sus comentarios para hacer que tu historia sea más sólida.
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Consejos

  • A menos que tu profesor haya establecido una cantidad de palabras o páginas específica, una narración puede abarcar cualquier extensión. Usa tanto espacio como necesites para contar tu historia y transmitir tu punto.
  • La lectura es una de las mejores formas de perfeccionar la escritura. Para tener una idea de la variedad de los estilos de narración, lee publicaciones de trabajos desde periódicos hasta novelas.
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Acerca de este wikiHow

Christopher Taylor, PhD
Coescrito por:
Profesor de inglés
Este artículo fue coescrito por Christopher Taylor, PhD. Christopher Taylor es un profesor asistente adjunto de inglés en Austin Community College en Texas. Recibió su PhD en Literatura Inglesa y Estudios Medievales en la Universidad de Texas en Austin en 2014. Este artículo ha sido visto 23 164 veces.
Categorías: Escritura
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