Establecer un horario para un niño pequeño tiene muchas ventajas, desde darle más seguridad y estabilidad, hasta facilitar tu vida como padre.[1] La clave para crear un buen horario para tu hijo es una combinación de estructura, comodidad y diversión. Debes poner el horario en práctica de inmediato para que tu hijo se acostumbre a su nueva rutina, y debes estar dispuesto a modificarlo a medida que crezca, a fin de hacer que encaje mejor con sus necesidades.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Crear el horario

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    Establece una hora para despertar. Empieza el día de tu hijo al fijar una hora para despertar. La mayoría de los niños pequeños se levantan temprano por la mañana, a alrededor de las 6:30 a 6:45 a. m. Si tu hijo suele despertar después de las 6:45 a. m., no trates de despertarlo más temprano. Deja que decida a qué hora se despertará.[2] [3]
    • Podrías reservar 15 minutos para que se despierte poco a poco a su propio ritmo, y que juegue un poco en su cama antes de alistarlo para el día. Podrías esperar hasta las 7:00 a. m. para empezar su día.
    • Luego podrías incluir 30 minutos para vestirlo y cepillarle los dientes. También podrías incluir un tiempo para lavarle el rostro e ir al baño.
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    Incluye una hora para el desayuno. Según las necesidades de tu hijo pequeño, podrías programar el desayuno para antes de cepillarle los dientes y vestirlo, ya que algunos niños pequeños despiertan con hambre. Puedes optar por alimentarlo primero, de modo que coopere más cuando llegue la hora de vestirse y cepillarle los dientes.[4]
    • Mantén su desayuno ligero y fácil de preparar. Dale 30 minutos para comer su desayuno. Debes mantener un tiempo corto para el desayuno, de modo que tenga tiempo para jugar en las horas posteriores de la mañana.
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    Crea una rutina para las horas posteriores de la mañana. Una vez que tu hijo termine el desayuno, deberás crear una rutina para las horas posteriores de la mañana. Empieza con una hora de juego después del desayuno, en la que lean libros juntos o dejes que juegue con sus hermanos o familiares.[5]
    • Luego de una hora de juego, podrías programar otra hora para manualidades o para realizar otra actividad juntos, como escuchar música o bailar. Incluye como mínimo dos actividades diferentes en las horas posteriores de la mañana, para que tu hijo tenga una mayor variedad y no haga la misma actividad en la mayor parte de la mañana.
    • Trata de incluir actividades estimulantes que también sean relajantes, como pintar con los dedos o dibujar. Añadir actividades activas y relajantes durante el día de tu hijo podrá ayudarlo a acostumbrarse a seguir su ritmo.[6]
    • Ten en cuenta que los niños pequeños tienen un periodo de atención natural corto (su edad más 1, en minutos), lo que significa que un niño de tres años tendrá un periodo de atención de 4 minutos). Planifica actividades estructuradas que encajen con este periodo, para así mantenerlo atento.[7]
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    Incluye una hora para el almuerzo y una siesta. Debes ceñirte a una hora del almuerzo por la tarde (lo ideal es a las 12:00 p. m.). Dale de 30 a 60 minutos para lavarse y comer el almuerzo.[8]
    • Luego del almuerzo a las 12:00 p. m., programa una siesta. Los niños pequeños de 1 a 2 años necesitan alrededor de 11 a 14 horas de sueño en total.[9] Incluir una siesta después del almuerzo es lo ideal, ya que esto garantizará que el niño haya reposado lo suficiente antes de la cena, pero que siga lo suficientemente cansado después de ella como para dormir por la noche.
    • Según la edad del niño, podrías incluir dos siestas al día, una en las últimas horas de la mañana y otra en las primeras horas de la tarde, después del almuerzo. Una vez que tenga 18 meses de edad, solo necesitará una siesta al día, de 1 a 3 horas de duración.[10]
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    Implementa una rutina para las últimas horas de la tarde. Luego de su siesta, debes planificar algunas actividades para las últimas horas de la tarde. Esto debe incluir a un bocadillo ligero por la tarde y un tiempo al aire libre, si es posible. Planifica una actividad al aire libre, como dar una caminata por un área de juegos cercana o correr en el patio.[11]
    • Realizar una actividad física al aire libre en las últimas horas de la tarde también le permitirá liberar su energía antes de la cena. Esto podría hacer que los preparativos para la cena y la hora de dormir sean mucho más fluidos.
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    Haz un plan para antes de la cena. Debes empezar alistando al niño para la cena aproximadamente 30 minutos antes. Establece una rutina de lavarle las manos y el rostro, y cambiar su ropa sucia antes de la cena. Esto garantizará que tu hijo sepa qué esperar antes de sentarse a comer.[12] [13]
    • Ten la cena a la misma hora todos los días, por lo general entre las 5:30 y las 6:00 p. m. Podrías darle una hora para cenar, en especial si come con el resto de la familia. La hora de la cena puede ser una buena manera en la que el niño desarrolle un vínculo con todos y aprenda a imitar los buenos modales en la mesa al mirar a los demás comer.
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    Incluye una rutina para antes de dormir. Puede ser complicado hacer que un niño pequeño vaya a la cama. No obstante, si te ciñes a un horario consistente para el día y estableces una rutina para antes de dormir, tu hijo podría estar más listo para irse a la cama. Debes ceñirte a la misma rutina para antes de dormir y la misma hora de ir a la cama todas las noches. La mayoría de los niños pequeños deben irse a la cama a las 8:00 p. m. para garantizar que duerman lo suficiente.[14]
    • Bríndale un tiempo de juego breve después de la cena y permite que haga algo relajante, como leer un libro o mirar su programa de televisión favorito. También puedes incluir un bocadillo nocturno, como un vaso con leche tibia.
    • Asimismo, podrías incluir un tiempo para un baño caliente antes de irse a la cama. Tu hijo también debe ponerse su pijama y cepillarse los dientes.
    • El paso final en la rutina para la hora de dormir podría ser cantarle una canción relajante en la cama o leerle una historia. También podrías dejar que vaya a la cama con su juguete favorito o una manta que lo reconforte. Si tiene un objeto que le dé seguridad en la cama (como un juguete), esto podrá ayudarlo a dormirse.[15]
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    Contempla el horario de forma integral. Una vez que creas tener un horario completo establecido para tu hijo, deberás anotarlo y contemplarlo de forma integral. Debes incluir suficientes actividades diarias que seas activas y también relajantes. Asimismo, debes verificar que establezcas sus horas para despertar, tomar siestas e ir a dormir. El horario debe lucir así:[16]
    • De 6:30 a 6:45 a. m.: hora de despertar, con un tiempo aparte para jugar en su cuna o cama
    • 7:30 a. m.: desayuno
    • 8:00 a. m.: vestirse, cepillarse los dientes y lavarse el rostro
    • 8:30 a. m.: tiempo de juego
    • 10:30 a. m.: bocadillo matutino
    • 11:00 a. m.: tiempo para manualidades
    • 11:30 a. m.: actividades relajantes
    • 12:00 p. m.: tiempo para el almuerzo
    • 12:30 p. m.: hora de la siesta
    • De 2:30 a 3:00 p. m.: bocadillo de la tarde
    • 3:00 p. m.: tiempo para jugar al aire libre
    • 5:30 p. m.: hora de la cena
    • De 6:00 a 6:30 p. m.: tiempo de juego breve
    • 7:00 p. m.: baño
    • 7:30 p. m.: rutina para antes de ir a la cama
    • De 8:00 a 8:15 p. m.: hora de dormir

Parte 2
Parte 2 de 3:
Poner el horario en práctica

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    Crea un afiche para el horario. Puedes reforzar el horario de tu hijo al crear un afiche o una imagen del mismo y colocarlos en su habitación. De este modo, podrá mirar el horario todos los días y saber con exactitud cuál es el plan. También puedes consultar el horario a lo largo del día para recordarle qué debe esperar.[17]
    • También puedes incluir fotografías de tu hijo realizando cada acción, como una foto en su tiempo de juego o una comiendo en la cena. Esto puede servir como un refuerzo visual del horario.
    • Usa un gancho de ropa u otro marcador para señalar la parte del horario en la que están, y moverlo a lo largo del día. Esto puede ayudar a hacer que las transiciones sean fluidas e indicarle a tu hijo qué debe esperar.
    • Un afiche del horario también puede ser útil si tienes más de un hijo en casa. Tus hijos podrían seguir diferentes horarios, según su edad y necesidades. Tener afiches de cada horario, con imágenes visuales de cada hijo, puede hacer que sigan sus propios horarios con más facilidad.
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    Sé flexible cuando sea necesario. Es importante que mantengas un horario fijo para el niño pequeño, pero no debes ser demasiado estricto con ello. Tu hijo debe aprender sobre la constancia y la estabilidad, pero también debes verificar que sea capaz de adaptarse si ocurre un cambio.[18]
    • Podrías incluir cambios pequeños en su horario, como cambiar el tiempo de lectura en horas posteriores de la mañana por una caminata al aire libre o un almuerzo tipo pícnic al aire libre en un día bonito. Incluye cambios pequeños que puedan mantener sus días divertidos e interesantes.
    • Debes seguir manteniendo algunos elementos no negociables en la rutina, de modo que siga habiendo un nivel de consistencia. Podrías mantener las mismas horas para despertar, comer e ir a la cama; pero variar las actividades entre estas horas.
    • Observa la manera en la que tu hijo se adapta al horario y haz cambios si es necesario. Por ejemplo, si parece somnoliento durante la hora del almuerzo, podrías tener que cambiar su hora de almorzar para que pueda tomar una siesta más temprano.
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    Dale variedad al horario. También debes tratar de variar quién se encarga de las cosas de tu hijo a lo largo del día. Si añades variedad en torno a la persona que se ocupa de las tareas en el horario de tu hijo, esto garantizará que no dependa demasiado de una.[19]
    • Podrías alternar las noches en las que tu pareja o un familiar haga que el niño duerma, de modo que no dependa demasiado de tu presencia para la hora de dormir. Asimismo, podrías hacer que otra persona le sirva el almuerzo a fin de que otros familiares participen en su rutina.
    • También podrías hacer que una niñera los visite un par de veces a la semana para darle la cena a tu hijo y hacerlo dormir, de modo que se acostumbre a que personas fuera de su familia participen en su rutina.
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    Incluye incentivos para que el niño siga el horario. Debes verificar que el horario de tu hijo incluya suficiente tiempo para divertirse, explorar, aprender y relacionarse contigo en un nivel íntimo. También debes verificar que sienta que se beneficia con el horario de formas tangibles. Usa las rutinas en su horario como incentivos para que esté más interesado en él y lo siga a voluntad.[20]
    • Por ejemplo, podrías verificar que tengas suficiente tiempo a solas con él a lo largo de su rutina diaria, de manera que sienta que se beneficia con el horario. Además, puedes incluir algunas de sus actividades favoritas en el tiempo de juego a fin de hacer que se emocione con su rutina.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Modificar el horario con el tiempo

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    Agrega más tiempo de juego con otros niños pequeños. A medida que tu hijo crezca y alcance los dos años de edad, tendrá que empezar a jugar con otros niños pequeños con frecuencia. Podría jugar con otros niños de su edad en un grupo o a solas. Debes coordinar momentos de juego con otros niños durante su tiempo de juego, para que pase tiempo con otros niños.[21]
    • Podrías incluir una variedad de actividades con otros niños en su horario. Reserva un tiempo para las actividades en grupos grandes y pequeños, y el juego personal con otros niños de su edad. Esto garantizará que aprenda el valor de la amistad, la comunidad y a llevarse bien con otros.
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    Cambia un solo aspecto del horario a la vez. Si decides que es el momento de cambiar un aspecto del horario de tu hijo pequeño, hazlo de forma gradual y un aspecto a la vez. No cambies varias rutinas de una sola vez, ya que esto puede confundirlo.[22]
    • Podrías decidir que vas a empezar a cambiar un aspecto del horario de tu hijo por las noches, ya que esto les dará tiempo para mantenerse organizados y seguir el horario por las mañanas. Podrías optar por retrasar su hora de dormir a medida que crece o cambiar la hora de la cena debido a un nuevo horario en la escuela o el trabajo.
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    Cíñete al mismo horario por un mínimo de dos meses. Dos meses es un buen tiempo para que tu hijo se acostumbre al horario. Muchos niños pequeños empiezan a mantener el horario por su cuenta luego de dos meses y esperarán que ocurran ciertas rutinas en su día.[23] [24]
    • Si un acontecimiento drástico ocurre, como una emergencia familiar, debes usar un lenguaje simple para explicarle que habrá un cambio en el horario. Podrías decirle “El abuelo está enfermo, por lo que voy a cuidar de él. Papá va a hacerte dormir esta noche”. Esto le asegurará que todo está bien y que el cambio no va a perturbar su horario.
    • Asimismo, debes tratar de mantener el mismo horario cuando estés de vacaciones con tu hijo o lejos de casa. Si mantienes la misma hora para la siesta y para ir a dormir, esto puede hacer que tu hijo se mantenga calmado con más facilidad durante el viaje y menos agitado por estar lejos de casa.

Acerca de este wikiHow

Wits End Parenting
Coescrito por:
Especialistas en crianza
Este artículo fue coescrito por Wits End Parenting. Wits End Parenting es una práctica de entrenamiento para padres con sede en Berkeley, California, que se especializa en niños de carácter fuerte y "enérgico" con impulsividad, volatilidad emocional, dificultad para "escuchar", desafío y agresión. Los consejeros de Wits End Parenting incorporan una disciplina positiva que se adapta al temperamento de cada niño al tiempo que proporcionan resultados a largo plazo, liberando a los padres de la necesidad de reinventar continuamente sus estrategias de disciplina. Este artículo ha sido visto 1154 veces.
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