Debido a que el sistema inmunológico de tu cuerpo está siempre alerta, el rechazo a los piercings es un riesgo con cualquier perforación que te hagas. Después de todo, una perforación es técnicamente una pequeña herida en el cuerpo. Practicar una buena higiene puede evitar que la perforación se infecte o que desplace al piercing. Por lo general, los piercings rechazados debido a reacciones alérgicas deben ser retirados, pero las infecciones pueden curarse con el tiempo. Si hay signos de rechazo o infección en la perforación, habla con el perforador o con un médico cualificado lo antes posible.

Método 1
Método 1 de 4:
Practicar el cuidado diario

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    Lávate las manos durante 30 segundos antes de cuidarte la perforación. Mantener las manos limpias ayudará a evitar que la perforación se infecte. Evita tocar el piercing con las manos sucias.
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    Lávate la perforación con una solución limpiadora dos veces al día. Usa agua y jabón o una solución salina para limpiarte la nueva perforación. Sumerge una bolita de algodón en la solución que elijas y pásala suavemente por la perforación mientras giras el piercing. Si la perforación comienza a sangrar o a resecarse, usa un jabón a base de aceite.[1]
    • Generalmente, podrás comprar soluciones en el mismo lugar donde te hiciste la perforación de orejas.
    • Evita utilizar soluciones a base de alcohol, que pueden resecarte la perforación.
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    Limpia las perforaciones orales con enjuague bucal. Las perforaciones orales son especialmente propensas al rechazo y a la infección. Si te has hecho una perforación en la lengua, el labio o la mejilla, límpiala con un enjuague bucal antiséptico.[2]
    • Una vez que la perforación haya cicatrizado (lo que suele tardar de 3 a 4 semanas), retírate el piercing por la noche y limpia el área con un cepillo de dientes de cerdas suaves.[3]
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    Gira el piercing con regularidad. Si lo haces, el cuerpo puede cicatrizar sobre el metal y desarrollar una infección. Las infecciones pueden hacer que el piercing sea más propenso al rechazo. Limpia siempre el piercing antes de girarlo para evitar introducir suciedad o gérmenes en la perforación.[4]
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    Evita quitarte el piercing antes de que se haya curado la perforación. Si las piezas no están esterilizadas, el cambiarlas antes de que se curen puede comprometer al sistema inmunológico. También es posible que no puedas volver a colocarte el piercing después de quitártelo.[5]
    • Las señales de que la perforación ha sanado varían dependiendo de la parte del cuerpo. Pregúntale al perforador cómo saber cuándo puedes quitarte la pieza.
    • Las perforaciones se curan a ritmos diferentes. Pregúntale a la persona que te perforó cuánto tiempo tienes que esperar antes poder cambiarte el piercing.

Método 2
Método 2 de 4:
Tratar las infecciones

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    Fíjate si hay signos de una infección leve. En casos de infección leve, el cuerpo probablemente no haya rechazado el piercing y todavía podrá sanar. Los síntomas de una infección incluyen enrojecimiento o inflamación de la piel, sensibilidad o calor al tocar la perforación y secreción de color amarillo verdoso.[6]
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    Busca atención médica si desarrollas signos de una infección severa. Si la perforación se infecta severamente, es importante que consigas ayuda médica de inmediato. Los signos de una infección severa incluyen:[7]
    • fiebre alta (38,9 °C o 102 °F en niños y 40 °C o 104 °F en adultos)
    • escalofríos
    • náuseas y vómitos
    • líneas rojas alrededor de la perforación
    • ganglios linfáticos inflamados
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    Limpia la perforación infectada con una bolita de algodón y una solución antibacteriana. Límpiate las perforaciones al menos dos veces al día con jabón antibacteriano. Humedece una bolita de algodón con esta solución y límpiate el área como si se tratara de la solución jabonosa o salina.[8]
    • Pregunta en el estudio donde te hiciste la perforación por recomendaciones de soluciones antibacterianos.
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    Usa una compresa para aliviar la perforación. Las compresas frías alivian la inflamación y el dolor. Nunca te apliques hielo directamente sobre la perforación; envuélvelo primero con un trapo o una toalla. Las compresas calientes pueden estimular el flujo sanguíneo a la perforación y curar la infección cuando se usan en combinación con las compresas frías.
    • Si las compresas calientes te provocan hinchazón, deja de usarlas.
    • Para la inflamación, aplícate una compresa fría durante al menos 20 minutos cada 2 o 3 horas. Una vez que la perforación deje de estar inflamada, alterna entre compresas calientes y frías cada 10 minutos durante el tiempo que quieras.[9]
    • Usa una solución salina en vez de agua en las compresas calientes. Humedece una toalla o un trapo con la solución y caliéntala en el microondas durante 30 segundos. Asegúrate de que no esté demasiado caliente antes de ponértela sobre la perforación para evitar quemarte.
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    Acude al médico si la inflamación persiste durante más de 24 horas. Las infecciones por perforaciones pueden tardar de 4 a 6 semanas en curarse y, en muchos casos, el cuerpo no rechazará el piercing. Pero si no sientes que la inflamación disminuya o experimentas dolor agudo por más de 6 a 24 horas, visita una clínica médica. El médico puede prescribirte antibióticos, aconsejarte un tratamiento adicional o identificar una posible alergia.[10]
    • Las infecciones severas pueden ocurrir rápidamente, así que es importante que busques atención médica de inmediato si notas que la perforación no está curándose.
    • Una perforación jamás debe causar un dolor agudo. Si experimentas un dolor muy intenso, busca atención médica enseguida.

Método 3
Método 3 de 4:
Lidiar con el rechazo y la migración de los piercings

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    Reconocer los signos de migración. Si el piercing se ha desplazado de su sitio original, es posible que se trate de una migración. Es posible que el piercing esté migrando si lo notas más suelto, sufres un dolor constante o si se ensancha el agujero alrededor del mismo. La migración y el rechazo están relacionados. Por lo general, la migración es un síntoma de rechazo.[11]
    • Aunque el rechazo suele ocurrir con las perforaciones más nuevas, el cuerpo todavía puede rechazar los piercings en las perforaciones más viejas.
    • Una vez que la perforación comienza a migrar, por lo general no puede ser tratada. El rechazo es irreversible.
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    Visita el lugar donde te hiciste la perforación. En muchos casos, una vez que el piercing haya sido rechazado, es necesario quitarlo. Habla con la persona que te hizo la perforación en las orejas y pídele su opinión. Es posible que te quiten las piezas o que te diagnostiquen una infección y te aconsejen un tratamiento.
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    Vuelve a perforarte en 6 o 12 meses. Si tienes que quitarte un piercing, podrás volver a perforarte el área después de que esta haya sanado. Vuelve a contactar con un perforador profesional entre seis meses y un año después de la extracción.

Método 4
Método 4 de 4:
Tratar las reacciones alérgicas

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    Distingue entre los signos de una reacción alérgica y los de una infección. En algunos casos, el cuerpo puede rechazar una perforación debido a alguna alergia. Puedes reconocer las reacciones alérgicas por una sensación de ardor, picazón severa, piel abierta, sarpullido o por una secreción entre blancuzca y amarillenta alrededor de la perforación.
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    Visita a un médico o dermatólogo para someterte a una prueba de alergia. Los médicos pueden reconocer las alergias al mirar la piel, pero no pueden determinar con precisión el tipo de alergia en específico. Visita a un dermatólogo si quieres una prueba de parche cutáneo para verificar con certeza si eres alérgico a tu piercing.[12]
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    Quítate el piercing si eres alérgico. Las alergias a los metales suelen durar toda la vida y no pueden tratarse. Si el cuerpo lo rechaza debido a la alergia, deberás quitártelo. Evita las joyas hechas del mismo metal que el piercing en cuestión para prevenir futuros rechazos.
    • Es posible que puedas usar piercings de acero quirúrgico si sufres de alergias a los metales. El acero quirúrgico está diseñado para no causar reacciones alérgicas.
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    Vuelve a perforarte el cuerpo después de que el área haya sanado. Espera de 6 a 12 meses antes de volver a hacerte una perforación. Antes de hacerlo de nuevo, hazte una prueba de parche cutáneo para verificar cuáles son los metales que te producen alergia. Elige un piercing hipoalergénico hecho de un metal que sabes que no desencadenará una reacción. Tanto el wolframio como el titanio, la plata, el platino y el oro de 14 quilates son aleaciones hipoalergénicas.[13]

Consejos

  • Las perforaciones de cartílago son más delicadas que las del lóbulo y requieren un mayor cuidado.
  • Lávate bien las manos antes de tocar el piercing o la perforación.[14]

Advertencias

  • Evita usar ropa ajustada sobre las perforaciones infectadas. El roce excesivo puede causar irritación.
  • El rechazo agudo, si no se elimina temprano, puede causar cicatrices. Comunícate con el perforador cuando notes los primeros signos.
  • Si notas una cicatriz gruesa creciendo sobre la zona de la perforación, puedes ser propenso a sufrir queloides. Si este es el caso, es posible que no puedas hacerte perforaciones. Habla con tu médico si crees que puedes tener queloides.
  • Las áreas del ombligo y de las cejas son las más vulnerables al rechazo.[15]

Acerca de este wikiHow

Karissa Sanford
Coescrito por:
Especialista en piercing corporal
Este artículo fue coescrito por Karissa Sanford. Karissa Sanford es copropietaria de Make Me Holey Body Piercing, un estudio de piercing con sede en el Área de la Bahía de San Francisco que se especializa en piercing corporal seguro y amigable. Karissa tiene más de 10 años de experiencia en piercing y es miembro de la Asociación de Perforadores Profesionales (APP, por sus siglas en inglés). Este artículo ha sido visto 76 790 veces.
Categorías: Piercings