A medida que los adolescentes entran en la adultez, se enfrentan a varios cambios, incluidos los que influyen en la higiene. Es probable que simplemente se olviden, o no estén seguros, de cuidarse bien. Para hablar con adolescentes sobre la higiene personal, es buena idea escoger un momento tranquilo y a solas para conversar. Apóyalos y bríndales ejemplos claros de prácticas de buena higiene. Ofréceles bastantes productos para que los usen y sigue hablándoles de sus necesidades personales.

Método 1
Método 1 de 4:
Escoger el momento y lugar correctos

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    Habla con él sobre los primeros signos de pubertad. Es buena idea hablar de este tema con un preadolescente para que esté preparado cuando llegue a la adolescencia. Sin embargo, también puedes esperar hasta notar los primeros signos de pubertad y ver a tu hijo adolescente teniendo problemas con ellos. En ese momento, empieza a mencionar de forma casual la importancia de la higiene.[1]
    • Podrías decirle “He notado que no tienes suficientes toallitas para limpiarte el rostro a diario. ¿Te gustaría que te compre algunas?”.
    • Además, asegúrate de entablar una conversación directa con tu hijo preadolescente. Habla con él sobre la importancia de cosas como ducharse a diario, usar ropa limpia, usar desodorante, lavarse el cabello y cepillarse los dientes.
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    Llama su atención. Querrás escoger un momento donde tu hijo adolescente preste atención a la conversación, como cuando están en el auto. Busca un momento con pocas distracciones y evita los momentos justo antes y después de las clases en la escuela. Durante este tiempo, pídele que aparte su celular. Asimismo, mantén la conversación breve para que no se aburra ni deje de prestarte atención. También debes saber los momentos en que estará más receptivo a tus consejos. Por ejemplo, si no es madrugador, entonces probablemente sea buena idea esperar hasta la noche.
    • Podrías decirle “Cuando termines tu tarea, sentémonos y hablemos un rato”.
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    Respeta su privacidad. Ocúpate de este asunto cuando estén solos y cara a cara, no en público ni cerca de sus amigos. Si lo avergüenzas hablando de la higiene personal frente a los demás, es menos probable que confíe en ti más adelante.[2]
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    Verifica que tu información sea precisa. Antes de empezar a aconsejarlo, pasa un poco de tiempo en Internet revisando páginas web médicas de buena reputación, como la Clínica Mayo, para ver lo que recomiendan en cuanto a la higiene de adolescentes. De esta forma, te asegurarás de ser preciso y no contradirás nada que tu hijo adolescente podría haber escuchado de sus profesores.[3]
    • El pediatra de tu hijo adolescente puede ser una fuente de información muy útil en este tema. Pídele consejos con respecto a la mejor forma de abordar el tema y ver si recomendaría algún producto en particular. Podrías decirle “¿Hay un limpiador facial en particular que recomendarías para combatir el acné en adolescentes?”.

Método 2
Método 2 de 4:
Comunicarte con eficacia

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    Sé cariñoso y muestra empatía por él. Es muy posible que a tu hijo adolescente le avergüence su higiene, pero simplemente no está seguro de cómo arreglarla. Además, tal vez no se dé cuenta de que algo anda mal hasta que se lo digas. De cualquier modo, asegúrate de proceder con cautela y de también elogiar su físico.[4]
    • Por ejemplo, podrías decirle “Tienes un cabello tan hermoso. Acabo de comprarte un nuevo champú que se supone que debe resaltar tus mechas aún más en verano. ¿Por qué no lo pruebas y me dices si te gusta?”.
    • No te rías y evita bromear con él cuando conversen de esto. Si tiene preguntas, asegúrate de elogiarlo por preguntar.
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    Enfatiza el aspecto social de la buena higiene. Pregúntale cómo le va con sus amigos. Pregúntale sobre las tendencias en el cuidado de cabello o peinado. Usa esto como un punto de entrada para hablar de cómo podría marcar las tendencias estando en sintonía con los últimos productos y técnicas de arreglo personal.[5]
    • Sea que sea lo que hagas, no resaltes el hecho de que no tendrá amigos si no sigue tu consejo. Lo percibirá como una amenaza y recibirás una reacción negativa. Más bien, podrías decirle que aun más personas se sentirán atraídas hacia él si mantiene una buena higiene.
    • También podrías resaltar que seguir buenas prácticas de higiene lo convertirá en un mejor modelo a seguir para sus amigos o hermanos menores. Podrías decirle “Sería excelente si fueras un modelo a seguir para tu hermana menor y te ducharas todos los días. Ella realmente te admira”.
    • También puedes bromear sobre la situación, pero de una manera positiva. Por ejemplo, podrías mencionar lo bien que tu hija olerá en toda la escuela, especialmente con todos esos chicos y adolescentes apestosos.
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    Bríndale ejemplos claros. No solo digas generalidades o probablemente tu hijo adolescente pierda el interés. Más bien, menciona tu experiencia personal para referirte a cuentos con moraleja de mala higiene. También puedes mencionar aquellos casos donde alguien fue recompensado por cuidarse. Es mejor si estos ejemplos son personas que tu hijo conoce directamente.
    • Por ejemplo, podrías hablarle de un primo adolescente que tuvo que ir al dentista para hacerse una endodoncia después de negarse a cepillarse los dientes por años. También podrías contarle cómo otro primo eliminó el acné de su rostro siguiendo una rutina de limpieza facial estricta.
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    Pregúntale a tu hijo si tiene alguna duda. Probablemente, este sea el paso más importante de todos. Debes mantener las vías de comunicación abiertas. Dale a tu hijo la oportunidad de llenarte de preguntas y trata todas las preguntas con importancia. Responde lo que puedas y escúchalo bien cuando te explique lo que le preocupa.
    • Por ejemplo, tal vez tu hijo te diga que le preocupa que su vello facial vuelva a crecer más oscuro después de afeitarse. Puedes conversarlo con él y quizás incluso averiguar un poco en Internet juntos.
    • En vez de decirle “¿Tienes alguna pregunta?”, podrías decirle “¿Tienes alguna pregunta con respecto al cuidado capilar apropiado?”.
    • También puedes ser más específico preguntándole cosas como “¿Cómo te sientes con respecto a tu piel últimamente? ¿Tienes algún problema?”. Demuéstrale que estás dispuesto a ayudarlo a resolver problemas.

Método 3
Método 3 de 4:
Abordar problemas específicos

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    Háblale acerca de ducharse y bañarse con frecuencia. Lo más probable es que tu hijo adolescente tenga que ducharse todos los días o cada dos días para mantenerse limpio y reducir el olor corporal. Habla con él sobre sus productos de ducha favoritos, incluidos los geles perfumados. Es posible que también quiera ciertas toallas o lufas para mejorar el proceso de limpieza.[6]
    • A medida que tu hijo adolescente empiece a ducharse todos los días, podría notar que su piel se reseca. Habla con él sobre el uso de loción para prevenir cualquier resequedad.
    • Es posible que también quiera personalizar su rutina de ducha para prevenir el cabello grasoso y la piel seca. Podrías preguntarle “¿Te gusta el champú que usas o te gustaría buscar uno nuevo?”.
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    Conversa acerca de prevenir el olor corporal y disminuir el sudor. La mayoría de los adolescentes, especialmente si practican actividades deportivas, empezarán a sudar bastante a medida que entren en la pubertad. Habla con tu hijo sobre sus necesidades de ropa y lava más, en caso de que sea necesario. Habla con él sobre la posibilidad de usar desodorantes o antitraspirantes para ocultar el olor corporal o controlar la humectación.[7]
    • Si practica deportes, podrías decirle “He notado que tienes algunas camisetas de fútbol, lo cual es de esperar ya que hace mucho calor, ¿pero te gustaría algunas más?”.
    • También podrías recomendarle llevar algún desodorante en su bolso de gimnasio, casillero o auto solo en caso de que se olvide de usarlo un día. Luego, tendrá alguno a la mano para usarlo.
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    Dile cómo controlar el vello corporal. Es probable que tanto los chicos como las chicas empiecen a depilarse una vez que lleguen a la adolescencia. Puedes hablarle de las diferentes opciones de productos disponibles para ellos, desde afeitadoras protegidas hasta cremas perfumadas. Tal vez también quieras guiarlo para depilarse sin hojas de afeitar. Además, enfatiza la necesidad de hacerlo despacio, sea cual sea el método que utilice.[8]
    • Si notas que tu hijo adolescente tiene bastantes vellos, es posible que quieras sacar una cita con un médico para descartar cualquier problema de salud y consultar sobre opciones de depilación, si gustas. Podrías decirle “Has dicho que odias depilarte. ¿Te gustaría hablar con nuestro médico sobre otras opciones de depilación?”.
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    Háblale sobre cómo cuidar sus dientes. Enfatiza que las rutinas de buena higiene bucal que fueron establecidas en la niñez deben seguirse en la adolescencia. Debe cepillarse los dientes por lo menos 2 veces al día. También es buena idea que use hilo dental una o dos veces al día. Tal vez quieras invertir en un cepillo eléctrico para facilitar y acelerar este proceso.[9]
    • Asegúrate de explicarle a tu hijo adolescente que la buena higiene dental no solo es importante para mantener un buen aliento, sino también para mantener la salud de sus dientes con el paso del tiempo. Manteniendo una buena higiene dental, podrá prevenir daños más adelante.
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    Conversa sobre el cuidado de la piel. La piel grasosa es un problema común en los adolescentes, dado que sus hormonas se salen de control. Quizás quieras animar a tu hijo adolescente a lavarse el rostro de forma habitual, aunque use jabones especiales. No obstante, también dile que sea suave y que evite tocarse o rascarse la piel. Acudir al dermatólogo es otra opción si el problema es grave.[10]
    • Si tu hijo adolescente expresa tristeza o desesperanza con respecto a su piel, hazle saber que solo es temporal y que la mayoría de las personas presentan problemas cutáneos durante esta etapa.

Método 4
Método 4 de 4:
Ayudarle a tu hijo adolescente a realizar modificaciones

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    Pregúntale cómo puedes ayudarlo. Tan frecuentemente como puedas, fíjate cómo puedes ayudarlo mientras intenta cambiar su olor corporal. Fíjate si necesita más tiempo en el baño en la mañana para alistarse. Si es así, entonces podrías ayudarlo a despertarse un poco más temprano. Por otro lado, si necesita más dinero para comprar artículos, fíjate si puede darte una lista para comprarlos.[11]
    • Podrías decirle “Voy a ir a la tienda a comprar algunas cosas. ¿Te gustaría darme una lista de cualquier producto de baño o personal que necesites?”.
    • También puedes ayudarle a resolver problemas. Por ejemplo, si tiene poco tiempo en las mañanas, entonces podrías recomendarle que se duche la noche anterior o preparar su ropa para alistarse más rápido en la mañana.
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    Llévalo de compras para adquirir productos de higiene personal. Dependiendo de tu hijo adolescente, podría estar emocionado o asustado al ir de compras. Por lo tanto, personaliza las compras según su personalidad y necesidades. Incluso podrías dividirlo en algunas compras breves. Cuando salgan, dale la libertad de revisar los pasillos y escoger lo que gusta.[12]
    • Podría ser buena idea dirigirlo hacia un pasillo en particular y luego darle un poco de privacidad. Podrías decirle “¿Por qué no nos quedamos aquí y escogemos una crema de afeitar que te guste y cualquier cosa que quieras? Voy a la sección de alimentos congelados. Solo búscame cuando termines”.
    • Después de comprar los productos, si planea llevarlos a la escuela, recuérdale que no es buena idea compartir artículos de higiene personal con los demás, puesto que podría adquirir todo tipo de infecciones y enfermedades.[13]
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    Deja los productos de higiene interesantes en el baño de tu hijo adolescente. También puedes hacer algunas compras por tu propia cuenta y llenar el baño de tu hijo con varios productos nuevos. Presta atención a los que use y mantén esos productos llenos. Si parece evitar otros productos, tal vez puedas comprar productos de otra marca o aroma. Recuerda que lo que puedas comprar para ti podría no estar a la moda o ser lo suficientemente atractivo para tu hijo adolescente.[14]
    • Si te pregunta por un producto en particular que dejaste, podrías decirle “Una amiga me dijo que le encantaba ese champú, así que pensé que a ti también podría gustarte”.
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    Haz que la higiene se convierta en parte de tu rutina cotidiana. Programa momentos específicos para ciertos aspectos del cuidado de la higiene todos los días. De este modo, tu hijo adolescente sabrá qué esperar y será más probable que se deje llevar. Asegúrate de que todos tus familiares participen y traten de mantenerse en el camino, incluso en los feriados y las vacaciones escolares.
    • Por ejemplo, unos 15 minutos antes de la hora de dormir asegúrate de animar a toda tu familia a ir al baño y cepillarse los dientes.
    • También puedes hacer que adquieran la rutina de sacar cita con el peluquero, dentista, etc. Después de que esta rutina se establezca, incluso puedes hacer que empiecen a programar sus propias citas. Este será un hábito útil para la adultez.
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    Demuestra hábitos de higiene personal frente a los adolescentes. Tu hijo adolescente observa cómo te comportas y te mirará como su modelo a seguir. Por lo tanto, asegúrate de tomarte el tiempo de cuidarte, aunque estés ocupado. Habla con él sobre los productos que te gustan o las citas médicas que has sacado. Dile lo que opinas de tu dentista y pregúntale lo que opina del suyo también. Mantén la puerta del baño abierta, cuando sea razonable, para que tu hijo pueda verte seguir tu rutina.[15]
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    Reconoce y elogia las mejoras en la higiene de tu hijo adolescente. Elógialo sinceramente de vez en cuando. Sin embargo, asegúrate de no llamar mucha atención al contraste entre el pasado y el presente. Más bien, dile cómo sigue mejorando a medida que madura y crece. Esto lo volverá orgulloso y será más probable que siga tu consejo más adelante.[16]
    • Podrías decir “Estoy tan feliz de que hayas dejado de morderte las uñas. Sabía que serían hermosas si crecían. ¿Te ha costado resistirte a mordértelas?”.
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    Ten cuidado con otros comportamientos problemáticos. Si notas que tu hijo también luce alicaído o deprimido, entonces es posible que esté lidiando con un problema de salud mental más grande. Observa sus patrones de sueño y alimenticios para tener una mayor idea de su pensamiento en general. Si sigues preocupado, busca la ayuda de un profesional de salud.[17]
    • Ten en cuenta cómo estuvo tu hijo hace un año y fíjate si hay un contraste evidente con la actualidad. Puede ser una pista que te indique que está sufriendo.
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    Saca una cita con un consejero. Si estás trabajando con un adolescente que tiene necesidades especiales o tiene otros problemas complicados, quizás quieras hablar con un consejero o pediatra. Podría ofrecerte más técnicas de modelo. Además, puede ayudarte a enseñarle a tu hijo adolescente cómo tomar conciencia de las señales sociales que indican malas prácticas de higiene.[18]

Consejos

  • Ten en cuenta que todavía tienes una influencia limitada, aunque seas su padre. Tu hijo adolescente tiene la última palabra en cuanto a las medidas que tomará o no.

Advertencias

  • No lo obligues físicamente o fuerces a comportarse de cierto modo. Esto solo fomentará el resentimiento y causará más problemas a la larga.

Acerca de este wikiHow

Paul Chernyak, LPC
Coescrito por:
Consejero profesional licenciado
Este artículo fue coescrito por Paul Chernyak, LPC. Paul Chernyak es un consejero profesional con licencia en Chicago. Se graduó en la Escuela Americana de Psicología Profesional en 2011. Este artículo ha sido visto 12 810 veces.
Categorías: Adolescentes