La mayoría de los niños adoran los videojuegos. Estos pueden enseñarles muchas habilidades o ser educativos; sin embargo, ellos pasan demasiadas horas jugándolos. Los videojuegos se han relacionado con la obesidad infantil y los problemas cognitivos. No tendrás que prohibírselos por completo a tu hijo; no obstante, si fijas límites y lo ayudas a buscar otras actividades, esto podrá limitar el tiempo que les dedique.

Método 1
Método 1 de 4:
Establecer límites claros

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    Brinda reglas específicas. Establecer reglas claras será vital para modificar la conducta de tu hijo. Si le indicas con exactitud qué es lo que deseas, sabrá qué es lo que se espera de él y no habrá ninguna duda. También deberás establecer consecuencias claras para toda regla que quebrante. Tendrán que sentarse y conversar sobre las nuevas reglas.[1]
    • No digas algo como “Solo podrás jugar videojuegos por unas horas al día y no demasiado tarde”, ya que esto será ambiguo. En lugar de ello, puedes decirle “Podrás jugar videojuegos por una hora en los días de escuela. No podrás jugar después de las 8 p. m.”.
    • Ten en cuenta que puede reaccionar de forma negativa. Esto es normal, en especial si antes no había límites. Es probable que haga berrinches, diga palabras fuertes, llore, ruegue o que incluso te amenace. Guarda la calma, ignora sus rabietas si es posible y reitérale las consecuencias de su comportamiento.
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    Menciona las consecuencias con claridad. Tu hijo necesitará consecuencias claras y definidas por quebrantar las reglas. Al fijar las reglas, tendrás que mencionarle consecuencias que pueda entender. No lo hagas de forma ambigua, ya que esto solo lo confundirá.[2]
    • Por ejemplo, dile “Podrás seguir jugando por una hora en los días de escuela si no haces ninguna rabieta ni te portas mal al apagar tu videojuego y si no juegas hasta más de las 8 p. m. Perderás tus privilegios con los videojuegos al día siguiente si causas problemas, juegas más de una hora o hasta después de las 8 p.m.”.
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    Cumple las consecuencias. Una vez que hayas establecido límites y consecuencias, deberás seguirlas. Si dejas que tu hijo se salga con la suya sin afrontar las consecuencias al quebrantar las reglas, no te tomará en serio y no las seguirá. Tendrás que cumplir tu palabra si las quebranta.[3]
    • Mantén las consecuencias de forma constante. Podrías sentir la tentación de volverte permisivo de forma súbita si tu hijo se comporta de forma dulce, o ser muy riguroso si te responde mal. Sin embargo, las consecuencias deberán ser predecibles y claras. Esto no quiere decir que no podrás cambiarlas, pero deberás evitar hacerlo sin antes explicarlo y dejándote llevar por las emociones.
    • Ten en cuenta que los videojuegos no serán necesarios para la salud y el bienestar de tu hijo, por lo que podrás quitárselos por completo. En ocasiones, los padres olvidan que podrán quitarles los videojuegos a los niños por completo si no pueden lidiar con los límites.
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    Usa un cronómetro. Si usas este objeto y le das advertencias a tu hijo, esto puede ayudarlo a prepararse para el final del tiempo asignado. Los niños pueden oponer mucha resistencia al cambio, incluso si saben que ocurrirá. Si le adviertes que su tiempo está a punto de terminar, esto lo ayudará a realizar la transición.[4]
    • Dale advertencias cuando le queden 15 y 10 minutos.
    • Programa el cronómetro en cinco minutos antes del final. Cuando el timbre suene, deberás decirle “Te quedan cinco minutos. Busca un punto en donde puedas guardar tu partida”.
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    Recuérdale todos los días que tendrá que terminar todas sus tareas de la escuela y el hogar, o cualquier otra responsabilidad. Él deberá tener tareas que cumplir antes de darle permiso para jugar videojuegos. Esto comprende a las tareas de la escuela y el hogar. Podrás permitirle que empiece a jugar una vez que termine todo.
    • Ayúdalo a considerar a los videojuegos como un premio por terminar las tareas escolares y del hogar todos los días.
    • Ten en cuenta que opondrá un poco de resistencia al principio si aún no habías establecido esta regla.
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    Coloca la consola de videojuegos en una habitación en común. Una manera eficaz de establecer límites para la hora de juego de tu hijo y supervisarlo es colocar la consola en una habitación en común, en lugar de su dormitorio. Esto te permitirá aplicar las reglas con más facilidad y hacer que las siga.[5]
    • Si la colocas en su habitación, esto le dará demasiada libertad para jugar sin supervisión. Además, esto puede tentarlo demasiado, en especial si es un niño pequeño que tiene dificultades para seguir las reglas.
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Método 2
Método 2 de 4:
Ayudarlo en la transición

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    Conversa con él sobre técnicas que lo ayuden a dejar los videojuegos. Haz que participe en el proceso de limitar el tiempo que juegue. Indícale que no juegue determinados juegos que sean demasiado emocionantes o largos en las noches de los días de escuela, o crea un sistema de premios por seguir las reglas relacionadas a la hora de juego.[6]
    • Por ejemplo, indícale que no intente superar un nivel si no tiene tiempo. En lugar de ello, podrá postergarlo para el fin de semana.
    • Tu hijo y tú podrán idear premios por no quebrantar las reglas durante una semana, un mes o más tiempo. No lo premies con más tiempo para jugar; en lugar de ello, busca otros premios divertidos con los que ambos estén de acuerdo.
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    Reduce poco a poco su tiempo para los videojuegos. En lugar de deshacerte de ellos por completo, reduce poco a poco el tiempo durante el cual pueda jugarlos. Por ejemplo, si se la pasa jugando todo el día llegando de la escuela, al principio tendrás que establecer un límite de una o dos horas. Explícale el motivo por el que vas a reducir este tiempo, pero dile que respetas que le guste esta actividad y que quieres que siga jugando.[7]
    • Podrías decirle algo como “Te enfureces y me atacas verbalmente cuando te digo que dejes de jugar videojuegos. Tus calificaciones han empeorado en los últimos meses debido a ellos y esto es inaceptable. Quiero que puedas disfrutarlos, pero voy a limitar el tiempo que juegues todos los días”.
    • Si al principio prohíbes los videojuegos por completo, es más probable que esto sea contraproducente. Tendrás que limitar su comportamiento, no quitarle por completo algo que disfrute.
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    Implementa una rutina de transición. Podrías tener dificultades para ponerle fin a la hora de los videojuegos, y es probable que tu hijo no pueda dejar de jugar de inmediato. Podrás ayudarlo si le das una actividad física que marque el término de la hora de jugar. Esto podrá ayudarlo a acostumbrarse a pasar de este tiempo a la vida sin videojuegos.[8]
    • Podrías usar un lenguaje específico que señale el cambio. Di algo como “¡Hora de abandonar la tierra de la fantasía y regresar al mundo real! ¡Bienvenido!”.
    • Establece una señal física. Dale un vaso con agua, estírense juntos o hagan algunos saltos de tijera.
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    Implementa un tiempo familiar. Haz que se aleje de los videojuegos estableciendo un tiempo familiar en el que toda la familia realice una actividad junta. Este tiempo no deberá ser opcional, y todos los miembros tendrán que participar (incluidos los padres y los niños).[9]
    • Deja que escoja la actividad de vez en cuando, así sentirá que hará las que desee realizar. Si lo obligas a hacer algo que no quiere, esto puede frustrarlo.
    • Puedes pedirle que te ayude a preparar la cena y hacer que las cenas familiares se vuelvan un ritual nocturno.
    • Caminen o manejen bicicleta juntos, jueguen juegos de tablero o de cartas, o tengan una noche de películas en familia.
    • Podrías tener que establecer consecuencias por no participar en las actividades familiares. Por ejemplo, si omite una de estas actividades, no tendrá derecho a su hora de videojuegos.
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    Ayúdalo a aprender a guardar sus partidas en los juegos. Muchos niños pequeños no saben cómo usar las funciones de los juegos y podrían requerir ayuda para aprender a guardar su partida. Si llega a hacerlo y siente que sus esfuerzos no han sido en vano, será menos probable que te cause problemas por terminar su sesión de juego.
    • Explícale que, en muchos videojuegos, tendrá que jugar muchas horas para poder terminarlos, lo que significa que no podrá hacerlo en una sola sesión. Ayúdalo a entender que estos juegos están diseñados para jugarse en varias sesiones.
    • También puedes convertirlo en una actividad de aprendizaje y hacer que te hable del juego, y te explique sobre los diferentes desafíos y niveles.
    • Cuando termine su tiempo, tendrás que esperar a que llegue a un punto para guardar partida y ayudarlo si es demasiado joven como para hacerlo por su cuenta. Si trata de prolongar su tiempo tardando mucho al guardar su progreso, deberás reducirlo de su siguiente hora de juego. Si sigue haciéndolo, deberás quitarle su privilegio por quebrantar las reglas.[10]
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Método 3
Método 3 de 4:
Fomentar otros intereses

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    Anímalo a buscar otras actividades. Los videojuegos solo son una manera en la que los niños podrán entretenerse. Hay muchas otras actividades que podrán realizar, en especial si no tienen permiso de recurrir a ellos. Anima a tu hijo a practicar otros intereses, y recomiéndale algunos si no se le ocurre nada.[11]
    • Por ejemplo, podrá jugar con otros juguetes; representar obras; hacer música o películas; leer; jugar al aire libre; hacer algo creativo como dibujar, escribir o hacer manualidades; o jugar juegos de tablero o de cartas.
    • No dudes en decirle no si quiere jugar videojuegos porque “no hay nada que hacer”.
    • No deberás depender de los videojuegos para mantenerlo ocupado, ya que podrás adoptar este hábito con facilidad y sin darte cuenta.
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    Haz que participe en actividades sociales. Los videojuegos son una actividad solitaria. Podrás animar a tu hijo a participar en actividades grupales que disfrute. Conciban ideas juntos y deja que escoja las actividades que disfrute en lugar de elegir una por él.[12]
    • Pueden probar los grupos juveniles en la institución religiosa a la que asistan. Los clubs locales de YMCA, los centros de artes comunitarios y las bibliotecas también brindarán programas para jóvenes.
    • Busca los programas de artes locales de teatro, música, pintura y dibujo. También podrás buscar programas sobre computadoras, construcción u otras actividades de participación activa.
    • Los deportes recreativos pueden ser divertidos para algunos niños, pero nunca deberás obligar a tu hijo a practicarlos si no lo desea.
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    Anímalo a participar en actividades físicas. El hábito de jugar videojuegos de forma excesiva se ha relacionado con enfermedades como la obesidad infantil, ya que esta es una actividad sedentaria. Podrás hacer que tu hijo sea más activo si lo animas a escoger una actividad física que disfrute. Será vital que lo dejes elegir lo que hará. Anímalo a probar nuevas actividades si no tiene alguna favorita.[13]
    • A tu hijo podría gustarle manejar bicicleta, montar patineta, bailar, practicar artes marciales o deportes recreativos, nadar y jugar juegos al aire libre.
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Método 4
Método 4 de 4:
Evaluar su situación

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    Determina una cantidad de tiempo aceptable para los videojuegos. Todos tienen una opinión diferente de lo que es aceptable en torno a los videojuegos. Tendrás que elegir un tiempo apropiado para cada día de la semana. Algunos padres limitarán los videojuegos a una hora al día, mientras que otros los prohibirán por completo durante la semana escolar y solo los permitirán por unas horas durante el fin de semana.[14]
    • Muchos profesionales de la salud y especialistas del desarrollo recomiendan que los niños no pasen más de dos horas al día delante de la televisión o la computadora. Deberás tenerlo en cuenta al determinar los límites que querrás fijar para la hora de juego y elegir el tiempo que consideres aceptable para esta actividad.
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    Familiarízate con los signos de advertencia de la adicción a los videojuegos. Algunos niños desarrollan una verdadera adicción a los videojuegos. Ellos presentarán síntomas conductuales, emocionales y físicos, como aislarse de la familia y los amigos. Será vital que los padres conozcan estos signos y síntomas, así podrán reconocerlos si sus hijos los desarrollan.[15]
    • Por ejemplo, quizás tu hijo no pueda dejar de jugar, se vuelva agresivo o se moleste si no juega, o pierda el interés en las demás actividades. Podría irritarse o deprimirse si no juega videojuegos. Los niños podrían descuidar su higiene personal, sufrir perturbaciones del sueño y tener dolor de espalda o muñeca.
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    Comunícate con un profesional de la salud si identificas algún problema. Podrías requerir la ayuda de un profesional si crees que tu hijo es adicto a los videojuegos y has tratado de limitar su comportamiento sin tener éxito. El doctor o un profesional de la salud mental podrán conversar contigo y con él para modificar su comportamiento de forma positiva y aplicar los límites.[16]
    • Esta podría ser una buena opción si reacciona de forma violenta a los límites sobre el acceso a los videojuegos. Si es destructivo, agresivo o amenazante cuando tratas de cambiar su comportamiento, podría tener que acudir a un profesional de la salud mental.
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Acerca de este wikiHow

Klare Heston, LCSW
Coescrito por:
Trabajadora social clínica
Este artículo fue coescrito por Klare Heston, LCSW. Klare Heston es una trabajadora social clínica independiente licenciada que reside en Cleveland, Ohio. Con experiencia en asesoría académica y supervisión clínica, Klare obtuvo su maestría en trabajo social en la Universidad de la Mancomunidad de Virginia en 1983. También tiene un certificado de posgrado de 2 años del Instituto Gestalt de Cleveland, además de una certificación en terapia familiar, mediación, y recuperación y tratamiento de traumas (EMDR). Este artículo ha sido visto 45 592 veces.
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