Si lavas tu ropa blanca a mano, esto puede hacer que dure más, en especial si está hecha de telas delicadas. Esto requiere un poco más de trabajo que usar la lavadora, pero vale la pena. A continuación, te enseñaremos todo el proceso paso a paso, desde el tratamiento previo de las manchas y el lavado a mano de las prendas blancas, hasta el secado cuando termines de lavarlas.

Método 1
Método 1 de 3:
Tratar las manchas

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    Trata las manchas para que no se fijen en la ropa. Antes de lavar ropa blanca, dedica un momento a observarla de forma minuciosa e identificar toda mancha o decoloración. Trata estas manchas antes de lavar la ropa a mano; de lo contrario, podrían volverse una parte permanente de las prendas.[1]
    • Si estás fuera de casa, lleva un bolígrafo quitamanchas para tratar las manchas pequeñas que aparezcan en el transcurso del día.
    • Si es posible, trata la mancha tan pronto como puedas. Dale toques suaves en lugar de frotarla, y enjuágala con agua fría. Esto reducirá la probabilidad de que se vuelva permanente.
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    Remoja la ropa con blanqueador para eliminar las manchas y dejarla muy limpia. Cuando uses blanqueador, colócate guantes para evitar que entre en contacto con la piel, trabaja en un área ventilada y mantenlo alejado de tus ojos. Agrégale 1/4 de taza (60 ml) de blanqueador con cloro o de ropa a una cubeta, junto con 4 L (1 galón) de agua. Coloca la ropa en la cubeta y deja que se remoje por 15 a 30 minutos. Una vez que termines de remojarla, arroja el blanqueador con cuidado, exprime la ropa con delicadeza y lávala como de costumbre.[2]
    • Si nunca le has aplicado blanqueador a esta prenda, primero pruébalo en una parte poco visible para garantizar que no arruine la tela (el interior de una manga o el cuello son puntos fantásticos).
    • Configura un temporizador cuando uses blanqueador, ya que dejar la ropa en la mezcla por mucho tiempo podría arruinar la tela.
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    Usa peróxido de hidrógeno para las manchas difíciles de eliminar, como las de vino o césped. Remoja un pedazo de algodón (o varios) en peróxido de hidrógeno. Dale toques suaves a la mancha hasta mojarla por completo. Deja que el peróxido de hidrógeno haga su trabajo por alrededor de 30 minutos antes de frotar la mancha con una toalla húmeda. Enjuaga el área manchada, repite el proceso de eliminación de manchas si es necesario y luego procede a lavar la prenda.[3]
    • Si vas a frotar el área manchada, usa una presión muy leve. Si frotas demasiado, esto puede desgastar la tela e incluso podría deshilacharla si usas demasiada fuerza.
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    Remoja la ropa en jugo de limón como una alternativa segura al blanqueador. En el caso de la ropa blanca que luce un poco percudida, el jugo de limón puede limpiarla mucho. Llena una cubeta limpia con 4 L (1 galón) de agua caliente y 1/2 taza (120 ml) de jugo de limón. Sumerge la ropa en la cubeta y deja que se remoje por una hora como mínimo. Drena el agua, exprime el exceso de la misma con suavidad y luego procede a lavarla.[4]

    Advertencia: no uses este método con las prendas de seda. Este es el más eficaz para la ropa de algodón y poliéster.

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    Trata las manchas de axila con una pasta hecha con bicarbonato de sodio y agua. Elabora una pasta con 4 cucharadas de bicarbonato de sodio y 1/4 de taza (60 ml) de agua tibia. Mezcla ambos ingredientes hasta que se combinen por completo. Humedece el área manchada de la prenda y aplícale una capa espesa de la pasta. Frota la pasta con cuidado en la tela y deja que repose por 30 a 60 minutos. Enjuágala y luego lava la prenda.[6]
    • Trata las manchas de axila cada vez que laves la prenda, para evitar que se acumulen y se vuelvan permanentes.

    ¿Sabías que…? Las manchas de axila suelen deberse al sudor que reacciona con el aluminio en el desodorante. Para corregir este problema, busca un antitranspirante sin aluminio.

Método 2
Método 2 de 3:
Lavar la ropa

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    Revisa la etiqueta para identificar las instrucciones especiales antes de empezar. “Solo limpieza en seco” significa que no debes lavar la prenda en casa, incluso si vas a hacerlo a mano. Revisa la temperatura del agua, las indicaciones para detergentes y las de secado, de modo que estés totalmente preparado para lavar la ropa de la forma correcta.[7]
    • Préstales mucha atención a las indicaciones en torno al blanqueador. Si la etiqueta de una prenda dice “No usar blanqueador”, es mejor evitarlo. El blanqueador puede ser fantástico y dejar muy limpias las prendas, pero también puede ser muy abrasivo y desgastar las fibras con rapidez, lo que hará que la ropa se desgaste pronto.
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    Llena una tina limpia o un lavabo con agua siguiendo las instrucciones de la etiqueta de cuidados. Algunas prendas deben lavarse con agua fría, mientras que para otras se necesita agua tibia o caliente. Sigue las indicaciones de la etiqueta para cuidar la ropa lo mejor posible.[8]
    • Asegúrate de que el lavabo o la tina estén limpios antes de usarlos. Si es necesario, restriégalos de forma rápida con agua tibia y un detergente lavavajilla. Enjuágalos bien para que no queden residuos de detergente.
    • Si la etiqueta no especifica la temperatura, usa agua fría o tibia.
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    Agrégale una cucharadita de un detergente suave al agua. Una cucharadita de detergente bastará para 2 o 3 prendas, por lo que debes modificar la cantidad si vas a lavar más ropa de una sola vez. Agrega el detergente mientras llenas el agua, de modo que se vuelva espumosa y esté lista para la ropa.[9]
    • También puedes usar una cantidad pequeña de blanqueador con cloro junto con el detergente de ropa para tener prendas más blancas y limpias. Una cucharada de blanqueador con cloro bastará para 4 L (1 galón) de agua. Usa guantes si usas blanqueador y trabaja en un área ventilada.[10]

    Advertencia: nunca mezcles blanqueador con amoníaco, ya que los gases pueden ser tóxicos.

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    Sumerge y mueve la ropa en el agua para cubrirla con espuma. Una vez que la tina o la cubeta esté llena, coloca la ropa en ella y empieza a moverla. Muévela de un lado a otro en el agua para que el jabón se desplace a través de la tela. Hazlo por 3 o 4 minutos para garantizar que toda la prenda esté limpia.
    • Nunca laves las prendas blancas junto con otras oscuras.
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    Drena el agua de la tina y vuelve a llenarla con agua fría. Cuando termines de lavar la ropa, quita el tapón y deja que el agua con espuma se vaya por el drenaje. Empuja la ropa húmeda a un costado y vuelve a llenar la tina en lugar de abrir el grifo sobre ella. Esto podría estirar el material.
    • No tienes que volver a llenar la tina por completo. Tan solo llénala lo suficiente como para que la ropa esté totalmente sumergida y tengas espacio para moverla un poco más.
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    Sigue moviendo la ropa hasta que toda la espuma del detergente desaparezca. Elimina la espuma moviendo la ropa en el agua fría. Si es necesario, drena y llena la tina nuevamente hasta que estés seguro de que todo quede limpio.[11]
    • Si has usado la cantidad adecuada de detergente, esto rendirá frutos en este punto. Si no lo has medido y has usado demasiado, podrías tener que enjuagar el exceso de espuma en el lavabo por un buen tiempo.
    • Huele la ropa si no estás seguro de haber eliminado todo el detergente. Un olor fuerte indicará que aún hay detergente que debes enjuagar.

Método 3
Método 3 de 3:
Secar la ropa lavada a mano

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    Exprime el exceso de agua de la ropa con mucho cuidado. No exprimas con mucha fuerza ni la tuerzas, ya que esto podría estirar las fibras y deformarla. En lugar de ello, sujeta las prendas con las manos, presiónalas para juntar la tela, y muévelas y estíralas para acceder a todas las áreas. Sigue haciéndolo hasta que la prenda ya no gotee.[12]
    • Si exprimes la tela, hazlo con la fuerza que usarías para abrir una botella de agua.
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    Coloca la ropa sobre una toalla blanca limpia, seca y libre de pelusas. Coloca una toalla blanca sobre una superficie resistente al agua, luego extiende la ropa blanca sobre ella. Desdobla la ropa o sepárala para que repose lo más plana posible.[13]
    • Las toallas lavadas y secadas un par de veces deberán estar básicamente libres de pelusas.
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    Enrolla la toalla y presiona la ropa para absorber el agua. Enrolla la toalla para que la prenda quede en espiral alrededor de la parte interior de la primera, o dobla la toalla en secciones de igual tamaño. Luego presiónala con firmeza con las manos. Sigue presionando toda la toalla, de modo que cubras cada área y absorbas la mayor cantidad posible de agua.[14]
    • Usa otra toalla si la primera se humedece demasiado y no puede absorber más agua.
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    Seca la ropa bajo el sol para un efecto blanqueador natural. Usa un tendedero y ganchos de ropa si la prenda no es muy delicada como para colgarla. Si parece que va a llover o si es invierno, será mejor que uses una rejilla de secado de interior.
    • Si secas la ropa en un tendedero al aire libre, recuerda llevarla a casa antes de irte a dormir. El rocío de las primeras horas de la mañana hará que se vuelva a humedecer y podría hacer que se arrugue.

    Alternativa: si no puedes colgar la prenda para que se seque y no tienes una rejilla de secado, colócala sobre una toalla blanca limpia y extiéndela. Dale la vuelta de vez en cuando para que se seque de manera uniforme.

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    Plancha la prenda si está arrugada y guárdala una vez que se seque. Vuelve a revisar la etiqueta de cuidados para determinar si puedes plancharla. Si es así, y si lo necesita, dedica unos momentos a plancharla antes de guardarla, para que las arrugas no se fijen en la tela de manera más profunda. Cuelga la ropa o guárdala en cajones a fin de mantenerla en buena forma para la próxima vez que quieras usarla.[15]
    • Si guardas la ropa tan pronto como se seque, esto evitará que se arrugue.

Consejos

  • Podrás tener tiempo suficiente para lavar y secar la ropa blanca si reservas un tiempo en tu agenda para realizar estas tareas 1 o 2 días antes de que necesites usarla nuevamente. De esta forma, te asegurarás de que se seque a tiempo.
  • Cuando uses blanqueador o jugo de limón, considera usar guantes para protegerte las manos. El blanqueador te puede resecar y quemar la piel, en especial si la tienes sensible. El jugo de limón puede empeorar las manos resecas.

Cosas que necesitarás

Tratar las manchas

  • peróxido de hidrógeno
  • pedazos de algodón
  • toalla
  • blanqueador con cloro o de ropa
  • jugo de limón
  • cubeta
  • bicarbonato de sodio
  • tazón pequeño
  • cuchara

Lavar la ropa

  • tina o lavabo
  • detergente suave
  • blanqueador con cloro (opcional)

Secar la ropa lavada a mano

  • toallas blancas sin pelusas
  • tendedero o rejilla de secado
  • plancha y planchador (opcional)

Acerca de este wikiHow

Susan Stocker
Coescrito por:
Profesional de limpieza
Este artículo fue coescrito por Susan Stocker. Susan Stocker dirige y es propietaria de Susan’s Green Cleaning, la empresa de limpieza ecológica número 1 en Seattle. Es conocida en la región por sus excelentes protocolos de servicio al cliente (ganó el premio Business Torch Award for Ethics & Integrity de 2017) y su apoyo enérgico a los salarios justos, los beneficios de los empleados y las prácticas de limpieza ecológica. Este artículo ha sido visto 1586 veces.