Si lavas la ropa a mano, esto por lo general consumirá menos energía y agua que una lavadora, y podría ser menos probable que la dañe. Asimismo, esta será una habilidad útil si vas a viajar y no tendrás acceso a una lavadora, o si hay un corte eléctrico.

Método 1
Método 1 de 2:
Lavar ropa común a mano

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    Compra o crea un agitador. Podrás lavar una carga de ropa sin ninguna herramienta, pero puede ser tedioso. Si planeas lavar toda tu ropa a mano (en especial, toallas, jeans y otras prendas pesadas), podrías tener que usar un agitador manual. Este consiste en una herramienta de plástico que permite presionar y mover la ropa. Si no puedes conseguir uno en las tiendas, deberás buscar en internet o hacer uno cortando agujeros en la pieza de goma de un destapador de baños nuevo.[1]
    • Nota: puedes usar estas instrucciones sin importar si tienes un agitador o no.
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    Separa las prendas blancas y las de colores (recomendable). Para lavar la ropa a mano, por lo general necesitarás temperaturas y una agitación menores a los proporcionados por la mayoría de las lavadoras, así habrá un menor riesgo de que el color de las prendas se corra hacia las demás. Aun así, esto podría ocurrir, por lo que se recomienda que separes las blancas y de tonos pasteles claros de los artículos de colores más oscuros.
    • Separa la ropa de los artículos de lana, cachemira, seda, encaje y cualquier otra prenda delicada. Lava estos artículos en otra carga y siguiendo las indicaciones brindadas para la ropa delicada.
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    Coloca la ropa en un recipiente limpio. Si no tienes una tina grande o una cubeta, podrás limpiar un lavabo o la bañera de forma minuciosa, colocar las prendas allí y extenderlas de manera uniforme. Mientras menos lleno esté el recipiente, mayor será la facilidad con la que puedas lavar. Si tienes que lavar demasiadas prendas de una sola vez, podrás tener una segunda cubeta limpia cerca para colocar allí la ropa húmeda y limpia mientras terminas de lavar el resto de la carga.
    • Si solo vas a lavar un par de prendas pequeñas, podrías usar solo un recipiente grande.
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    Trata las manchas considerables con un quitamanchas de prelavado o un jabón. Si el artículo tiene una mancha que ha teñido la tela (como una de mostaza o tinta), deberás aplicarle un poco de quitamanchas al área afectada o usar jabón si no tienes este producto. Deja que la prenda repose por un mínimo de 5 minutos antes de proseguir.
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    Llena la cubeta con agua tibia. Deberás llenarla hasta que el agua esté de 2,5 a 5 cm (1 o 2 pulgadas) por encima de la ropa. No deberás usar agua caliente, salvo que esta sea resistente o esté muy manchada. El agua tibia e incluso a temperatura ambiente servirá para la mayoría de las cargas de ropa, y reducirá la probabilidad de dañar las prendas o que los colores se corran.
    • Si no sabes con certeza si una prenda puede lavarse con agua tibia, deberás optar por lo seguro y usar agua fría.
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    Agrega detergente para ropa. Si vas a usar una cubeta o un lavabo, es probable que solo necesites 1 o 2 cucharaditas de detergente suave líquido o en polvo. Si tienes ropa suficiente como para requerir una tina grande, deberás usar 4 cucharaditas o seguir las indicaciones del envase.[2]
    • Si la etiqueta del detergente no indica que es “suave” o si tienes piel sensible, deberás usar guantes de goma a fin de evitar las erupciones cutáneas o la comezón.
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    Deja que la ropa se remoje. El detergente requerirá un tiempo para actuar, por lo que deberás dejar la tina reposando por un mínimo de 20 minutos. Si la ropa tiene una cantidad considerable de manchas o suciedad, podrías dejarla hasta por una hora.
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    Mueve la ropa en el agua con cuidado. Deberás hacerlo con las manos o una herramienta sencilla para agitar. Presiona las prendas contra el fondo o los costados hasta formar espuma, pero no las restriegues ni las tuerzas, ya que esto podría estirarlas.[3] Hazlo por alrededor de 2 minutos o hasta que la ropa esté limpia.
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    Enjuaga varias veces en agua limpia y fría. Arroja el agua del recipiente y vuelve a llenarlo con agua fría. Sigue moviendo la ropa de la misma manera y presiona para eliminar la espuma del jabón. Luego de unos minutos, tendrás que volver a drenar y repetir el proceso 1o 2 veces más. Una vez que no haya espuma a la vista al mover o presionar la ropa, podrás dejar que se seque.
    • Si estás llenando el recipiente desde un grifo, podrías empezar a enjuagar antes de que se llene. Para ello, deberás sostener las prendas debajo del agua que salga del grifo.
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    Exprime y seca. Exprime cada prenda para eliminar la mayor parte del agua o pásalas por un exprimidor a manivela, si tienes uno. Si no vas a usar una secadora, podrás colgar la ropa en un tendedero tipo percha o uno convencional, o el respaldo de las sillas o las barandas. Tendrás que extenderlas de manera uniforme y no deberás superponerlas. Si hay un área húmeda tapada con otras prendas o un área arremangada en la tela, esta tardará mucho más en secar.
    • Ten en cuenta que la ropa húmeda goteará y podría dejar una mancha en la madera sólida o los tapizados si se deja directamente sobre ellos.
    • La ropa secará en unas horas si el día es soleado.
    • Si no hay mucha luz del sol, tendrás que secarla en una habitación ventilada y cálida.
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Método 2
Método 2 de 2:
Lavar y secar las prendas delicadas o de lana

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    Llena un recipiente con agua fría. Si vas a lavar un par de prendas, solo necesitarás agua suficiente como para remojarlas una por una. Podrías usar una tina o una cubeta, o limpiar un lavabo y colocarle un tapón. El agua tibia podría dañar algunas prendas delicadas, por lo que solo deberás usar agua fría, salvo que la ropa esté muy manchada.
    • Por otro lado, si solo tienes un par de piezas de lencería u otros artículos pequeños, podrás lavarlos en una ducha con agua fría o tibia.[4]
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    Si el agua tiene un alto contenido mineral, deberás agregarle un poco de bórax o bicarbonato de sodio. Este tipo de agua deja residuos minerales blancos en las tuberías, los lavabos y los platos si se usa de forma abundante. Si tu hogar tiene esta agua, podrás contrarrestar dicho efecto en las prendas delicadas agregando una cucharada de bórax en polvo.[5] El bicarbonato de sodio será menos eficaz, pero tendrá una acción similar que suavizará el agua.
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    Agrega una cantidad pequeña de jabón suave. Añade unas gotas de un detergente o jabón extrasuave, y bate hasta que haya un poco de espuma visible. Si no sabes con certeza si tu detergente es suave, el champú para bebés será una buena opción, y el normal será lo adecuado.[6]
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    Mide la ropa de lana o cachemira antes de lavarla. Por lo general, los materiales que pueden absorber una gran cantidad de agua (en especial, la lana y la cachemira) cambiarán de tamaño y forma al lavarlos. Podrás contrarrestar este efecto si los secas en la posición correcta, pero para hacerlo, tendrás que conocer el tamaño correcto de la ropa.[7]
    • Mide el ancho de un suéter en el cuello, los hombros y la base. Mide el largo de las mangas.
    • Haz un bosquejo aproximado con tus medidas para los suéteres u otras prendas que requieran varias medidas.
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    Presiona cada prenda con cuidado por debajo del agua. Algunos materiales (como la seda o el elástico) durarán más si minimizas el tiempo que los remojes, por lo que solo deberás dejar cada artículo remojando por unos minutos, salvo que aún tengan suciedad a la vista.[8] Mueve las prendas con cuidado de un lado a otro, y presiónalas o apriétalas de forma leve.
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    Enjuaga la ropa. Exprime el agua con jabón formando una bola con la prenda y comprimiéndola con cuidado.[9] Remójala en agua limpia sin jabón y vuelve a exprimirla. Repítelo hasta que no haya espuma visible cuando exprimas.
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    Aprende a secar las prendas de lana o cachemira. Extiende una toalla blanca grande y coloca la prenda sobre ella. Revisa las medidas que hayas tomado antes de lavar y estira las prendas a su forma original. Enrolla la toalla alrededor de la prenda siguiendo su forma y luego presiónala a fin de eliminar el exceso de humedad. Coloca la toalla en una superficie a prueba de agua que esté lejos de las fuentes de calor, desenróllala y deja que la prenda se seque sobre ella.
    • Las toallas de colores podrían manchar la lana o la cachemira húmedas.
    • Luego de unas horas, tendrás que darle la vuelta a la prenda o colocarla en otra toalla seca si aún no se ha secado.
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    Seca otros artículos delicados en un tendedero tipo percha o uno convencional. Podrías usar una secadora en la configuración baja o para ropa delicada. Sin embargo, la manera más eficaz de mantener la vida útil de la prenda delicada será secarla al aire. Podrás colocarla en un tendedero tipo percha o uno convencional, y en un área soleada o como mínimo un poco cálida y ventilada. No la expongas al calor directo (como una secadora de cabello o una superficie calefactora), ya que esto podría deformarla.
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Consejos

  • En lugar de usar detergente en polvo, podrás conseguir jabón en cubos y frotarlos en la ropa húmeda para así eliminar la suciedad.
  • Aprovecha toda el agua usada (salvo la que contenga lejía u otros compuestos fuertes) y riega el jardín o el césped con ella. El jabón en el agua reducirá la tensión de la superficie del medio en el que plantes, y regará las raíces de las plantas de forma exhaustiva.
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Advertencias

  • No trates las prendas delicadas con un cepillo o un agitador.
  • No seques la ropa directamente en un calefactor u otra fuente de calor, ya que esto podría iniciar un incendio.
  • La lejía puede irritarte la piel y se recomienda evitarlo al lavar a mano. Si la ropa está muy manchada y no puedes limpiarla con un detergente común, deberás agregar la mitad de la cantidad de lejía recomendada y usar guantes de goma mientras laves. Si vas a lavar prendas de colores, tendrás que usar un lejía que no las decolore.
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Cosas que necesitarás

  • detergente de ropa suave líquido o en polvo
  • jabón o quitamanchas (opcional)
  • cepillo
  • cubeta, lavabo o tina grande

Para prendas delicadas:

  • toalla blanca grande
  • detergente extrasuave o champú para bebé
  • agitador

Acerca de este wikiHow

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