Las mantas, al igual que otras prendas de vestir y la ropa de cama, necesitan una limpieza regular. Para los edredones y las mantas con flecos que soportan mucho uso, es recomendable lavarlos una vez al mes para evitar la acumulación de polvo y tierra. La mayoría de las mantas son aptas para la lavadora bajo las opciones adecuadas, pero si no sabes cuál es el mejor método de limpieza para tu manta, también puedes lavarla a mano.

Método 1
Método 1 de 4:
Lavar a mano

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    Llena una tina con agua fría y échale detergente. Busca una tina o una bañera lo suficientemente grande para que entre la manta y llénala con agua fría. Incorpora un detergente suave y deja que se distribuya por el agua. En esencia, vas a hacer lo mismo que una lavadora en un ciclo suave, pero manualmente. Esto te da un mayor control sobre la forma de tratar a la manta y te permite asegurarte de que cada parte quede limpia.[1]
    • No llenes mucho la tina o podría desbordarse al momento de meter la manta.
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    Agita la manta en el agua. Usando suaves movimientos de amasado, arrastra la manta de un lado a otro en el agua jabonosa. Es mejor agarrar una sección de la manta para unas cuantas pasadas, luego alísala y lava una nueva sección. Hazlo hasta que la manta quede limpia por completo.[2]
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    Presiónala para extraer el exceso de agua. Saca la manta de la tina y deja escurrir el agua saturada. Dóblala por la mitad dos o tres veces y luego usa ambas manos para aplicar presión en la manta, escurriendo el exceso de agua. Presionar la manta es una alternativa más segura a retorcerla, la cual puede estirar y deformar la tela.
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    Vuelve a lavarla usando agua pura. Dale otra rápida lavada a la manta en agua pura fría. Esto enjuagará los restos de detergente que hayan podido impregnarse en la manta. Agítala en el agua, tocando cada sección de forma individual. Asegúrate de que no quede ningún rastro de jabón en la manta.[3]
    • Drena y vuelve a llenar la tina con agua fresca hasta que quede clara después de enjuagar. Es posible que necesites hacerlo varias veces.
    • Asegúrate de lavar a mano las telas delicadas como lana, seda y lino. Dichas telas están tejidas con fibras naturales y podrían dañarse de forma irreparable si las tratas con métodos de lavado agresivos.
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Método 2
Método 2 de 4:
Usar la lavadora

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    Asegúrate de que la manta entre en la lavadora. Dependiendo del tamaño de la manta que vas a lavar, podrías tener problemas para lograr que entre en la lavadora. Las lavadoras de carga frontal y las de carga superior sin agitadores producirán resultados óptimos, ya que el tambor es espacioso y permite mucho espacio para que se mueva la manta. Si tu manta es muy grande para entrar en una lavadora estándar o está hecha de un material especialmente delicado, mejor lávala a mano.[4]
    • Lleva la manta al exterior y dale una buena sacudida para quitar la tierra o polvo suelto antes de lavarla.
    • Normalmente, las lavadoras de lavanderías comerciales son más grandes que las lavadoras normales y podrían ser la mejor opción si vas a lavar una manta que sea especialmente grande o gruesa.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Kadi Dulude

    Kadi Dulude

    Profesional de limpieza de casas
    Kadi Dulude es el dueño de Wizard of Homes, una empresa de limpieza con sede en la ciudad de Nueva York. Kadi lidera un equipo de más de 70 profesionales de limpieza registrados, y sus consejos de limpieza han aparecido en Architectural Digest y New York Magazine.
    Kadi Dulude
    Kadi Dulude
    Profesional de limpieza de casas

    Lee la etiqueta de cuidados antes de lavar la manta a máquina. Siempre sigue las instrucciones de cuidado del fabricante. Algunas mantas solo pueden lavarse a mano, mientras que otras pueden lavarse a máquina, pero solo en la configuración de "prendas delicadas".

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    Realiza una rápida prueba de color. Si nunca antes has lavado la manta, es una buena idea realizar una prueba rápida para ver si el tinte usado para colorear la manta se correrá en la lavadora. Remoja una porción con color de la manta en agua fría por unos minutos, luego da toquecitos sobre la manta con un trozo de tela blanca y lisa o una toalla de papel para ver si se corre el color. Lava la manta a mano si no hay una cantidad considerable de color en la tela de la prueba.[5]
    • Evita lavar una manta nueva o de color brillante junto con otras prendas.
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    Elige un ciclo suave y usa agua fría. Al momento de lavar mantas en la lavadora, siempre usa agua fría y elige el ciclo de lavado más suave. Las lavadoras son duras con la ropa: esa es en parte la forma en que logran dejar las cosas tan limpias. La desventaja de esto es que el centrifugado, el batido y la agitación pueden estirar y deformar la manta y hacer que salga con un peor aspecto que antes. Del mismo modo, el agua caliente puede encoger los hilos y hacer que se corra el tinte. Debes tenerlo en cuenta y proteger tu manta de los daños.[6]
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    Agrega un detergente suave. Vierte una cantidad pequeña de detergente suave en la lavadora después de llenarse, pero antes de poner la manta. De este modo, el detergente se distribuirá uniformemente por el agua, lo que crea una solución de lavado suave y te evita el tener que verter el detergente directamente en la manta. La mayoría de los jabones para lavar ropa son astringentes y pueden desgastar y decolorar los textiles en altas concentraciones, así que elige un detergente que esté aprobado para ropa delicada y úsalo con moderación.[7]
    • Un poco hace mucho: un cuarto de tapa llena de detergente es suficiente.
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    Carga la lavadora de manera uniforme. Coloca la manta en la lavadora, asegurándote de que su peso y volumen estén distribuidos de manera uniforme alrededor del interior del tambor. De lo contrario, no todas las superficies de la manta se limpiarán por igual y el movimiento generado durante el ciclo de lavado puede hacerle perder el equilibrio a la lavadora. Si esta cuenta con un agitador central, enrolla holgadamente la manta alrededor del agitador a medida que la metes.[8]
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    Lava la manta. Deja que la manta pase por el proceso de lavado. Si la manta es de un material resistente o sintético, está bien dejarla terminar un ciclo de lavado completo. Sin embargo, también puedes sacar la manta y drenar el agua de la lavadora después de 3 a 5 minutos; en el caso de las telas delicadas y naturales como lana o plumón, no es necesario someter a la manta a un ciclo completo de lavado, enjuagado y centrifugado.[9]
    • Mientras más tiempo permanezca la manta en la lavadora, mayor será la probabilidad de que salga deformada, estirada o dañada. El ciclo de centrifugado en particular puede ser muy agresivo para ciertas telas.
    • Las telas aptas para lavadora incluyen el algodón (el cual es preencogido) y los materiales sintéticos como poliéster y nailon, los cuales no se estiran ni se encogen.
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Método 3
Método 3 de 4:
Secar en máquina

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    Pon la secadora a baja temperatura. Al usar una secadora de ropa para secar tu manta, mantén la temperatura entre baja y media. Las temperaturas más altas podrían encoger la manta o quemar los materiales sintéticos como el poliéster. Si vas a secar una manta de lana o plumón, usa el secado en tambor.[10]
    • Dado que no usa calor, el secado en tambor tarda más tiempo y solo debes usarlo si te preocupa dañar una tela natural.
    • Una vez más, el algodón y los materiales sintéticos son telas resistentes, lo que las convierte en completamente aptas para secadora (solo ten cuidado con las temperaturas altas en las telas sintéticas, ya que son propensas a quemarse después de cierto tiempo).
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    Carga la manta en la secadora. Una vez más, asegúrate de que la manta esté distribuida uniformemente en la secadora. Déjala libremente en el barril y trata de no amontonarla.
    • Vacía el colector de pelusas de la secadora antes de empezar a secar. Los artículos acolchados como la ropa de cama tienden a dejar mucha pelusa, la cual puede constituir un peligro de incendio a medida que se acumula.
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    Dale tiempo para que se seque. Si tu manta es de fabricación fuerte o la has lavado y secado muchas veces, no habrá problema en dejarla pasar por un ciclo de secado completo a temperatura baja. Seca las mantas delicadas o de tejido suelto en periodos breves y vigila el material de la manta mientras seca. Pon el temporizador de la secadora en el tiempo deseado o supervisa la manta durante todo el proceso de secado.[11]
    • Usar el secado en tambor en una manta delicada podría tardar horas. Reinicia la secadora al final de un ciclo de tambor y repite hasta que la manta ya no esté húmeda.
    • Secarla en exceso puede encogerla o dañarla. Elige el tiempo adecuado para la manta que estás secando y tócala de vez en cuando al usar la secadora por periodos más prolongados.
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    Retira y cuelga la manta. Sácala de la secadora mientras aún está ligeramente húmeda. En la mayoría de los casos, es preferible dejar que las mantas terminen de secarse al aire libre. Esto ayuda a infundir una fresca suavidad en la manta a medida que se disipa la humedad restante y te evita la molestia de lidiar con el encogimiento, las quemaduras, el estiramiento y la estática. Alisa la manta con la mano, luego cuélgala en un tendedero o colócala sobre algo ancho y plano. Deja colgar la manta hasta que se seque por completo.[12]
    • Una rejilla de secado o una tabla de planchar pueden ser superficies útiles en donde secar una manta si no hay espacio para un tendedero.
    • Dale la vuelta de vez en cuando para exponer ambos lados al flujo de aire directo.
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Método 4
Método 4 de 4:
Secar al aire

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    Presiona la manta para extraer el agua restante. Si decides secar la manta con el aire después de lavarla, primero asegúrate de quitarle la mayor cantidad posible de humedad. Esto te ahorrará mucho tiempo de secado. Recuerda presionar la manta, no la retuerzas ni la amontones.
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    Cuelga la manta. Usando un tendedero o una tabla de planchar, endereza y suspende la manta para dejar que empiece a secarse. Secar la ropa colgándola funciona mejor cuando se realiza al exterior, debido al movimiento del aire. Pero si no tienes un lugar donde secar la ropa al exterior, también puedes encender un ventilador o simplemente dejar la manta colgada durante toda la noche.
    • Alisa las arrugas y los pliegues antes de colgar la manta o de lo contrario, quedará arrugada y se secará de forma irregular.
    • Asegúrate de que la manta esté totalmente estirada a la hora de secarla colgándola. Una superficie más grande significa un secado más rápido y más completo.
    • La lana, la seda, el lino y cualquier manta de tejido suelto (como el ganchillo) siempre debes colgarlos y dejarlos secar con el aire. Esta es la forma más suave de tratar las telas que se dañan fácilmente y permite protegerlas para muchos más lavados y secados.
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    Enrolla la manta entre las toallas secas. De manera alternativa, coloca la manta húmeda entre dos toallas secas y limpias y enróllalas o dóblalas juntas. Las toallas absorberán la humedad de la manta por ambos lados, lo que la ayuda a secarse más rápido. Coloca un objeto pesado como un libro por encima del rollo para aplicar presión en la manta húmeda y aumentar el contacto entre la manta y las toallas.[13]
    • Una ventaja del método de las toallas es que no será necesario alisar la manta una vez que esté seca, puesto que ya ha sido estirada o bien doblada.
    • Usar un objeto más pesado que un libro de texto para presionar y extraer el agua de una manta que está secando entre toallas, podría deformar la manta o arrugarla una vez que se haya secado por completo.
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    Extiende la manta. Si tienes poco espacio o no quieres usar el método de las toallas, busca un lugar claro y plano para extender la manta. Coloca un par de toallas secas por debajo de la manta para absorber el exceso de humedad mientras se seca y dale vuelta a la manta según sea necesario para permitir que ambos lados estén expuestos al aire. Esto tardará mucho más tiempo que cualquier otro método de secado, pero requiere un esfuerzo mínimo. Es probable que necesites pasar una plancha por la manta después de haber secado por completo, para eliminar las arrugas.[14]
    • Este método también será útil para las mantas hechas de telas delicadas como la lana, las cuales se estiran fácilmente y pierden su forma cuando las sometes a un lavado y secado riguroso.
    • Usa una temperatura baja al momento de plancharla y solo revisa las zonas problemáticas de la manta una o dos veces.
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Consejos

  • Enjuágate al menos dos veces al momento de lavar la manta a mano. No querrás que el jabón te irrite si tienes piel sensible.
  • Para mejores resultados, agrega el detergente al agua antes de agregar la manta, de modo que se distribuya por toda el agua. Si solo lo viertes por encima, podría atascarse en una parte de la manta.
  • Usa jabón diseñado especialmente para ropa delicada (por ejemplo, Woolite) al momento de lavar telas naturales o que se dañan fácilmente. Las tiendas de artículos para acampar también venden "jabones para bolsas de dormir", los cuales son jabones especiales que se disuelven con facilidad y no hacen mucha espuma. Por eso son más fáciles de enjuagar.
  • Colocar una o dos pelotas de tenis limpias en la secadora junto con la manta, ayudará a que se mueva alrededor mientras gira, permitiendo que se seque más a fondo.
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Advertencias

  • No pongas la manta en tu cama si aún está húmeda, ya que podría traerte fácilmente una infestación de moho.
  • No la dejes en la secadora por mucho tiempo. Las telas sintéticas son propensas a quemarse y a derretirse cuando las expones al calor por períodos prolongados y el calor intenso incluso puede encoger las telas resistentes como el algodón.
  • Lava las mantas solas y una a la vez. Es difícil para el agua y el jabón circular con eficacia cuando la lavadora está llena.
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Acerca de este wikiHow

Kadi Dulude
Coescrito por:
Profesional de limpieza de casas
Este artículo fue coescrito por Kadi Dulude. Kadi Dulude es el dueño de Wizard of Homes, una empresa de limpieza con sede en la ciudad de Nueva York. Kadi lidera un equipo de más de 70 profesionales de limpieza registrados, y sus consejos de limpieza han aparecido en Architectural Digest y New York Magazine. Este artículo ha sido visto 45 874 veces.
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