A medida que los padres envejecen, no es poco común que se muden con los hijos adultos. Este tipo de situación de vida puede tener muchos aspectos positivos, como la posibilidad de pasar más tiempo juntos como familia. Sin embargo, un arreglo de este tipo también puede representar una carga para ti como cuidador, especialmente si tus padres tienen necesidades médicas. Afortunadamente, hay una serie de medidas que puedes tomar para que este tipo de convivencia sea lo menos estresante posible.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Lidiar con las emociones

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    Establece reglas base en cuanto a cómo convivirán tus padres y tú. Tendrás que crear una dinámica familiar nueva en la casa que tome en cuenta las nuevas condiciones de vida sin tratar a tus padres como huéspedes. Establece reglas con respecto a las actividades domésticas diarias que deban adaptarse a las nuevas condiciones, como cenar juntos, pasar tiempo fuera de la casa o ver televisión.[1]
    • Por ejemplo, es posible que tu horario no se adapte a la posibilidad de sentarte a cenar todas las noches, mientras que tus padres pueden querer que cenen juntos en familia siempre. En este tipo de situaciones, tendrás que establecer reglas sobre la frecuencia con la que tu familia come junta en vez de hacerlo cada uno por su cuenta y cumplirlas una vez establecidas.
    • Prepárate para adaptar las reglas según sea necesario si tus padres lidian con una enfermedad que empeore con el tiempo.
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    Debes estar dispuesto a pensar en ti antes que en los demás de vez en cuando. No puedes ser un cuidador eficaz si no te cuidas también a ti mismo. Cuida tu propia salud mental y emocional, y pide ayuda a alguien más cuando el cuidado te afecte demasiado.[2]
    • Asegúrate de cuidar tu propia salud física comiendo alimentos saludables, tomando suficiente agua cada día y durmiendo bien cada noche.
    • Recuerda, probablemente tus padres querrán que te cuides y que atiendas tus propias necesidades más que cualquier otra cosa.
    • Busca grupos de apoyo en centros de recursos de envejecimiento. Estos grupos pueden ofrecer aliento y compartir recursos e ideas para facilitar el cuidado.
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    No esperes gratitud o elogios si tus padres tienen demencia. Si uno de tus padres o ambos tienen demencia, es posible que no se den cuenta de todo lo que haces para cuidarlos y pasen por alto el trabajo duro que haces. Evita dejar que este detalle te desmoralice reconociendo que no es un reflejo de ti como persona, sino un síntoma de su trastorno.[3]
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    Trata de darte un descanso cuando lo necesites para evitar el agotamiento. Finalmente, ser un cuidador de padres ancianos es una maratón, no una carrera. Para evitar el agotamiento de las responsabilidades del cuidador, presta atención a tus propios sentimientos y toma un descanso cuando el trabajo sea demasiado pesado.[4]
    • Los signos de que estás al borde del agotamiento incluyen insomnio, irritabilidad, apatía, cambios en el apetito y sentimientos de culpa.
    • Puedes considerar la posibilidad de poner a tu ser querido en un asilo por unos días cuando necesites tomarte un descanso como cuidador. Si no quieres que salga de la casa, también puedes pedirle a un amigo o un familiar que asuma tus responsabilidades mientras te vas por un periodo corto de tiempo para relajarte.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Establecer una red de cuidado

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    Reconoce cuáles son tus limitaciones y en dónde necesitas ayuda externa. El cuidado de los padres ancianos suele tener un impacto significativo en los hijos que los cuidan. No importa lo que pienses de ti mismo, es muy probable que te encuentres con limitaciones propias cuando se trata de cuidar a tus padres. Si eso sucede, reconoce que hay algunas cosas que no puedes hacer solo y toma medidas para conseguir la ayuda que necesitas.[5]
    • Por ejemplo, es posible que no te sientas cómodo ayudando a tus padres a bañarse y a vestirse. Es perfectamente normal que te sientas así. Sin embargo, tendrás que encontrar finalmente la manera de que alguien más ayude a tus padres.
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    Identifica a los amigos y los familiares a los que puedas pedirles ayuda cuando la necesites. Si te sientes al borde del agotamiento, tendrás que llamar a alguien que pueda asumir tus responsabilidades como cuidador por un periodo breve de tiempo para que puedas relajarte. Habla con los amigos y los familiares, e identifica a las personas que estén dispuestas a ayudarte cuando necesites tomarte un tiempo para ti.[6]
    • Una vez que hayas identificado a las personas a las que puedas llamar por ayuda, mantén sus números almacenados en el teléfono para que puedas llamarlas en el momento indicado.
    • Cuando les preguntes a amigos y familiares si estarían dispuestos a ayudarte a cuidar a tus padres, sé honesto en cuanto a lo que eso implica. Pueden molestarse y resentirse si creen que los has engañado con respecto a lo que deben hacer para ayudarte.
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    Contrata a un asistente de enfermería certificado que pueda encargarse de los asuntos médicos. Si tu padre anciano está enfermo y experimenta síntomas o limitaciones para los que no estás calificado, debes buscar a un profesional médico que sí lo esté. Puedes contratar a asistentes del cuidado en el hogar con capacitación médica a través de agencias de atención médica domiciliaria o por cuenta propia.[7]
    • Aunque hay muchos tipos distintos de asistentes del cuidado en el hogar, solo aquellos que han recibido capacitación médica y que cuentan con licencia están calificados para ayudarte a encargarte de las necesidades médicas de tus padres.
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    Busca ayuda legal para poner en orden los asuntos de tus padres. Es posible que tus padres ancianos tengan asuntos financieros no resueltos o documentos importantes (por ejemplo, testamentos) que deberán ordenarse cuando empieces a cuidarlos. Contrata a un abogado que se especialice en las leyes de la tercera edad para obtener la mejor ayuda profesional al resolver los asuntos legales relacionados con el cuidado.[8]
    • Si vives en Estados Unidos, busca recursos financieros a través de Medicare o Medicaid a fin de que puedas conseguir equipo médico para tu casa o servicios de “cuidado para adultos”.
    • Los abogados especializados en leyes para la tercera edad también podrán ayudarte a comprender las leyes médicas e incluso podrán encontrar maneras para que aproveches los programas de asistencia que ofrece el estado.
    • En algunos casos, puede que necesites un poder notarial para manejar los asuntos de tus padres. Si tus padres ya no se consideran competentes, un abogado especializado en leyes de la tercera edad puede ayudarte a obtener un poder notarial.
    • Revisa los requisitos del estado para cualquier papeleo o documentación necesaria que se deba completar antes de que tus padres se muden contigo. Estos documentos pueden incluir órdenes médicas, directivas anticipadas o testamentos en vida.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Atender las necesidades de tus padres

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    Compra y cocina alimentos que satisfagan sus necesidades dietéticas. A medida que tus padres envejezcan, es posible que se les exija que coman o eviten ciertos alimentos como respuesta a una enfermedad crónica, o que simplemente no sean físicamente capaces de cocinar y comer por sí mismos. En estos casos, asegúrate de que seas capaz de cuidarlos cocinándoles comidas saludables y dándoles de comer, si es necesario.[9]
    • Si uno de tus padres o ambos tienen un trastorno médico que requiera que se adhieran a un régimen dietético determinado, habla con su médico de cabecera para determinar qué platos o comidas deben comer (o no comer) en tu casa.
    • Si hay algún alimento que uno de tus padres o ambos no deban comer en absoluto, evita comprarlo o tenerlo en tu casa del todo.
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    Haz que tu casa sea más accesible si tus padres tienen problemas de movilidad. Es posible que debas invertir en accesorios o mejoras para la casa, como un ascensor para escaleras o pinzas para alcanzar objetos, para que tus padres puedan desplazarse más fácilmente.[10]
    • Otros dispositivos que pueden ser útiles para las personas con problemas de movilidad incluyen accesorios para vestirse, asientos elevados y sistemas de baño integrados a la cama.
    • Busca programas de asistencia financiera a través de comunidades para ancianos o, si vives en Estados Unidos, Medicare o Medicaid.
    • Hay varios dispositivos tecnológicos que pueden servir para afrontar una amplia variedad de las posibles limitaciones que puedan tener tus padres, como audífonos para personas con audición parcial, dispositivos de ayuda para la artritis, cojines para sillas y sistemas de alerta electrónica.
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    Ayuda a tus padres a realizar las actividades de la vida diaria según sea necesario. Tu meta principal como cuidador de tus padres ancianos, más allá de encargarte de las necesidades médicas, será ayudarlos a realizar las tareas esenciales para la vida cotidiana, conocidas como actividades de la vida diaria (AVD). Estas pueden incluir autoalimentación, baño, movilidad y cuidado de la higiene personal.[11]
    • Algunos ejemplos de AVD que sean menos esenciales, pero en las que también puede ser necesario que ayudes a tus padres pueden incluir comprar, manejar dinero y tomar medicamentos prescritos.
    • Ayudar a tus padres a realizar las AVD no solo cuida de su salud física, sino que también asegura su bienestar emocional y su capacidad para vivir con dignidad.
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    Busca la ayuda del gobierno a la que tú o tus padres puedan tener derecho. Hay una serie de beneficios y medios de apoyo financiero que el gobierno ofrece para apoyar a los cuidadores y a los que necesitan atención. Mira los sitios web del gobierno para saber si tú o tus padres tienen derecho a estos beneficios.[12]
    • Si vives en Estados Unidos, el mejor sitio web en el que puedes buscar estos beneficios es benefits.gov.
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    Pide ayuda profesional cuando la necesites. Cuando se trata de cuidar de tus padres, es posible que llegues al punto en el que simplemente no puedas proveer todo lo que necesitan. En ese momento, llama a un cuidador profesional o un asistente del cuidado en el hogar para conseguir la ayuda que necesitas.[13]
    • Aunque sientas que, debido a que son tus padres, debes ser tú el que se encargue de ellos, es necesario que busques ayuda profesional si la necesitas. Recuerda, la salud de los padres es mucho más importante que el orgullo personal.
    • Toma en cuenta que tus padres pueden resistirse inicialmente a tener un cuidador profesional. Es posible que tengas que convencerlos de que acepten la ayuda externa.
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Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011.
Categorías: Vida familiar
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