Lidiar con un niño que no quiere ir a la escuela puede ser frustrante y retador. Es posible que te preguntes si se trata de un comportamiento normal, la razón por la que lo hace y lo que puedes hacer al respecto. Sin embargo, existen formas de lidiar con un niño que no quiere ir a la escuela. Determina si se trata de un comportamiento infantil normal o un signo de problemas más graves. Luego, puedes guardar la calma y ser constante para lidiar con su comportamiento normal de no querer ir a la escuela o abordar los problemas que ocasiona el rechazo escolar.

Método 1
Método 1 de 3:
Determinar si se trata de un comportamiento normal

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    Monitorea la frecuencia con la que se rehúse a ir a la escuela. Hay algunas situaciones en las que es común que los estudiantes no quieran ir a la escuela. Quizá algo que suceda fuera de la escuela le resulte más atrayente a tu hijo. Otra cosa que puede suceder es que tenga una razón específica, pero temporal, para no ir a la escuela. En otras situaciones, quizá te parezca que no haya una razón específica para que el niño no quiera ir a la escuela. Eso puede ayudarte a determinar si el niño evita la escuela como todos los niños lo hacen de vez en cuando o si muestra signos de rechazo escolar.[1]
    • Por ejemplo, piensa si tu hijo se rehúsa a ir a la escuela justo antes o después de las vacaciones escolares. Quizá tan solo esté entusiasmado por el comienzo de las vacaciones o se muestre reacio a que terminen.
    • Si eres el padre del niño, puedes comunicarte con su profesor para determinar si se rehúsa a ir a la escuela porque se acerca la fecha de un examen o la entrega de un proyecto.
    • Averigua si el niño tuvo una discusión con un amigo o un compañero de escuela. Los niños, especialmente los adolescentes, pueden rehusarse a ir a la escuela durante un corto periodo de tiempo en situaciones como esa.
    • Pregúntate si el niño se rehúsa a ir a la escuela todo el tiempo. Por ejemplo, pregúntate si crees que el niño se rehúsa a ir a la escuela todos los días sin importar lo que suceda.
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    Evalúa hasta qué punto se rehúsa a ir a la escuela. Algunos niños hacen un berrinche todas las mañanas mientras se preparan para ir a la escuela. Sin embargo, una vez que están listos, se van sin problema. Por otro lado, algunos niños pelean con uñas y dientes todo el camino hasta llegar a su pupitre e incluso quizá intenten salir de la escuela temprano. En el extremo, algunos niños incluso amenazan con herirse a sí mismos. Determinar hasta qué punto un niño se rehúsa a ir a la escuela puede ayudarte a concluir si su renuencia a ir a la escuela es normal o se trata de rechazo escolar.[2]
    • Procura evaluar la renuencia del niño en una escala del 1 al 5, en la que 1 sea tan solo decir que no quiere ir y 5 que haga una rabieta.
    • Piensa cuán extremas sean las cosas que el niño diga. Por ejemplo, presta atención a si tan solo dice que no quiere ir a la escuela o si amenaza con realizar una acción extrema si lo obligas a ir.
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    Evalúa la forma en la este problema afecte su vida. Hacerlo puede ayudarte a determinar cuán grave es la situación, así como la forma en la que debas manejarla. Aunque algunos niños quizá se rehúsen a ir a la escuela silenciosamente, quizá su renuencia sea a tal punto que continúen llegando tarde a clases o se ausenten. Otros niños pueden rehusarse a ir a la escuela, pero asisten y el problema tiene poco efecto en sus vidas.[3]
    • Observa si el niño falta a la escuela con frecuencia o llega tarde. Ese es definitivamente un signo de que hay un problema.
    • Revisa las calificaciones del niño. Las tardanzas, las ausencias frecuentes y la falta de participación en clases afectan sus calificaciones de manera negativa.
    • Pregúntate si tu hijo hace cosas que pongan en peligro su salud o seguridad para evitar ir a la escuela. Por ejemplo, presta atención a si se provoca el vómito o se hace daño de otra forma para permanecer en casa.
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    Identifica si su renuencia es normal. De vez en cuando, todos los niños se rehúsan a ir a la escuela. Cuando eso sucede, puede ser frustrante, pero es algo normal. Tener en cuenta si lidias con una renuencia normal a ir a la escuela o un rechazo escolar, te ayudará a determinar la mejor estrategia para abordar la situación. Considera la frecuencia, la intensidad y el impacto de la renuencia para identificar si es normal.
    • La renuencia normal a ir a la escuela ocasiona poco o ningún impacto en la vida del niño. Por ejemplo, busca signos que indiquen que las calificaciones del niño no cambien y llegue a la escuela a tiempo.
    • Cuando los niños se rehúsan a ir a la escuela de manera normal, quizá hagan un puchero, lloren, se rehúsen a ir a la escuela verbalmente o hagan un berrinche. Sin embargo, al final están listos, se van a la escuela y con frecuencia terminan teniendo un buen día.
    • Recuerda que rehusarse a ir a la escuela todos los días puede considerarse como un comportamiento normal si el niño con frecuencia llega a tiempo, permanece en la escuela todo el día y generalmente se comporta como lo haría normalmente en la casa. Quizá tan solo no sea una persona mañanera.
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    Determina si se trata de rechazo escolar. Ese es un problema más persistente y grave que la renuencia normal a ir a la escuela. Cuando tengas en cuenta el momento, la frecuencia y la intensidad en la que el niño se rehúse a ir a la escuela junto con la forma en la que impacte en su vida, tendrás una idea de si lidias con el rechazo escolar. Luego, podrás decidir la mejor manera de lidiar con este problema.
    • Comprende que los niños que muestran rechazo escolar se rehúsan a ir a la escuela casi todos los días y pueden tomar medidas extremas en su intento por permanecer en casa.
    • Puedes reconocer el rechazo escolar teniendo en cuenta el impacto negativo que tiene en la vida del niño. Por ejemplo, ten en cuenta las siguientes señales: el ausentismo escolar, las tardanzas frecuentes y las salidas de la escuela antes de tiempo, las calificaciones desaprobatorias o los problemas de comportamiento en la escuela.
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Método 2
Método 2 de 3:
Permanecer en calma y ser constante

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    Busca señales de alarma que indiquen renuencia a ir a la escuela. Con frecuencia, los niños, especialmente los más pequeños, te darán señales de alarma que indiquen que intentarán evitar ir a la escuela. Una gran parte de esto será prestar atención a las pistas que el niño te dé e indiquen que intentará evitar ir a la escuela. Otra parte será prestar atención a otras pistas que podría darte.
    • Por ejemplo, escucha con atención las afirmaciones indirectas que haga, como “La escuela va a ser aburrida”, así como las directas como: “No quiero ir a la escuela”, que indiquen que se rehúse a ir a la escuela.
    • Busca señales como enfermedades poco específicas que ocurran espontáneamente. Por ejemplo, quizá la noche anterior a un examen, a tu hijo de cuarto grado le da un dolor de estómago que asegure que le impedirá ir a la escuela pero no ir al parque en la tarde.
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    Mantente positivo con respecto a la situación. Aunque posiblemente las excentricidades de tu hijo pueden hacer que pierdas el control, no lo hagas. Tu disposicion frente al problema de que tu hijo no quiera ir a la escuela puede jugar un papel importante en la forma en la que la situación se desarrolle.[4] Mantener una actitud positiva alentará a tu hijo a ir a la escuela y te ayudará a mantener la calma. Además, de ese modo, podrás enfocarte en crear estrategias para hacer que tu hijo vaya a la escuela en lugar de reaccionar en contra de él.
    • Conversa con tu hijo de forma calmada, pero firme, sobre ir a la escuela. Por ejemplo, puedes decir algo como: “Ir a la escuela no es negociable, pero podemos conversar sobre cómo hacer que sea una mejor experiencia para ti”.
    • Evita gritarle o amenazarlo. Por ejemplo, no le grites ni le digas algo como: “¡Es mejor que vayas a la escuela o te arrepentirás! En lugar de eso, mantén la calma.
    • Piensa en que se trata de una situación temporal que podrás superar. Convéncete diciéndote lo siguiente: “No tengo por qué molestarme. Esto es temporal. Puede permanecer en calma”.
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    Recuérdale las consecuencias de faltar a la escuela. Aunque no quieras que tu hijo experimente ninguna consecuencia negativa debido a que se rehúsa a ir a la escuela, lidiar con las consecuencias normales de faltar a la escuela puede ser una lección valiosa.[5] Recuérdale sobre el trabajo que tendrá que hacer, la diversión que se perderá y el efecto que podría tener en sus calificaciones, record de asistencia y otras actividades.
    • Puedes decirle algo como lo siguiente: “Recuerda que si faltas a la escuela, tu entrenador no te dejará asistir a la práctica. Y si no asistes a la práctica, no jugarás en el juego”.
    • También puedes decirle algo como: “Debido a que tendrás que ponerte al día además de hacer tus tareas habituales, no creo que tengas tiempo para salir con tus amigos mañana en la noche”.
    • Otra cosa que puedes hacer es decirle que tendrá que hacer deberes adicionales en la casa y no podrá ver la televisión o jugar sus videojuegos.
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    Motiva a tu hijo con incentivos. A veces puede resultar útil ofrecerle a tu hijo un pequeño premio por ir a la escuela.[6] Aunque no es un método que debas usar todos los días, ¡puede resultarte útil de vez en cuando para motivar a tu hijo a ir a la escuela!
    • Por ejemplo, si tu hija no quiere asistir el primer día de clases a su nueva escuela, puedes ofrecerle comprarle un nuevo traje para estimular su confianza.
    • Otra cosa que puedes hacer es preparar una actividad especial para un niño pequeño que se enoja cuando su padre lo deja en la escuela las primeras veces.
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    Haz que quedarse en casa sea aburrido. Con frecuencia, los niños quieren permanecer en casa porque se imaginan todas las cosas divertidas que podrán hacer. Una forma de lidiar con un niño que no quiere ir a la escuela es hacer que permanecer en casa en un día de escuela sea poco agradable.[7] De ese modo, alentarás a tu hijo a irse a la escuela porque hacerlo le parecerá más divertido que quedarse en casa.
    • Deja que el niño sepa que tendrá que aprender algunas cosas mientras esté en casa. Por ejemplo, puedes comunicarte con su profesor para obtener las tareas del día y hacer que tu hijo las haga en casa. Otra alternativa es crear tareas para que él trabaje en ellas.
    • Restringe el uso de videojuegos, aparatos electrónicos y horas de juego durante el día. Puedes decirle algo como: “Si no te siente los suficientemente bien para ir a la escuela, tampoco lo estarás para jugar”.
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    Sé constante. De ese modo, les proporcionarás a tus hijos estructura y una rutina que los ayudará a saber lo que les espera. Especialmente cuando se trata de niños pequeños, tu constancia les dará la tranquilidad y la seguridad que necesiten para ir a la escuela sin incidentes.[8]
    • Eso significa que debes ser constante cuando insistas que tus hijos deben asistir a la escuela y no alentarlos o permitirles que falten a clases sin una buena razón.
    • Eso también significa que debes ser constante en cuanto a recogerlos todos los días a tiempo o hacer preparativos para cuando lleguen a casa.
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Método 3
Método 3 de 3:
Abordar los problemas que ocasionen el rechazo escolar

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    Proporciónale seguridad para que pueda manejar la ansiedad por separación. Ese es un problema frecuente con los niños más pequeños, aunque también puede ser preocupante con algunos niños más mayores. Es posible que tu hijo tenga miedo de estar alejado de ti o de que no regreses. La mejor forma de lidiar con un niño que no quiere ir a la escuela debido a la ansiedad por separación es proporcionarle tranquilidad constantemente y hacer cosas que lo ayuden a sentirse más seguro.[9]
    • Conversa con el niño sobre lo que sucederá durante el día. Por ejemplo, puedes decirle algo como esto: “Primero, caminaremos hacia tu salón de clases para que te diviertas aprendiendo. Luego, me iré a trabajar. Después, a las 3 en punto iré a tu salón de clases para recogerte”.
    • Si eres su maestro, asegúrale al niño que su padre regresará al final del día. Puedes decirle lo siguiente: “Después de que nos divirtamos aprendiendo juntos, tu papá vendrá a recogerte”.
    • Si eres el padre del niño, siempre llega a tiempo a la hora de la salida. Si vas a llegar tarde, llama a la escuela y haz que tu hijo lo sepa.
    • Los niños pueden presentar rechazo escolar después de la enfermedad o la muerte de un familiar. Haz un recuento de cualquier enfermedad o pérdida en la familia.
    • Si es necesario, considera llevar a tu hijo a terapia para que afronte su ansiedad.[10]
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    Denuncia el bullying. Desafortunadamente, el bullying se ha convertido en una realidad diaria para muchos niños. En muchos casos, los niños se rehúsan a ir a la escuela porque son víctimas de bullying y quizá no lo hayan reportado o sepan cómo lidiar con ello.[11] Si descubres que esa es la razón por la que tu hijo no quiere ir a la escuela, debes conversar con él sobre el problema y denunciarlo ante las autoridades apropiadas.
    • Pregúntale al niño directamente si es víctima de bullying. Puedes decirle algo como: “¿Hay alguien en la escuela o algo que suceda ahí que te moleste?".
    • Deja que el niño sepa que estás ahí para apoyarlo. Puedes decirle lo siguiente: “Sé que puede ser duro ir a la escuela cuando eres víctima de bullying. Estoy aquí para ti y vamos a superarlo”.
    • Conversa con el consejero escolar, el director y otras autoridades apropiadas sobre lo que le suceda a tu hijo.
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    Busca ayuda si sospechas que el niño es víctima de maltrato o abandono. Rehusarse a ir a la escuela y tener dificultades académicas con frecuencia son signos de maltrato o abandono infantil.[12] Observa otras áreas del comportamiento y el estilo de vida del niño para determinar si es víctima de maltrato o abandono. Si te preocupa su seguridad, comunícate con las autoridades inmediatamente.
    • Revisa las señales y los síntomas del maltrato infantil que aparecen en el sitio web de la Clínica Mayo haciendo clic aquí.
    • Infórmale tus preocupaciones al consejero escolar, el pediatra del niño u otras autoridades apropiadas.
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    Obtén tratamiento para la drogadicción. Actualmente, los niños comienzan a consumir drogas y alcohol a edades cada vez más tempranas en comparación con el pasado. En algunos casos, la renuencia de un niño a ir a la escuela podría ser un síntoma de drogadicción.[13] Si sospechas que este es el caso, busca otras señales de que el niño podría tener un problema de drogadicción y busca tratamiento inmediatamente.
    • Infórmate sobre las señales y lo síntomas de la drogadicción en niños en Internet.
    • Hazle saber al niño que estás preocupado por él. Puedes decirle lo siguiente: “Creo que tienes un problema de drogadicción y está interfiriendo con tus ganas de ir a la escuela. Estoy preocupado y quiero ayudarte”.
    • Conversa con el pediatra del niño sobre los servicios para el tratamiento de la drogadicción que sean apropiados según la edad del niño y se encuentren dentro de tu área.
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    Ten en cuenta los problemas de salud mental. A veces los problemas como la depresión, la ansiedad u otros trastornos pueden ocasionar que un niño se rehúse a ir a la escuela. Considera la salud mental del niño cuando planees abordar el rechazo escolar. En algunos casos, tratar los problemas de salud mental del niño puede eliminar su renuencia a ir a la escuela.[14]
    • Si al niño se le ha diagnosticado una enfermedad mental, verifica el estado de su tratamiento o si ha habido cambios en él. Por ejemplo, puedes preguntarle a su padre lo siguiente: “Si no le importa que se lo pregunte, ¿cómo va el tratamiento actualmente?”.
    • Si sospechas que el niño podría tener una enfermedad mental, comunícate con el consejero escolar o un pediatra tan pronto como sea posible. Por ejemplo, si el niño, además de rehusarse a ir a la escuela, se aísla, tiene mal humor o luce desesperado, podría ser un signo de depresión y debes buscar ayuda.
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Consejos

  • Si permaneces en calma, eres paciente y constante, podrás superar esta situación.
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Advertencias

  • Si el niño amenaza con herirse a sí mismo o a alguien más, debes comunicarte con la línea de prevención de suicidios de tu país.
  • Si el niño se queja de síntomas físicos, como un dolor de estómago o cabeza, asegúrate de llevarlo al médico para que lo examine y descarte cualquier problema médico.
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Acerca de este wikiHow

Klare Heston, LCSW
Coescrito por:
Trabajadora social clínica
Este artículo fue coescrito por Klare Heston, LCSW. Klare Heston es una trabajadora social clínica independiente licenciada que reside en Cleveland, Ohio. Con experiencia en asesoría académica y supervisión clínica, Klare obtuvo su maestría en trabajo social en la Universidad de la Mancomunidad de Virginia en 1983. También tiene un certificado de posgrado de 2 años del Instituto Gestalt de Cleveland, además de una certificación en terapia familiar, mediación, y recuperación y tratamiento de traumas (EMDR). Este artículo ha sido visto 10 456 veces.
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