Si tus joyas de oro lucen un poco opacas, no deberás preocuparte, ¡ya que harás que vuelvan a lucir como nuevas si les das una limpieza minuciosa! Ni siquiera tendrás que usar limpiadores de joyas costosos para que el oro vuelva a relucir. Bastará con usar algunos productos sencillos para el hogar que podrás encontrar en casa.

Método 1
Método 1 de 4:
Limpiar tus joyas con líquido lavavajilla

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    Vierte unas cuantas gotas de detergente líquido lavavajilla en un tazón con agua tibia (no caliente). Mezcla suavemente. Si bien el agua común del grifo funcionará, para obtener mejores resultados, podrás usar agua gasificada sin sodio o agua carbonatada. La carbonación en estos líquidos ayudará a desprender la suciedad y los restos acumulados.[1]
    • No uses agua caliente o hirviendo, en especial si tus joyas tienen piedras preciosas frágiles. Algunas piedras preciosas, como el ópalo, podrían rajarse si se les somete a cambios drásticos y rápidos de temperatura. Del mismo modo, no uses agua congelada porque la suciedad se contraerá y se endurecerá.[2]
    • Este método también puede servir para pulir joyas rellenas de oro.
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    Remoja las joyas de oro en la solución. Déjalas remojar durante unos 15 minutos. Mientras remojan, el agua jabonosa tibia penetrará en las rendijas y en las grietas, desprendiendo así las acumulaciones de suciedad difíciles de llegar.[3]
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    Frota suavemente las joyas con un cepillo dental de cerdas suaves. Frota cada joya por separado y presta especial atención a los rincones y grietas donde podría esconderse la suciedad. Usa un cepillo muy suave, entre más suave, mejor. Las cerdas duras podrían raspar la superficie de la joya. Si tus joyas son bañadas en oro (y no son oro sólido), ¡las cerdas duras incluso podrían borrar la capa de oro en su totalidad! Sin embargo, si hay alguna grieta que no se está limpiando, toma un hisopo y frote suavemente a lo largo de la fisura.[4]
    • Lo ideal sería usar los cepillos especialmente diseñados para este propósito, pero la mayoría de los cepillos suaves y pequeños (por ejemplo, los cepillos para las cejas) funcionará bien.
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    Enjuaga cada pieza con agua corriente tibia. Enjuagarlas bien ayudará a quitar la suciedad permanente que haya sido desprendida por el cepillo. Recuerda asegurarte de que el agua no esté caliente, en especial si tus joyas tienen piedras frágiles. No dejes que el flujo de agua corra muy fuertemente, ya que se vierte una gran cantidad de fuerza en la joya.
    • Si vas a enjuagar tus joyas en un lavabo, tapa el agujero del desagüe para que no se pierdan por ahí si por accidente las sueltas de tus manos. Otra opción es enjuagarlas en un colador de pasta o filtro de café de metal.
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    Sécalas con un paño suave. A continuación, deja que las joyas reposen sobre una toalla para que se sequen por completo antes de ponértelas de nuevo. Si tus joyas siguen húmedas y te las pones, podrían atrapar la humedad en tu piel, lo cual podría irritarla un poco.
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Método 2
Método 2 de 4:
Limpiar las joyas con amoníaco

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    Deberás saber cuándo limpiar con amoníaco. Esta substancia es un limpiador potente, pero químicamente podría ser algo cáustico. Evita usar amoníaco para limpiar tus joyas con demasiada frecuencia para que no se desgasten; el amoníaco es excelente para las “limpiezas profundas” ocasionales (no frecuentes).
    • Esta substancia podría dañar ciertos tipos de materiales que normalmente se emplean en las joyas. No utilices amoníaco para limpiar joyas de oro con platino o perlas.
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    Agrega una parte de amoníaco para seis partes de agua. Revuelve con cuidado para garantizar que se mezcle uniformemente.[5]
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    Remoja las joyas en dicha mezcla no más de un minuto. No las dejes remojando en el amoníaco demasiado tiempo, ya que esta substancia fuerte podría ser ligeramente corrosiva.
    • Para sacar rápidamente todas las joyas de una sola vez, utiliza un colador de cocina, como si estuvieras cocinando pasta. Tienes dos opciones: las puedes agarrar con un colador de mano, sino puedes verter todo el tazón al lavabo que tenga un colador grande.
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    Enjuaga las joyas muy bien con agua corriente. Tapa el agujero del desagüe del lavabo para que no pierdas ninguna joya preciada que pueda deslizarse de tus manos. Otra opción es sencillamente usar el colador que utilizaste para sacar las joyas del amoníaco.
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    Seca suavemente las joyas con un paño abrillantador suave. Antes de ponértelas, déjalas reposar sobre una toalla hasta que estén totalmente secas.
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Método 3
Método 3 de 4:
Limpiar las joyas que tengan gemas pegadas

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    Ten en cuenta qué tipo de joyas deberán mantenerse secas. Aquellas que tengan gemas pegadas en la montura (como muchos pendientes no deberán sumergirse en agua. El agua tibia podría desprender el pegamento, lo cual harían caer las gemas, en especial cuando se las somete a un cepillado intenso. Para esta clase de joyas, usa un método de limpieza especial que evite la inmersión total en agua.[6]
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    Limpia las joyas con un paño jabonoso y húmedo. Prepara una pequeña cantidad de solución de líquido lavavajilla como en el Método 1. Remoja una toalla delicada y suave en la solución y frota suavemente tus joyas.
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    “Enjuaga” las joyas con un paño humedecido con agua corriente. Limpia suavemente las joyas con un paño húmedo, procurando absorber todo resto de espuma de jabón.
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    Distribuye o cuelga las piezas al revés después de limpiarlas. Déjalas secar de esta manera. Al hacerlo, cualquier resto de humedad se escurrirá, así te asegurarás de que no humedezca la montura.
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Método 4
Método 4 de 4:
Usar agua hirviendo

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    Deberás saber cuándo hervirlas. El oro en sí puede hervirse sin ningún problema. Sin embargo, hervir gemas delicadas (tales como el opal, las perlas, el coral y la piedra de luna) podría rajarlas o dañarlas; en especial si las joyas estaban frías antes de hervirlas. Tampoco se recomienda hervir las joyas con gemas pegadas, puesto que podría desprender el pegamento. No obstante, si buscas limpiar joyas sólidas hechas enteramente de oro o que contengan piedras “fuertes” (como los diamantes), hervirlas será una gran elección.
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    Hierve el agua. No es necesario hervir mucha agua, sólo lo suficiente para sumergir la joya. Mientras esperas a que hierva, colócala en un tazón u otro recipiente resistente que no se dañe con el agua hirviendo. Te recomendamos los tazones o bandejas de metal o de pírex.
    • Distribuye las joyas en la bandeja o el tazón de modo que ninguna tenga contacto con la otra; el agua deberá llegar a cada pieza de joyería.
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    Con cuidado, vierte el agua en las joyas. Ten mucho cuidado de no echar el agua demasiado rápidamente, sino podría derramarse y salpicar; hervir agua podría causar quemaduras graves. Cuando todas las joyas estén sumergidas por completo, deberás detenerte.
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    Espera a que el agua se enfríe. Cuando puedas introducir tus manos en el agua sin molestia alguna, podrás retirarlas. Después de este paso, frota cada joya con un cepillo suave, luego seca cada una con una toalla suave (dándole golpecitos) y déjala reposar para que se seque por completo.
    • No te asustes si el agua se ve sucia, ¡es una buena señal! A medida que el agua desprenda las impurezas, la cera, la suciedad, etc. acumuladas en la joya, podrían flotar en la superficie del agua. Entre más sucia se vea el agua, ¡más suciedad habrás quitado de las joyas!
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Consejos

  • Almacena las joyas de oro de forma tal que no se rayen. Cada joya deberá ser guardada en su propia bolsa de tela.
  • Podrías quitar la grasa rebelde sumergiendo la joya de oro en alcohol (a menos que tenga gemas pegadas).[7]
  • Recuerda que puedes llevar las joyas a un profesional para que las limpie.
  • Para limpiar el oro de otra manera, prueba este truco: recoge un pedazo de tiza de la playa donde el mar la haya lavado. Frota tu pulgar en la tiza y luego frota tu pulgar con tiza en el oro por unos segundos. Límpialo con un paño seco.
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Advertencias

  • Las piedras de ópalo son muy delicadas. Nunca utilices productos químicos, abrasivos, pasta de dientes o limpiadores ultrasónicos, en lugar de eso, límpialas suavemente con un pañuelo o un pedazo de seda.
  • Si tienes un anillo de oro con un diamante o cualquier otra gema, asegúrate de que no se dañen los soportes de la piedra, para que no se caiga.
  • No uses lejía. Es más, no expongas tus joyas a ningún tipo de cloro, ya que podría decolorarlas permanentemente.[8]
  • La pasta dental puede rayar las joyas de oro y las piedras preciosas, por lo que generalmente es mejor evitar su uso para la limpieza del hogar.[9] [10]
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Acerca de este wikiHow

Kennon Young
Coescrito por:
Máster tasador de gemología
Este artículo fue coescrito por Kennon Young. Kennon Young es un gemólogo graduado en el Instituto gemológico de América (GIA, por sus siglas en inglés), un maestro tasador de gemología de la Sociedad Americana de Tasadores (ASA, por sus siglas en inglés) y un técnico joyero certificado de Joyeros de América (JA, por sus siglas en inglés). Recibió la credencial más alta en la industria de tasación de joyas, tasador de gemología de la ASA, en 2016. Este artículo ha sido visto 750 651 veces.
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