Si le pides a un coleccionista de monedas algunos consejos de limpieza, la primera reacción instintiva que tendrá será decirte que no las limpies por tu cuenta. Casi todos los coleccionistas están dispuestos a pagar mucho más por una moneda rara si su superficie no presenta rayones y el deslustre permanece tal y como está. No obstante, existen algunos métodos para eliminar lo peor de la suciedad sin dañar la plata. Por lo general, las monedas no coleccionables tienen valor solo por el costo de la plata, y puedes pulirlas tanto como quieras sin que ese procedimiento perjudique su precio.

Método 1
Método 1 de 2:
Emplear métodos de limpieza suaves

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    Manipula las monedas raras con cuidado. Trata de manipular las monedas de plata raras o no identificadas lo menos posible. Debes sujetarlas solo por el borde y no por la cara. Lo ideal es que utilices guantes de algodón sin pelusas. Incluso si la moneda te parece sucia o dañada, un coleccionista podría pagarte más si la dejas en su estado natural y evitas daños adicionales.[1]
    • Puedes almacenar las monedas raras en tiras de plástico Mylar o pedirle otras alternativas a un vendedor de monedas. Ten en cuenta que las tiras de PVC pueden dañar las monedas.
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    Remoja las monedas en agua tibia destilada y jabón. Vierte unas cuantas gotas de un jabón líquido suave (no detergente) en un vaso de agua destilada caliente.[2] Introduce las monedas suavemente y deja que se remojen. Luego, dales la vuelta cada pocas horas. Esta es la única forma segura de garantizar la limpieza de las monedas (aunque la plata pura es un poco más dura).[3]
    • El agua del grifo contiene cloro, que puede provocar que las monedas se decoloren.[4]
    • El deslustre (una capa delgada gris, negra o iridiscente que también se conoce como “tonalidad”) no es lo mismo que la suciedad.[5] Si la moneda es rara, la tonalidad puede incluso constituir una característica deseable que aumenta su valor.[6]
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    Reemplaza el agua a diario. Al día siguiente, debes reemplazar el agua con agua destilada fresca y jabón si las monedas continúan sucias. Repite este procedimiento todos los días hasta que las monedas estén limpias (pero que aún conserven su tonalidad).[7]
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    Sécalas con cuidado. Debes secar las monedas con papel absorbente o dejarlas sobre un paño absorbente para que se sequen al aire. Es muy arriesgado frotar las monedas, ya que podrías rayar su tonalidad.[8] Por lo general, es seguro utilizar un cepillo de dientes de cerdas suaves, pero debes limpiar tus valiosas monedas de manera lenta y suave.[9] El objetivo es eliminar la suciedad suelta y no cepillar directamente la superficie de la moneda.
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    Moja y congela las monedas. Si las monedas aún se encuentran sucias, debes remojarlas nuevamente en agua destilada. Traslada las monedas mojadas a un recipiente de plástico en el congelador. El agua se expandirá a medida que se congela y con suerte romperá parte de la suciedad desde la parte inferior. Una vez que la suciedad se congele, debes cepillarla suavemente. En la mayoría de los casos, tendrás que repetir el proceso de remojo y congelación varias veces.[10]
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    Elimina la acumulación de suciedad pesada remojando las monedas en aceite en el largo plazo. Si las monedas están cubiertas de barro o tierra y los métodos anteriores no funcionan, puedes sumergirlas en aceite mineral o aceite de oliva. El aceite mineral no suele dañar las monedas, pero luego debes lavarlas con acetona. El aceite de oliva también funciona, pero existe una pequeña posibilidad de que las monedas se dañen.[11] Cualquiera de estas sustancias puede tardar meses en limpiar las monedas especialmente sucias. Para conseguir los mejores resultados, debes colocar las monedas sobre una pieza de plástico para que ambos lados queden expuestos al aceite.
    • El aceite de oliva barato y sin refinar funciona mejor que el virgen o el extra virgen, ya que es más ácido.[12]
    • Si las monedas no son valiosas como objetos de colección, puedes pasar a emplear métodos de limpieza rigurosos para ahorrar más tiempo. Si las monedas son raras o no son identificables y no deseas invertir meses en su limpieza, debes llevarlas a un coleccionista para que te brinde algunos consejos.
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    Verifica el aceite cada dos semanas. Debes enjuagar las monedas en agua tibia y jabón para remover el aceite. Si la suciedad no se desprende, debes dejar las monedas remojándose por más tiempo. Si utilizas aceite de oliva, debes reemplazarlo cuando se vuelva verde oscuro.[13] Una vez que las monedas se encuentren limpias, debes enjuagarlas con agua tibia y jabón. Si utilizaste aceite mineral, debes limpiarlas con un hisopo humedecido en acetona pura.
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    Utiliza un equipo de limpieza por ultrasonidos. Estos equipos hacen vibrar la moneda rápidamente para eliminar la suciedad. Los equipos pequeños de uso doméstico son seguros para la limpieza de monedas, pero solo eliminan la acumulación de suciedad suave. Los equipos grandes y profesionales son más efectivos, pero deben emplearse con cuidado. Para conseguir los mejores resultados, debes suspender una taza con una cuerda para que quede sumergida hasta la mitad en el baño del equipo, sin tocar la base. Llena la taza con agua destilada ligeramente jabonosa y cuelga la moneda suspendida dentro de esta solución. Llena el baño principal con agua destilada pura, luego haz funcionar el equipo durante unos minutos, cepilla la moneda y repite el procedimiento.[14]
    • Puedes hacer funcionar el equipo sin la taza, pero la suciedad o los objetos sobre la base de la bandeja pueden interferir con su vibración y acortarán la vida útil del equipo.

Método 2
Método 2 de 2:
Emplear métodos de limpieza rigurosos

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    Ten extrema precaución con las monedas valiosas. La limpieza de una moneda coleccionable rara puede reducir su valor en más del 50 % debido a pequeños rasguños o el deslustre. Si los métodos de limpieza suaves anteriores no funcionan, es más seguro que las lleves a un profesional para que las limpie o que aceptes su apariencia imperfecta. Siéntete libre de emplear los siguientes métodos en monedas comunes no coleccionables si prefieres una apariencia más brillante para tu propia colección.
    • Es deseable un deslustre (tonalidad) dorado, gris o iridiscente uniforme, ya que este detalle aumenta el valor de la moneda.[15]
    • Un deslustre negro o con manchas no es ideal, pero una limpieza rigurosa puede reducir el valor de la moneda. Continúa el procedimiento con mucho cuidado o lleva las monedas a un profesional.
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    Elimina la suciedad de las pequeñas grietas. Después de lavar la moneda con agua jabonosa, es probable que aún presente áreas oscuras que hacen destacar letras o imágenes detalladas. Lávala de nuevo y elimina esta suciedad de manera lenta y cuidadosa con un mondadientes o una brocheta de bambú. Debes tener cuidado de no rayar la moneda, ya que el mondadientes puede raspar el deslustre.[16]
    • Es probable que el trabajo con utensilios de plástico puntiagudos resulte más lento, pero es menos probable que la moneda se raye.
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    Frota la plata con un productor pulidor. Este producto ayuda a limpiar el metal con ácido y elementos abrasivos, los cuales carcomen una pequeña capa del metal. Esta es una forma sencilla de pulir las monedas no coleccionables, pero es casi seguro que disminuirá el valor de las piezas coleccionables:[17]
    • Coloca una cucharada de producto pulidor del tamaño de una moneda sobre un paño suave.
    • Dobla el paño por la mitad para transferir el pulidor a sus dos lados.
    • Coloca la moneda entre el pliegue del paño.
    • Frota brevemente ambos lados juntos.
    • Limpia la moneda con una parte limpia del paño.
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    Prepara una pasta de bicarbonato de sodio y agua. Esta alternativa es más económica que el producto pulidor, ya que este último también corroe las monedas de plata, provocando rayones que serán visibles bajo una lupa. Utiliza agua destilada para minimizar el daño y mezcla solo un poco de bicarbonato de sodio para formar una pasta acuosa. Sumerge toda la moneda en la pasta, frótala entre los dedos durante un minuto y luego enjuágala con agua. Repite este procedimiento de dos a tres veces si es necesario. Luego, seca la moneda suavemente.[18]
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    Elimina los depósitos duros con amonio. Es probable que una acumulación gruesa sobre las monedas antiguas se trate de la formación de “clorargirita” (cloruro de plata). Vale la pena eliminar este mineral, en especial si interfiere en la identificación de la moneda. Sumerge la moneda en una solución de amoniaco al 10 % en un recipiente herméticamente cerrado. Luego, retírala después de unos minutos, enjuágala de inmediato con agua y luego límpiala con un cepillo de dientes suave. Repite este procedimiento según sea necesario.[19]
    • Advertencia: los vapores del amoníaco líquido son corrosivos. Debes utilizar guantes de neopreno y trabajar en un área bien ventilada.[20]
    • Algunas acumulaciones duras son el resultado de una reacción química diferente, que puede requerir otros tratamientos. Debes consultar primero con un vendedor si la moneda puede ser valiosa.
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    Utiliza tratamientos mucho más rigurosos como último recurso. Los siguientes tratamientos son especialmente arriesgados. Sin la supervisión de un experto, podrían eliminar el deslustre o marcar la superficie de la moneda. Estos métodos se emplean con mayor frecuencia sobre monedas antiguas, en las que la acumulación pesada puede impedir la identificación o disminuir el valor de manera considerable. Las monedas relativamente modernas hechas a máquina solo deben tratarse de esta manera si tienen poco valor de coleccionista y un deslustre poco atractivo:
    • Remoja la moneda en una mezcla de agua destilada y jugo de limón en partes iguales durante una hora.[21]
    • Debes remojar la moneda en una mezcla de 1 cucharadita de jugo de limón y 1 taza y ½ (360 ml) de aceite de oliva. Calienta la mezcla en un recipiente seguro para el calor dentro de un baño de agua, pero mantén la temperatura por debajo del punto de ebullición.[22]
    • Los tratamientos de “inmersión” pueden devolverle a una moneda una apariencia de plata blanca escarchada, que algunos coleccionistas valoran. Sin embargo, este es un procedimiento extremadamente riesgoso que puede provocar la aparición de manchas. Es altamente recomendable que contrates a un profesional, pero puedes comprar una solución de inmersión para que la utilices en casa.[23]

Consejos

  • Si la moneda está cubierta con laca o una sustancia verde y viscosa (una reacción al PVC en ciertos plásticos), puedes aplicarle acetona pura para tratar este problema. Puedes remover la suciedad con un algodón humedecido en acetona o sumergir la moneda en acetona dentro de un recipiente no plástico. Debes trabajar en un área ventilada para protegerte contra los vapores nocivos y mantener la acetona lejos del fuego y el calor.[24] Si la moneda es valiosa, debes llevarla a un profesional.[25]
  • Las monedas de “prueba de acuñación” bien conservadas y que están fuera de circulación deben presentar una superficie brillante y sin deslustre. No las limpies ni las manipules, ya que la ausencia de rayones y daños las vuelve más valiosas. Límpialas con un soplador de polvo y no las frotes.[26]
  • Las monedas fuertemente corroídas suelen encontrarse demasiado dañadas como para que valga la pena guardarlas, incluso después de eliminar la corrosión.[27]

Advertencias

  • Evita la tentación de emplear herramientas metálicas sobre las monedas, ya que esto puede rayar el acabado.
  • Debes tener mucho cuidado con las monedas que parecen estar cubiertas con áreas cromadas faltantes, ya que puedes hacer que el bronce debajo de la capa decolore el acabado plateado si las remojas. Trata de tener paciencia, si este es el caso.

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