Muchas madres lactantes optan por extraer y almacenar su leche para que sus bebés continúen recibiéndola cuando ellas no estén disponibles (por ejemplo, mientras duermen o cuando están ocupadas en el trabajo). Si decides almacenar tu leche materna, es importante que la prepares adecuadamente antes de que se la proporciones a tu bebé.[1]

Parte 1
Parte 1 de 3:
Extraer la leche materna

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    Lávate las manos antes de manipular o extraer la leche materna. Este detalle es muy importante para evitar que las bacterias de las manos contaminen la leche. El sistema inmunitario de los bebés no está del todo desarrollado como el de los adultos, por lo que las bacterias que no producen enfermedades en personas mayores pueden ser perjudiciales para el bebé. [2]
    • Debes frotarte bien las manos con jabón. No olvides hacerlo también debajo de las uñas y entre los dedos.
    • Enjuágate las manos con agua tibia. Deja correr el agua sobre tus manos para lavar toda la suciedad o las bacterias que puedan encontrarse adheridas.
    • Sécate las manos con una toalla limpia.
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    Inicia el flujo de leche. Si extraes la leche durante los momentos en los que das de lactar, este procedimiento te ayudará a continuar produciendo leche oportunamente para tu bebé. No es necesario que laves el seno ni el pezón antes de extraer la leche. Puedes iniciar el flujo sentándote en un lugar tranquilo y pensando en tu bebé. Si tienes problemas, puedes intentar lo siguiente:
    • Contempla una foto de tu bebé.
    • Sujeta una manta o un artículo de ropa que huela a tu bebé.
    • Masajéate suavemente los senos o los pezones.
    • Colócate compresas calientes y húmedas sobre los senos.
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    Extrae la leche materna a mano. Esta técnica tiene el beneficio de que resulta cómoda y no cuesta nada. No necesitas adquirir ningún equipo especializado para este procedimiento. Es probable que requieras algo de práctica. Una vez que domines la técnica, podrás hacerlo tan rápido como cuando utilizas un extractor.[3]
    • Coloca el dedo índice (o pulgar) en los lados opuestos de la areola.
    • Mueve el dedo hacia atrás contra tu pecho.
    • Aprieta suavemente los dedos mientras los mueves ligeramente hacia el pezón. No debes deslizar los dedos a lo largo de tu piel.
    • Disminuye la presión. Debes continuar el procedimiento mientras mueves los dedos en diferentes posiciones alrededor de la areola.
    • Puede resultarte difícil juntar la leche mientras la extraes a mano. Intenta extraerla dentro de un tazón grande y limpio o en un recipiente de boca ancha esterilizado. Es probable que desees colocar estos recipientes sobre una mesa que llegue a la altura de tu cadera o sujetarlos con una mano. Además, puedes extraer la leche en una bolsa de almacenamiento. Sostén la bolsa con una mano y extrae la leche con la otra.
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    Utiliza un extractor de leche y sigue las instrucciones del fabricante. Existen dos tipos principales de extractores de leche: los manuales y los eléctricos.
    • Los extractores manuales requieren que trabajes con las manos. Además, requieren cierta habilidad y práctica. Por lo general, esta opción es mejor si solo necesitas extraer la leche de vez en cuando, ya que puede aumentar el riesgo de contraer una infección mamaria. Los extractores manuales generalmente cuestan entre 50 dólares o menos.
    • Los extractores eléctricos funcionan con baterías o electricidad. Además, pueden extraer la leche de ambos senos de manera simultánea. Suelen costar entre 150 y más de 250 dólares.
    • Los extractores deben lavarse con agua y jabón después de cada uso.
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    Evita los extractores de segunda mano. Existe una diferencia entre los extractores para venta y los de alquiler. Los extractores de alquiler cuentan con un sistema cerrado, lo que significa que existen ciertas partes del extractor que nunca entran en contacto con la leche. Los extractores para venta cuentan con un sistema abierto, lo que significa que el motor del extractor entra en contacto con la leche. Por desgracia, los extractores de sistema abierto (a diferencia de los de alquiler) no se pueden esterilizar por completo debido a la forma en que están construidos. Por lo tanto, si utilizas un extractor de segunda mano, tu bebé puede recibir algunas partículas de la leche de otra madre.
    • Los virus como el VIH (SIDA) pueden propagarse a través de la leche materna.
    • Los extractores de alquiler se pueden obtener en hospitales u organizaciones que apoyan la lactancia materna.
    • El seguro médico debe cubrir el costo de los extractores bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible en los Estados Unidos.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Almacenar la leche materna

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    Prepara un recipiente limpio para almacenar la leche mientras la extraes. Es importante que esterilices el recipiente y que sea lo suficientemente fuerte para evitar que se rompa. Además, debes asegurarte de que no contenga Bisfenol A.[4] [5]
    • Puedes almacenar la leche en una botella esterilizada. La tapa debe ser hermética para que la leche no se derrame ni se contamine. También puedes utilizar botellas con tapa rosca. Las botellas tienen la ventaja de ser más fuertes y menos propensas a los desgarros y las filtraciones que las bolsas. Debido a que la leche se expande a medida que se congela, debes evitar llenar el recipiente hasta el borde.
    • Puedes estilizar las botellas utilizando vapor, agua hirviendo o una solución comercial para esterilizar agua fría. Sigue las instrucciones del fabricante para que sepas cómo estilizar las botellas. Es probable que se te indique que hiervas las botellas en agua durante varios minutos. Puedes conseguir un esterilizador a vapor en una farmacia de tu localidad.
    • Puedes conseguir bolsas diseñadas para almacenar la leche materna en una farmacia de tu localidad o en cualquier tienda de artículos para bebés. Coloca las bolsas en un recipiente de plástico para protegerlas mientras las almacenas.
    • No debes utilizar bolsas de plástico delgadas comunes ni bolsas de botella de fórmula, ya que no son lo suficientemente fuertes. Además, son más propensas a desgarrarse.
    • Escribe la fecha sobre el recipiente para que sepas cuánto tiempo lleva almacenado. Si le proporcionas la leche a otra persona (por ejemplo, en una guardería), debes etiquetar la leche con el nombre del niño.
    • Además, debes escribir cuántos mililitros de leche extrajiste para saber cuántas bolsas necesitas descongelar a la vez.
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    No agregues leche nueva sobre la leche congelada. La leche suele estar caliente cuando se extrae. Si la colocas sobre la leche congelada, harás que se descongele parcialmente y darás lugar a la formación de bacterias.[6]
    • Si el bebé no se acaba toda la leche de una ración, no debes guardar las sobras para reutilizarlas en otra ocasión. Algunas personas encuentran útil almacenar de 60 a 120 ml (2 a 4 onzas) por separado. De esta manera, solo tendrás que descongelar la cantidad necesaria para una ración.
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    Sigue las pautas recomendadas para el almacenamiento de la leche. La cantidad de tiempo en la que se debe almacenar la leche depende de la temperatura a la que se la almacena. Si tu bebé nació prematuro o con una enfermedad, debes seguir las pautas que te proporcione el médico. A continuación, te presentamos algunas pautas diseñadas para bebés sanos que lograron los nueve meses de gestación:[7] [8] [9]
    • La leche puede mantenerse a temperatura ambiente (a 25 °C o 77 °F) por no más de seis horas. Debes cubrirla y mantenerla fresca. Si la habitación se encuentra más caliente, no se debe mantener la leche durante más de cuatro horas.
    • Se puede guardar la leche en una bolsa de refrigeración aislada (de -15 a 4 °C o de 5 a 39 °F) durante 24 horas. Los paquetes de hielo deben permanecer en la bolsa aislada junto con la leche.
    • La leche se puede almacenar en un refrigerador (a 4 °C o 39 °F) durante cinco días. La temperatura será más constante en la parte posterior del refrigerador.
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    Observa los límites de tiempo recomendados para congelar la leche. Si almacenas la leche en la parte posterior del congelador, la temperatura será más constante. De esta manera, minimizarás las fluctuaciones de temperatura que se producen cuando se abre y se cierra el congelador. Si la leche se almacena durante más tiempo que el que se indica, comenzará a deteriorarse y resultará menos nutritiva.[10]
    • La leche que se almacena en la sección del congelador de un refrigerador (a -15 °C o 5 °F) se puede conservar durante dos semanas.
    • La leche que se almacena en una sección separada del congelador de un refrigerador (a -18 °C o 0 °F) puede conservarse de tres a seis meses. El congelador debe contar con una sección separada para que la temperatura no suba cada vez que alguien abre el refrigerador.
    • La leche que se almacena en un congelador (a -20 °C o -4 °F) puede conservarse de seis a doce meses.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Preparar la leche materna almacenada

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    Utiliza primero la leche más antigua. De esta manera, evitarás almacenar la leche demasiado tiempo o desperdiciarla. Además, los nutrientes de la leche materna cambian con el tiempo para proporcionarle a tu bebé lo que necesita en el momento presente. Esto significa que, al impedir que la leche permanezca demasiado tiempo congelada, te asegurarás de que tu bebé reciba lo que necesita en cada ración.[11]
    • Después de tres meses, las grasas de la leche congelada comienzan a deteriorarse, lo que reduce su calidad nutricional.[12]
    • La leche pierde vitamina C con el tiempo, por lo que cuanto antes la utilices mejor.
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    Descongela la leche cuidadosamente. Debes proporcionar la leche a temperatura corporal. Si tu bebé se toma la leche fría, puedes proporcionársela directamente luego de sacarla del refrigerador. La leche descongelada puede lucir un poco diferente o tener una consistencia distinta a la de la leche fresca. No hay problema si la leche descongelada presenta estas características, por lo que aún es seguro que la utilices para alimentar a tu bebé. Puedes colocar la leche en el refrigerador o utilizar un poco de agua tibia para descongelarla.[13] [14]
    • Si planeas utilizar la leche al día siguiente, puedes colocarla en el refrigerador para que se descongele durante toda la noche.
    • Además, la leche puede descongelarse haciendo correr agua tibia sobre el recipiente hermético cerrado o colocándolo dentro de un recipiente con agua tibia.
    • Debes utilizar la leche que descongelas dentro de las 24 horas o, por el contrario, debes desecharla.
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    No descongeles la leche en el microondas. El microondas calienta la leche de manera desigual. Esto significa que una parte puede quedar demasiado fría y otra quedar tan caliente que podría quemar a tu bebé.[15] [16]
    • Las botellas que se calientan demasiado rápido pueden explotar en el microondas.
    • Si la leche se calienta demasiado, los nutrientes pueden comenzar a deteriorarse, por lo que la leche resultará menos nutritiva para el bebé.
    • Si calientas la leche demasiado rápido, puedes dañar los anticuerpos que ayudan en la formación del sistema inmunitario del bebé.
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    Verifica la temperatura de la leche. La leche materna se puede proporcionar fría o caliente. Sin embargo, si está demasiado caliente, el bebé se puede quemar.
    • Remueve la leche suavemente para mezclarla. De esta manera, distribuirás la parte cremosa (que se forma en la parte superior) por toda la leche. No debes agitarla, ya que puedes ocasionar que algunos de sus nutrientes se descompongan.
    • Luego de remover la leche, vierte unas gotas sobre tu muñeca. La leche debe estar tibia (pero no caliente) y sentirse agradable al tacto.
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Consejos

  • Es probable que las mamás que almacenan demasiada leche no sepan qué hacer con ella. Existen bancos de leche materna en tu localidad (que por lo general se encuentran afiliados a un hospital) que están destinados a ayudar a otros bebés. Considera la posibilidad de donar el exceso de leche.
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Acerca de este wikiHow

Carrie Noriega, MD
Coescrito por:
Obstetra y ginecóloga certificada por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Carrie Noriega, MD. La Dra. Noriega es una obstetra y ginecóloga certificada por el colegio oficial, y escritora médica en Colorado. Se especializa en salud de la mujer, reumatología, neumología, enfermedades infecciosas y gastroenterología. Recibió su doctorado en la Creighton School of Medicine en Omaha, Nebraska, y completó su residencia en la Universidad de Missouri - Kansas City en 2005. Este artículo ha sido visto 2637 veces.
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