Si quieres que el ladrillo de tu casa brille o si quieres habilitar algunas piezas de otra estructura a la tuya, es importante que limpies la superficie de las mismas. Debido a que la superficie del ladrillo es porosa y áspera, el proceso de limpieza es muy laborioso y prolongado. Sin embargo si tienes las herramientas y limpiadores adecuados, puedes facilitar el trabajo y los ladrillos quedarán muy brillosos y limpios por mucho tiempo.

Método 1
Método 1 de 3:
Evalúa lo que necesitas limpiar

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    Examina la pared o ladrillo antes de trabajar. Si lo que quieres es limpiar un montón de ladrillos, debes limpiar las piezas completamente. Si quieres trabajar con una pared construida, el proceso de limpieza es diferente.
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    Busca las herramientas adecuadas. Consigue un cepillo nuevo de cerdas duras, unas telas suaves y un cepillo de dientes (para limpiar las rajaduras pequeñas). Dependiendo del tipo de limpieza, consigue una cubeta grande y/o un atomizador vacío.
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    Mantén las herramientas de limpieza a la mano. El proceso de limpieza es muy sucio, aunque seas cuidadoso. Coloca una tela protectora en el piso y usa guantes protectores para evitar cortadas con los bordes del ladrillo. Mantén a la mano una escoba, un recogedor y un trapeador para limpiar los escombros que se producirán durante la limpieza.
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Método 3
Método 3 de 3:
Limpia los ladrillos

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    Remoja los ladrillos con la solución y permite que penetre durante algunos minutos. Si quieres rociar con el atomizador, acércate a la pared y satura el ladrillo del área que quieres limpiar. Si estás limpiando ladrillos individuales, agrega uno o dos ladrillos (dependiendo del tamaño del recipiente) a la cubeta.
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    Usa el cepillo de cerdas duras para limpiar el ladrillo. Usa un movimiento en contra de las agujas del reloj y luego a favor de las agujas del reloj, para levantar y quitar la tierra, escombros y manchas. Si quieres limpiar ladrillos individuales, saca uno a la vez de la cubeta y cepíllalos. Luego regrésalos a la cubeta para continuar con la limpieza.
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    Enjuaga el ladrillo limpio con agua tibia. Si es una pared de ladrillo, usa un atomizador grande para rociar la pared limpia con agua. Ahora pasa una tela limpia y seca para levantar y quitar los escombros remanentes. Si son ladrillos individuales, sumérgelos en una cubeta de agua limpia, sácalos y luego sécalos al aire libre o bajo el sol.
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Consejos

  • Si quieres quitar pintura y luego limpiar el ladrillo, como primer paso usa un disolvente de pintura. Luego usa una tela para limpiar. Ahora usa agua tibia y jabón de platos para lavar el ladrillo. Por último aplica la solución de limpieza casera.
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