El asma es la enfermedad crónica infantil más común entre los niños en edad escolar y afecta a aproximadamente 7 millones de niños en Estados Unidos.[1] Es una afección en la que la inflamación hace que las vías respiratorias se estrechen, lo cual dificulta la respiración. Las personas con asma sufren “ataques” periódicos de empeoramiento de los síntomas. Si no se trata rápidamente, un ataque de asma puede avanzar y provocar lesiones graves e incluso la muerte. Por lo tanto, es vital reconocer un ataque de asma de un niño con la mayor rapidez y precisión posibles.

Parte 1
Parte 1 de 4:
Escuchar al niño

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    Presta atención a cualquier mención de problemas respiratorios. Un niño mayor o un niño que haya tenido ataques de asma puede sentir que viene un ataque. Si un niño te dice directamente que “no puede respirar” o tiene problemas para hacerlo, ¡no lo ignores! Durante las fases más leves de un ataque de asma, el niño puede tener sibilancias, aunque en las etapas graves esto puede o no estar presente.
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    Toma en serio las quejas de dolor en el pecho. Un niño que tiene un ataque de asma también puede mencionar un dolor en el pecho o una sensación de tensión en el pecho. El dolor en el pecho es común durante los ataques de asma porque a medida que el aire queda atrapado en las vías respiratorias estrechas, la presión en el pecho puede aumentar. Debido a que la vía respiratoria está restringida, posiblemente te des cuenta de que los sonidos respiratorios han disminuido.
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    Reconoce las limitaciones de los niños. Un niño pequeño o uno que nunca ha tenido un ataque antes posiblemente no sepa cómo describir o informar la falta de aliento o el dolor en el pecho. En su lugar, podría asustarse y describir vagamente los síntomas: “Me siento raro” o “Me siento enfermo”. Observa atentamente a los niños asmáticos para identificar pistas de un posible ataque, como respiración superficial o sibilancias. No asumas que un niño no tiene un ataque de asma simplemente porque no menciona que tiene problemas respiratorios o dolor en el pecho.
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    Evalúa el ritmo respiratorio. Los bebés y los niños muy pequeños (desde su nacimiento hasta los 6 años de edad) tienen un metabolismo más alto. Esto, progresivamente, genera un mayor ritmo respiratorio. Debido a que los niños de esta edad no pueden comunicar bien los síntomas, observa con detenimiento su respiración. Cualquier sospecha de una respiración anormal es suficiente para explorar a fondo los síntomas. El promedio de respiraciones por minuto en este rango de edad puede variar mucho, pero las pautas generales son:[2]
    • infante (nacimiento a 1 año): de 30 a 60 respiraciones por minuto
    • niño pequeño (1 a 3 años): 24 a 40
    • niños en edad preescolar (3 a 6 años): 22 a 34
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    Sé consciente de los factores desencadenantes en el ambiente. La mayoría de los niños con asma empieza a mostrar signos a los 5 años, edad en la que empiezan a reaccionar mal a los factores desencadenantes de asma.[3] Un factor desencadenante de asma es cualquier cosa que puede hacer que los síntomas empeoren.[4] Los factores desencadenantes pueden variar de un niño a otro, por lo tanto, ten en cuenta las cosas que pueden causarle un ataque a un niño, sobre todo cuando sospechas que viene uno. Algunos factores desencadenantes (como los ácaros del polvo y el pelaje de las mascotas) pueden eliminarse, pero otros (como la contaminación del aire) deben ser monitoreados lo mejor posible. Los desencadenantes comunes incluyen:[5]
    • Pelaje de mascotas: pasa la aspiradora o un trapeador húmedo con regularidad para eliminar el pelaje de tu casa.
    • Ácaros del polvo: usa fundas de colchones y almohadas para proteger a un niño de los ácaros, lava la ropa de cama con frecuencia, evita colocar animales de peluche en la habitación del niño, y evita almohadas o edredones que usan plumas.
    • Cucarachas: las cucarachas y sus excrementos son un desencadenante común del asma. Para ahuyentar a las cucarachas de tu casa, no dejes afuera comida o agua. Barre inmediatamente todas las migajas y partículas de alimentos, y limpia tu casa con frecuencia. Consulta con un exterminador para que te dé consejos de control de plagas.
    • Moho: el moho es causado por la humedad, así que usa un higrómetro para verificar qué tan húmedo es el ambiente de tu casa. Usa un deshumidificador para mantener el ambiente húmedo y libre de moho.
    • Humo: cualquier humo, desde tabaco hasta humo de leña, puede desencadenar un ataque de asma. Incluso si sales al exterior para fumar, el humo que se impregna en la ropa y el cabello pondrá en riesgo a un niño.
    • Ciertos alimentos: se sabe que los huevos, la leche, el maní, los productos de soya, el trigo, el pescado, los mariscos, las ensaladas y las frutas frescas desencadenan ataques de asma en los niños alérgicos a estos.[6]
    • Contaminación del aire o cambios extremos en el clima.
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    Observa el comportamiento del niño. Mantener el ambiente libre de desencadenantes de asma puede no ser suficiente. Cuando los niños se emocionan mucho, ya sea que estén tristes, felices, asustados, etc., corren un mayor riesgo de sufrir un ataque de asma. De manera similar, demasiado ejercicio puede hacer que un niño sienta que se queda sin aliento y realice respiraciones profundas que pueden provocar un ataque de asma.
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    Trata las infecciones respiratorias de manera apropiada. Las infecciones respiratorias superiores o inferiores (virales o bacterianas) pueden desencadenar ataques de asma. Asegúrate de que un pediatra evalúe al niño si muestra signos de una infección respiratoria. Es posible que necesite medicamentos para controlar los síntomas de la infección o para ayudar a que desaparezca más rápidamente.
    • Ten en cuenta que los antibióticos tratan las infecciones bacterianas. Posiblemente las infecciones respiratorias virales deban tratarse desde una perspectiva de manejo en lugar de una perspectiva de tratamiento.
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Parte 2
Parte 2 de 4:
Evaluar la respiración del niño

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    Presta atención a la respiración rápida. Una frecuencia respiratoria normal en un adulto por lo general no es más de 20 respiraciones por minuto. Dependiendo de la edad, los niños pueden tener tasas respiratorias de reposo más rápidas. Lo mejor es estar atento a cualquier signo general de respiración anormalmente rápida.[7]
    • Los niños entre 6 y 12 años deben realizar entre 18 y 30 respiraciones por minuto.
    • Los niños entre 12 a 18 años deben realizar entre 12 y 20 respiraciones por minuto.
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    Presta atención si el niño se esfuerza para respirar. Un niño que respira con normalidad usará principalmente el diafragma para respirar. Sin embargo, un niño que tiene un ataque de asma posiblemente tenga que usar otros músculos en su esfuerzo para absorber más aire. Busca señales de que los músculos del cuello, tórax, y el estómago del niño estén trabajando más de lo normal.
    • Un niño que tiene problemas para respirar puede adoptar una postura encorvada, con los brazos apoyados en las rodillas o en una mesa.[8] Si observas esta postura, es posible que el niño tenga un ataque de asma.
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    Presta atención a las sibilancias. Los niños que tienen ataques de asma por lo general emiten un silbido suave y vibrante cuando respiran. Por lo general, eso sucede cuando exhalan, ya que el aire pasa por un pasaje estrecho.[9]
    • Es posible que puedas escuchar sibilancias durante la inhalación y la exhalación. Sin embargo, ten en cuenta que, en los ataques leves o las etapas iniciales de los ataques graves, es posible que solo escuches las sibilancias cuando el niño exhala.
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    Ten en cuenta cualquier tos. El asma es la causa más común de tos crónica infantil. La tos hace que la presión en las vías respiratorias aumente. Esto, a su vez, obliga a que las vías respiratorias se abran y, temporalmente, permitan un mejor flujo de aire. Por lo tanto, si bien la tos ayuda al niño a respirar, es un síntoma de un problema mayor. Los niños también pueden toser cuando el cuerpo trata de expulsar los desencadenantes ambientales que pueden haber causado el ataque.[10]
    • Una tos también puede ser una señal de una infección respiratoria, la cual puede desencadenar el asma.
    • La tos persistente de noche es un síntoma común de asma persistente leve a moderada en los niños. Sin embargo, si un niño tose repetidas veces durante mucho tiempo, probablemente esté sufriendo un ataque.
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    Presta atención a las retracciones. Las retracciones son un “tirón” visible entre y justo debajo de las costillas, o en la clavícula, cuando el niño respira. Ocurren cuando los músculos trabajan mucho para absorber aire, pero el aire no puede moverse lo suficientemente rápido para llenar el espacio debido a las vías respiratorias bloqueadas.
    • Si las retracciones entre las costillas parecen leves, lleva al niño al médico tan pronto como puedas. Si son moderadas a graves, solicita atención médica de emergencia.[11]
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    Verifica si las fosas nasales están curvadas hacia afuera. Cuando un niño se esfuerza mucho para respirar, por lo general notarás que las fosas nasales están curvadas hacia afuera. Este es un signo particularmente útil de un ataque de asma en bebés y niños muy pequeños. Es posible que los niños de esa edad no puedan comunicar sus síntomas o asumir la postura encorvada de común en los niños mayores.
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    Presta atención a un “pecho silencioso”. Si el niño parece angustiado, pero no puedes escuchar ningún silbido, es posible que sufra de pecho silencioso. Esto sucede en casos graves, cuando las vías respiratorias se bloquean tanto que no hay suficiente flujo de aire para producir sibilancias. El pecho silencioso requiere atención médica de emergencia inmediata.[12] El niño puede estar tan agotado por el esfuerzo que se requiere para respirar que no puede expulsar el dióxido de carbono o ingerir suficiente oxígeno.
    • Otra señal de que un niño no recibe el oxígeno adecuado y necesita atención médica es que no puede decir oraciones completas.
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    Usa un medidor de flujo máximo para determinar la gravedad del ataque. Un medidor de flujo máximo es simplemente un dispositivo simple que se usa para medir el “índice de flujo respiratorio máximo” del niño (PEFR). Realiza lecturas diarias para averiguar el PEFR normal del niño. Las lecturas anormales servirán como signos de advertencias temprana y te ayudará a predecir los ataques de asma. Los rangos normales de PEFR dependen de la edad y la altura del niño. Debes hablar con el médico acerca de los números de cada “zona” y qué acciones debes tomar si el niño está en la zona roja o amarilla. Sin embargo, ten en cuenta como reglas generales que:[13]
    • Entre el 80 al 100 % del mejor PEFR de un niño lo sitúa en la “zona verde” (menor riesgo de ataque).
    • Entre el 50 a 80 % del mejor PEFR de un niño lo pone en la “zona amarilla” (riesgo moderado). Continúa observándolo y brídale la atención que el médico le haya recetado para esta zona.
    • Menos del 50 % del mejor PEFR de un niño significa que existe un alto riesgo de que sufra un ataque. Dale un medicamento de alivio rápido y busca atención médica.
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Parte 3
Parte 3 de 4:
Evaluar la apariencia del niño

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    Evalúa la apariencia general de un niño. Los niños que tienen ataque de asma por lo general tienen dificultades para respirar que podrás ver. Si tienes alguna sensación de que el niño tiene problemas para respirar o que “algo anda mal”, confía en tus instintos. Dale al niño un inhalador u otro medicamento de alivio inmediato recetado, y busca atención médica si es posible.
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    Verifica si tiene piel pálida y húmeda. Cuando los niños tienen ataques de asma, sus cuerpos empiezan a trabajar más simplemente para respirar. Como resultado, es posible que la piel se torne sudorosa o húmeda. En lugar de verse colorada y rosada como se vería después de hacer ejercicio, se verá pálida o blanca durante un ataque de asma. La sangre de torna roja solo cuando se expone al oxígeno, así que, si un niño no recibe el suficiente oxígeno, no verás el rubor rosado del flujo sanguíneo normal.[14]
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    Comprueba si tiene la piel azulada. Si notas un tinte azul en la piel, o si los labios o las uñas se vuelven azules, el ataque del niño es muy grave. Está gravemente privado de oxígeno y necesita ayuda médica inmediata.[15]
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Parte 4
Parte 4 de 4:
Ayudar al niño

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    Dale medicamentos para el asma. Si el niño ha tenido ataques antes, lo más probable es que le hayan recetado medicamentos para el asma, probablemente en la forma de un inhalador. Si es el caso, administra ese medicamento de manera inmediata en caso de que tenga un ataque de asma. Si bien los inhaladores son simples, se podrían pññ usar de manera incorrecta y disminuir su efectividad. Para usar correctamente un inhalador:
    • Retira la tapa y agita el inhalador con fuerza.
    • Prepara el inhalador si es necesario. Si es nuevo o no se ha usado en mucho tiempo, libera parte del medicamento en el aire antes de usarlo.
    • Pídele al niño que exhale por completo, y luego dile que inhale mientras administras una dosis del medicamento.
    • Pídele al niño que continúe inhalando tan lenta y profundamente como pueda durante 10 segundos.
    • Siempre usa un espaciador o cámara, lo cual ayudará a que el medicamento ingrese a los pulmones en lugar de la parte posterior de la garganta, cuando uses un inhalador para niños. Pregúntale al médico cómo se debe usar uno correctamente.
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    Revisa la etiqueta del inhalador antes de administrar una segunda dosis. La etiqueta te indicará si tienes que esperar antes de administrar otras dosis. Si usas un agonista ß2 como el albuterol, espera 1 minuto completo antes de darle otra dosis al niño. Si no es un agonista ß2, posiblemente no tengas que esperar para administrar una segunda dosis.
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    Verifica que los medicamentos hagan efecto. Debes ver los resultados dentro de unos minutos después de usar el inhalador. Si no, puedes optar por darle al niño más medicamento. Usa la recomendación de dosis individual que se encuentra en la etiqueta del inhalador o sigue las recomendaciones del médico, las cuales pueden aplicaciones inmediatas adicionales. Si los síntomas no mejoran con los medicamentos, debes buscar atención médica.
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    Llama al médico del niño si notas síntomas leves continuos. Los síntomas leves pueden incluir tos, sibilancias o un aumento leve del trabajo con la respiración.[16] Comunícate con un pediatra si el ataque es leve, pero los síntomas no mejoran con los medicamentos. Es posible que el médico quiera tratar al niño en su oficina o darte instrucciones más específicas.
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    Ve a una sala de emergencias si los síntomas graves continúan. El silencio en el pecho o los labios y uñas azules sugieren que el niño no recibe el suficiente oxígeno. Un niño con esos síntomas necesita un tratamiento inmediato para evitar la posibilidad de un daño cerebral o la muerte.[17]
    • Si tienes medicamentos para el asma para el niño, puedes administrarlos de camino a la sala de emergencias. Sin embargo, no debes demorarte en llevar al niño a este lugar.
    • Una demora en el tratamiento de emergencia durante un ataque grave puede causar daño cerebral e incluso la muerte.
    • Llama a los servicios de emergencia de tu país de inmediato si el niño tiene un color azul que no desaparece con los medicamentos o se extiende más allá de los labios o las uñas.
    • Llama a los servicios de emergencia de tu país de inmediato si el niño pierde el conocimiento o si es difícil despertarlo.
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    Llama a los servicios de emergencia de tu país en el caso de ataques de asma provocados por reacciones alérgicas. Si el asma del niño se desencadenó por una alergia alimentaria, una picadura de insecto o un medicamento, llama a los servicios de emergencias de tu país. Estos tipos de reacciones pueden progresar rápidamente y hacer que las vías respiratorias se cierren.
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    Ten en cuenta qué esperar en la sala de emergencias. El médico reconocerá las señales y lo síntomas del asma. Una vez que el niño llegue a la sala de emergencias, el personal médico le dará oxígeno en caso de que lo necesite, y posiblemente le administre más medicamentos. Si el ataque de asma es grave, le pueden dar al niño corticosteroides por vía intravenosa. La mayoría de los pacientes mejorará bajo la atención de expertos, y pronto podrá regresar a casa. Sin embargo, si el niño no mejora dentro de varias horas, posiblemente se quede en el hospital durante una noche.
    • Es posible que el médico solicite una radiografía de tórax, una oximetría de pulso o una extracción de sangre.
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Consejos

  • Mantente al tanto de las circunstancias que pueden desencadenar o empeorar los ataques de asma. Estos incluyen la exposición a alérgenos, actividad física prolongada, humo de tabaco de segunda mano, infecciones respiratorias y emociones fuertes.
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Advertencias

  • Los ataques de asma pueden ser peligrosos y potencialmente letales. Siempre busca asistencia inmediata para un niño con síntomas graves, incluyendo dificultad para respirar, coloración azulada, pulso rápido, sudoración profusa, o ansiedad o confusión repentinos y graves.
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  1. http://www.healthline.com/health/asthma-asthma-cough
  2. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/003322.htm
  3. http://emedicine.medscape.com/article/2129484-clinical
  4. http://www.nhlbi.nih.gov/files/docs/public/lung/asthma_tipsheets.pdf
  5. Skin discoloration - bluish: MedlinePlus Medical Encyclopedia. (n.d.). Retrieved April 20, 2015, from http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/003215.htm
  6. Skin discoloration - bluish: MedlinePlus Medical Encyclopedia. (n.d.). Retrieved April 20, 2015, from http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/003215.htm
  7. Stead, L., & Kaufman, M. (2011). Respiratory Disease. In First aid for the pediatrics clerkship(3rd ed., p. 174). New York: McGraw-Hill Medical.
  8. http://www.uichildrens.org/childrens-content.aspx?id=228741#damage

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