Con el tiempo tus anillos pueden llegar a doblarse debido al desgaste frecuente o bien porque tu talla de anillo ha cambiado. Puedes evitar que tus anillos se doblen si en lo posible los consigues en la talla adecuada y te los quitas al usar tus manos para trabajar. Es muy fácil corregir un anillo doblado sin tener que salir de casa, usando herramientas baratas para la reparación de joyería como, por ejemplo, un cilindro cónico conocido como mandril y un martillo suave. Si por alguna razón no logras reparar una abolladura persistente en casa, podrías considerar un servicio profesional para tu anillo. Revisa el contrato de garantía o contacta a la tienda donde compraste el anillo y averigua si te pueden ofrecer alternativas para repararlo a un bajo costo o de forma gratuita.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Conseguir las herramientas de reparación

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    Revisa el contrato de garantía antes de empezar a reparar o a gastar dinero en herramientas. Muchos joyeros ofrecen servicios de reparación gratuitos que incluyen remodelado de abolladuras, ajuste de medida y limpieza. Busca entre tus cosas el contrato de garantía, fíjate en el tipo de cobertura que tienes y verifica si es ilimitada o no.
    • Con frecuencia los anillos se doblan debido a un ajuste defectuoso, así que sería una buena idea contratar un servicio profesional para la corrección del problema, especialmente si el contrato de garantía lo cubre.
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    Ten en cuenta los materiales del anillo. Si el bisel del anillo contiene incrustaciones de joyas, sería mejor que lo reparara un profesional en vez de intentar hacerlo en casa. Te arriesgarías a dañar la montura o a despegar aquellas piedras preciosas que son pequeñas.[1]
    • Además de cualquier incrustación de piedras preciosas a los costados del anillo, ten en cuenta la dureza del metal antes de intentar hacer una reparación casera. Aquellos metales como el cobre, bronce, níquel, plata y oro, son bastante maleables; mientras que el titanio, tungsteno y el carburo de tungsteno son más difíciles, o hasta imposibles, de remodelar.[2]
    • Si no estás seguro de qué está hecho tu anillo, quizá sea buena idea pedirle ayuda a un joyero antes de intentar el remodelado.
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    Elige un mandril. Un mandril es un pasador de punta cónica que se usa para reparar y cambiar el tamaño de un anillo. Están hechos de metal o madera, vienen en diferentes tamaños y puedes comprarlos en Internet por un precio de 10 a 15 dólares americanos.[3]
    • Elige un mandril que esté hecho de madera resistente, como el arce. Si utilizas un mandril de metal podrías dañar el anillo, siempre y cuando la herramienta esté hecha de un material más duro que este.
    • La mayoría de mandriles vienen graduados, lo que significa que tienen marcas de medidas de anillo. Cuando busques uno en particular, ya sea en una tienda especializada en joyería o en el mercado común de Internet, revisa siempre la descripción del producto y asegúrate que tenga el ajuste adecuado para el tamaño de tu anillo.
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    Consigue un martillo de joyero. Los martillos usados para moldear el metal sin dañarlo están hechos, por lo general, de cuero crudo, madera o hule. Puedes encontrar el martillo adecuado si buscas una tienda de herramientas de joyería en Internet, o accediendo a los mercados virtuales, como Ebay o Amazon. Es posible comprar uno de estos por un precio de, más o menos, 5 dólares americanos.[4]
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    Evalúa si comprar un disco de bruñido o un motor para pulir. Si tienes algo de experiencia en el arreglo de joyas, sería bueno que compres un disco o un motor, ya que esto haría la manipulación y el pulido de anillos una tarea mucho más sencilla. Las abolladuras persistentes son más fáciles de reparar utilizando un pulidor pues la fricción resultante vuelve más maleable al metal.[5]
    • Puedes encontrar discos de bruñido a la venta en Internet, aunque a precio puede ser algo costoso, como de 100 dólares o incluso más.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Corregir el anillo doblado

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    Desliza el anillo sobre el mandril. Cuando tengas listas las herramientas, coloca el anillo en el mandril. Ahora deslízalo por el eje del cilindro hasta que tope y no pueda ir más abajo. Evita empujarlo a la fuerza más allá del punto donde se asienta en el eje o correrás el riesgo de deformarlo aún más.[6]
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    Usa la presión de tus dedos para remodelarlo. Aplica una presión suave y firme con tus dedos alrededor de la superficie del anillo. Haz lo posible por no empujar el anillo más abajo de su posición en el eje. Trata de presionar y moldearlo según la forma circular del mandril.[7]
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    Realiza golpes suaves con el martillo de joyero para darle la forma deseada. Si tu anillo aún requiere un poco más trabajo, golpea con el martillo en todos los lados. Primero hazlo suavemente y luego aumenta gradualmente la fuerza del golpe según consideres necesario.[8]
    • Usa una lupa para evaluar tu progreso en el caso que no veas bien.
    • Ponle atención a aquellas zonas particularmente abolladas y golpéalas fuertemente unas cinco o seis veces.
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    Repara una abolladura persistente utilizando un disco de bruñido o un motor para pulir. Habrá ocasiones en las que el mandril y el martillo no serán suficientes para reparar abolladuras persistentes. Si tienes problemas para darle una forma aceptable a tu anillo, quizá debas pensar en usar un instrumento de bruñido que vuelva a tu anillo más maleable. Puedes buscar y comprar uno por tu cuenta o pedirle a algún amigo o conocido que sea hábil con las manos si es que tiene herramientas disponibles.[9]
    • Si tus intentos de reparación casera no consiguen corregir la abolladura, quizá sea buena idea que lleves tu anillo donde un profesional, especialmente si no tienes acceso a herramientas o experiencia en el pulido de joyas.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Pulir el anillo después de la reparación

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    Usa una tela esmerilada fina para alisar cualquier imperfección. Si la técnica del mandril y el martillo funcionó bien con tu anillo, puedes proceder a pulir cualquier rasguño o marca de desgaste que haya aparecido. Utiliza una lima o tela esmerilada de grano fino para alisar cualquier leve imperfección. En el caso de rasguños más profundos, es mejor usar una lija de arena fina.[10]
    • Asegúrate de mover el material de pulido firmemente en una sola dirección en vez de ir hacia adelante y atrás.
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    Limpia tu anillo de forma casera. Aplica el limpiador de joyería de tu preferencia o un agente de pulido que sea adecuado para el material del anillo. Para ello utiliza un cepillo de dientes, un trapo suave de algodón o un hisopo de algodón.[11]
    • Si se trata de un anillo con piedra dura, como el diamante o el safiro, o incluso si no contiene ninguna piedra, sería bueno que utilices una solución compuesta por una medida de amoníaco en cuatro medidas de agua tibia, para hacer la limpieza y el pulido.[12]
    • Para anillos con piedras más suaves, como la perla o el ópalo, o en el caso de una reliquia o bisutería, usa agua tibia y una gota de jabón suave o champú para bebés. Evita utilizar jabones más ásperos como el detergente para vajilla.[13]
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    Lleva tu anillo donde un profesional para que lo limpie. Luego de terminar con la reparación en casa, sería bueno que lleves tu anillo a un lugar donde le hagan un pulido y limpieza profesional, en vez de hacerlo por tu cuenta. Muchas tiendas ofrecen un servicio de pulido y limpieza a bajo o ningún costo, especialmente para clientes con los que ya hayan trabajado.[14]
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