El final de las vacaciones de verano, de unas vacaciones cortas o incluso del fin de semana puede indicar el inicio de días estresantes. La escuela implica enfrentar el estudio, los exámenes, los problemas amorosos y las salidas de casa todas las mañanas. Esto puede acabar con tus energías y tu felicidad. Sin embargo, la época escolar no tiene por qué ser fatal. Si te mantienes organizado, conservas una perspectiva positiva y tomas algunas medidas para disminuir el estrés, es posible que los días escolares se conviertan en unos de tus mejores momentos.

Método 1
Método 1 de 3:
Organizarte

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    Sigue un horario. Todos los domingos, antes de que empiecen las clases, dedica un tiempo para planificar el horario. Incluye primero las clases y las actividades que debas hacer (como un trabajo, una práctica deportiva u otra obligación específica). Luego, en los espacios restantes, agrega los tiempos para hacer la tarea, ejercitarte y tener un tiempo libre. Ten en cuenta las tareas grandes y divídelas en varias semanas. Un horario evitará el estrés de no saber cómo terminar todo lo que debes hacer, y los días escolares serán más tranquilos y felices.[1]
    • Usa una agenda. Busca un diseño que tenga suficiente espacio para incluir todo lo que necesites.
    • Usa distintos colores para cada actividad. Por ejemplo, puedes usar amarillo para las clases, azul para las tareas, verde para el ejercicio y rosado para el tiempo libre.
    • También tienes la opción de usar una aplicación o agenda en Internet.
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    Evita postergar. Podrás hacer mejor el trabajo escolar y te provocará menos estrés si lo realizas en partes manejables. Sin embargo, es posible que sientas la tentación de postergarlo hasta el último momento. Esfuérzate por evitar la postergación, ya que solo te estresará y afectará tu desempeño.[2]
    • Cuando tengas una tarea grande, divídela en partes pequeñas y establece fechas límite.
    • Trata de eliminar las distracciones. Busca un lugar tranquilo donde puedas trabajar, como una biblioteca, una cafetería u otro lugar donde la gente esté trabajando. Si te rodeas de personas que se enfoquen en su trabajo, podrás mantenerte más concentrado.[3] Desactiva las notificaciones del teléfono, el correo electrónico o las redes sociales.
    • Procura trabajar un poco todos los días en lugar de pensar que puedes terminarlo todo de una sola vez.
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    Planifica tu vestuario. Tratar de encontrar la ropa para vestirte todos los días puede provocarte mucho estrés y descontento, sobre todo cuando es muy temprano por la mañana. Para facilitarte las cosas, planifica cada domingo el vestuario que usarás durante toda la semana. Si dedicas este tiempo para prepararte, te sentirás seguro, cómodo y feliz todos los días. [4]
    • Primero, revisa el clima.
    • Elige un atuendo para cada uno de los cinco días de escuela.
    • Puedes usar un estante del armario para colgar cada atuendo que usarás en la semana.
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    Asigna un tiempo para divertirte. Es muy fácil que te mantengas ocupado con las actividades académicas y extracurriculares, ¡pero es fundamental hacer algo divertido todos los días para tener salud y felicidad! Es posible que tengas muchas obligaciones durante los días escolares, pero aparta al menos un tiempo para hacer algo que te guste mucho.[5]
    • Escucha música divertida.
    • Bromea un rato con algún amigo.
    • Trabaja en alguna manualidad, como hacer ganchillo o un collage.
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    Observa las señales de agotamiento. La vida moderna te presiona para que hagas lo más que puedas cada día. Es muy fácil que satures los días y te sobrecargues de tareas. Esto podría estresarte demasiado, lo cual puede provocar agotamiento. Estas son algunas señales de agotamiento a las que debes prestarles atención:[6]
    • sensación de fatiga crónica
    • dificultades para dormir
    • olvidos
    • falta de hambre
    • sentimientos de depresión
    • ansiedad
    • ira
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    Haz una “lista de tareas terminadas”. Las listas de “tareas pendientes” pueden ayudarte a llevar un registro de lo que debes lograr, pero quizás sea igual de importante tener una lista de “tareas terminadas”. Cuando te sientas abrumado por todo lo que tienes que hacer, detente y crea una lista de todo lo que ya terminaste. Mantener una lista de lo que has hecho (en lugar de enfocarte solo en lo que aún debes hacer) te ayudará a recordar lo mucho que has trabajado, mantendrás las cosas en perspectiva y tus días serán más felices en la escuela.[7]
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    Participa en clase. Una parte importante de mantenerte organizado es prestar atención y participar mientras estás en clase. Aunque no lo creas, involucrarte en los debates de la clase es la forma más eficaz de lograr que el tiempo pase rápido. Además, si te preparas para participar, será menos probable que te sientas intimidado por asistir.[8]
    • Para tener éxito, revisa con anticipación lo que se hablará durante la clase.
    • Busca una forma de lograr que el material del curso sea significativo para ti para poder dedicarte a él con mayor facilidad.
    • Adopta una actitud de curiosidad y trata de aprender más del mundo, incluyendo las tareas de los cursos.
    • Asegúrate de haber terminado las lecturas o hecho las tareas.
    • Prepara un par de comentarios o preguntas para involucrarte con facilidad en el diálogo.

Método 2
Método 2 de 3:
Cambiar tu perspectiva

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    Piensa en el panorama completo. Quizás hayas escuchado la frase “no te preocupes por las pequeñeces”. Esta idea podría ser la clave para mantenerte feliz durante la época escolar. Cuando algo te moleste (una mala calificación, una pelea con un amigo o el hecho de no formar parte de un equipo deportivo), detente y trata de ver las cosas desde un contexto más amplio. Es muy probable que esta mala calificación, pelea o rechazo no cause un gran impacto en tu vida a largo plazo.[9]
    • Piensa en tus objetivos a largo plazo.
    • Pregúntate si esta molestia los afectará de algún modo.
    • Es muy probable que la respuesta sea “no”, ¡así que no te preocupes!
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    Concéntrate en las relaciones con la gente de tu vida. Es posible que te concentres tanto en el trabajo o en la vida escolar que te olvides de todo lo demás. Esto hace que te abrumes y pierdas el equilibrio entre el trabajo y la vida. Cuando empieces a sentirte así, vuelve a enfocarte en lo que verdaderamente importa: las personas a quienes amas. Pasa tiempo con tus familiares y amigos, ¡y date la oportunidad de divertirte con ellos!
    • Programa un momento diario para estar en familia.
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    Evita el drama. Una causa enorme de estrés durante los días de escuela es el drama interpersonal. Puedes esforzarte por evitarlo y mantenerte feliz si te ocupas de tus propios asuntos.[10] Además, es importante que establezcas unos buenos límites personales y hagas que se cumplan.[11]
    • Por ejemplo, puedes decidir que no participarás de los chismes. Cuando una persona cruce este límite e intente contarte algún chisme, dile que no estás de acuerdo y, si insiste, aléjate de la situación. Puedes decirle “Me gusta mucho pasar tiempo contigo, pero no quiero hablar sobre los asuntos de los demás a sus espaldas. Prefiero que hablemos sobre lo bueno que ha sucedido en tu vida en estos días”.
    • Cuando surja algún conflicto que no se relacione contigo, procura mantenerte al margen.
    • ¡No cuentes chismes! Quizás te resulte tentador, pero trata de evitar hablar sobre los demás cuando no estén presentes.
    • No dejes que te involucren en las peleas. No te dejes presionar para elegir un bando.
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    Habla sobre lo que te moleste. Si tienes algo en mente, no lo reprimas. Si te sientes estresado por una tarea, estás enojado con alguna persona o te sientes decepcionado por una mala calificación, podrías sentirte mejor si hablas al respecto con un amigo. Este podría ayudarte a buscar soluciones, o simplemente escucharte y consolarte. Hablar sobre el problema hará que te sientas mejor y, si lo explicas con detenimiento, podrás crear un plan.[12]
    • Si te estresas por una tarea, habla sobre la forma de dividirla en partes durante el tiempo que tengas.
    • Si te enojas con un amigo, habla directamente con esa persona sobre lo que pasó.
    • Si te sientes decepcionado por una mala calificación, enfócate en la próxima tarea. Consulta con un amigo sobre algunas ideas para mejorar.
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    No seas tan duro con los demás. Nadie es perfecto. Los días en la escuela serán de mejor calidad si no pierdes el tiempo juzgando a los demás. Mientras más aceptes a los demás, más te aceptarás a ti mismo y serás más feliz. Cuando te des cuenta de que empiezas a juzgar las acciones o las decisiones de otra persona, trata de olvidarlo. Recuerda que no es asunto tuyo.[13]
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    No tomes las cosas tan en serio. Los días en la escuela podrían convertirse en una serie de dificultades, obligaciones y decisiones importantes, o puedes decidir no tomar todo tan en serio. Si adoptas una perspectiva distinta, verás que la vida es muy sencilla. Deja de lado la seriedad para que los días escolares sean felices y divertidos.[14]
    • Cuando te enfrentes a algo estresante, intenta ver el lado gracioso.
    • Piensa cómo estarás dentro de diez años. ¿Qué recordarás a esa edad? ¿Qué sentirás sobre las pequeñeces que te molestan en la actualidad?
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    Recuerda que las clases terminarán con el tiempo. Si te sientes atrapado con un curso que no te gusta, ¡recuerda que no será para siempre! Cada semestre dura solo unas cuantas semanas. ¡Puedes aguantar ese tiempo![15]
    • En tu agenda escolar, puedes llevar un registro de la cantidad de semanas que faltan para que el semestre termine. Esto también te ayudará a recordar cuando se acerquen los exámenes finales o de medio curso.

Método 3
Método 3 de 3:
Usar algunas técnicas para aliviar el estrés

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    Empieza el día con algo que te guste. La forma en que empieces afectará en gran medida el resto del día, ¡así que empieza con algo que te guste! Por supuesto, las mañanas son ajetreadas y debes apresurarte, pero trata de dedicar unos minutos para hacer algo agradable.[16]
    • Come un desayuno delicioso.
    • Escucha una lista de canciones que te gusten mientras te vistes.
    • Siéntate a disfrutar de una taza de té.
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    Espera con ansias alguna actividad que disfrutes. Si te sientes atrapado en una parte del día que no te agrade, ¡piensa en otra actividad que te guste! Podría ser en un club o equipo deportivo después de las clases, un curso que tomes en la tarde o incluso en la hora del almuerzo. Recuerda que solo debes tener paciencia y pasar los momentos difíciles; luego, recibirás la recompensa con esa actividad que tanto te gusta.[17]
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    Ve al exterior. Se ha comprobado que pasar un momento en el exterior disminuye el estrés y hace que te sientas feliz. Si tienes la oportunidad de ir al exterior durante el día escolar, ¡aprovéchala! Si no es posible, procura caminar por la mañana para ir a la escuela o aparta un tiempo por la tarde para estar en el exterior. Puedes sentarte a leer en una silla, ir a caminar o visitar algún lugar al aire libre que te guste.[18]
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    Practica la visualización. Si empiezas a sentirte abrumado o estresado durante el día en la escuela, puedes tranquilizarte con un ejercicio de visualización.[19]
    • Cierra los ojos.
    • Relaja los músculos.
    • Imagina un lugar donde te sientas feliz. Podrías imaginar que estás en la playa, en un auto con todas las ventanas abiertas o incluso acurrucado en tu cama.
    • Observa todos los detalles posibles: ¿Qué sonidos escuchas? ¿Qué ves? ¿Sientes algún olor? ¿Cómo sientes la arena, la manta o el viento contra la piel?
    • Quédate allí durante unos minutos.
    • Repítelo cuando quieras.
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    Escucha música. La música está ligada a las emociones. La música triste puede hacer que te sientas triste y la música alegre puede ayudarte a sentirte feliz. Trata de escuchar música alegre mientras te preparas para ir a la escuela, cuando vayas en camino o cuando tengas un receso. De esta forma, tu estado de ánimo mejorará y tendrás un estímulo para terminar el día. [20]
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    Escribe tus pensamientos en un diario. Tener un diario es una de las mejores formas de procesar los pensamientos negativos (y estimular los positivos). Escribir en un diario tiene muchos beneficios terapéuticos: te ayuda a organizar tus conocimientos, a disminuir el estrés, a entender tus emociones, etc.[21] Además, puede ser una forma excelente de pasar el tiempo mientras estés en la escuela.
    • Busca un cuaderno que te guste.
    • Trata de escribir en él una o dos veces durante el día escolar.
    • No huyas de las emociones negativas; trata de escribir una cosa diaria por la que estés agradecido.
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    Fortalece una actitud positiva. Si tienes una actitud positiva con tus maestros y compañeros, será más probable que ellos también la tengan contigo. Si te esfuerzas por ser agradable y simpático, es posible que el día en la escuela pase rápidamente y sin complicaciones. Aunque no te sientas positivo, puedes simular un poco, con lo cual tu salud podría beneficiarse en gran medida.[22]
    • Demuestra gratitud. Agradécele a tu maestro por una buena lección o a un amigo por escucharte.
    • Haz halagos. ¿Te gusta la falda de una compañera? Díselo.
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    Consulta con un terapeuta si sientes estrés, ansiedad o depresión. Esto es aún más importante si estos sentimientos afectan tu vida diaria. Un terapeuta puede ayudarte a identificar el origen de tus sentimientos y a descubrir las mejores formas de enfrentarlos. Es importante que sepas que no debes vivir con estos sentimientos, y una terapia puede ayudarte a dominarlos mejor.
    • Busca un terapeuta en Internet.

Consejos

  • Haz buenos amigos.
  • Mantén tu atención en los estudios.
  • Participa en algunas actividades extracurriculares.
  • Si te insultan o se burlan porque eres inteligente o porque participas en clase, ignóralos. Enfócate en ser feliz y positivo.
  • Evita a los maestros que parecen disfrutar de convertir tu educación en una pesadilla.

Advertencias

  • Es posible que algunos estudiantes sean mandones o insolentes contigo. Recuerda que no se trata de ti. El problema es suyo y no tiene nada que ver contigo.

Acerca de este wikiHow

Katie Styzek
Coescrito por:
Consejera escolar profesional
Este artículo fue coescrito por Katie Styzek. Katie Styzek es consejera escolar profesional en las Escuelas Públicas de Chicago. Obtuvo una licenciatura en educación primaria con especialización en matemáticas de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Se desempeñó como maestra de matemáticas, ciencias y estudios sociales en la escuela secundaria durante tres años antes de convertirse en consejera. Tiene una maestría en educación en Consejería Escolar de la Universidad DePaul, además de una maestría en Liderazgo Educativo de Northeastern Illinois University.También tiene una licencia de consejera escolar de Illinois (Personal de servicio tipo 73), una licencia de directora de Illinois (anteriormente tipo 75) y una licencia de enseñanza de educación primaria de Illinois (tipo 03, K - 9). También tiene una certificación de la Junta Nacional en Consejería Escolar a cargo de la Junta Nacional de Estándares de Enseñanza Profesional. Este artículo ha sido visto 8542 veces.