Tener un poco de estructura en tu vida puede ser reconfortante. Sin embargo, cuando la mesera te conoce tanto que prepara tu bebida antes de que la ordenes, quizás sea momento de hacer un cambio. Salir de tu zona de comodidad e inyectar un poco de espontaneidad en tu rutina puede hacer que las cosas sean impredecibles y divertidas.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Conoce tus rutinas

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    Haz una lista de tus rutinas. Antes de emprender un cambio, ubica las áreas rígidas de tu vida y a las que les vendría bien un poco de flexibilidad. ¿Cuáles son los patrones que se repiten?
    • Empieza cuando te levantes por la mañana. ¿Qué es lo primero que quieres hacer en la mañana? ¿Dónde empieza tu rutina?
    • Lleva un cuaderno contigo en un día ordinario y anota cada vez que sientas que lo que haces parezca rutinario. Si vas a al trabajo caminando, ¿vas por el mismo camino todos los días? ¿Te sientas en el mismo pupitre durante las clases? ¿Llevas los mismos alimentos para el almuerzo? ¿Siempre ordenas el mismo plato en el restaurante? ¿Siempre te subes al mismo bus? ¿Siempre utilizas la misma ropa?
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    Identifica tus ansiedades. A menudo, los comportamientos repetitivos son el resultado de ansiedades muy arraigadas y creencias limitantes que se presentan en formas inesperadas. A medida que anotes el contenido de tu rutina en un día determinado, considera la posibilidad de cambiar cada una de las cosas que anotaste. ¿Te pone nervioso considerar NO ordenar esa bebida en Starbucks o tomar el bus en lugar de caminar? ¿Qué es lo que te asusta de esa idea?
    • Escribe tus temores junto a los pasos de tu rutina. Intenta ser lo más específico que puedas. ¿Qué te asusta con respecto a sentarte junto a un extraño y que inicie una conversación contigo? ¿Qué es lo que te impide visitar ese restaurante nuevo?
    • Pide ayuda a tus familiares y amigos. Por lo general, tus amigos te conocen más de lo que te conoces a ti mismo. Simplemente pregunta "¿soy una persona predecible?" Si sospechas que lo eres, es probable que ellos hayan identificado ciertos patrones de los cuales no eres consciente.
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    Toma nota de los momentos de ocio. Parte de la espontaneidad comprende estar activo. Durante el día, toma nota de las veces en las que estás sentado en tu casa sin nada que hacer o de las veces en las que te sientes aburrido. ¿Qué haces con ese tiempo libre?
    • Cuando anotes tus respuestas, también toma nota de los "días de ensueño". Si pudieras hacer lo que quisieras con ese tiempo y contaras con recursos y oportunidades ilimitados, ¿qué harías? ¿Qué significaría tener una noche perfecta después del trabajo o de la escuela?
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    Selecciona los comportamientos que puedas modificar. Échale un vistazo a tu lista y decide qué te gustaría cambiar. Tener un poco de rutina es algo bueno, ya que esto comprende hábitos que nos ayudan a ser productivos y a sentirnos cómodos. Sin embargo, algunas rutinas son el resultado de nuestras creencias y ansiedades limitantes, las cuales nos vuelven perezosos e incapaces de ir más allá para experimentar cosas nuevas.
    • En particular, anota cosas que te avergüencen en tu lista. Si tu noche perfecta consiste en ir a bailar, pero, por lo general, prefieres quedarte en casa a jugar videojuegos y este comportamiento te hace sentir culpable, entonces esta es una señal de una rutina que se puede modificar. Si siempre ordenas café americano porque es lo más barato en el menú, aunque ames el café expreso, ¿por qué deberías cambiar?

Parte 2
Parte 2 de 3:
Rompe tus rutinas

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    Hazlo despacio. Modifica tus rutinas ligeramente en base a tu lista de rutinas que se pueden modificar. Quizás puedas tomar una ruta diferente para ir al trabajo, llevar tu almuerzo en lugar de ir a la cafetería, llamar a un amigo y beber juntos en el centro de la ciudad en lugar de ir directamente a casa después del trabajo o estudiar en la biblioteca en lugar de hacerlo en la cafetería. ¿Esto te hace sentir mejor o más ansioso?
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    Vuelve a conectarte con otras personas. A menudo, la falta de espontaneidad causa sentimientos de soledad, ya que pensamos que todos los demás se divierten mientras nosotros nos quedamos en casa. Sin embargo, cuando empiezas a hacer planes, lo haces por tu cuenta.
    • Invita a otras personas para realizar actividades simples. Si tomar un par de cervezas en el pórtico constituye una noche promedio para ti, de pronto podría convertirse en un acontecimiento significativo si invitas a un viejo amigo de la secundaria. Pónganse al corriente y hagan planes para hacer más cosas en el futuro.
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    Dale la bienvenida al misterio con los brazos abiertos. La espontaneidad involucra "hacer que los demás adivinen qué harás luego", además de mantenerte entretenido. La próxima vez que alguien te pregunte sobre tu fin de semana, intenta decir algo como "fue realmente agotador. ¿Qué tal el tuyo?" Este tipo de respuestas misteriosas hará que los demás sientan curiosidad por ti y por cómo empleas tu tiempo. Esto los atraerá y te dará más opciones para tener otras aventuras espontáneas.
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    Satisface tus antojos.[1] Si sientes el antojo de comer pizza tarde por la noche o de ser vegetariano durante el fin de semana, ¿qué te detiene? Es muy fácil encontrar razones para no hacer las cosas. En lugar de preocuparte por si tu antojo desaparecerá tarde o temprano o si lamentarás comer después de las 10 de la noche, simplemente hazlo.
    • Si te arrepientes por no satisfacer estos antojos, aprende a reconocerlos y a tomar acción inmediatamente.
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    Haz planes inmediatos. Cuando hables con tus amigos, puede resultar fácil hacer planes vagos sobre el futuro: "Deberíamos ir de campamento alguna vez" o "Almorcemos juntos uno de estos días". En lugar de hacer esto, decidan una fecha y una actividad y fijen sus planes. Convierte un "espero que hagamos algo durante las vacaciones de primavera" en un "compremos los boletos de avión ahora mismo".
    • Alternativamente, si eres un organizador habitual e intrincado, decide activamente NO planear ninguna actividad. Por ejemplo, digamos que te reunirás con alguien más tarde, pero no se te ocurre nada que puedan hacer juntos. Reúnanse en un lugar de la ciudad que sea desconocida para ambos y explórenla juntos.
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    Viaja. A veces, es fácil quedarse atascado en la rutina cuando estás en el mismo lugar todo el tiempo. En particular, si vives en una ciudad pequeña o mediana, podrías agotar todas las posibilidades relativamente rápido.
    • Dedica un tiempo para planear un viaje, pero también deja unos días en blanco para permitir que surjan nuevos planes y posibilidades. Si el peor de los casos es que tomes una caminata sin dirección en un lugar nuevo, esto es algo positivo.
    • Viajar no tiene que costar mucho dinero. Incluso visitar la cafetería de la ciudad adyacente a la tuya que organiza una noche de karaoke puede ser más emocionante que pasar un viernes por la noche ordinario en tu ciudad.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Di que sí

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    Cada vez que alguien te pida algo, dile que sí. Decir que no crea un ciclo de cosas que harás todos los días. ¿Te han ofrecido clases de karate pero las rechazas porque no te gusta ese deporte? ¿Tu amigo te ha invitado a visitar un lugar nuevo pero te niegas porque eres escéptico? Si eliminas el "no" de tu vocabulario, tendrás acceso a un mundo de posibilidades.
    • Al decir que sí te embarcarás en una aventura. Solo piensa: ¿Sabes exactamente qué harás mañana? Si te abres a las oportunidades, cualquier cosa podría suceder.
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    Dile que sí a tus propios pensamientos. Todos tenemos diferentes voces a las que escuchamos, pero también contamos con esa única voz que está llena de pensamientos e ideas locas, creativas y que surgen en el momento. Esa voz es la que, al ver un restaurante de fusión japonesa e italiana, nos dice "¡entra!" o que ve un cupón en línea para tomar clases de cerámica y piensa "eso podría gustarme". ¡No ignores esa voz! También a ella debes decirle que sí.
    • Luego, tenemos a la voz que es más práctica y lógica. A esta voz le gusta la rutina y la simplicidad. No permitas que esta voz sea la dueña del escenario. Si te das cuenta de que la usas, pregúntate por qué esta voz ha ganado. ¡Es muy probable que no deba ser así!
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    Siempre recuerda ser sensible. Seamos claros: si un amigo te dice que saltes de un acantilado, no digas que sí. Si tienes la oportunidad de beber tanto que te desmayarás, no digas que sí. Si tu vecino te pide prestado un millón de dólares, no digas que sí. Existen algunas situaciones en las que el "sí" no es una opción. En caso de que el sí sea una opción, entonces es probable que debas escogerla. ¡Es muy importante conocer la diferencia!
    • Siempre actúa en tu propio beneficio. Si no deseas asistir a la fiesta de burbujas que brillan en la oscuridad, no lo hagas. Si lo haces, te sentirás miserable. Decir que sí no se trata de forzarte a ti mismo a hacer cosas. Se trata de forzarte a hacer cosas que podrían gustarte y que nunca has tenido la oportunidad de hacer.
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    Evalúa tus habilidades para decir que "sí" de vez en cuando. Esta filosofía de apertura hacia las oportunidades que te presenta la vida te guiará hacia algunas oportunidades grandiosas. Sin embargo, también te guiará hacia el fracaso un par de veces. Luego de haber probado este enfoque durante un tiempo, identifica qué funciona y qué no funciona. Quizás solo debas decirle que sí a una sola cosa por día. Quizás solo debas decirle que sí a las cosas que sabes que no lamentarás. ¿Cómo puedes hacer que el sistema de decir que "sí" funcione para ti?
    • Asegúrate de buscar el método más efectivo para ti. Si buscarás nuevos restaurantes, cafés y lugares para visitar en la ciudad, ¡eso es genial! Concéntrate en eso. Si vas a salir con personas con las que preferirías no salir, debes empezar a rechazar sus invitaciones. Utiliza tu espontaneidad para hacer que la vida sea más placentera y no más agitada ni desafiante.

Consejos

  • No debes excederte ni exagerar para ser espontáneo. Puedes ser espontáneo sin comer fuera todas las noches ni gastar mucho dinero en un nuevo guardarropa. Se trata de un estado mental. "Ser espontáneo" también puede convertirse en una rutina.
  • Aprende a creer en ti mismo.

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