La comunicación es importante para establecer relaciones familiares sólidas. Sin embargo, si no se escucha de verdad a los demás, puede resultar difícil comunicarse. Trabajar en tu capacidad de escucha puede ayudarte a comunicarte mejor y a formar vínculos más fuertes. Asegúrate de escuchar activamente. Demuestra que estás escuchando con señales no verbales y haz preguntas aclaratorias. Cuando sea tu turno de hablar, reconoce lo que ha dicho el interlocutor al reflexionar y hacer un comentario. Evita los hábitos negativos, como las interrupciones, para que las conversaciones se desarrollen con fluidez.

Método 1
Método 1 de 3:
Escuchar de forma activa

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    Procura estar en el presente. Cuando escuches a un familiar, no dejes que tu mente divague en otras cosas. Es importante esforzarte por permanecer en el presente para que tu familiar se sienta escuchado y valorado.[1]
    • Evita las distracciones cuando hables con un familiar. Aparta el teléfono y préstale toda tu atención.
    • No pienses nunca en otras cosas cuando alguien esté hablando. En cambio, concéntrate solo en lo que se está diciendo. Si sientes que tu mente divaga, vuelve a pensar en las palabras del orador.
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    Concéntrate en las palabras del orador y no en lo que dirás a continuación. Cuando hablas con alguien, es posible que te enfoques en lo que vas a decir a continuación. Esta tendencia puede ser más intensa cuando se habla con un miembro de la familia. Por ejemplo, si hablas sobre un problema o desacuerdo familiar, quizás estés ansioso por compartir tus pensamientos. Sin embargo, no pienses en cómo te sientes o lo que deseas responder. Concéntrate solo en el interlocutor y en sus pensamientos y opiniones sobre el asunto.[2]
    • Puedes pensar en cómo vas a responder más tarde. Ahora, presta atención a lo que se dice. Prioriza la comprensión de la perspectiva de tu familiar.
    • Recuerda que estarás mejor equipado para pensar en una respuesta reflexiva si realmente entiendes lo que se está diciendo. La comunicación será mejor en general si eres capaz de entender realmente el punto de vista de la otra persona.
    • Asegúrate de escuchar realmente lo que te están diciendo. Incluso puedes resumir lo que han dicho, en lugar de añadir tus propios pensamientos de inmediato. Podrías decir algo así como "Parece que estás preocupado por los resultados de tus pruebas, aunque el médico dice que todo irá bien".
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    Demuestra que escuchas a través de pistas no verbales. El objetivo es que el orador se sienta valorado. Asegúrate de demostrarle que lo escuchas. Puedes transmitir que estás prestando atención mediante señales no verbales. Asiente con la cabeza mientras el orador habla, sonríe y ríe cuando sea apropiado, y mantén el contacto visual.[3]
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    Asegúrate de que el orador haya terminado de hablar antes de responder. Está bien dejar una pausa. Un par de segundos de silencio en una conversación no es algo malo, y ofrece al interlocutor la oportunidad de expresarse plenamente. En lugar de lanzarte inmediatamente a responder, haz una pausa cuando termine de hablar. Esto te permitirá asegurarte de que ha terminado de hablar por completo.[4]
    • Las personas tienen una tendencia natural a hacer pausas cuando hablan. Si te das cuenta de que el orador ha hecho una pausa, no asumas que ha terminado de hablar. Dale unos segundos antes de responder.
    • Si no vuelve a hablar después de unos segundos, es seguro asumir que ha terminado de hablar.
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    Haz preguntas aclaratorias. Parte de la escucha es la comprensión. Si hay algo que el orador ha dicho que no has entendido, pregúntalo. Cuando alguien termine de hablar, pide una aclaración si es necesario. Esto transmitirá que realmente estás escuchando a tu familiar y que valoras su perspectiva.[5]
    • Haz preguntas que fomenten un debate abierto. Por ejemplo, "¿Qué piensas de la situación?" y "¿A dónde crees que debemos ir desde aquí?".
    • Evita hacer preguntas del tipo "por qué". Estas pueden parecer críticas y hacer que el interlocutor se sienta a la defensiva. Por ejemplo, no preguntes "¿Por qué decidiste aceptar ese trabajo?". En cambio, pregunta "¿Cómo llegaste a esa decisión?".
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Método 2
Método 2 de 3:
Comunicarte de manera efectiva

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    Resume lo que se ha dicho. Resumir brevemente lo que ha dicho el interlocutor puede contribuir en gran medida a una comunicación eficaz. Todo el mundo quiere sentirse valorado y escuchado, por lo que reiterar lo que ha dicho un familiar puede transmitir que lo has escuchado. También puede darle la oportunidad de escuchar tu interpretación de sus palabras, y aclarar lo que sea necesario.[6]
    • Parafrasea brevemente lo que has escuchado cuando el orador termine. Por ejemplo, puedes decir "Me parece que estás un poco frustrado con mamá en este momento porque sientes que no te trata como un adulto".
    • Esto puede ayudarte a asegurarte de que has entendido. Demostrará que estás escuchando, y permitirá que ambos se comuniquen mejor.
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    Ayuda a los miembros de la familia a resumir sus experiencias. Seguramente quieras ayudar a alguien a entender lo que está sintiendo y por qué. Después de escuchar, ayuda a tu familiar a resumir su experiencia.[7]
    • Por ejemplo, puedes comenzar al decir algo así como "Bien, déjame asegurarme de que me queda claro lo que estás diciendo".
    • Luego, haz preguntas para ayudarlo a enmarcar su experiencia. Por ejemplo, puedes decir "Te molesta que mamá te dé consejos no solicitados sobre tu seguro de auto. ¿Cómo dirías que te sientes al respecto? Percibo frustración". Ayudar a un familiar a poner una etiqueta a sus sentimientos puede ayudarle a entender mejor la situación.
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    Reflexiona sobre lo que se ha dicho. Después de permitir que un familiar hable, reflexiona brevemente sobre el tema. Comprende no solo lo que se ha dicho, sino por qué es importante. Por ejemplo, puedes decir cosas como "Siento que esto es realmente importante para ti" o "Tengo la sensación de que esto es algo de lo que deberíamos hablar todos en familia". [8]
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    Usa afirmaciones en primera persona cuando sea tu turno de hablar. Las situaciones familiares pueden ser complejas. A veces, puedes estar en desacuerdo o no estar de acuerdo con lo que se dice. Cuando surjan desacuerdos, utiliza las frases en primera persona, ya que minimizan la culpa objetiva al poner el foco en tus sentimientos personales por encima de una evaluación objetiva.[9]
    • Una afirmación en primera persona tiene tres partes. Comienza con "Me siento...". Luego, expresa inmediatamente tus sentimientos. A continuación, indica lo que ha provocado esos sentimientos. Por último, explica por qué te sientes así.
    • Si no estás de acuerdo con un familiar, evita expresar tus sentimientos de forma crítica. Por ejemplo, puedes decir "Mamá solo intenta ayudar y sabes que has tenido problemas con el dinero en el pasado. Me está frustrando mucho".
    • En cambio, reformula ese sentimiento al utilizar una afirmación en primera persona. Por ejemplo, puedes decir "Me siento frustrado porque estás enfadado con mamá cuando ella solo está tratando de ayudar. Creo que sus preocupaciones son legítimas y ella sí se preocupa por ti".
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    Acepta que no siempre tienes que resolver los problemas de alguien. Con la familia, a menudo te sientes inclinado a ayudar. Sin embargo, no puedes resolver los problemas de otra persona. En ocasiones, un familiar solo quiere que alguien lo escuche y sienta empatía. Permite que la persona hable y resiste el impulso de intervenir y aportar tu opinión sobre el asunto.[10]
    • Puedes hacer una pregunta reflexiva. Por ejemplo, puedes decir "¿Crees que es posible que solo estuviera preocupada?".
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Método 3
Método 3 de 3:
Evitar los hábitos negativos

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    No interrumpas. Interrumpir puede poner fin a una conversación eficaz. Deja siempre unos segundos de silencio después de que alguien termine de hablar antes de ofrecer tu respuesta. Esto te permite asegurarte de que el interlocutor ha terminado de hablar.[11]
    • Tampoco hables por encima de alguien. No importa lo apasionado que te sientas sobre un tema; no empieces a hablar hasta que la otra persona haya terminado.
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    No ofrezcas consejos. A menos que te lo pidan explícitamente, no ofrezcas consejos. Los consejos no solicitados pueden hacer que parezca que no estás escuchando realmente. Solo escuchas lo que quieres y ofreces consejos como respuesta. Si alguien solo quiere hablar, evita decirle lo que tiene que hacer.[12]
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    No cambies de tema antes de tiempo. No cambies nunca de tema antes de que el interlocutor haya dicho sus palabras. Aunque un tema te incomode, es importante que dejes que el interlocutor se exprese.[13]
    • Si hay un drama familiar, quizás te veas tentado a apresurar al que habla. Por ejemplo, si hablan de cómo has hablado con tu padre la semana pasada, puedes empezar a hablar de algo que hayas visto en la televisión esa noche.
    • Evita hacer esto. Parte de la comunicación con tu familia consiste en hablar a veces de temas difíciles. Permite que las conversaciones fluyan por donde lo hagan, incluso si un tema te molesta.
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    Evita apresurar al interlocutor. Nunca apresures a la persona que habla. No intervengas con tu interpretación antes de que el orador haya terminado solo para apresurarlo. Nunca digas cosas como "¿Puedes ir al grano?". Esto hará que parezca que no te interesa la conversación.[14]
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    Evita juzgar. Aunque estés frustrado o enfadado con alguien, intenta cultivar la empatía al escuchar. Comprende cómo se siente la persona y por qué. Nunca es buena idea escuchar con juicio, ya que esto reducirá tu capacidad para comunicarte plenamente. Incluso si no estás de acuerdo con las acciones u opiniones de alguien, evita juzgarlo.[15]
    • Es útil escuchar a la otra persona, ya que te ayudará a entenderla mejor.
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Consejos

  • Si ves que el interlocutor se está sintiendo claramente incómodo al hablar del tema, permite que deje de hablar.
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Acerca de este wikiHow

Klare Heston, LCSW
Coescrito por:
Trabajadora social clínica
Este artículo fue coescrito por Klare Heston, LCSW. Klare Heston es una trabajadora social clínica independiente licenciada que reside en Cleveland, Ohio. Con experiencia en asesoría académica y supervisión clínica, Klare obtuvo su maestría en trabajo social en la Universidad de la Mancomunidad de Virginia en 1983. También tiene un certificado de posgrado de 2 años del Instituto Gestalt de Cleveland, además de una certificación en terapia familiar, mediación, y recuperación y tratamiento de traumas (EMDR).
Categorías: Vida familiar
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