Una madre estricta hace cumplir las normas para que sus hijos crezcan siendo respetuosos, educados y exitosos. Es importante que establezcas reglas claras en el hogar y que adoptes medidas disciplinarias coherentes si tus hijos no las cumplen. Sin embargo, ser una madre estricta no solo tiene que ver con la disciplina. También debes comunicarte con tus hijos para reforzar el buen comportamiento y desalentar el malo.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Establecer reglas

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    Deja en claro cuáles son las reglas. Al establecer reglas, explícalas a toda la unidad familiar. Incluso puedes publicar algunas en el refrigerador. Esto puede ayudar a tus hijos a comprender cómo actuar en la casa y por qué los disciplinas cuando se meten en problemas. Los niños deben comprender que están en problemas debido a su mal comportamiento. Estas son algunas buenas reglas a establecer:
    • Reglas sobre seguridad. Tómenle la mano a un adulto para cruzar la calle. No se acerquen a la estufa cuando alguien esté cocinando.
    • Reglas sobre modales. Digan siempre "por favor" y "gracias". Esperen su turno en la fila.
    • Reglas sobre interactuar con los demás. Compartan sus juguetes. No empujen a otros niños. No insulten a las personas.
    • Reglas sobre las rutinas en la casa. Guarden los juguetes cuando terminen de jugar. No toquen el termostato. Laven los platos cuando terminen de usarlos.
    • Reglas sobre las salidas. Lleguen a casa en el horario establecido. Llamen si llegan tarde. Pidan permiso para ir a la casa de un amigo después de la escuela. No beban alcohol.[1]
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    Establece responsabilidades en la casa. Todas las personas de la casa deben contribuir de alguna forma. Puedes hacerlo al establecer una rueda de tareas en la cocina o asignar a cada uno una determinada responsabilidad en la casa. Además de limpiar sus propias habitaciones, los niños deben ayudar en las tareas de la casa. Incluso los niños pequeños pueden realizar tareas adecuadas para su edad, como recoger los juguetes y la ropa del suelo. Depende de ti si pagas o no a tus hijos una mesada por sus tareas. Estos son algunos quehaceres a tener en cuenta:
    • mantener sus habitaciones limpias y ordenadas
    • alimentar a las mascotas
    • lavar los platos después de la cena
    • lavar su propia ropa
    • quitar el polvo y pasar la aspiradora
    • cortar el césped
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    Haz cumplir las reglas de forma consistente. Cuando tus hijos no cumplan con una regla, debes disciplinarlos. No permitas que se salgan con la suya una vez y los castigues la próxima vez. Esto hará que las reglas parezcan flexibles o negociables. En el caso de "infracciones" leves, una charla firme podría resolver el problema, pero debes recordarles que hay reglas establecidas por una razón.
    • Si bien la coherencia es buena, puedes cambiar el "castigo" si tu hijo es sincero contigo al haber roto una regla. Explícale que valoras que se acerque a hablarte. Esto es muy importante con los adolescentes para que estén dispuestos a acercarse a ti cuando tengan problemas.
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    Respeta las reglas de tu cónyuge. Si crías a tus hijos con tu cónyuge, asegúrate de que esté de acuerdo con tus reglas. También debe aplicar las mismas. Si tus hijos notan que un padre es más indulgente que otro, comenzarán a buscar "vacíos" en las reglas de la casa. Si tu cónyuge establece cierta regla, también debes aplicarla.
    • Si estás divorciada o el padre de tu hijo tiene otra casa, ambos deben acordar ciertas reglas en común. Establece cuáles son las reglas más importantes. Esto les dará a tus hijos algo de coherencia.[2] Si no logran acordar las reglas, puedes pedirle a un consejero que actúe como mediador.
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    Vuelve a evaluar las reglas. A medida que tus hijos crezcan, necesitarán distintas reglas y responsabilidades. Quizás incluso decidas confiarles más libertades de las que tenían cuando eran más pequeños. Examina periódicamente las reglas de la casa y comprueba si funcionan o no. Si fuera necesario, modifícalas.
    • Asegúrate de explicar los cambios en las reglas a tus hijos. Por ejemplo, puedes decir "Ahora que son más grandes, espero que se ocupen más del perro" o "Dado que ahora pueden conducir, quiero que sepan que tienen un nuevo horario para llegar a casa, que es a las 9 p. m.".
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Disciplinar a tus hijos

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    Usa un tono de voz tranquilo y firme. Puedes levantar la voz, pero evita gritarles. Si lo haces, notarás que te enfadas más que ellos. En cambio, usa un tono de voz severo, pero nivelado que indique que no estás feliz. Esto demostrará que estás en control.[3]
    • Si estás molesta, enojada o no puedes conservar la calma, espera para disciplinarlos. Busca una sala tranquila y segura donde puedas calmarte en primer lugar. Sin embargo, si tienes hijos muy pequeños, quizás tengas que disciplinarlos de inmediato.
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    Muestra las consecuencias de sus acciones. Una disciplina efectiva muestra a los niños que sus acciones tienen consecuencias. Esto los preparará para las decisiones difíciles que tendrán que tomar más adelante en la vida. Hay dos tipos de castigos basados en las consecuencias. Estos son:
    • Consecuencias lógicas. Cuando tus hijos incumplan una regla, crea una consecuencia al castigarlos.[4] Esto es efectivo con niños pequeños de menos de cinco años que quizás aún no se den cuenta del efecto de sus acciones.[5] Por ejemplo, si tu hijo pequeño tiene una rabieta, ponlo en un aislamiento temporal.
    • Consecuencias naturales. En situaciones que no impliquen peligro, permite que tus hijos cometan errores y aprendan de las consecuencias que ocurren como resultado.[6] Puedes empezar a hacerlo desde que tu hijo es un niño pequeño hasta la adolescencia. Por ejemplo, si un niño mayor no hace las tareas escolares, no lo ayudes con eso. En cambio, permite que se meta en problemas en la escuela. Después de clases, háblale sobre el efecto de sus acciones y hazle saber que esperas algo mejor de él en el futuro.[7]
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    Quita los juegos, los juguetes y los privilegios. Si tus hijos incumplen constantemente las reglas, quítales algo que les guste durante un breve periodo. Hazlo inmediatamente después de que incumplan la regla.[8] Quita el privilegio solo por cierta cantidad de tiempo. Cuando lo regreses, deja en claro que, si vuelve a portarse mal, volverás a quitárselo.
    • En el caso de los niños pequeños, puedes amenazar con quitarle un cuento para dormir o los dibujos animados de la mañana.
    • Los niños mayores pueden responder mejor si les quitas temporalmente una videoconsola o el tiempo de televisión.
    • Si tu hijo es adolescente, puedes quitarle el celular y el acceso a internet para asuntos no relacionados con la escuela.[9]
    • Jamás les quites a tus hijos algo que necesiten. Por ejemplo, no les quites la comida, aunque puedes quitarles el postre.[10]
    • Aunque a veces pongas a tu hijo en tiempo de aislamiento durante eventos especiales, asegúrate de que pueda seguir socializando, incluso cuando se porte mal. La infancia es una época importante para aprender habilidades sociales.
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    Pon a un niño pequeño en un tiempo fuera. Establece un área determinada de la casa como lugar oficial de "tiempo fuera". Advierte a tus hijos de que serán enviados allí si no siguen las reglas. Cuando los envíes allí, establece un límite de tiempo. Un minuto por año de edad es una buena medida. No dejes que se vayan antes de que se acabe el tiempo.[11]
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    Castiga a los adolescentes. En el caso de los adolescentes, los castigos son el equivalente social de un tiempo fuera; les quitas la posibilidad de salir con amigos. Esto puede ser efectivo para disciplinar a un adolescente si se hace correctamente. Establece un tiempo razonable para el castigo. No lo castigues por más de algunos días.[12]
    • Si tu hijo adolescente tiene una fiesta de cumpleaños o un baile pronto, adviértele que su mal comportamiento puede impedirle ir.[13] Si quiere ir, tendrá que compensarte, ya sea asumiendo más tareas o escribiéndote una carta de disculpa.
    • No le quites todos los privilegios a la vez. Quizás notes que se comporta mal porque ya no tiene nada que perder.[14]
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Comunicarte con tu hijo

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    Explica por qué las reglas son importantes. Los niños no nacen con un sentido innato de las reglas. Quizás no entiendan por qué las estableces. Explícales que intentas enseñarles lecciones importantes sobre el mundo. Hazles saber de forma amable que los quieres y que por eso quieres que aprendan a sobrevivir en la vida.[15]
    • Puedes decir "Tenemos reglas en esta casa porque los amamos y queremos que sean exitosos. Notarán que siempre hay reglas en la vida, y es importante que aprendan a vivir respetándolas".
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    Aprende a decir que no. Los niños y adolescentes a menudo querrán probar tus límites. Pueden suplicar o llorar, pero debes ser firme al decir que no cuando no quieres que hagan o tengan algo. Si responden con una rabieta, mantente firme. No cedas; de lo contrario, premiarás su comportamiento.
    • En vez de decirle a tu hijo que no puede hacer o tener algo, dile qué puede hacer. Por ejemplo, en vez de decir "No comerás helado antes de cenar", puedes decir "Puedes comer una manzana".[16]
    • Puedes explicarle por qué le dices que no. Por ejemplo, puedes decir "Tienes que usar el abrigo afuera porque, si no lo haces, podrías enfermarte".[17]
    • Puedes explicar el motivo una o dos veces, pero no lo repitas constantemente si sigue preguntando.
    • Los niños más grandes podrían intentar razonar contigo para convencerte de que cambies de opinión. Si son respetuosos y racionales, quizás puedas ceder. Esto no te hace débil. En cambio, los recompensa por reaccionar de forma madura en vez de hacer un berrinche.
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    Usa el refuerzo positivo. Elogia a tus hijos cuando hagan algo bien. De esta forma, aprenderán rápidamente qué es un comportamiento aceptable. Asociarán el buen comportamiento con la atención positiva. Además, al no regañarlos constantemente, desarrollarás una relación más sólida con ellos.
    • Por ejemplo, cuando digan "por favor" y "gracias" al mozo en el restaurante, puedes decir "Estoy muy orgullosa de tus buenos modales".
    • También puedes darles a tus hijos recompensas cuando hagan algo bien. Por ejemplo, puedes decir "Estoy tan orgullosa por tu buen rendimiento en la escuela que te llevaré a tomar un helado".
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    Evita los insultos. Ser una madre estricta no significa que tengas que insultar o maldecir a tu hijo. Insultar puede ser perjudicial para la autoestima del niño y no lo animará a mejorar su actitud.[18]
    • Si sientes que te enfadas irracionalmente con tus hijos, intenta calmarte. Respira profundo. Cuenta hasta cinco antes de hablarles. Deja la sala por unos minutos si lo necesitas.[19]
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Consejos

  • Sé coherente en la forma en que aplicas las reglas. No castigues a un hijo por algo y permitas que el otro se salga con la suya.
  • Habla siempre con tus hijos sobre por qué los disciplinas. Diles cómo pueden evitarlo en el futuro. Recuérdales que los amas.
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Advertencias

  • No uses el castigo físico. Existen muchos efectos a largo plazo que pueden perjudicar a tus hijos. También se considera abuso infantil en muchos países.
  • No permitas que la ira se apodere de ti. Recuerda que estás en control en todo momento.
  • Si tus hijos más grandes se escabullen o sospechas que han comenzado a abusar de las drogas o el alcohol, considera la posibilidad de hablar con un terapeuta familiar para obtener ayuda.
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Acerca de este wikiHow

Jin S. Kim, MA
Coescrito por:
Terapeuta licenciado en matrimonio y familia
Este artículo fue coescrito por Jin S. Kim, MA. Jin Kim es un terapeuta licenciado en matrimonio y familia que reside en Los Ángeles, California. Jin se especializa en trabajar con personas que forman parte de la comunidad LGBTQ, personas de color y aquellos que pueden tener desafíos relacionados con la reconciliación de identidades múltiples e interseccionales. Jin recibiço su maestría en Psicología Clínica en la Universidad de Antioch con sede en Los Ángeles, con una especialización en Psicología Afirmativa de LGBT en 2015. Este artículo ha sido visto 1310 veces.
Categorías: Hijos
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