La tolerancia a las opiniones de los demás puede ser difícil, sobre todo en lo que respecta a temas delicados sobre los cuales tengas una postura firme. Sin embargo, de vez en cuando, todos tenemos que lidiar con personas con las que no estemos de acuerdo. Debes trabajar en cambiar tu mentalidad. Al sentirte cómodo contigo mismo, no serás tan sensible en cuanto a que otras personas no estén de acuerdo contigo. En caso de que tengas un conflicto, debes abordarlo con tranquilidad, aunque, en el caso de algunos temas, en ocasiones deberás evitarlos, ya que los temas que sean muy delicados pueden llegar a ser tan personales que es posible que las diferencias en las opiniones creen tensión.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Cambiar tu mentalidad

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    Forma tus propias opiniones. No estarás tan a la defensiva si te sientes más cómodo contigo mismo y tus opiniones. Con frecuencia, a las personas les cuesta trabajo tolerar las opiniones que sean una amenaza para su forma de ver la vida. Por tanto, si te sientes más cómodo contigo mismo y tu forma de ver el mundo, podrás tener interacciones más positivas con personas que sean diferentes a ti.[1]
    • Considera bien tus opiniones en cuanto a diversos temas. No dependas de tus reacciones instintivas sino, en cambio, investiga un poco mediante fuentes respetables. Por ejemplo, antes de determinar tu opinión sobre un tema de actualidad, puedes leer diversos artículos y editoriales periodísticos en los que se presenten ambos lados la cuestión. Es recomendable que conozcas ambos lados de un tema de forma que puedas tener la certeza de estar bien informado. Investiga sobre un tema (por ejemplo, las reformas migratorias) y determina por ti mismo cuál es tu opinión.
    • No hay problema si no tienes una opinión sobre algún tema determinado o si tienes opiniones en conflicto. Evita sentir que es necesario tener opiniones. En caso de que no estés seguro, debes tratar de aceptarlo. Por ejemplo, en muchos casos, las personas se sienten divididas en cuanto al tema del aborto. Si no estás seguro sobre qué opinas al respecto, puedes decir "La verdad es que no sé cuál es mi opinión. Lo siento".
    • No olvides que tu actitud hacia el mundo está definida por tu actitud hacia ti mismo. Es menos probable que te sientas amenazado por las opiniones y aportes de los demás si sientes que estás bien informado y que tienes confianza.
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    Evita personalizar la opinión de otra persona. En ocasiones, puede no ser fácil que distingas entre la opinión de una persona sobre un tema y su opinión sobre ti. Si bien las personas tienen desacuerdos todo el tiempo en cuanto a los asuntos candentes (por ejemplo, la religión y la política), en su mayoría, los desacuerdos tienen relación con el tema sin ser un desaire personal o un ataque hacia la otra persona.[2]
    • Considera cuáles son las cosas sobre las cuales tengas opiniones firmes. Por ejemplo, podrías estar encarecidamente a favor de la cobertura médica universal. ¿Algunos de tus amigos o parientes opinan diferente? ¿Qué opinas de ellos? Por ejemplo, quizás tu primo considere que la cobertura médica no debería dejar de ser privada y tú crees en un sistema de un pagador único.
    • Es probable que no opines de manera negativa sobre aquellas personas que no estén de acuerdo con tu perspectiva, por lo que puedes razonar con seguridad que las personas que no estén de acuerdo contigo no te juzgan como persona debido a tu opinión. Por ejemplo, ¿acaso juzgas a tu primo por lo que opina sobre la cobertura médica? Es probable que no y que él tampoco te juzgue a ti.
    • Si te es posible considerar las opiniones de una forma objetiva, te será más fácil tolerarlas. Debes tratar de considerar las opiniones de las personas como algo aparte de la forma como ellas te juzguen a ti y a tu carácter. De este modo, podrás estar en desacuerdo con ellas pero ser tolerante con estos desacuerdos.
    • No olvides que cada persona tiene derecho a sus opiniones y creencias. Es importante que de todas formas respetes que los demás tendrán perspectivas diferentes a la tuya, incluso si estas no son tus mismas opiniones y creencias.
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    Considera tus expectativas. Si te es difícil tolerar las opiniones de los demás, esto suele deberse a que tienes expectativas poco razonables. ¿Esperas que todos se lleven bien en todo momento? ¿Esperas que los demás estén de acuerdo contigo la mayor parte del tiempo? De ser el caso, es posible que no tengas expectativas realistas.[3]
    • Ten en cuenta que todos están en desacuerdo sobre algo. Hasta los mejores amigos y las parejas de casados tienen diferentes opiniones en algunos aspectos. Es posible que, si te rodeas de personas cuyas opiniones en su mayoría sean similares a las tuyas, a veces asumas sin querer que los demás están de acuerdo contigo. Sin embargo, debes tener en cuenta que hasta las personas que piensan de forma parecida a veces no están de acuerdo.
    • Debes tratar de tenerlo en mente antes de involucrarte en alguna situación. Por ejemplo, es posible que tus amigos y parientes en su mayoría voten por algún partido político, pero debes tener en cuenta que hay un determinado porcentaje de personas que no está de acuerdo con eso. Por tanto, al involucrarte en situaciones nuevas, evita tener la expectativa de que las opiniones políticas de los demás estarán de acuerdo con las tuyas.
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    No olvides la regla de oro. ¿Qué sentirías si expresaras una opinión y alguien te juzgara? Es probable que esto sea hiriente para ti. Por tanto, debes ceñirte a la regla de oro y tratar a los demás como te gustaría que te traten. Como no te gustaría sentirte juzgado o atacado por tus opiniones, debes evitar juzgar o atacar a los demás.[4]
    • No olvides que las personas no son sus opiniones. Es posible que alguien no esté de acuerdo con un tema que sea personalmente importante para ti, pero debes tratar de hacer una pausa y considerar la perspectiva de esta persona. Quizás haya tenido experiencias únicas que les hayan dado forma a sus opiniones, y estas podrían no ser iguales a las tuyas.
    • Si sientes que no toleras la opinión de otra persona, debes hacer una pausa y reflexionar sobre esta regla de oro. Esperas que alguien tome en cuenta tu perspectiva sin juzgarte, por lo que debes tener la misma cortesía con otra persona.
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    Desarrolla mecanismos saludables de afrontamiento. Si te encuentras con un punto de vista que no esté de acuerdo con el tuyo, es posible que te sientas frustrado o molesto, por lo que podría serte útil desarrollar algunos mecanismos de afrontamiento. De esta forma, te será más fácil lidiar con las frustraciones de este tipo. Puedes incorporar la respiración profunda, el yoga o la meditación a tu rutina diaria o bien adoptar el hábito de hacerte algunas preguntas si te enfrentas a un punto de vista que te moleste. Estas son algunas preguntas que podrías hacerte:
    • ¿Qué es lo que hace que me apasione tanto mi opinión sobre ese tema?
    • ¿Qué es lo que realmente quiero que las personas que tengan opiniones opuestas a la mía sepan sobre mi punto de vista? ¿Qué es lo que quiero que comprendan o entiendan?
    • ¿Mi reacción emocional a ello es racional? ¿O estoy plasmando en esta situación particular experiencias emocionales anteriores que es posible que no sean relevantes?
    • ¿Qué emociones estoy experimentando en este momento en relación con este tema?
    • ¿De qué formas puedo abordar mi punto de vista para que no sea intimidante y haya una menor posibilidad de ofender a los demás?
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Lidiar con los desacuerdos

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    Cambia de tema. Es posible que, en determinadas situaciones, un cambio de tema constituya la mejor forma de lidiar con un desacuerdo sobre un tema delicado. Debes emplear esta estrategia sobre todo al lidiar con un desacuerdo en tu lugar de trabajo, aunque es posible usarla en cualquier situación.
    • Por ejemplo, en caso de que un colega traiga a colación el control de armas y no estés de acuerdo con su punto de vista, podrías decir lo siguiente para cambiar de tema: "Sí, eso es complicado. Oye, ¿vas a ir al día de campo de la empresa el próximo fin de semana? ¡Parece que va a estar divertido!".
    • En caso de que la persona sea persistente después de que intentes cambiar de tema, podrías decir lo siguiente con amabilidad: "No me siento cómodo hablando sobre este tema. ¿Podemos hablar de otra cosa?".
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    Busca puntos en común. En su mayoría, las personas tienen puntos en común unas con otras. Es posible que incluso una persona que difiera en gran medida de ti tenga algunos de tus mismos valores fundamentales. Al momento de lidiar con un desacuerdo, debes tratar de encontrar un punto con el que ambos puedan estar de acuerdo, lo cual es útil para determinar la forma de limar las asperezas y discutir sus diferencias con tranquilidad y madurez.[5]
    • Por ejemplo, si tú y uno de tus amigos no están de acuerdo sobre el aborto, podrían buscar puntos en común.
    • En caso de que no estés de acuerdo con los asuntos morales en relación con el aborto, puedes considerar los valores que compartan. Podría ser que ambos estén de acuerdo con que sea necesario que las mujeres puedan acceder a la atención médica para ayudar a llevar un embarazo a término o que ambos consideren que las personas deberían poder acceder a los anticonceptivos para así evitar los embarazos no deseados. Podrías traer a colación estos temas para encontrar puntos en los que estén fundamentalmente de acuerdo con brindarles apoyo a las mujeres y los niños.
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    No emplees lenguaje corporal negativo. Es posible que el lenguaje corporal negativo surja sin querer al hablar sobre un desacuerdo importante. En caso de que las cosas se acaloren, quizás pongas los ojos en blanco, suspires o te cruces de brazos. Sin embargo, mediante el lenguaje corporal negativo, solo lograrás lastimar y frustrar a tu interlocutor. Debes prestar atención a lo que haga tu cuerpo y esforzarte por mostrar un lenguaje corporal atento y respetuoso.[6]
    • Cuando hables y escuches, esfuérzate por mantener el contacto visual para así demostrar que prestas atención. Asimismo, tus expresiones faciales deben mantenerse relajadas, sin fruncir el ceño sino apuntando a una expresión neutra y tranquila. También puedes asentir como una buena forma de indicar que prestas atención.
    • Siéntate frente a la otra persona y trata de que no haya obstáculos entre ustedes. Debes sentarte razonablemente cerca de ella como para poder conversar (por ejemplo, junto a ella en el sofá o frente a ella en una mesa). Asimismo, puedes demostrar tu interés inclinándote hacia ella.
    • Mantén una buena postura. Evita cruzarte de brazos, ya que podrías dar la impresión de que te resistes a lo que la otra persona diga o que lo rechazas.
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    Mantente tranquilo y objetivo. No es fácil evitar personalizar las cosas. Con frecuencia, al hablar sobre un desacuerdo, te sientes deseoso de ganar una discusión. Debes tratar de mantener la calma y considerar la situación de una forma objetiva. Nadie tiene la intención de ganar sino que lo que intentas es comprender mejor la perspectiva de otra persona.[7]
    • No olvides que las opiniones de los demás no son personales. Debes tratar de enfocarte en los hechos objetivos. ¿Por qué y de qué forma tienes una opinión firme al respecto y cómo te afecta? Esto es lo que tienes la intención de transmitir.
    • Enfócate en los hechos y no en los sentimientos. Puedes decir "Muchas mujeres, y me incluyo, sí dependen de los anticonceptivos. Por eso es que este tema es tan importante para mí" en lugar de decir "Me hiere que no creas en la provisión de anticonceptivos, porque yo dependo de ellos".
    • Ten presente que, si tienes una reacción emocional, esto no te será útil para conocer y comprender la perspectiva de otra persona. Debes respetarla lo suficiente como para mantener la calma, aunque estés vehementemente en desacuerdo.
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    Escucha. Siempre debes escuchar el punto de vista de otra persona sin interrumpirla mientras hable. Luego, pídele a ella que no te interrumpa cuando sea tu turno. Debes escuchar realmente lo que esa persona diga y, al hacerlo, tratar de comprender cuál es su perspectiva.[8]
    • Asimismo, podrías parafrasear de manera breve lo que alguien te diga de forma que tengas la certeza de haber comprendido. Por ejemplo, "Entonces, ¿consideras que no es responsabilidad del gobierno pagar por los anticonceptivos?".
    • No olvides que solo porque escuches a alguien no quiere decir que esto le reste a tu propia opinión. Comprender las opiniones de los demás es productivo, ya que, al comprender las razones por las cuales las personas opinan de la forma como lo hagan, te será más fácil tolerar esas opiniones.
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    Esfuérzate por llegar a un consenso mutuo. Busquen algún punto en el que ambos puedan estar de acuerdo (o por lo menos estar de acuerdo en no estar de acuerdo de manera respetuosa). En ocasiones, las opiniones muy enraizadas no cambian, pero, por lo menos, pueden esforzarse por llegar a respetarse mutuamente.[9]
    • Por ejemplo, podrías decir "Veo que no vamos a estar de acuerdo en cuanto a los anticonceptivos. Sin embargo, comprendo más tu opinión y tú comprendes más la mía, así que creo que de todas formas esto fue productivo".
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Saber cuáles temas debes evitar

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    Prepara afirmaciones que no sean controvertidas. En caso de que vayas a estar en una situación en la que sea probable que no estés de acuerdo con algo o en la que quizás se mencionen temas candentes, podrías preparar afirmaciones que no vayan a resultar controvertidas. Por ejemplo, en situaciones como los eventos laborales, lo mejor suele ser guardarte tus opiniones sobre asuntos delicados y esforzarte por pensar en comentarios casuales que puedas hacer en lugar de hablar sobre política.[10]
    • Por ejemplo, imagina que vas a reunirte con tus colegas después de las elecciones recientes. Si bien con seguridad estas constituirán un tema de la conversación, debes tratar de pensar en cosas más neutras sobre las que podrían conversar. Podrías traer a colación algo sobre lo cual se haya votado favorablemente sin mucha resistencia y no mencionar la intensa carrera para el puesto de senador. Asimismo, no olvides que lo mejor es tratar de no hablar de política o de otros temas delicados con tus colegas.
    • También podrías orientar la conversación en otra dirección. Podrían conversar sobre el tráfico durante el día de las elecciones y luego podrías tratar de reorientar la conversación hacia algo más general sobre el trayecto al trabajo por las mañanas.
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    Limita las conversaciones sobre temas políticos delicados. Es posible que, en determinados lugares, debas evitar del todo hablar de política. Por ejemplo, en caso de que vayas a asistir a una cena familiar en la que sepas que no estarás de acuerdo con los demás, debes evitar traer a colación temas políticos candentes. En cambio, conversen sobre lo que ocurra en la vida de tus parientes y omite la política.[11]
    • Sin embargo, aunque podrías tratar de evitar un tema como la política, no olvides que no hay problema con decir de manera explícita que no quieres hablar del tema. Puedes hacerlo con tacto y después cambiar de tema si es que las cosas se acaloran.
    • Por ejemplo, podrías decir "No quiero hablar sobre ese tema ahora mismo".
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    Abstente de conversar sobre la religión en determinados momentos. Esta constituye otro tema delicado. Lo mejor suele ser no traerla a colación en entornos profesionales o incluso en eventos familiares. Esfuérzate por hacer que la conversación se mantenga alejada de temas que tengan relación con la religión, sobre todo los eventos de actualidad, ya que los temas de este tipo son extremadamente personales y es posible que a las personas les sea fácil tomar las opiniones como un desaire personal.[12]
    • Sin embargo, es posible que tus amigos y parientes cercanos no estén de acuerdo contigo, así como también podrías no estar de acuerdo con tu cónyuge en temas como la religión. Si bien debes conversar sobre temas importantes con las personas que sean cercanas a ti, debes tener en cuenta que quizás no siempre estén de acuerdo.
    • Quizás a tus amigos y parientes cercanos les sea importante saber cuál es tu opinión, sobre todo si es posible que el tema salga a colación. Por ejemplo, si eres ateo, debes hacérselo saber a los demás para que así no te inviten a ir a la iglesia ni te impongan su religión. Sin embargo, en ocasiones, es posible estar de acuerdo en no estar de acuerdo, aunque debes tener presente que no será recomendable en todas las situaciones. Por ejemplo, es una buena idea que tu pareja sepa esto sobre ti, pero es probable que tu primo o tu abuelo no necesiten tanta información. Trata de no hablar del tema con alguien que no consideres que vaya a tolerar tus opiniones.
    • Por ejemplo, en caso de que tu tía te invite a ir a misa el día de Navidad, podrías decirle "Gracias por la invitación a la misa, tía Lucía, pero tengo que rechazarla con respeto". No es necesario que le expliques por qué, ya que es posible que, si lo haces, se genere un conflicto. Mantén las cosas simples y respetuosas.
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Acerca de este wikiHow

Sarah Schewitz, PsyD
Coescrito por:
Psicóloga licenciada
Este artículo fue coescrito por Sarah Schewitz, PsyD. Sarah Schewitz tiene un doctorado en Psicología y más de 10 años de experiencia ayudando a parejas y personas a mejorar y cambiar sus patrones de amor y relaciones. Es la fundadora de Couples Learn, una práctica de psicología en línea. Este artículo ha sido visto 33 470 veces.
Categorías: Relaciones sociales
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