Las orquídeas tienen algo de mágico, ¿no crees? Sus tallos elegantes y pétalos brillantes son adecuados para un antiguo hábitat forestal y, sin embargo, se desarrollan bien en un ambiente doméstico con poco mantenimiento. Trasplantar las orquídeas a una nueva maceta evita que sus raíces se amontonen de modo que sigan produciendo flores hermosas en los años que vendrán. Lee los pasos a continuación para aprender cómo determinar cuándo una orquídea está lista para trasplantarla y cómo trasladarla a un nuevo recipiente sin dañar las raíces.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Conocer tu orquídea

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    Determina si es momento de trasplantarla. El momento ideal para ello es justo después de que termina de florecer, cuando comienza a producir nuevo crecimiento.[1] Sin embargo, no es necesario trasplantar tu orquídea cada vez que esto ocurre. En vez de ello, debes hacerlo máximo cada 18 a 24 meses. Si no estás seguro de cuándo fue la última vez que trasplantaste tu orquídea y parece que se está desbordando de su maceta, podría ser hora de trasplantarla. Observa si tu orquídea presenta los siguientes signos para saber si está lista para trasplantarla:
    • Varias raíces crecen fuera de la maceta. Si ves muchas raíces (no solo una o dos) que cuelgan por encima de la maceta, significa que tu orquídea necesita más espacio y que es momento de trasladarla a un lugar más grande.
    • Algunas de las raíces se pudren. Si se ven empapadas y el medio de crecimiento ya no drena de forma adecuada, será necesario trasplantar la orquídea a una nueva maceta.
    • La planta crece por encima del borde de la maceta. Si la mayor parte de la planta sobrepasa el borde de su maceta, necesita más espacio.
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    No cambies de maceta las orquídeas a menos que sea realmente necesario. Entusiasmarse mucho con el trasplante de la orquídea puede perturbar el ciclo de crecimiento de la planta. Solo debes trasplantarla si los síntomas mencionados anteriormente son evidentes. Si parece estar saludable y bien contenida en su maceta actual, posterga el cambio de maceta para el próximo año. Es mejor para la orquídea atiborrarse un poco que ser trasplantada muy pronto.[2]
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    Averigua qué medio de crecimiento necesitas. Ahora que ya sabes que es tiempo de trasplantar tu orquídea, es importante averiguar el tipo adecuado de medio de crecimiento que debes usar. Muchas orquídeas que se utilizan como plantas de interiores son epifitas, en vez de terrestres. Ello significa que no crecen en la tierra.[3] Estos tipos de orquídeas morirán si las trasplantas a una mezcla para macetas regular.
    • Una combinación de corteza de abeto, musgo esfagno, carbón vegetal y cáscaras de coco es adecuada para muchos géneros de orquídeas. La mayoría de orquídeas comunes se desarrollarán con esta mezcla:[4]
      • 4 partes de corteza de abeto o cáscaras de coco
      • 1 parte de carbón vegetal mediano
      • 1 parte de perlita
    • Si no estás seguro exactamente de qué tipo de orquídea tienes, la mezcla para macetas para orquídeas que viene en paquete es la mejor opción para la mayoría de las orquídeas epifitas. Está disponible en la mayoría de los viveros y los centros de hogar y jardín.
    • Si tienes una orquídea terrestre, necesitarás tierra que sea friable y retenga bien el agua. Debe tener un alto contenido de perlita y materia leñosa.[5] Pregunta en tu vivero local cuál es la mezcla adecuada para tu género de orquídea.
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    Decide qué tipo de maceta vas a usar. Al momento de trasplantar una orquídea, necesitarás una maceta de 2,5 cm (1 pulgada) más grande que la maceta en la que vino la orquídea al inicio. Debes proporcionarle un poco más de espacio, pero no demasiado. De lo contrario, la orquídea concentrará su energía en el crecimiento de las raíces, lo cual impedirá el florecimiento durante muchos meses. Busca una maceta de plástico, arcilla, vidrio o cerámica adecuada para el tamaño de tu orquídea.
    • Asegúrate de que la nueva maceta tenga agujeros de drenaje. Si no drena de forma adecuada, las raíces se pudrirán.[6]
    • Algunas especies de orquídeas tienen raíces que son capaces de realizar la fotosíntesis. Si tienes una phalaenopsis, considera conseguir una maceta de vidrio transparente o de plástico para permitir la entrada de la luz del sol.
    • Si necesitas elegir una maceta de gran tamaño, podrías añadir algunas virutas de terracota al fondo de la maceta. Esto ayudará a que el medio de crecimiento ubicado en el centro de la maceta (el cual tiende a permanecer húmedo) drene de forma más efectiva.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Preparar los materiales

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    Mide la cantidad del medio de crecimiento que necesitas en un balde o bol grande. Llena tu nueva maceta de orquídea con la mezcla para macetas, luego viértela en un recipiente de dos veces su tamaño. Para preparar la mezcla para macetas de tu orquídea, necesitarás remojarla en agua durante toda la noche. Esto la ayudará a retener suficiente humedad para mantener la orquídea.[7]
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    Cubre la mezcla para macetas con agua caliente. Continúa y llena el balde o bol hasta el tope con agua caliente. No uses agua fría, ya que el medio de crecimiento no la absorberá tan bien. Asegúrate de que la tierra esté a temperatura ambiente antes de cambiar de maceta a la orquídea.
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    Cuela la mezcla para macetas. Puedes usar un colador que normalmente usarías para los alimentos (debes limpiarlo bien después) o un trozo grande de paño de queso. Escurre toda el agua de modo que solo te quedes con la mezcla para macetas húmeda. Vierte más agua caliente sobre la mezcla para eliminar los rastros de polvo.
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    Saca la orquídea de su antigua maceta. Levanta con cuidado la orquídea de su antigua maceta, aflojando cada raíz de forma individual. En el caso de las raíces que están atascadas en la maceta, utiliza tijeras esterilizadas o un cuchillo para ayudar a soltarlas. Es importante que tu equipo esté bien limpio, puesto que las orquídeas son propensas a contraer enfermedades.
    • Puedes esterilizar tus herramientas para cortar con la llama de un encendedor o limpiándolas con un trapo mojado en alcohol isopropílico.
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    Retira la mezcla para macetas antigua y las raíces muertas. Usa tus dedos y un par de tijeras limpias para limpiar con cuidado las raíces. Saca la mezcla muerta (carbón vegetal, virutas, turba, etc.) y tírala. Usa las tijeras para cortar las raíces podridas o muertas, teniendo cuidado de no dañar las partes sanas de la planta.
    • Las raíces blandas y flojas probablemente están muertas, así que lo mejor es sacarlas.
    • Desenreda cuidadosamente las raíces separándolas con tus dedos.
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    Prepara la nueva maceta. Si vas a usar una maceta que ya has usado antes para orquídeas, límpiala y esterilízala con agua hirviendo para eliminar las toxinas y matar potenciales vectores de enfermedades. Si la maceta es grande y profunda, fórrala con trozos rotos de terracota o cacahuates de poliestireno para facilitar el drenaje. Si usas una maceta poco profunda, este paso no es necesario.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Trasplantar la orquídea

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    Coloca la orquídea en la maceta. El antiguo crecimiento debe ir en el fondo de la maceta y el nuevo crecimiento en los costados, donde tendrá más espacio para expandirse. La parte superior de la masa de raíces debe estar al mismo nivel que en la antigua maceta. Eso significa que el brote nuevo debe estar por encima de la superficie de la maceta, con la mayor parte de las raíces por debajo de la superficie.
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    Mete la mezcla para macetas en la maceta. Vierte un poco alrededor de las raíces. Agita la maceta y golpetea su costado de modo que el medio de crecimiento quede ligeramente compactado alrededor de las raíces. Si usas tus dedos, presiona suavemente para no dañar las raíces vivas. Asegúrate de que no haya bolsas de aire grandes. Si dejas descubiertas algunas partes de las raíces, no crecerán de forma adecuada.
    • Es útil echar solo un poco de mezcla para macetas a la vez. Espárcela alrededor de las raíces con tus dedos, luego echa más mezcla y continúa con el proceso.
    • Sigue vertiendo la mezcla hasta que se nivele con la parte superior de la maceta.
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    Asegúrate de que la planta pueda pararse derecha cuando hayas terminado. Entutora la planta para que se mantenga derecha o sujétala a un costado de la maceta de modo que no se caiga o crezca de forma torcida.
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    Sigue cuidando tu orquídea como antes. Colócala en un lugar templado con sombra parcial. Riega con moderación o de acuerdo con las necesidades de tu orquídea en particular.
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Consejos

  • Prepara tu área de trabajo cubriéndola con papel periódico o plástico.
  • Si te cuesta sacar la orquídea de la maceta, puede ser efectivo golpearla fuerte para romperla.
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Advertencias

  • No cambies de maceta a tu orquídea solo por antojo. Si consideras que otra maceta podría ser más beneficiosa para la planta, investiga y espera a que llegue el tiempo adecuado para trasplantarla.
  • Escoge siempre una maceta con agujeros de drenaje en el fondo. Si dejas que el agua se estanque en el fondo, las raíces podrían podrirse.
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Cosas que necesitarás

  • una maceta
  • mezcla para macetas
  • agua
  • un cuchillo
  • herramientas para cortar
  • cacahuates de poliestireno o trozos rotos de terracota
  • clips para plantas y postes

Acerca de este wikiHow

Harmony Corelitz
Coescrito por:
Especialista en plantas
Este artículo fue coescrito por Harmony Corelitz. Harmony Corelitz es una especialista en plantas y la gerente de operaciones en Plants and Friends, una tienda de plantas y vivero en el Área de la Bahía de San Francisco. Harmony creció ayudando a sus padres en el negocio familiar del mantenimiento de plantas y jardinería de interiores. Tiene una licenciatura en literatura y en español de la Universidad de San Francisco. Se especializa en el cuidado y diseño de las plantas de interiores. Inició su tienda de plantas y artículos para el hogar vintage llamada Younger Child y ha ayudado a Plants and Friends a crecer y expandirse en dos áreas. Este artículo ha sido visto 131 499 veces.
Categorías: Orquídeas
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