Es probable que tu salario mínimo sea menor a los $7 por día o a los $7 por hora, lo cual dependerá del país en el que vivas.[1] Podrías tener dificultades para pagar los gastos básicos y las comidas cada mes si intentas vivir con un salario mínimo. Últimamente, los medios han difundido la necesidad del aumento del salario mínimo para las millones de personas que reciben este monto por su trabajo.[2] Al inicio, esto podría ser difícil; sin embargo, este reto será más fácil de afrontar si realizas modificaciones pequeñas en tus gastos básicos y tu estilo de vida.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Reducir tus gastos básicos

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    Reduce los gastos de tu vivienda. Si en estos momentos no puedes costear el pago de la renta, puedes mudarte a un área de la ciudad en la que el alojamiento sea más barato. Averigua si hay departamentos más baratos en otro edificio o área de la ciudad. Tan solo ahorrar unos cientos de dólares al mes puede tener un efecto considerable en tu presupuesto, además podrás usar ese dinero para pagar otras necesidades o gastos.[3]
    • Simplifica tus condiciones de vida, si es posible. Por ejemplo, si en estos momentos vives en un departamento con dos dormitorios, podría bastar vivir en uno que tenga solo un dormitorio agradable. Reflexiona sobre cuánto espacio deseas y cuánto en verdad necesitas. Puedes ahorrar incluso si realizas una reducción pequeña en este aspecto.
    • Considera vivir en otro lugar. Averigua cuáles son las áreas menos costosas de la ciudad, pero recuerda que existen factores que equilibrarán estos precios. Por ejemplo, es probable que pagues menos renta, pero los costos de transporte podrían ser más elevados. Del mismo modo, podrías pagar menos renta, pero para ello tendrías que vivir en un vecindario más peligroso. En los EE.UU., existen estados en los que el costo de vida es menor; por ello, podrías tener en cuenta la posibilidad de mudarte a otro estado.
    • Si no cuentas con algo seguro (como un trabajo o un familiar con quien puedas vivir) en otra ciudad o estado, no te mudes de forma apresurada, hazlo cuando puedas mantenerte solo. Si te encuentras en un entorno nuevo y no cuentas con una fuente de ingreso, los beneficios brindados por un menor costo de vida podrían ser irrelevantes.
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    Vive con un compañero de habitación. En la mayor parte de las ciudades, podría ser muy difícil encontrar un alojamiento barato. Es probable que haya viviendas subvencionadas, pero podrían contar con una larga lista de espera. Por esta razón, la opción más indicada después de una renta barata es vivir con alguien con quien puedas dividir este costo y el de los servicios.[4]
    • Si vas a rentar la habitación de una casa, esta podría ser una habitación adicional o el sótano.
    • Siempre debes revisar el historial y las referencias de un posible compañero de habitación. Debes cerciorarte de no vivir con alguien peligroso o sospechoso. Tendrás que depender de tu compañero de habitación para pagar la renta todos los meses; por ello, antes de aceptar a alguien, debes cerciorarte de que cuente con dinero para vivir contigo.
    • Puedes contar con un medio de protección legal si firman un acuerdo de compañeros de habitación. Puedes encontrar plantillas de estos acuerdos en Internet, estos estipulan quién se encargará de ciertos pagos específicos, de qué se harán responsables, y quién será el propietario de algún elemento determinado. Si surge un conflicto, estos acuerdos pueden ser de utilidad.[5]
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    Busca opciones alternativas para el cuidado de niños. Acudir a un profesional del cuidado de niños puede ser demasiado costoso. Recurrir a un familiar o a amigos te costará menos dinero.[6]
    • Puedes pedirle a un familiar o amigo de confianza que cuide a tus hijos mientras trabajas; además, podrás pagarle un monto menos costoso. Es probable que esta persona no brinde un cuidado profesional; asimismo, se entablará una relación más cercana entre tus hijos y tu familiar.
    • Si tienes una relación, podrías evaluar la posibilidad de que uno de ustedes se quede en casa cuidando a los niños; sin embargo, esta opción podría no ser viable.
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    Usa tus cupones de alimentos en el banco de alimentos o el comedor público de tu localidad. Explora el banco de alimentos de tu localidad por Internet[7] [8] y consigue una comida caliente gratuita. Asimismo, otro lugar grandioso en donde conseguir una comida caliente gratuita es el comedor público de tu localidad, así no gastarás tu salario mínimo y contarás con dinero para la renta y otros gastos necesarios.
    • En los EE.UU., los cupones de alimentos (también conocidos como Programa Asistencial de Nutrición Suplementaria o SNAP) consisten en un programa implementado por el gobierno, el cual brinda fondos para alimentos. Para determinar si eres elegible, se evaluarán tus ingresos y los beneficios que brinda el estado en el que vives.[9]
    • La mayor parte de las personas que ganan un salario mínimo son elegibles para recibir cupones de alimentos. Todos los meses recibirás beneficios de alimentos con un valor de $150 a $300, monto que dependerá de tu elegibilidad y la cantidad de personas con las que vivas.
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    En lugar de pagar por servicios, haz un intercambio. Si tienes dificultades para lograr que tu auto encienda antes de partir al trabajo, puedes pedirle ayuda a un amigo antes de acudir a un taller de reparación; de esta forma, podrás ahorrar dinero. También averigua si pueden recomendarte a alguien que sepa de mecánica de autos y pagarle a esta persona con un trabajo o una tarea en los que seas bueno.[10]
    • Puedes intercambiar servicios con un amigo o compañero de habitación; de esta forma, podrás reducir tus gastos y resolver todo problema logístico con tus habilidades, y no con dinero.
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    Compra con descuentos. Podrás ahorrar una suma considerable de dinero todos los meses si buscas opciones menos costosas. Consigue artículos para el hogar en tiendas de objetos usados o en tiendas de ropa usada. En lugar de gastar tu dinero en una tienda, consigue libros, películas y revistas en la biblioteca de tu localidad.[11]
    • Si cuentas con un presupuesto reducido, podrías tener dificultades para justificar una compra espontánea; además, podrías considerar que es un lujo comprar artículos sencillos, como un libro o un par de zapatos nuevos. Busca descuentos u opciones gratuitas en lugar de privarte de los artículos que te brinden satisfacción.
    • Intenta divertirte mientras buscas descuentos. Asume la misión de acudir a las ventas de garajes o las tiendas de objetos usados para encontrar un artículo de segunda mano que esté en grandiosas condiciones y que cueste la mitad o un tercio de lo que tendrías que pagar por uno nuevo.
    • Acude a los lugares en donde vendan artículos usados, como The Salvation Army o Value Village (o un establecimiento similar en tu región). Asimismo, puedes conseguir buenas ofertas en las ventas de garaje o las tiendas de descuento, como TJ Maxx o Marshalls (en los EE.UU.). Las tiendas de descuentos como TJ Maxx o Marshalls comercializan productos de marca con descuentos de hasta el 60 %, ya que su inventario proviene del exceso de productos adquirido por otros establecimientos. También puedes adquirir productos de calidad por menos dinero si consigues artículos en rebaja en otros distribuidores.
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    Si vives en los EE.UU., puedes solicitar la cobertura de Medicaid. Los costos de atención médica pueden representar una suma considerable; por ello, puedes solicitar cobertura a Medicaid si vives en los EE.UU. y tus ingresos son bajos. Medicaid puede ayudar a las personas de bajos ingresos con una cobertura gratuita o de bajo costo.[12]
    • Visita la página Healthcare.Gov para determinar si eres elegible y llenar una solicitud.
    • Los reglamentos de elegibilidad son diferentes para cada estado. Cada uno cuenta con requisitos diferentes que dependen del ingreso, el número de personas con las que vivas, las posibles discapacidades, etc. Los reglamentos pueden variar de manera significativa en cada estado; por ello, solo podrás determinar si eres elegible visitando la página Healthcare.Gov.
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    Disminuye los montos de tus deudas. Tu ingreso mensual podría reducirse de manera considerable a causa de los pagos de las deudas (ya sean préstamos para vehículos o deudas de tarjetas de crédito). Afortunadamente, puedes emplear tácticas como la negociación, los préstamos de consolidación de deuda o el refinanciamiento; de esta forma, podrás reducir estos gastos.
    • Consulta a tu prestamista para determinar si puede brindarte una tasa de interés menor. Puedes disminuir la tase de interés si tan solo se lo consultas a tu prestamista. Esto puede ser eficaz en particular para las deudas de las tarjetas de crédito, las cuales suelen contar con las mayores tasas de interés. Una encuesta reciente determinó que el 56 % de las personas que participaron (con historiales crediticios de todo tipo) obtuvieron una reducción de sus tasas de interés al solicitarlo. Indícale que hay otros prestamistas que pueden reducir sus tasas de interés, y que podrías acudir a ellos si no puede brindarte una tasa similar.[13]
    • Puedes solicitar un préstamo de consolidación de deuda. Si tienes una deuda considerable con una tarjeta de crédito o deudas con muchas tarjetas de crédito, puedes solicitar un préstamo de consolidación de deuda con una tasa de interés menor (como una línea de crédito), y transferir tu deuda a ese préstamo. Es probable que tengas que pagar menos cada mes, gracias a la tasa de interés menor y los plazos que suelen ser más largos.
    • Solicita un refinanciamiento para el préstamo de tu auto. Comunícate con tu prestamista para conversar sobre la opción de refinanciamiento, si has solicitado un préstamo para un auto. Si se han reducido las tasas de interés, es muy probable que puedas obtener otro préstamo con menores tasas, o incluso un plazo más largo. Al final, pagarás menos.
    • Si vas a solicitar los servicios indicados, ten en cuenta que no debes recurrir a préstamos abusivos. Puedes evitarlos si prestas atención a los signos de alerta, como las tasas de interés demasiado elevadas (más del 20 %) o las sanciones por pagar un préstamo de manera anticipada. Tendrás un mejor conocimiento de las tasas de interés razonables si consultas con diferentes prestamistas. Tendrás menos probabilidades de recibir un préstamo abusivo si solo acudes a instituciones financieras y bancos importantes de buena reputación.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Modificar tu estilo de vida

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    Puedes ir al trabajo a pie o en bicicleta, puedes tomar el autobús o compartir el auto. Si tienes un auto y cuentas con fondos limitados, tendrás que gastar gran parte de ellos, ya que tendrás que pagar el mantenimiento, el seguro e incluso el estacionamiento. Por ello, si es posible, vende tu auto y ve al trabajo a pie, si vives lo suficientemente cerca. También puedes adquirir una bicicleta, así tardarás menos en ir y regresar del trabajo, si vives lejos.[14]
    • Si vives en los EE.UU., también puedes adquirir un pase de autobús y usar el transporte público. Si piensas viajar en autobús dos veces al día los cinco días de la semana, gastarás menos si adquieres un pase de autobús en lugar de pagar cada viaje.
    • Si tu compañero de trabajo vive cerca de tu casa, pregúntale si pueden compartir el auto. Si viven en los EE.UU., esto no solo será de utilidad para ahorrar dinero, ¡también podrán librarse del tráfico al usar el carril para vehículos compartidos!
    • Si no deseas vender tu auto, considera reducir tu consumo mensual de gasolina. Puedes gastar menos en gasolina si caminas con más frecuencia o si manejas bicicleta, y solo usas tu auto para los recorridos más importantes. Para ello, podrías tener que modificar tu estilo de vida, pero obtendrás un resultado considerable con tan solo reducir tu consumo de gasolina en un 25 %.[15]
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    Lleva tu almuerzo al trabajo. Podrías gastar más si compras un emparedado en la tienda o alimentos de las máquinas expendedoras más de 2 o 3 veces a la semana. Es más, tanto tu billetera como tu salud se verán beneficiadas si consumes comidas preparadas en casa.[16]
    • Definitivamente gastarás menos si compras alimentos para una semana, en lugar de salir a comer todos los días, en particular si buscas ofertas en la tienda de abarrotes. Afíliate a la tarjeta del supermercado de tu localidad y saca provecho de sus descuentos diarios. Ahorra en las compras de alimentos de la semana usando cupones.
    • Hay muchos blogs y libros de recetas grandiosos que enseñan a cocinar con un presupuesto reducido. Si sabes inglés, puedes visitar las páginas como Budget Bytes[17] y Simply Recipes,[18] en donde encontrarás recetas económicas y deliciosas.
    • Mientras tanto, usa la máquina de café de la oficina en lugar de comprar una bebida costosa en la cafetería de la misma calle. Reduce tu consumo de estas bebidas costosas a 1 vez a la semana o 2 veces al mes, y saca provecho del café gratuito de la oficina.
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    Vende todo lo que no te sirva. Esto puede parecer evidente, pero solemos quedarnos con los objetos que no usamos con la frecuencia suficiente como para conservarlos. Observa minuciosamente los objetos que posees y determina si hay algo que puedas vender, como la máquina para gofres que no has usado desde hace 5 años o los palos de hockey que no has tocado desde que tenías 12 años.[19]
    • Publica los artículos en Internet o lleva a cabo una venta de garaje. Si vendes todos los objetos que no usas, tendrás más dinero en tu cuenta bancaria.
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    Elabora un presupuesto y cíñete a él. Determina cuánto tendrás que gastar todos los meses para cubrir tus gastos básicos, así te cerciorarás de no gastar el dinero que no tienes. Es probable que estos gastos incluyan a los siguientes:[20]
    • Alquiler y servicios. De acuerdo a tu condición de vida, es probable que puedas compartir estos gastos con un compañero de habitación o tu pareja. También es probable que el arrendador se encargue de los gastos de calefacción o que tengas que pagar la electricidad todos los meses.
    • Transporte. ¿Vas al trabajo a pie todos los días? (lo que no te costará dinero) ¿Manejas bicicleta? (lo que no te costará, salvo por el pago inicial de la bicicleta y los mantenimientos menores) ¿Tomas el autobús? (lo que requiere un pase de autobús) ¿O compartes el auto con alguien? (lo que hará que pagues menos por la gasolina y el mantenimiento del auto).
    • Comida. Calcula la cantidad promedio de dinero que gastas en comida en las semanas del mes.
    • Atención médica. En los EE.UU., la Ley de Atención Médica Asequible requiere que cuentes con cobertura médica. Averigua cuáles son las tasas más asequibles para ti visitando la página Healthcare.gov.
    • Gastos variados. Si cuentas con una mascota, tendrás que determinar la cantidad de comida que le comprarás al mes. Si sales con tu pareja a una cita nocturna una vez al mes, también considéralo como un gasto. Ten en cuenta todo gasto que venga a tu mente, así no gastarás tu dinero sin recordar en qué lo has gastado exactamente.
    • Si tienes que pagar alguna deuda, inclúyela en tu presupuesto como un gasto necesario.
    • Luego debes comparar tus gastos con tus ingresos mensuales. Si bien es probable que no puedas gastar mucho con un salario mínimo, nunca debes gastar más de lo que ganas. Si esto ocurre, podrías tener que reducir tus gastos aún más. Es probable que tengas que generar más ingresos consiguiendo otro trabajo de medio tiempo, podando el césped de otras personas o cuidado a los hijos de un amigo.
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    Ten en cuenta qué es lo que deseas y qué es lo que necesitas. Después de elaborar tu presupuesto, identifica con cuidado los gastos que sacian tus deseos y los que cubren tus necesidades. Una necesidad consiste en todo aquello que es imprescindible para vivir; por otro lado, un deseo es algo que simplemente te brinda placer al tenerlo. Si vas a reducir tus gastos, primero encárgate de los que sacien tus deseos. De esta forma, te cerciorarás de contar con la mayor cantidad de dinero posible para cubrir los gastos necesarios.
    • Por ejemplo, podrías necesitar un celular, pero un plan de datos de 3 GB podría ser un deseo. En esta situación, bastará contar con un plan de 1 GB y podrás reducir tus gastos si contratas un plan más barato.
    • Analiza todos los gastos de manera minuciosa y reflexiona con sinceridad para determinar si se tratan de deseos o necesidades.
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    Considera cambiar de profesión para ganar un mayor salario. Si las limitaciones propias de un empleo con salario mínimo te hacen sentir frustrado, puedes adoptar otra profesión que te genere un mejor salario.[21]
    • Averigua cuáles son las profesiones que solo requieren un diplomado de 2 años, como técnico en higiene dental, desarrollador web o asistente de farmacia. En los Estados Unidos, el salario inicial de estos cargos se encuentra entre los $50 000 y los $60 000, y son trabajos de mucha demanda.
    • Asiste a clases en la universidad comunitaria de tu localidad y conversa con el representante de su oficina de ayuda económica. Podrían contar con programas para las carreras de gran demanda, en los que no tendrás que pagar la matrícula si adoptas una nueva profesión.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Pagar tus deudas y ser ahorrador

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    Antes de comprarte algo nuevo, paga tus deudas. Pagar tus deudas debe ser tu principal prioridad, así podrás empezar a ahorrar. Podrías tener dificultades para dedicar tus fondos a pagar tus deudas en lugar de realizar otras compras necesarias; sin embargo, esto valdrá la pena a largo plazo. Guarda algo de dinero de emergencia en el banco y págale a tus acreedores.[22] [23]
    • Si en algún momento el gobierno realiza una devolución de impuestos considerable o un reembolso repentino, paga tus deudas en lugar de comprarte algo. Si no tienes deuda alguna y recibes un dinero adicional repentino, al menos guarda la mitad en el banco en caso tengas una emergencia, o para otro momento en el que no tengas tanto dinero.
    • Tus deudas podrían abarcar un monto considerable de tus gastos mensuales. Podrás contar con más dinero si disminuyes tu deuda, y podrás ahorrarlo o invertirlo en tus gastos mensuales.
    • Considera recurrir a las tarjetas de crédito de transferencias de saldos. Por lo general, estas tarjetas cuentan con un periodo con una tasa de interés del 0 % para los saldos transferidos de otras tarjetas de crédito. Si transfieres tu saldo, contarás con un periodo en el que podrás realizar pagos con un interés bajo o sin interés en lo absoluto. Esto hará que puedas reducir tu deuda con más rapidez al aplicar el 100 % de tu pago al saldo principal. Ten en cuenta que, por lo general, el periodo con una tasa de interés baja dura solo de 12 a 24 meses; por esta razón, debes emplearlo para reducir tu deuda en la medida de lo posible. Luego se aplicará una tasa de interés mayor.
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    Ahorra tus centavos. Guarda el cambio en un frasco. Cuando el frasco empiece a llenarse, saca las monedas y deposita el dinero en tu cuenta de ahorros. Contarás con más dinero para la comida y los gastos adicionales incluso con $10 o $20 en monedas pequeñas.[24]
  3. 3
    No uses tarjetas de crédito. Tendrás que pagar con intereses todo monto que cargues a tu tarjeta de crédito. Pagar miles de dólares podría parecerte un reto inmenso e imposible si ganas $8 por hora. Si acumulas deudas en tu tarjeta de crédito, solo tendrás más dificultades para pagar todos tus gastos, además de los pagos de tus deudas.[25]
    • Si tienes deudas pendientes, esto también hará que en el futuro tengas dificultades para negociar el pago inicial de una casa o un auto.
    • Podrías tener dificultades para lograrlo, pero si tienes una deuda considerable en tus tarjetas de crédito, ten en cuenta la opción de dejar de comprar al crédito y destruir tus tarjetas de crédito. Si no puedes adquirir algo sin una tarjeta de crédito, entonces no deberías comprarlo por ningún motivo. Para obtener una ayuda en este punto, emplea tu presupuesto mensual (tal como se indicó anteriormente) para cerciorarte de que el salario de tu trabajo cubra todos tus gastos importantes. Si tu sueldo no basta para pagar tus gastos básicos, puedes probar alguno de los consejos indicados para disminuir tus gastos mensuales hasta el punto en el que tus ingresos basten para cubrirlos.
    • Cuando salgas, deja tu tarjeta de crédito en casa, así realizarás menos compras impulsivas.
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Acerca de este wikiHow

Samantha Gorelick, CFP®
Coescrito por:
Planificadora financiera
Este artículo fue coescrito por Samantha Gorelick, CFP®. Samantha Gorelick es una de las principales planificadoras financieras en Brunch & Budget, una organización de planificación y coaching financiero. Samantha tiene más de 6 años de experiencia en la industria de servicios financieros y ha tenido la designación de planificadora financiera certificada por la Junta de Normas de Planificadores Financieros Certificados desde 2017. Samantha se especializa en finanzas personales y trabaja con los clientes para comprender su personalidad monetaria a la vez que les enseña cómo construir su crédito, administrar el movimiento de efectivo y lograr sus objetivos. Este artículo ha sido visto 23 145 veces.
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