Arquitectura en hierro

Arquitectura en hierro, del hierro o arquitectura metálica son denominaciones historiográficas[1] de una técnica constructiva y estilo arquitectónico del siglo XIX, originados en la disponibilidad de nuevos materiales que se produjo durante la Revolución Industrial.

Torre Eiffel (1889-90).
Galería de las máquinas de la Exposición Universal de 1889.

En la época preindustrial hubo esporádicamente construcciones de hierro, y hay testimonios de construcción de varias pagodas chinas en hierro en la dinastía Tang (en el siglo IX; no confundir con la llamada pagoda de Hierro, realmente de ladrillo, cuyo color se asemeja al del hierro).[2] Tampoco debe confundirse con la arquitectura de la Edad del Hierro, de las primeras civilizaciones históricas o protohistórica, en el I milenio a. C.

La referencia al hierro debe entenderse una denominación genérica, ya que realmente se usó tanto hierro, como diversas fundiciones y acero.

Inicios

A pesar de la temprana incorporación del hierro colado o fundido en estructuras de ingeniería como los puentes (Iron Bridge de Coalbrookdale, 1779, Pont des Arts de París, 1801), los arquitectos siguieron utilizando los materiales tradicionales, mientras el gusto académico siguió considerándolas "de mal gusto". Fue la arquitectura industrial la primera en incorporar el hierro en lugar de madera, inicialmente como una medida de protección contra los incendios, que se habían hecho muy comunes desde la introducción de la máquina de vapor.[3] El edificio fabril que construyó William Strutt. El modelo de fábrica inglesa del siglo XIX era el de una estructura de vigas y pilares de fundición con muros y bóvedas de ladrillo. También se utilizó masivamente la fundición para la implantación del mobiliario urbano en las ciudades planificadas con criterios higienistas propios del siglo XIX, con ejemplos que se convirtieron en emblemáticos: en Madrid las farolas fernandinas (1832), o en París las fuentes Wallace (1870), las columnas Morris (1868) o los edículos Guimard (de estilo art nouveau, en las bocas del Metro (Hector Guimard, 1900-). Todo tipo de motivos de ferretería arquitectónica, cuyo origen puede rastrearse en Inglaterra al menos desde 1734, comenzaron a aplicarse masivamente a mediados del siglo XIX en todo tipo de construcciones (dado el abaratamiento de su coste), imponiendo una estética ecléctica, popular o kitsch y unos acabados uniformes que deploraban los que añoraban el trabajo manual artesanal (como William Morris o John Ruskin).[4][5]

Entre los primeros ejemplos de arquitectura monumental que incorporaron el hierro estuvo la cúpula de la Halle aux blés ("mercado de granos" de París, François-Joseph Bélanger, 1811). La Commissioner's House del Royal Naval Dockyard (Bermudas, Edward Holl, años 1820) se considera la primera vivienda levantada con estructura de hierro.[6][7] En 1836, la iglesia de San Leopoldo (Follonica), de Alessandro Manetti y Carlo Reishammer incorporó por primera vez en la arquitectura eclesiástica elementos de hierro visto.

Tercio central del siglo XIX

Las mejoras tecnológicas se fueron sucediendo. El hierro corrugado (o hierro corrugado galvanizado –CGI por sus siglas en inglés–) fue inventado en la década de los años 1820 por el británico Henry Robertson Palmer, arquitecto e ingeniero de la London Dock Company. Su uso se extendió en la arquitectura rural de Estados Unidos y otros países.

Desde los años 1840, las innovaciones de la industria siderúrgica fueron generalizando el uso de planchas de hierro, perfiles en "doble T" y un acero de mayor calidad y precio cada vez más reducido (convertidor Bessemer, 1855). En 1867, Charles Drake de la Patent Concrete Building Company, patentó el uso de paneles de encofrado de hierro en lugar de madera.[8]

Se comenzaron a construir cast-iron buildings ("edificios de hierro fundido") especialmente en el SoHo de Nueva York (Edificio E. V. Haughwout, John P. Gaynor,[9] 1857), destacando las construcciones de James Bogardus (63 Nassau Street, 1844, 254-260 Canal Street, 1857, 75 Murray Street, 1858, 85 Leonard Street, 1861, Iron Clad Building,[10] 1862). En Londres, se había levantado una cúpula de hierro y cristal de 18 metros de diámetro en el Coal Exchange (James Bunstone Bunning 1847-1849).

En el París de mediados del siglo XIX destacó la biblioteca de Santa Genoveva (de Henri Labrouste, 1843-1850), de estilo neorrenacentista en su exterior pero que en su interior dejaba ver la estructura metálica. Similar recurso se aplicó en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, esta de estilo neogótico (1855, Henry Acland, con el apoyo de John Ruskin).

El refinamiento en la fundición de hierro terminó consiguiendo su aceptación incluso como un material noble para la realización de esculturas que hasta entonces estaban reservadas al bronce ("hierro Kasli", en los Urales, 1860).


La aceptación social del hierro visto para los elementos arquitectónicos visibles se había producido con el extraordinario éxito de la arquitectura de hierro y cristal a partir de la construcción de los espectaculares invernaderos de Chatsworth (Joseph Paxton, 1837-1840), la Palm House del Real Jardín Botánico de Kew (arquitecto Decimus Burton y fundidor Richard Turner, 1841-1849) y, sobre todo, el Crystal Palace de Joseph Paxton (1851), que también demostró las posibilidades de los nuevos materiales para la arquitectura prefabricada (se montó, desmontó y volvió a montar en unos plazos brevísimos, a pesar de sus extraordinarias dimensiones).[11] Similares criterios se aplicaron a la cubrición de nuevos tipos de edificios demandados por la expansión económica: las galerías comerciales, y la arquitectura ferroviaria,[12] que construyó por toda Europa monumentales estaciones de ferrocarril. La ingeniería ferroviaria levantó puentes de gran atrevimiento y belleza, como el de Théophile Seyrig en Oporto (Puente María Pía, 1877).

Último tercio del XIX

Para la época de la construcción de la Ópera Garnier (1861-1875) ya se utilizaba con naturalidad y profusión el hierro en todo tipo de elementos estructurales (especialmente los pilares, vigas y planchas unidas por remaches).

El incendio de Chicago de 1871 dio ocasión para una masiva reconstrucción urbana, con los primeros rascacielos de estructura de acero (steel frame) y los nuevos conceptos de forma y función que caracterizan a la denominada escuela de Chicago.

Los edificios de hierro más impresionantes del siglo se construyeron por ingenieros franceses para la Exposición Universal de París de 1889: la Galerie des machines (Victor Contamin –arquitectos Ferdinand Dutert y Stephen Sauvestre–) y la Tour Eiffel (Alexandre Gustave Eiffel).

La emulación de los logros técnicos europeos y estadounidenses llevó a una verdadera "fiebre del hierro"[13] en Latinoamérica,[14] especialmente en las ciudades de mayor crecimiento, como las de la fiebre del caucho (Iquitos, Manaus). En México se construyeron "palacios de hierro" en la capital (1888-1891) y en Orizaba (de Eiffel, 1891-1894)

Ingeniería de puentes urbanos

Entre mediados del XIX y el primer tercio del siglo XX se desarrolló una notable progresión técnica (con alguna espectacular catástrofe –hundimiento del Tay Bridge, 1879–) en la construcción de puentes de hierro (Puente Colgante Wheeling, 1849, Stadlauer Ostbahnbrücke en Viena, 1868-1870, Puente de Brooklyn en Nueva York, 1870-1883, Puente Don Luis I en Oporto, 1881-1886, Puente de la Torre en Londres, 1886–1894, Puente de Vizcaya, de Ferdinand Anodin y Alberto del Palacio, 1887-1893, puente Vierendeel en Avelgem, 1896-1902, Puente de Manhattan en Nueva York, 1909, Puente Hercílio Luz en Florianópolis, 1922-1926, Golden Gate en San Francisco, 1933-1937), que continúa hasta la actualidad.

Además de la belleza intrínseca de las estructuras, los puentes urbanos se convirtieron en vehículo de expresión artística en sus ornamentos, especialmente algunos puentes de París o de San Petersburgo, realizados en el estilo de la arquitectura ecléctica.

Constructores de hierro

Los constructores "de hierro" (cast-iron builders) se convirtieron en un estereotipo de la pujante burguesía empresarial del siglo XIX que, en palabras de Karl Marx, levantó "maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto". La confianza en la idea de progreso identificaba su ciencia y tecnología con su superioridad sobre el resto del mundo (imperialismo, "carga del hombre blanco"). "De hierro" pasó a ser un epíteto atractivo para denominar a personajes caracterizados por su voluntad y fortaleza (Otto von Bismarck, "el canciller de hierro" –Eiserne Kanzler–). Se llamó "ley de hierro de los salarios" (iron law of wages) a la teoría económica que defendía la existencia de una necesidad natural de que los salarios nunca pudieran subir por encima del nivel de subsistencia. Paralelamente, el movimiento obrero se fue desarrollando a través de la identificación con un particular tipo de "obrero", el generado por la minería, la siderurgia o la construcción.

La imagen más conocida de obreros durante la construcción de la estructura de acero de los rascacielos es una fotografía de 1932 titulada Lunch atop a Skyscraper. La pose era similar (excepto por la situación, en una viga sobre el vacío) a la de estas soldadoras de 1943. En cambio, esta imagen desafía el estereotipo masculinizante del obrero metalúrgico o de la construcción, en un momento de masiva incorporación de la mujer al trabajo a causa de la guerra.

Las grandes etapas de la arquitectura metálica: cronología y obras destacables

Torre del Reformador construida en 1935 en la Ciudad de Guatemala.
Los puentes
Las carpinterías
Los mercados
Las planchas
  • A partir de 1840: Generalización de las planchas en hierro en París: perfil en doble T
Las fachadas
Les pans de fer
Inmuebles industriales y grandes almacenes parísinos
Paneles de fachada en acero
Torres de vidrio y de acero del estilo internacional]. Primeros muros cortina
Estructuras geodésicas
Nappes tridimensionales
Estructuras de membrana
  • 2001: Proyecto Eden de Nicholas Grimshaw & Partners, Saint Austell, Cornualles, Inglaterra, invernadero ecológico, dos biomas serre-bulles hechos de membranas "papel" soportadas por estructuras de celosías de acero que le dan una forma de burbujas pegadas entre ellas (con deformación controlada por ordenador).
Estructuras tubulares
Estructuras Art Nouveau

Referencias y notas

  1. Eclecticismo en Europa y América (presentación didáctica) Cátedra de Historia y Crítica II - Facultad de Arquitectura - Universidad Nacional del Nordeste.
  2. The Coming of the Ages of Steel. Brill. p. 55. GGKEY:DN6SZTCNQ3G.
  3. Sara E. Wermiel, The fireproof building: technology and public safety in the nineteenth-century American city, Johns Hopkins University Press, 2000, ISBN 0801863112
  4. Las siete lámparas de la arquitectura en Textos de Arquitectura de la Modernidad, Nerea, ISBN 8488753497, pg. 150
  5. Es difícil determinar cuándo esa actitud positiva (considerar el metal agradable a la vista) apareció por primera vez, es decir, cuándo a los diseñadores comenzó a gustarles el aspecto de las estructuras de hierro. Nos inclinaríamos a decir que en los puentes de hierro, tal vez porque para nosotros son tan irresistibles estéticamente su elasticidad y su elegancia... . Nikolaus Pevsner, citado por Mariano Navarro, Sobre la arquitectura del hierro, El País, 22 de septiembre de 1977
  6. «Bermuda Maritime Museum». Archivado desde el original el 29 de marzo de 2010. Consultado el 12 de octubre de 2009.
  7. Restoration of the Commissioner's House
  8. David Scott, Charles Drake - Pioneer builder in Concrete. The Concrete House Archivado el 1 de abril de 2016 en Wayback Machine.
  9. Pacific Coast Architecture Database (PCAD)
  10. Old Houses
  11. Glass, iron and prefabrication: AD 1837-1851 en History of Architecture - History World.
  12. Utilización del término, así como el de "palacios de hierro y cristal" (Rada y Delgado, discurso de entrada en la Academia en la Academia de San Fernando, 1882). La nueva arquitectura del hierro, en Manual del Arte español, Silex, 2003, ISBN 8477370990, pg. 778
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