Clasicismo

Clasicismo es la denominación historiográfica de un movimiento cultural, estético e intelectual, inspirado en los patrones estéticos y filosóficos de la Antigüedad clásica (simplicidad, unidad, sobriedad -decorum-, racionalidad, armonía -equilibrio de las proporciones, concordia oppositorum-, mímesis -imitatio naturae-,[3] "el hombre como medida de todas las cosas" -homo omnium rerum mensura est-), que se desarrolló de forma simultánea a los distintos estilos artísticos y movimientos literarios[4] de la Edad Moderna.

Las masacres del Triunvirato, de Antoine Caron, 1566.
Sección de Villa Capra, de Andrea Palladio (ilustración de I Quattro Libri dell'Architettura, 1570).
Detalle de la Capilla de Segismundo, 1535.
Ilustración para La Ilíada, John Flaxman, 1795.
Las kamienice ormiańskie[1] ("casas armenias") de Zamosc, Renacimiento polaco.[2]
Palacio de Goyeneche, sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. El portal, de Churriguera, fue remodelado para eliminar los «excesos» decorativos barrocos.

Se expresó en todos los dominios del arte, desde la literatura y la música en sus distintas manifestaciones hasta las artes visuales llamadas "bellas" o "mayores" (arquitectura, pintura y escultura) y las llamadas "decorativas" o "menores" (mobiliario, moda). Aparece junto con el Manierismo, que a su vez dio paso al Barroco y este al Rococó; siendo renovado a través del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo.[5] Siguió siendo la tendencia dominante en las artes y el pensamiento occidentales durante los siglos XVIII y XIX, en su vertiente institucionalizada en las academias (el academicismo), mientras que durante el siglo XX tanto el mercado del arte como el ámbito institucional acabaron asumiendo el rupturismo de las vanguardias.

Como su propio nombre indica, el clasicismo se inspiró en los patrones del arte y el pensamiento del mundo clásico (la Antigua Grecia y la Antigua Roma). No obstante, el clasicismo de la Edad Moderna tiene sus orígenes más inmediatos en la continuidad de movimientos culturales surgidos en la Baja Edad Media: los valores del Renacimiento, junto a la búsqueda del conocimiento y la perfección que caracterizan al humanismo. El clasicismo asume todo ello y lo convierte en un nuevo canon que aspira a lograr la perfección absoluta a través del arte.

De hecho, se denomina también "Clasicismo" a una fase del Renacimiento italiano: el Renacimiento pleno del primer cuarto del siglo XVI, cuando convivieron las figuras de "los cuatro grandes" (Leonardo, Bramante, Rafael y Miguel Ángel) que hicieron pasar el centro del arte de Florencia a Roma (los tres últimos, mientras que el primero terminó sus días en Francia, que se abrió a la influencia italiana -escuela de Fontainebleau- como toda Europa -Renacimiento nórdico, Alto Renacimiento español-).[6][7]

El clasicismo tuvo en el comienzo del siglo XVII una contradicción con el Barroco, inicialmente en el terreno de la pintura (los Carracci o Guido Reni frente a Caravaggio) y que con el paso de los años se extendió, como batalla de ideas, al terreno de la literatura, justo cuando los cánones barrocos la dominaban casi por completo. El clasicismo se impuso en el campo de las letras a finales del siglo XVII, quedando fijado en el ensayo de Boileau L'art poëtique (El arte poética), (1674).[8] En él, aboga por una literatura emocional que llegue a los sentimientos del lector/espectador, pero que lo haga a través de los filtros del intelecto. De esta forma, Boileau carga contra los excesos de lo que posteriormente se denominará Barroco y Rococó, y apuesta por la recuperación de la solemnidad clásica y de los valores de la armonía y el equilibrio que dominaron la literatura de la Antigüedad. Se busca la armonía y el equilibrio entre el fondo y la forma, el control consciente en el desarrollo de los temas y el sentido de orden racional y proporción formal.

Panorámica de 360º de la Königsplatz (Múnich). Es un amplio espacio rodeado por edificios de arquitectura neoclásica (entre los que está el de la Gliptoteca, primero por la derecha). Su impresionante entorno fue utilizado como escenario de acontecimientos políticos por los reyes de Baviera y posteriormente por el nazismo. Los desfiles atravesaban el eje longitudinal pasando por debajo de los Propileos (edificio del centro).

Etimología

El origen del término parece provenir del uso de la palabra classicus por Aulo Gelio en Noches áticas (siglo II), quien deriva su sentido inicial (la "primera clase de ciudadanos" que era llamada en primer lugar a votar en los comicios romanos) para denominar classicus scriptor a los escritores que considera excelentes. A comienzos de la Edad Media el término classicus se emplea en contraposición a modernus, para encomiar la simplicidad e intemporalidad de los antiguos "clásicos" frente a la afectación y trivialidad de los "modernos" del siglo V o VI. A lo largo de la Edad Media, la frecuente veneración de los "clásicos" convertidos en autoridades indiscutibles de la escolástica, añadió un nuevo significado que llegó a pasar incluso como etimología falsa: la de "clásico" como "estudiado en las clases" de las escuelas o colegios (los studia generalia) y por tanto sinónimo de "escolar"; es decir, lo digno de estudio y modelo para la juventud. La utilización de los términos "clásico" y "clasicismo" para designar al ideal estético y a la época llegará en los siglos XVI, XVII y XVIII.[9] El término francés classicisme parece haberse acuñado a posteriori por los románticos en su reacción contra las reglas académicas, apareciendo en primer lugar en Racine et Shakespeare de Stendhal (1823-1825) y algo después en el prefacio de Cromwell de Victor Hugo (1827).[10]

Sertorio y el ejemplo de los caballos, de Hans Holbein el Joven, ca. 1540.

Véase también

Bibliografía

Notas

  1. Jerzy Kowalczyk: Zamość. Przewodnik. Zamość: Zamojski Ośrodek Informacji Turystycznej, 1995. ISBN 8390423103.
  2. Michael J. Mikoś, Polish Renaissance Literature: An Anthology. Ed. Michael J. Mikoś. Columbus, Ohio/Bloomington, Indiana: Slavica Publishers. 1995. ISBN 978-0-89357-257-0 Cultural Background.
  3. David H. Darst, Imitatio: polémicas sobre la copia en el siglo de oro, 1985:
    El concepto de ARS IMITATIO NATURAE se encuentra hasta en conservadores como Francisco Pacheco y Vicente Carducho, que lo utilizan con fines contrarreformistas provenientes de una mentalidad neoaristotélico-eclesiástica que pone énfasis en la moralidad, el decoro y la enseñanza, que forman el famoso triple fin aristotélico de honestidad, deleite y utilidad. ... Lucio Espinosa y Malo, citando a Zeuxis y las vírgenes tanto como a Sócrates (que declaró que un retratista debía seleccionar las partes más perfectas de muchos hombres para representar la perfección de uno) describe un proceso electivo que desvía del todo del ars imitatio naturae para considerar la imitación un acto cerebral
  4. Genre et courant littéraires en Histoire de la littérature française. Literaturepochen von Mittelalter bis Nachkriegsliteratur.
  5. La oposición Clasicismo/Romanticismo inspiró este fragmento del Retrato de Machado:
    ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
    mi verso como deja el capitán su espada...
    En el teatro, la llamada "batalla de Hernani" (28 de febrero de 1830) marcó el punto culminante del enfrentamiento entre las dos tendencias.
  6. Clasicismo en Artehistoria.
  7. Pintura italianizante y la escuela de Fontainebleau
  8. Marcel Hervier, L'Art Poétique de Boileau, étude et analyse, Paris, Chefs-d'œuvres de la littérature expliqués, Mellottée, 1948,
  9. Diccionario Akal de estética, pgs. 286 y ss.
  10. Classicisme en Aeropage.

Enlaces externos

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